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Los elegidos de Dios. Etnografía de los mayas de Quintana Roo PDF

302 Pages·1992·35.861 MB·Spanish
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Los elegidos de Dios i -r: -i ■-'i' (.'.-3j) i mmi i wB LOS ELEGIDOS DE DIOS ETNOGRAFÍA DE LOS MAYAS DE QUINTANA ROO COLECCION P^gSENCIl^ A Loly g/7 rr QUINTANA ROO MOSTRANDO LA UBICACION DE LA SUBTRIBU QUINTA M ROO / f n r>;" V. - . ' .. - ' n i,;.-; .-/':-: •- ' LOS ELEGIDOS DE DIOS ■'•"i; ETNOGRAFÍA DE LOS :v^-' V--' -'■v-c:',; ■;' V- ' MAYAS DE QUINTANA ROO ^.1- 'K-. ■ .' ■/f ALFONSO VILLA ROJAS %■ Prólogo MIGUEL LEÓN PORTILLA Apéndice HOWARD F. CLINE Sobre la guerra de castas #ir -V ■ -- w . ^\; Vx.X Imí- s-' ■■ IS-^wrr -? " 1:L •• :.10 DIRECCIÓN GENERAL DE PUBLICACIONES DEL CONSEJO NACIONAL PARA LA CULTURA Y LAS ARTES INSTITUTO NACIONAL INDIGENISTA PROLOGO Lamentable carencia ha sido que una obra como ésta, de fundamental interés para la cultura mexicana, resultado de la investigación de un antropólogo también mexicano, quedara inédita en castellano por tan largo tiempo. En idioma inglés, en cambio, circuló desde 1945, cuando apareció su primera edición dentro de la serie de publicaciones de la Institución Carnegie de Washington.^ Y no es que este trabajo de Alfonso Villa Rojas pudiera haber pasado inadvertido en nuestro país. Recordaré aquí que, desde varios años antes de que viera la luz la edición en inglés, el propio Villa dio a conocer el enfoque y alcances de su investigación. Me refiero a la exposición que formuló ante los miembros de la Sociedad Mexicana de Antroptología, conferencia que poco después se publicó en el órgano de dicha asociación. Por otra parte, además de los numerosos comentarios que mereció luego la publicación hecha por la Carnegie, en revistas especializadas de los Estados Unidos, entre otras en menean Anthropologist y en Hispanic American Historícal Review, 1 Salió bajo el título de The Maya of East Central Quintana Roo. Washington, D.C.. Carnegie Institution of Washington, 1945, p- Primera edición: 1978, Instituto Nacional Indigenista [Publication 559]. j n • ¤ 2 Alfonso Villa Rojas, "Notas sobre la etnografía de los mayas de guintana Primera reimpresión: 1987 Roo", Revista Mexicana de Estudios Antropológicos, México, t. III, num. á, septiembre-diciembre, 1939, p. 227-241. Segunda reimpresión: 1992 Fue este artículo una bien lograda síntesis de lo que presentaría luego el autor en forma de libro. Coedición: Dirección General de Publicaciones del ^ V^CdSC* Consejo Nacional para la Cultura y las Artes/ Liníon Satterthwaite, American Anthropologist. v. L, 1948, p. 113-114. Instituto Nacional Indigenista D.R. © Instituto Nacional Indigenista Av. Revolución 1279 Col. Alpes, CP 01010 México, D.F. ISBN 968-29-4420-1 Impreso y hecho en México 10 los elefsidos de Dios etnoprafia de los mayas de Quintana Roo H también fue objeto de análisis y valoración en órganos periódicos La obra sale ahora con un título que parece más afortunado. En editados en México y de circulación en todo el continente. Como vez del que tuvo, The Maya of East Central Quintana Roo, muestra citaré los comentarios incluidos en el Boletín Bihliográfl subraya ahora el atributo primordial del que se sentían dueños los eo de Antropología Americana, la Revista de Historia de más aislados de los mavas en la península yucateca, los seguidores América y en América Indígena, órganos, respectivamente, los del culto de "la Cruz que habla". Los elegidos de Dios. dos primeros, del Instituto Panamericano de Geografía e Historia, y el tercero, del Indigenista Interamericano.'