bib. estrella roja [email protected] bib. estrella roja [email protected] TOMO III INDICE PRIMERA PARTE (1900-1930) PÁG. Capítulo I: EL SISTEMA CAPITALISTA MUNDIAL EN SU FASE IMPERIALISTA I ................. Capítulo II: EL SALTO CUALITATIVO DE LA DEPENDENCIA LATINOAMERICANA EN LAS PRIMERAS DECADAS DEL SIGLO XX. ........... (Las Conferencias Panamericanas, Deuda Externa) Capítulo III: TENDENCIAS ECONOMICAS, SOCIALES Y POLITICAS. .............. (Las Nuevas Fracciones de la Burguesía, La Pequeña Burguesía y Las Capas Medias Asalariadas, La Vida Cotidiana, Las Tendencias Políticas: Protopopulismo, Movimientos Militares, Papel de la Masonería, La Reforma Universitaria) Capítulo IV: EL MOVIMIENTO OBRERO ............ ( Cubano, Chileno, Puertorriqueño, Venezolano, Peruano, Brasileño, Guyanés, Jamaiquino, Boliviano, Argentino, Uruguayo, Paraguayo, Colombiano, Ecuatoriano, Panameño. La Influencia del Movimiento Anarquista, Los Primeros Partidos Socialistas, Los Partidos Comunistas) Capítulo V: PUEBLOS ORIGINARIOS Y MOVIMIENTO CAMPESINO ............. Capítulo VI: EL MOVIMIENTO DE MUJERES ........... ( Las Luchas por el Derecho al Voto, por el Derecho al Divorcio, El Protagonismo Social, Político y Cultural de las Mujeres) Capítulo VII: INTERVENCIONES MILITARES DE LOS ESTADOS UNIDOS EN CENTRO AMERICA Y EL CARIBE ........... (En Cuba, Puerto Rico, Panamá, República Dominicana, Haití, Nicaragua) Capítulo VIII: DE LA REVOLUCIÓN MEXICANA A LA CUBANA DE 1933 ........... (Zapata y Villa, La Gesta de Sandino, Farabundo Martí, Guiteras) 1 bib. estrella roja [email protected] Capítulo IX: LA EMERGENCIA DEL PENSAMIENTO NACIONAL-ANTIIMPERIALISTA ........ (Vargas Vila, Manuel Ugarte, José Ingenieros, Haya de la Torre) Capítulo X: LOS PRECURSORES DEL PENSAMIENTO MARXISTA .......... (Baliño, Recabarren, Salvador de la Plaza, Mariátegui, Mella, Aníbal Ponce) GOBERNANTES ................ CRONOLOGIA ................ BIBLIOGRAFIA ............... SEGUNDA PARTE (1930-1990) Capítulo I:CONTEXTO INTERNACIONAL ............... Capítulo II: DEPENDENCIA E INDUSTRIALIZACION ............... (Evolución Económica, Deuda Externa, La Ideología del Desarrollismo) Capítulo III: LA CRISIS ECOLOGICA ........... (Devastación de Bosques y de la Selva Amazónica, Contaminación del Aire, Contaminación de Aguas, Deterioro de las Tierras Agrícolas, Dieta Alimenticia y Repercusiones de la Crisis Energética) Capítulo IV: LA ESTRUCTURA SOCIAL ............. (La Burguesía, Las Capas Medias, Poblaciones Urbano-Periféricas-Pobres, La Clase Trabajadora, Los Explotados del Campo) capítulo V: MOVIMIENTO DE MUJERES ............ (Protagonismo Social, Las Luchas por el Derecho al Voto y al Divorcio, Escritoras y Artistas, El Renacer del Feminismo) Capítulo VI: VIDA COTIDIANA-CULTURA-NOVELA SOCIAL-IDENTIDAD Y MUSICA POPULAR ................. (Radio, Televisión, Cine, Sexualidad, Deportes, Lo que se Leía, Novelas, Música Popular: El Tango, Bolero, Corrido, Son, Salsa, Cumbia, Vallenato, Rumba, Samba, Merengue, Huayno, Carnavalito, Cueca Chilena, Pasillo, Valsecito Peruano, Joropo, Folklor Argentino, Nueva Canción Latinoamericana) Capítulo VII: LAS NUEVAS FUNCIONES DEL ESTADO ................... 2 bib. estrella roja [email protected] Capítulo VIII: LOS PARTIDOS POLITICOS LATINOAMERICANOS .................. (Los Movimientos Populistas, El Papel de los Militares, La Democracia Cristiana, Los Partidos Socialistas, Los Partidos Comunistas, Las Organizaciones Trotskistas, Los Movimientos Guerrilleros, El Pensamiento del Che Guevara, El Maoísmo, Los Cristianos por la Liberación, El P.T. Brasileño) Capítulo IX: LOS PRINCIPALES PROCESOS REVOLUCIONARIOS ................ (La Revolución Boliviana de 1952, El Movimiento Nacional Antiimperialista de Guatemala, El Levantamiento Revolucionario de Santo Domingo (1965), Las Lecciones de la Revolución Nicaragüense, Una Vez Más el Tiburón y la Sardina: Granada 1983, El Proceso Chileno Bajo la Unidad Popular) Capítulo X: LA REVOLUCION CUBANA ................... Capítulo XI: LA CUESTION COLONIAL EN EL CARIBE ................... Capítulo XII: LOS INICIOS DEL NEOLIBERALISMO ...................... GOBERNANTES ..................... BIBLIOGRAFIA .............. 