Lorenzo Delgado Gómez—Esoalonilla ACCION CULTORAL Y POLíTICA EXTERIOR - LA COJIJZIGLIRAClON DE LA DIPLONACIA CULTURAL DURANTE EL REGINEN FRANQUISTA. (1936-1945) VOL. 1 DIRECTOR: Manuel Espadas Burgos. Profesor de Investigación. Centro de Estudios Históricos (OSlO). UNIVERSIDAD COMPLUTENSE DE MADRID. Facultad de Geografía e Historia. Departamento de Historia Contemporánea. Madrid, 1991. INDICE INTRODUCCION. LAS RELACIONES CULTURALES EN EL MARCO DE LAS RELACIONES INTERNACIONALES 1 1 PARTE. UN NUEVO ELEMENTO DE LA POLíTICA EXTERIOR 1 - .1. Orígenes de la diplomacia cultural en EspaiYa 2 - 1.1.- La voluntad de sincronía intelectual con Europa 9 1.2.— El Ministerio de Estado y la proyección cultural en el extranjero 25 1.3.— Un imperialismo esencialmente pacífico e intelectual 47 1.4.- La expansión cultural en la TI República 66 1.5.- El plan de accion en América Latina 91 II PARTE. LA CESURA DE LA GUERRA CIVIL DESDE EL BANDO - FRANQUISTA 117 2. Una dimensión añadida del esfuerzo propagandístico 116 - .... 2.1.- La organización de la propaganda y su vertiente cultural de cara al exterior: la Comisión de Cultura y Enseñanza y el Instituto de España 123 2.2.- Reajuste de la Junta de Relaciones Culturales: ¿un 9 139 retorno a los orígenes 2.3.— El núcleo de afinidad ideológica 157 2.4.— Una reforma fallida 160 3. lina prolongación americana de la contienda peninsular - 1 91i 3.1.- Hispanidad e Imperio en clave menor mt, 3.2.- La Falange Exterior, ¿vanguardia del Movimiento Nacional en el suboentinente americano’ 21fi 3.3.— Reconocimiento diplomático y expectativas falangistas tras la conclusión de la guerra civil 22q III PARTE. PRO¡LIVIDADES TOTALITARIAS Y REPLIEGUE - PREVENTIVO 252 4. En torno a una vocación internacional revisionista 253 — 4.1.— Frustración expansionista y discurso reivindicativa 25~3 4.2.— Pautas de la normalización y reconstrucción de la red institucional en el extranjero 279 4.3.— La intensificación de las relaciones culturales con los países del Eje att 4.4.— Actitud ante los principales beligerantes del campo aliado 33t: 4.5.— Otras áreas preferentes de actuacion 3151 5. «Restauración de la conciencia unitaria del aundo - hispánico 5.1.— Un antecedente organizativo y doctrinal: la Asocíacion Cultural Hispano—Americana 365 5.2.— La tendencia hacia un compromiso beligerante 4(113 5.3.— El Consejo de la Hispanidad: fundamentos y estructura 426 5.4.- Espaffa avanzada de Europa en América: Hispanidad versus Panamericanismo 451 5.5.— Epílogo de una quimera 400 6. Trayectoria de una inflexión dipíomátic¿i SC 2 - . 6.1.- Prolegómenos del rep lanteamien tu dc’ .u d imeus ~Óri americanista 514 6.2.- Incidencia sobre el ámbito cultura ¿2:! 6.3.- Una programación de largo alcance para una posicion defensiva 54 6.4.- La puesta en marc ha tic una coartada justificativa y el incremento de la presión ext;erior 5,/a IV PARTE. HACIA LA CONDENA INTERNACIONAL DE LA DICTAD/IRA 014 - 7. La política cuí tural como instrumento de legi timucion t~:1 5 — 7.1.— Coordinac ióri atlántica: una man iobra evasiva par;i amort iguar las secuelas del desenlace do la ¿~ucrra mundial. 626 7.2.— Relanzamiento de la acción cultural E;t’4 7.3.— El catolicismo colaboracionista en prí h~O1~±J 1 inv:~a dc la defensa exterior del régimen ID? 1 7.4.— Una ventana entreabierta al mundo t;ti3 CONcLUSIONES. LA DIPLOMACIA COLTI/RA!, BAJO EL j)/~t/5HZ DL LA POLÍTIcA EXTERIOR FRANQI/fl’TA •/19 FIJENTES Y BIBLIOCRAIñTA ‘.1:~ti: 1. Material de archivo ‘7:::i 2. Fuentes hemerográficas y;~ t~ 3. Bibliografía ‘7:31 3.1 Relaciones Internacionales Teoría y método ‘731 3.2 Relaciones culturales 736 3.3. Historia de España y — Relac iones Internacionales 729 3.4. Cultura y Relaciones — Ou1tu rales España 766 APENDICE DOCUMENTAL 1.— Disposiciones y documentos más relevantes en el ámbito legal y organizativo de la política cultural exterior 7114 . 2.