* Inquirir sobre los porqués de la creencia en tal elección divina, Justamente en América Indígena la reseña crítica estuvo a equivale, desde luego, a hurgar en los antecedentes arqueológicos, cai^o del bien conocido antropólogo mexicanista, Georee M. históricos V etnohistóricos del grupo, cacicazgo o "subtribu maya", conocida como la de X-Cacal, para adentrarse en seguida en la librfde Vm r""- conclusión y pensando tal vez en que el investigación etnológica de su situación social, económica, política ^esccnrbibiioó.- " 1es tIa obkr a es un mo^d elo® dapea trreacbearj ot aetmnboigérná feinc oc daset eclalmanpoo, y, en una palabra, cultural. Eso precisamente fue lo que llevó a cabo Villa Rojas, en circunstancias más bien difíciles y, a la Ltl TT duda, ocupará importante lugar entre los modernos estudios etnológicos''.^ postre, con notorio éxito. Mas, para valorar un poco mejor la significación del presente libro —tarea que pienso no es ajena ni a castelC'°rrtLdi''Tr de una edición en los lectores del mismo ni a quien escribe este prólogo- hablaré acerca del propio Villa Rojas, las circunstancias que lo llevaron a realizar esta investigación v el enfoque y alcances de ella. Villa Rojas, oriundo de Yucatán, dominó desde niño el maya y el castellano. Su contacto con el mundo indígena de la península años acerca del pasado de Quintana rL Se WrCo e nunca se interrumpió. Como maestro —siendo aún muy joven pudo entrar en relación con varias comunidades nativas. Buena cambios, bastante espectaculares que se ha'™ ®Pcndice, de los fortuna fue para él —v por .supuesto también para la antropología comunidades objeto de su ludió al i. P'°duc.do en las mexicana- su encuentro, a principios de la década de los años Villa Rojas en 1977. '' 'I"" el propio treinta, con el profesor Robert Redfield de la Universidad de Chicago. Se hallaba éste empeñado en realizar una investigación dirigida a conocer los tipos de transformación cultural que se p.M- V. XXV,. 1945. habían producido, a lo largo del tiempo, en distintas comunidades indígenas, en áreas diferente? de la península yucateca. La p. 185-188. a-nericano de Geografía e Historia, v. viit. 1945. intención era precisar, al modo de los que se conocen en inglés Ignacio Rubio Mané, Revista de Hictnrin .t, a - - t como "cross cultural studies —es decir en una amplia gama de no de Geografía e Historia, v. XX, 1945 o 456 45ft' Instituto Panamerica- situaciones de contacto y transformaciones culturales— las realida George Foster, América Indieena i des distintas, a partir de los grupos de más intensa aculturación cano, V. V 1945, p. 334-336. ' Instituto Indigenista Interameri- hispano-mestizo-maya, es decir los que vivían ya en el contexto de ® Foster, op. rit., p. 336. una cultura urbana, hasta abarcar luego a las comunidades 12 los elegidos de Dios ríNognifia dr Aw mavas de Quintana Roo 13 indígenas en mayor aislamiento y preservadoras en alto grado de ción económica. No era raro que aventureros blancos o mestizos, capturaran a indios mayas para venderlos luego, como esclavos, en elementos de su herencia autóctona. La península de Yucatán ofrecía para ello posibilidades en la isla de Cuba v en otros lugares. El aislamiento se rompió tan verdad muy amplias. En su parte septentrional, a lo largo de una sólo cuando —como reacción imposible de detener- estalló la que faja no muy ancha, paralela al litoral del golfo de México, se conoce como "guerra de castas". El norte yucateco estuvo p^laciones como Campeche, Mérida y, un poco hacia el sureste entonces a punto de sucumbir. peninsular, Valladolid, eran de tiempo atrás núcleos de intensa Varias décadas de sangrienta lucha trajeron al fin la derrota de aculturación hispano-mestizo-indígena. De tales ciudades provenía los mayas. Duro en extremo fue el