Ésta es la historia de Mikel Legarza, alias Lobo, un joven vasco sin formación política que se convirtió en el primer topo que los servicios secretos españoles lograron colocar en el comité ejecutivo de ETA. Gracias a él se desmanteló en 1975 la cúpula de la banda terrorista y se pudo detener a sus líderes Ezkerra y Wilson y a más de 150 terroristas. La organización le condenó a muerte, empapeló el País Vasco con su fotografía bajo el lema de «Se Busca» y Lobo se vio obligado a someterse a operaciones de cirugía estética para ocultar su rostro y cambiar de identidad. Su huella fue tan profunda que en la actualidad los comandos etarras todavía guardan una bala de reserva para matarle.
Manuel Cerdán y Antonio Rubio han investigado esta historia sin miedos ni ataduras, entrevistando a agentes secretos, policías, guardias civiles, jueces, fiscales, a los propios militantes de ETA que cayeron tras su infiltración y viajando al País Vasco francés, donde han recorrido las guaridas del topo que más daño ha infligido a ETA. A partir de muchas horas con él, han logrado que desvele los pasajes más electrizantes de una vida marcada por sus múltiples trabajos de espía y que, en ocasiones, ha sobrepasado la legalidad. Condenado por el delito de las escuchas ilegales en el caso Godó, Lobo ha tenido que sobrevivir pese al olvido de unos —el CESID— y a la amenaza de otros —ETA— a una existencia marcada por la clandestinidad y el escándalo.