3 bib. estrella roja [email protected] PRI M E R A P A R T E Capítulo l * El SISTEMA CAPITALISTA MUNDIAL EN SU FASE IMPERIALISTA I (1900-1930) Si desde la época colonial hispano-lusitana, América Latina quedó incorporada a la formación social capitalista mundial a través del mercado internacional, en la era imperialista no sólo formó parte de ese mercado, sino también del proceso productivo mundial capitalista. Desde 1880, aproximadamente, no puede entenderse nuestra historia y la historia global del sistema capitalista si no se la analiza como una totalidad en la que el fenómeno de acumulación constituye un sólo proceso interrelacionado a escala internacional. A partir de entonces, la economía se hizo mundial o, mejor dicho, el proceso productivo se hizo mundial, porque en cuanto a mercado ya lo era desde el siglo XVI. Y también la política se hizo mundial. Las áreas que restaban por colonizar fueron repartidas para sí por las grandes potencias capitalistas. América Latina sufrió un proceso de colonización en Centroamérica y el Caribe, y de semicolonización generalizada en el resto de los países. La inversión masiva de capital monopólico condujo a la enajenación de parte de su soberanía nacional. También fue incorporada al circuito de la cultura occidental a través de modernos medios de comunicación de masas, como la radio a partir de 1930. Así, la burguesía logró por primera vez en la historia masificar su ideología a nivel mundial. Reafirmamos, entonces, nuestro criterio metodológico de totalidad, analizando, como en los tomos anteriores, la formación mundial capitalista e insertando en ella los rasgos fundamentales y específicos de la historia Latinoamericana. Desde la segunda mitad del siglo XIX hasta la I Guerra Mundial, la formación social capitalista vivió un período general de apogeo, interrumpido transitoriamente por las crisis cíclicas del sistema. Este auge se aceleró con el inicio de la era imperialista. El proceso de concentración del capital, previsto por Marx, se impuso inexorablemente, quedando en el camino las medianas empresas y fusionándose las grandes en ”trusts” y “cárteles”. Una parte de esos capitales fue destinada a renovar el aparato productivo en los países-centro, con el fin de alterar su composición orgánica en favor del capital constante para elevar la tasa de ganancia. Otra, fue invertida en los países coloniales y semicoloniales, acrecentándose de manera ostensible la exportación de capitales. Al decir de Lenin: “Lo que caracterizaba al viejo capitalismo, en el cual dominaba plenamente la * Esta parte del Tomo III comprende de 1900 a 1930. La segunda parte analizará el período 1930-1990. 4 bib. estrella roja [email protected] libre concurrencia, era la exportación de mercancías. Lo que caracteriza al capitalismo moderno, en el que impera el monopolio, es la exportación de capital”.1 El mundo comenzó así a ser permeado totalmente por el modo de producción capitalista, aunque siguieran existiendo áreas precapitalistas que, al fin de cuentas, eran funcionales al sistema, como certeramente apuntó Rosa Luxemburgo. La tendencia al desarrollo desigual, combinado, heterogéneo, diferenciado y multilineal se expresó en la era imperialista con más fuerza que nunca en la historia. Era la época del imperialismo, caracterizado por la exportación de capitales, la constitución de monopolios que se reparten el mundo, la fusión del capital bancario con el industrial, con el predominio ulterior de éste, y la culminación del reparto territorial del mundo entre las grandes potencias. Hilferding insistió en señalar como rasgo fundamental del imperialismo al capital extranjero, dando relevancia al capital bancario en su fusión con el industrial. La expansión imperialista estuvo apuntalada por lo que algunos autores denominan segunda revolución industrial y tecnológica, motorizada por un