castigo. Muchos de los vencidos además la influencia del poder político y económico, así como la hubieron de abandonar sus lugares tradicionales de residencia. irradiación de índole religiosa y, genéricamente, de los elementos Chan Santa Cruz, donde se veneraba a la Cruz que habla culturales de origen hispánico. Tal forma de penetración se dejó —aquella que había guiado a los indios en su rebelión— al quedar ^ntir así en muchas comunidades indígenas del norte yucateco. en manos de las fuerzas enviadas desde Méxi(*o, no fue ya más la En ellas los procesos de aculturación que se desarrollaron a través capital de los mayas, aislados y tradicionalistas. Santa Cruz de de siglos, desde los años que siguieron a la Conquista, habían Bravo" fue el nuevo nombre de la población, en honor del general dejado honda huella. Ignacio A. Bravo, que había derrotado a los alzados. La dispersión No sucedió lo mismo a lo largo del litoral del Caribe, donde tan llevó a los indios a refugiarse en agrupamientos menores, dentro so tuvo existencia precaria e intermitente la villa de Salamanca de la que se siguió llamando "zona indígena . Allí, sobre todo en de Bacalar. La historia muestra que en la mavor parte del ámbito la región centro-oriental de la península, todavía en los años peninsular cercano al Caribe, así como en las regiones central v treinta del presente siglo subsistían, en renovado aislamiento, los del sur, la presencia cultural hispánica fue notoriamente débil Los más tradicionalistas de entre los mayas yucatecos, seguidores intercambios que sí hubo -en lo que toca a los grupos mavas del vencidos de "la Cruz que habla". Pues bien, el va mencionado Robert Redfield, que se había Bebcé"'"^™" establecidos en propuesto estudiar la gama de los diferentes tipos de aculturación La consumación de la independencia en 1821, lejos de alterar que se habían producido en la península, consideró desde luego k situación prevalente, agudizó la gama de las diferencias En iL pertinente atender a lo que había ocurrido y continuaba vigente en pb aciones norteñas se consolidaron todavía más el pódrr poblaciones como Mérida, la capital, donde el mestizaje cultural político, la riqueza y los elementos de cultura de era en extremo notorio. Igualmente dio entrada a la investigación española, influidos ahora también por lo francés v lo norteaL-ri/a'^ en comunidades nativas donde estaba en incremento la influencia no En manifiesto contraste, subsistían aisladas las tribus mavas del exterior. Chan Kom y Dzitas fueron lugares escogidos. Por fin, del centro y sur, es decir en la gran extensión que aproximada era indispensable atender también a los gnipos mayas en aislamiento, como los del cacicazgo o "subtribu X-Cacal, en U iradír V' QuimanTRoo. a autoridad del gobierno mexicano era allí a lo sumo nominal Tusik y otros sitios. Involucrado Redfield en la planeación de estas investigaciones, vveejjaacciüonneess ddee quienes buscaban Pean^saa nicmhpaerd ilra sl azso innatsr odmei seixopnleost av! tuvo la buena fortuna de encontrarse con Villa Rojas. Ocurrió ello a principios de la década de los treinta. Colaboró ya éste con el etnoprafia de los mayas de Quintana Roo 15 14 lo$ elep idos de Dios antropólogo norteamericano en su trabajo de campo entre los tarde, de 1938 a 1939. Precisamente en el lapso intermedio, mayas de Chan Kom. Tan valiosa fue la aportación de Villa Rojas, 1935-1937, dedicó, en dos ocasiones, varios meses a su más que, al publicarse en 1934 el libro intitulado Cfuin Kom: A Maya amplio trabajo de campo entre los mayas del grupo X-Cacal. Village, aparecen como coautores Redfield y el maestro mexicano. Acerca del modo como realizó su nuevo acercamiento, el Otro tanto ocurrió al salir a luz varios de los informes anuales que, método que siguió y los copiosos frutos que obtuvo, nos habla el en torno a esta investigación, en su sentido más amplio, se propio Villa en el presente libro. Por ello me limito a destacar los difundieron a lo largo de tres años.