Description:Junto al camino que seguía, la vegetación era lujuriante y de un verde tan intenso que casi asombraba. El sol arrancaba reflejos dorados a todos los objetos, y dotaba de tenues tonalidades al polvo que flotaba en el aire. Lejos, en algún lugar que Riley no podía ver, un negro hacía sonar una armónica. Las casas del pueblo aparecieron de pronto ante su vista, casi sin que se diera cuenta. En otro tiempo habían sido blancas, pero ahora estaban destartaladas y sucias. Algunos negros sentados en los porches fumaban en largas pipas de barro. Los hombres blancos que debían dirigir aquélla población trabajaban tras los cristales del Banco que se veía en el centro de la calle principal, o administraban los dos almacenes y el saloon. El pueblo debía tener unos tres mil habitantes. Riley no sabía ni cómo se llamaba.