— Personal de los organismos encargados de la política cultural exterior 3.— Notas e informes sobre las orientaciones y el desa- rrollo de la política cultural exterior, especial- mente con América Latina B5~s 4.— Cuadros estadísticos de los fondos del Ministerio de Asuntos Exteriores destinados a la política cultural exterior sss ABREVIATURAS AGA-SGM-SE: Archivo General de la Administración-Secretaría General del Movimiento-Servicio Exterior (Alcala de Henares). AMAE: Archivo del Ministerio de Asuntos Exteriores (Madrid). AMFAE: Archives du Ministére fran~ais des Atfaires étrangóres (Paris). APG-JE: Archivo de la Presidencia de Gobierno—Fondo de la Jefatura del Estado (Madrid). APO-5TE Archivo de la Presidencia de Gobierno—Fondo de la Jefatura Técnica del Estado. ECE: Boletín Oficial del Estado. BOMAE: Boletín Oficial del Ministerio de Asuntos Exteriores. 5DMEN Boletín Oficial del Ministerio de Educanion Nacional. OH: Gaceta de Madrid. ACHA: Asociación Cultural Hispano—Americana. CH: Consejo de la Hispanidad. CSIC: Consejo Superior de Investigaciones Científicas. DGPC: Dirección General de Relaciones Culturales. DNSEF Delegación Nacional del Servicio Exterior de F.E.T. yde las J.O.N.S. 1CH: Instituto de Cultura Hispánica. IB; Instituto de Espaila. SAE: Junta de Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas. JRC: Junta de Relaciones Culturales. HAB: Ministerio de Asuntos Exteriores. ME: Ministerio de Estado. MEN: Ministerio de Educación Nacional. MI?: Ministerio de Instrucción Pública. ORCE: Oficina de Relaciones Culturales Espafiolas. SRC: Sección de Relaciones Culturales. 1 i INTRODUCCION. LAS RELACIONES COLTURALES EN EL MARCO DE LAS - RELACIONES INTERNACIDRALES. ji El estudio de las relaciones internacionales ha dado prefe- rencia a los enfoques sustentados en paradigmas tales como la competencia política entre Estados, la hegemonía de las rela- ciones económicas, o la importancia de la revolución tecnológi- ca. Una línea inetodologica recientemente desarrollada por espe- cialistas de diferentes disciplinas ha resaltado la convenien- cia de ampliar el campo de análisis, introduciendo un elemento susceptible de aportar una visión complementaria sobre los fenómenos que se examinan en este área de conocimiento: el factor cultural. La sociedad internacional ha experimentado una mutación cualitativa durante el curso de la presente centuria, La revo- lución terciaria, con el progresivo desarrollo de los medios de información y comunicación, ha transformado las propias estruc- turas en las que se sustenta la vida social y, por extensión las relaciones de las distintas sociedades entre sí. Junto al peso tradicional de la política y la economía como agentes de- terminantes del entramado mundial, la cultura se ha reafirmado como una componente esencial de las relaciones entre los Esta- dos, los pueblos o el resto de los actores que, con mayor o menor autonomía, ejercen su influencia por encima de las fron- teras nacionales. El fenómeno de la emergencia del factor cul- tural en la vida internacional ha ido acompafiado, y en gran medida auspiciado por su creciente capacidad de socialización. Si con antelación a la II guerra mundial resulta tal vez más preciso hablar de relaciones intelectuales, posteriormente es posible constatar una considerable dilatación en el ámbito de ese concepto. A los intercambios intelectuales y literarios se iii ha añadido un trasvase cada vez más intenso en facetas como el arte, la educación, la ciencia e, incluso otros elementos como el deporte o el turismo que han favorecido la intercomunicación y conocimiento de sociedades distintas, de realidades y modos de conducta diversos. Por otro lado, la cooperación técnica ha adquirido un peso creciente en el diseño global de las relacio- nes internacionales y, aunque su campo rebase ciertamente la dimensión cultural y afecte más específicamente en la actuali- dad a materias