® que considero méritos más significativos de su obra. En ella, con Villa Rojas había establecido sus primeros contactos con un enfoque diacrónico, destina la primera parte a los antecedentes miembros del grupo X-Cacal a partir de 1932. Para ello se históricos. Abarcan éstos desde el pasado anterior a la Conquista. introdujo actuando cual si fuera un comerciante. Su dominio del Insistiré de paso en la presentación del nuevo apéndice que maya le fue de insustituible ayuda. En colaboración estrecha con sintetiza lo más sobresaliente de lo alcanzado en las ulterior^ Redfield, pudieron uno y otro entrever ya las posibilidades y el investigaciones arqueológicas hasta la actual década. La historia enorme interés de una investigación a fondo sobre los anteceden abarca luego un análisis y valoración de lo que fueron los primeros tes y la realidad cultural contemporánea de ese grupo, decidida contactos con los españoles; los fallidos intentos de conquista a mente aislacionista, empeñado en preservar sus tradiciones, entre partir de las entradas por la costa del Caribe; la marginacion de os otras cosas, el culto de "la Cruz que habla". mayas del centro y sur peninsular; su situación a lo largo de los Considero entonces Villa Rojas que, para llevar a cabo una siglos coloniales y luego ya hasta el xix, la guerra de cast^ y a investigación a fondo, con método adecuado, le era necesario violenta pacificación hasta el realiza la capacitarse mas ampliamente como etnólogo. Para ello, becado por investigación, es decir hasta los años de 1932-1936. U inclusión a I nstitución Carnegie, desde 1933 realizó estudios en la del otro nuevo apéndice, permite comparar las grandes transfor maciones ocurridas poco más de cuarenta anos después, en 1977, RnaTdlc-l.ffff eR.B rown, Mal.nowsky, Lloyd Wnairanesetrr oys Rdeed fileal d.ta lVlaar idoes cuando nuestro autor ha regresado para visitar a sus viejos amigos anos consagro a su formación académica, de 1933 a 1935 y, más deTusik. La segunda parte, o sea la propiamente etnológica, tiene por tanto, como apoyo, el trasfondo del acercamiento h^to"co^Cabe ®R edVféiaesled:, R.. Hansen A.J., Villa Rojas, A., "Sociological Studv" Annual afirmar así que Villa Rojas -al modo como lo había hecho Manuel Gamio en su clásico trabajo sobre La población del Valle de J. "" "/«''■Mnpon. Year Boodñm. 33. íób.mA. Teotihuacán- al reconocer la importancia de la historia en la investigación etnológica, hace aportación que, por su meto o y R^^rS" "a'alr;? "E'hnological and Sociologlcal enfoque, se sitúa en el terreno de lo que hoy se conoce como etnohistoria. .„ r. • j - SoStal Lel^h" r "'"w' "E'hnological and Ahora bien la exposición etnológica de Villa Rojas tiene ademas 1935-1937, p. 131-134, IUa" 'xsiiiuiion oj SCashingion. Year BooL 35-36. otra característica que importa mencionar. Fundamentalmente sigue el esquema adoptado por Redfield y por él mismo en el libro CanSeeg'ifei Jtnasftiiitwutlioonn Üoff WWa shington, 1935,395 p. jPublica't"i'oHno g4e4.6 W].ashington, del que habían sido coautores, acerca de la comunidad de Chan 16 los elegidos de Dios rlni^gnt/ia de los nuivos de Quintana Roo 17 Kom. La intención fue, como es obvio, facilitar las posibles otros trabajos. Hov on día son numerosos los investigadores que se comparaciones entre los distintos grados de aculturación y cambio, valen de los logros de la etnología para iluminar aspectos oscuros de uno y otro