nuevo factor energético clave: el petróleo, que facilitó el desarrollo de la electricidad, de la química y de los motores eléctricos y a explosión, que permitieron la invención del automóvil y del avión, elementos decisivos para agilizar el transporte de las mercancías y de la comunicación para los negocios. Estados Unidos, productor de petróleo y vanguardia de la industria automotriz, logró recién entonces desplazar a Inglaterra del primer puesto de potencia industrial. Con el fin de eliminar en gran parte la competencia, el capitalismo formó “combinaciones”, acuerdos entre productores para no vender por debajo de ciertos precios en determinadas regiones; asociaciones reguladoras de precios; “pools” para repartirse por un cierto tiempo el mercado, como ocurrió con la industria siderúrgica americana; carteles o acuerdos entre varias empresas para vender a ciertos precios, aunque conservando su independencia y sólo ligadas por contratos mutuos; “trusts” o grupo monopólico al que las sociedades, que antes eran competidoras, confían sus acciones a cambio de certificados que indiquen en qué proporción participan. El “trust” fue el resultado de una fusión de empresas de la misma rama industrial o de varias. Este proceso de monopolización del capital permitió que una sola entidad empezara a controlar y fijar arbitrariamente los precios. En el fondo, se trataba de aumentar las ganancias por medio del control monopólico de los mercados. El monopolio conquistó una tasa de ganancia superior a la media, succionando más plusvalía que el capital no monopólico, mediante una transferencia de ella por los capitalistas menores a los mayores. La forma más simple de la sobreganancia monopólica fue la renta del cártel, que implantó la unificación de los precios. También fijaron deliberadamente límites a la producción y retrasaron o descartaron invenciones importantes que pudieron haber mejorado la calidad de vida. Sin embargo, según Mandel, los monopolios no pudieron suprimir totalmente la competencia a causa del choque de intereses entre dos o más “trusts”, como sucedió con los negocios del carbón, el petróleo, la electricidad y los automóviles. A diferencia de otros autores que ponen énfasis en la acumulación interna y autosostenida del gran capital, Mandel opina que el auge del mundo capitalista se hizo a expensas de los países coloniales y semicoloniales, a través de un proceso de acumulación originaria permanente. 1V.I. LENIN: El imperialismo, fase superior del capitalismo, p. 76, Ed. Lenguas Extranjeras, Pekín, 1972. 5 bib. estrella roja [email protected] En la era imperialista se implantó una nueva división internacional del capital-trabajo que abarcó, entonces sí, a todo el mundo, haciendo interdependientes a todas las naciones. En palabras de Mande “la exportación imperialista de capitales realiza, por primera vez en la historia humana, una verdadera división mundial del trabajo, un verdadero mercado mundial, universal, uniendo íntimamente entre sí a todos los países del mundo (...) el capital realiza así la socialización y la internacionalización de hecho de la producción a escala mundial -aunque en beneficio casi exclusivo de los países metropolitanos”. Este proceso de internacionalización del capital empujó al Estado Nacional a incrementar su injerencia en la economía, dinámica que tuvo su correlato político en el surgimiento de la concepción del Estado Nacional fuerte, particularmente en Alemania. Fue reforzado el aparato militar para asegurar la expansión imperialista, disputando el control del mundo colonial, de las materias primas y de la mano de obra barata. El nacionalismo y el militarismo se convirtieron en instrumentos de la lucha entre rivales por el dominio del mercado mundial. Detrás de la ideología del militarismo estaban obviamente los fabricantes de armas, barcos y aviones. La conflagración mundial de 1914-18 trajo una profunda división en las filas del movimiento obrero y de la II Internacional. Mientras la mayoría de los partidos social-demócratas