económicas o financieras tampoco conviene olvidar que en sus origenes estuvo íntimamente ligada a los esfuerzos por extender y acrecentar las interconexiones entre los pueblos al deseo de canalizar por medios más tangibles y directos el diálogo intercultural. La cultura, entendida en sentido amplio, se ha convertido, pues, en un producto de masas frente al anterior privilegio de acceso a la misma limitado a sectores restringidos de la escala social. La consolidación de la cultura como un potente elemento de actuación transnacional ha sido la resultante de esa evolu- oión. La irrupción del factor cultural en las relaciones inter- nacionales ha estado condicionada por el devenir histórico en que se ha enmarcado. La interrelación cultural no constituye, sin duda, un fenómeno original de nuestra época, pero ha sido a lo largo del último siglo cuando ha adquirido una particular eclosion. Las diferentes manifestaciones de la expansión e interacción acaecida en los ainbitos político, económico, mili- tar e ideológico, vehiculadas a través de la uniformización de las costumbres y de los sistemas de valores, han creado modelos de referencia dominantes caracterizados por su radio de acción planetario. De tal forma que sería más preciso hablar de con- frontación de culturas que de interdependencia, sin que esta afirmación pretenda infravalorar las aportaciones recíprocas que el intercambio cultural pueda haber favorecido. Sumariamen- te podría apreciarse una doble tendencia como consecuencia de iv ese fenomeno: la exaltación de la identidad cultural de las naciones, comunidades o minorías cte diversa índole; al lado del reconocimiento de una civilización de “lo universal’, derivada del proceso de expansión territorial y económico de las metró- polis industrializadas y del paulatino avance de las nuevas tecnologías de la comunicación 3. El eco que ha ido cobrando la dimensión cultural en el escenario internacional ha afectado igualmente a la estructura de la política exterior de las distintas naciones. Asociada a menudo al interés de los Estados de cara a modular otras face- tas especialmente relevantes de su acción exterior desde la primera mitad del siglo XX —la opinión pública y la propaganda— la cultura se ha convertido en un elemento de las relaciones diplomáticas. Los Estados han jugado un papel cada vez más activo buscando articular y potenciar las diversas vertientes del intercambio cultural conectadas a menudo con temas de singular repercusión y múltiples implicaciones para la actual organización internacional. Buena muestra de ello ha sido su progresiva conexión con aspectos tales como: la promoción y comercio de productos culturales, fundamentalmente el libro, pero también toda la gama de artículos procedentes del singular auge experimentado por los mase—media y los medios audio—visua— les; la concepción de la ayuda a los paises “menos desarrolla- dos’, asignando un destacado papel a la educación la formación de élites o las transferencias científicas y tecnológicas; la defensa de los derechos del hombre; la renovada audiencia de las creencias religiosas y su confrontación violenta en oca- 1 Para una profundización en el debate suscitado en torno a esa dualidad, bastante más complejo de lo que el sucinto planteamiento que aquL se esboza pueda reflejar, remItimos a las interesantes reflexiones, entr, otros, de R, PREIEWEAKt ‘The Place of Intercultural Relation; in t~e Study of Ihternatlonal Relations’, the Vear Bock of World Affairs London, vol. 32 (1978, Pp. 251—267; A. FINUELUAUT¡ La dÉfalte de la oensée, Paris, Balli¡ard, 1987; 8. AMIN: L’eurocentrisae. Critioue dune idÉcloale, Paris 1 Anthropos, 1988, y 8. LATOUCHEI L’occidentalimation du monde. Essai sur la sionification. la oort6e et les limites de l’uniformisation olanétarie, Paris, Edition, La licouverte, 1989.
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