grupo maya. Son así objeto de pormenorizada del pa.sado de un grupo o que, a la inversa, acuden a la descripción, tanto diversos aspectos de cultura material como información arqueológica e histórica para ensayar una más atinada cuanto se refiere a la economía y división del trabajo, formas de comprensión de comunidades contemporáneas. Entre quienes así organización social y política, fusión de elementos religiosos han procedido mencionaré a Eric J. Thompson, Julio de la Fuente, pagano-cristianos, ceremonias agrícolas, tratamiento de las enfer Gonzalo Aguirre Beltrán, Evon Z. Vogt, Isabel Kelly, Edward medades, ciclo de vida y creencias cosmológicas del grupo Spicer, Alain Ichon, Fernando Horcasitas, Rodolfo van Zantwijk, X-Cacal. Gary Go.ssen y Carlos Navarrete. Desde luego esta lista incluye tan El análisis de cuanto integraba la cultura en alto grado sólo a algunos de los más conocidos en nuestro medio. tradicionalista, de quienes, en aislamiento, mantenían vivo el culto Doblemente estimable resulta así lo aportado por Villa Rojas. de "la Cruz que habla", es ciertamente revelador. Muestra la De un lado su trabajo fue rescate de lo que era la cultura del capacidad que puede tener un grupo, aquí de hecho muy pequeño, último grupo supervivi«mte de los mayas alzados, los elegidos de pues apenas llegaba a las 720 personas, para resistir al cambio, Dios". De otro, es temprana v significativa contribución a la salvaguardando aquello que es raíz de su propia identidad. metodología dtí la (|ue hov se nombra investigación etnohistórica. Y volviendo ahora al tema de la etnohistoria, añadiré sólo que Leer v analizar este libro es camino para juzgar la validez de estas una investigación etnológica como ésta, se torna a su vez fuente afirmaciones. Villa fue v penetró más allá de lo que originalmente complementaria que, en ocasiones, ayudará a esclarecer -a través habían proyectado él v Redfield. de supervivencias culturales- algo de lo que fueron determinados Por mi parte me limitaré a citar aquí el parecer de Grant D. rasgos, instituciones, y aun ideas y creencias, en los tiempos Jones, editor de la reciente publicación Aníhropologry and History anteriores al contacto. ^ in Yuratnn. Incluye él este libro entre los clásicos que han sido Precisamente Villa Rojas ha podido reunir así, en otro trabajo suyo, un significativo conjunto de datos, tocantes a la concepción base de los modernos estudios en tales disciplinas, a la par que lo hace con los trabajos do Rovs, Srholes, Chamberlain y Redfie . de espacio y tiempo, con vigencia entre algunos grupos mayas Como en resumen nos dice, "la obra de Villa Rojas ha resistido a contemporáneos. El propósito fue hacer posible la comparación con aquello que, gracias a la arqueología, los códices y otros la prueba del tiempo".* Quien de .-ste modo, siendo aún relativamente joven, logro tan textos, conocemos en relación con la visión del mundo de los importante contribución etnobistórica, ha proseguido hasta hoy en mayas prehispánicos.^ su empeño de investigación, en términos siempre de un saber El presente libro acerca de ¿o.s elegidos de Dios, el grupo científico V humanista. Para el etnólogo Alfonso Villa Rojas el X-Cacal, refugiado en la zona centro-oriental de la península hombre v las sociedades indígenas, son acreedoras de admiración aportación reconocida como clásica, ha sido temprano modelo par¡ por sí mismas, la personalidad que mantienen, y su carácter de herederas de un gran legado cultural que pervive a pesar de toda InvesiigacioU'Kc^Toót * Jones, Grant D., Anthmpohgv and History in Yucatán. Austin, Universilv ofTexas Press, 1977, p. XII. lI>IO I 1 1 V/

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