apoyaban a sus respectivas burguesías nacionales guerreristas, un sector minoritario, agrupado en la Conferencia de Zimmerwald, resolvió, a proposición de Luxemburgo y Lenin, oponerse a la guerra. La guerra fue el genocidio de mayor magnitud que la humanidad había sufrido hasta entonces: 10 millones de personas fueron sacrificadas para que las grandes potencias se repartieran el mundo. Como lo habían previsto Lenin y Trotsky, de la guerra surgió la revolución, llevando al triunfo a los obreros y campesinos rusos en 1917. El triunfo de la revolución Rusa fue la culminación de una fase de ascenso del movimiento obrero que se había iniciado en las últimas décadas del siglo XIX. La orientación, organización y propaganda de la 1a Internacional había rendido rápidamente sus frutos. Los sindicatos y pequeños grupos políticos obreros se transformaron en poderosas organizaciones de masas. Los trabajadores se volcaron en bloque, como clase, en los nacientes sindicatos y partidos políticos del proletariado. La polarización masiva de los trabajadores en sus organizaciones de clase, se expresó también en el plano político. Los partidos social-demócratas, fundados casi todos en las dos últimas décadas del siglo XIX, crecieron impetuosamente hasta agruparse en 1889 en la II Internacional. Paralelamente, el anarquismo se había desarrollado vigorosamente en Italia, Francia y España, bajo las banderas de la Internacional Negra, fundada en 1881 por los seguidores de Bakunin: Kropotkin, Reclus, Malatesta y otros. Este movimiento se proyectará con fuerza en el movimiento sindicalista revolucionario de las primeras décadas del siglo XX. Si durante el Siglo XIX la clase obrera tuvo participación política relevante en algunos acontecimientos, como la revolución del 48 en Francia y la Comuna de París, en el siglo XX se generaliza la intervención política del proletariado en la lucha de clases. Las huelgas generales comenzaron a hacerse presentes a principios del siglo XX en Estados Unidos, Holanda, Alemania, Inglaterra, Francia y Suecia. La Revolución Rusa de 1905 puso a la orden del día el problema de la revolución obrera y campesina; reactualizó la importancia de las luchas callejeras armadas y, fundamentalmente, indicó la perspectiva más probable para la toma del poder. Al mismo tiempo, se iniciaba el proceso de la revolución colonial con los acontecimientos de Turquía, Persia y la China de Sun-Yat-Sen. América Latina entró a la escena mundial con la Revolución 6 bib. estrella roja [email protected] Mexicana. Nuevos reformistas surgieron de la Social Democracia. Sus principales teóricos, Bernstein y luego Kautsky, apadrinaron la tesis de la “vía pacífica”, pretendiendo desarmar ideológicamente al proletariado al sostener que se podía alcanzar el poder mediante una mayoría parlamentaria de izquierda, que gradualmente iría aprobando reformas favorables a la clase trabajadora. La burguesía trató también por otros medios de reacomodar su ideología para enfrentar esa coyuntura crucial. Surgieron así burócratas sindicales como el norteamericano Samuel Gompers. Otra punta de la lanza fueron las Asociaciones Obreras Católicas que en 1908 formaron la Internacional de Gremios Cristianos. La burguesía también encontró proyectos que iban de un positivismo renovado a un irracionalismo aberrante, del cual surgió el fascismo, que implantó primero Mussolini pisando la década de los 20. La filosofía recobró vuelo con los neokantianos, saliendo del cerco que le había tendido el positivismo ramplón. Windelband, Rickert y otros, pudieron volver a filosofar ante la crisis de los partidarios de Comte, cuya idea del progreso indefinido se había esfumado abruptamente con el estallido de la 1a Guerra Mundial. En esta fase imperialista, se reactualizaron las ideas de Gobineau sobre el “racismo”, como una forma de racionalizar una ideología que permitiera justificar el dominio colonial, aunque no fuera más que dentro de los límites estrechos de la falsa conciencia. A tales fines, también sirvió la modernización de los medios de comunicación de masas: la radio, con atrayentes programas que llegaban a millones de personas, y el nuevo tipo de prensa lograron por primera vez en la historia difundir masivamente la ideología de la clase dominante. La crisis se proyectó también al campo de las artes. Los modelos neoclásicos y el formalismo se desintegraron, siendo cuestionados por un nuevo tipo de pintura y literatura: el cubismo y el surrealismo. Picasso y Bretón se convirtieron en los parteros de un arte que prefiguraba un futuro, que Bertold Brecht puso de relieve en su teatro revolucionario. Freud desgarró el velo de los tabúes y de lo más recóndito de la personalidad, descubriendo lo que estaba detrás del subconsciente humano, barruntado ya por Shakespeare, Dostoievsky, Joyce, Hesse y otros. A la crisis de la ideología burguesa pronto se sumó la bancarrota mundial de 1929, que cerró un ciclo capitalista y obligó al Estado burgués a reajustar su estrategia. 7 bib. estrella roja [email protected] Capítulo II EL SALTO CUALITATIVO DE LA DEPENDENCIA LATINO AMERICANA EN LAS PRIMERAS DECADAS DEL SIGLO XX El carácter de la dependencia cambió cualitativamente con la penetración imperialista de fines del siglo XIX. La inversión de capital monopólico, especialmente británico, transformó a América Latina en semicolonia inglesa. Las materias primas pasaron en gran medida a poder del imperialismo inglés. En el siglo XIX, América Latina pudo conservar sus riquezas nacionales en poder de la burguesía criolla porque el desarrollo capitalista europeo no se fundamentaba todavía en la inversión de capital monopólico en las zonas periféricas, sino en sus propias naciones en pleno proceso de industrialización. Salvo escasas excepciones, las metrópolis no colocaron capital productivo en América Latina. Las formas de penetración fueron en general indirectas. El modo preferente de penetración fue a través de maquinaria para la explotación agropecuaria y minera, introducción del ferrocarril y el telégrafo. además de la venta de productos manufacturados que hacían cada vez más dependientes a nuestros países. Durante la segunda mitad del siglo XIX, el capitalismo inglés comenzó a invertir capitales en los servicios públicos y, posteriormente, en las principales materias primas. A principios del siglo XX, la mayoría de los capitales ingleses correspondían a inversiones directas en los fundamentales centros de producción minera y agropecuaria. Hubo también otros capitales europeos, como el francés y el alemán, además del norteamericano, que también hicieron inversiones, pero la mayoría de ellas provino del imperialismo inglés, que impuso pactos semicolonizantes a la exportación de distintos productos. Hacia 1913 el total de las inversiones inglesas en América Latina era de 4.632 millones de dólares y las norteamericanas de 1.242 millones de dólares. Los países latinoamericanos se convirtieron en semicolonias, al invertirse capital monopólico internacional y/o pasar las principales riquezas nacionales a manos extranjeras. En Argentina, los ingleses se apoderaron de los frigoríficos y de la comercialización de los productos agropecuarios. El principal producto de exportación chileno, el salitre, era de propiedad británica. En Bolivia, el estaño quedó en manos inglesas, lo mismo que el petróleo venezolano hasta la década de 1920. En conclusión, la mayoría de los países sudamericanos pasaron a ser semicolonias inglesas. En cambio, casi todos los países centroamericanos y caribeños se convirtieron en semicolonias norteamericanas desde fines del siglo XIX, sufriendo ocupaciones prolongadas que los transformaron en cuasi-colonias, como lo veremos más adelante. La pugna entre el imperialismo yanqui y el europeo se decidió a favor del primero a fines de la década de 1920, aunque el imperialismo inglés siguió ejerciendo gran influencia en países como Argentina, Uruguay y Brasil y reteniendo el dominio colonial en Guyana, Jamaica, Granada, Barbados, Trinidad Tobago 8 bib. estrella roja [email protected]