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Lingüística, interacción comunicativa y proceso psicoanalítico PDF

302 Pages·1970·7.309 MB·Spanish
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Ediciones Nueva Visión ^O O^ C v^ Cm p• nf. Pficofa>9u Oiic«'xi PROLOGO En su tarea actual él doctor Liberman postula una fundomen- tación epistemológica para el quehacer psicoanalítico, la que se lograrw. a través de la construcción de un método evaluativo. Este consiste en la indagación de la sesión psicoanalítica como diálogo, en el investigar la secuencia de los circuitos comunica- cionales que en ella se cumplen. Elabora para ello un modelo operativo en el que quien en un primer momento es observador participante, operador comprometido activamente en el campo, pasa a posteriori y por la apertura de un segundo circuito, a convertirse en el evaluador de la situación con la finalidad de estructurar una estrategia de complementaridad entre terapeuta y paciente. Esta complementaridad apunta al logro de un diálo­ go progresivamente provisto de sentido, en el que se dan suce­ sivos acercamientos a una lectura correcta de la realidad. Proponer un método evaluativo para el psicoanálisis que per­ mita establecer una conexión entre los hechos o datos de la base empírica y los enunciados psicoanalíticos, implica un compromiso con una praxis en la que la experiencia del descubrimiento ana­ lítico, de esa totalidad que es la sesión, conceptualizada a partir de una crítica y una autocrítica, logra una realimentación y afuste de la organización conceptual, lo que revertirá necesariamente en una mayor operatividad de las técnicas instrumentales. Elige el doctor Liberman la vía de abordaje más apropiada al centrar su atención en el análisis de los procesos de feed-back en el circuito de interacción comunicativa. Es precisamente por esa modificación mutua de emisor y receptor, manifiesta a través de distintos códigos expresivos, que podemos determinar si se ha logrado o no ese acontecer dialéctico, totalizante y operativo que constituye la sustancia de la relación bicorporal y tripersonal a la que denominamos vínculo analítico. Con este libro, al que su autor considera una continuidad y profundización de su trabajo anterior y al que yo encuentro, quizás precisamente por ser una profundización, cualitativamen­ te diferente, penetra el doctor Liberman en el campo de la pla­ nificación, a la que definimos como la concepción estructural que integra las técnicas operacionales para provocar una situa­ ción de cambio. Es decir que el terapeuta abandona el azar, evalúa logísticamente su acción y la regula tácticamente para hacerla eficaz. Se convierte así en un artesano que con la capa­ cidad crítica que emerge del campo mismo de su tarea práxica perfecciona cotidianamente su instrumento. No puede resultar extraño que hablemos de planificación en psicoanálisis, ya que el terreno de la terapia psicoanalítica es el campo en el que se enfrentan dos estrategias: la de la enfer­ medad y la de la salud. El doctor Liberman propone él uso de un instrumento desti­ nado a impedir que el tratamiento se convierta, como muchas veces sucede, en la lucha estéril y dilemática de dos estrategias suplementarias, que tienen el común denominador de la omni­ potencia y la enfermedad. La tarea consiste, por el contrarió, en la convergencia de esfuerzos para la configuración de una estrategia conjunta y complementaria. Soy consciente de no mencionar en este prólogo muchas de las ideas originales desarrolladas por el doctor Liberman en esta obra que se inscribe dentro de una nueva línea del pensamiento psicoanalítico, destinada a darle continuidad y autonomía en el contexto de las ciencias del hombre. Aperturas como las que plantea el doctor Liberman, al cumplir los postulados básicos configuradores de una ciencia, al hacer la tarea analítica situa- cional y operativa, arrancan al psicoanálisis de la mitología y de la estereotipia a la que desafortunadamente una generación insistió en condenarlo. He insistido en el tema de la evaluación y la planificación, ya que me impactó la coincidencia de la actual orientación de mi indagación en psicoanálisis; la construcción de una criteriolo- gía analítica. La continuidad que da a sus investigaciones el doctor Liberman hacen prever una progresiva profundización de su tarea, con un esquema conceptual enriquecido por aportes interdisciplinarios. Hace nueve años, al prologar “Comunicación en terapéutica psi­ coanalítica” dije que esperaba para el doctor Liberman una nue­ va vuelta de espiral, La lectura de esta obra me permite com­ probar que mi espectativa se na cumplido. Esto no me impide, sino que por el contrario me estimula a esperar para él y para mí nuevos desarrollos en el proceso dialéctico al que aspira lle­ gar nuestro pensamiento. Dr. Enrique Pichón - Riviere Buenos Aires, octubre de 1970 UNA NOTA INTRODUCTORIA Desde hace aproximadamente quince años el centro de mi in­ terés lo constituye la investigación en psicoanálisis. Efectúo esta tarea en forma individual y en el contexto de las supervisiones de mis colegas, pero en esta exposición psicoanalítica deseo hacer saber que son fundamentales mis experiencias con grupos de co­ legas que me hicieron posible ensayar diversas formas de abor­ dar este tipo de investigación en el psicoanálisis que preconizo. Mantengo desde los comienzos de esta labor un supuesto bá­ sico que consiste en considerar s la “sesión psicoartelítica" co mo la ún jca ..manera de Indagación, Esto permite a la vez com­ plementar la investigación que, nasta un limite determinado, re­ alizamos los psicoanalistas cuando indagamos y operamos con otra metodología en la que nos hallamos incluidos al establecer un circuito de interacción comunicativa con el paciente. Quedan entonces netamente diferenciadas 1) la investigación del incons­ ciente del analizando mediante la aplicación <ie ur> metódjy en la besío\ üooa■ znTaMí/tIiTcaT,T e n li*a q__u__e_ están* i7u'1vi olu__ _____j -tus p__e__r_s•o­ gas —pacientely analista- realizando un diálogo en un contexto determinado, y 2) este otro métouo —indag torio de la sesión psicoanalítica- que permite la prueba de v 'li^ación de la labor que cada una de los -participantes ha realizado en la sesión. A poco de comenzar con esta investigación tomé clara cons­ ciencia de que la evolución de un paciente depende en sumo grado (además de las condiciones en que se presenta al trata­ miento) del esquema con el cual el analista indaga y opera du­ rante el curso de las sesiones. Los resultados obtenidos de estas experiencias aparecieron publicados, al cabo de varios años de trabajo, en mi libro sobre La comunicación en terapéutica psi- coanalítica. Pude corroborar así las ideas que al respecto sos­ tenía en nuestro medio Enrique Pichón Riviére. Fueron para mí un estímulo notorio para proseguir con esta línea de trabajo las respuestas favorables que encontró mi pu­ blicación en los trabajos de muchos de mis colegas argentinos y también en los medios psicoanaliticos de algunos otros países. Pero lo que me resultó gratamente inesperado fue que las ideas allí expuestas resultaron también de utilidad para médicos clíni­ cos, psiquíatras y psicólogos en sus mas variadas áreas de tra­ bajo. Todo esto fue lo que me decidió a efectuar esta otra pu­ blicación que yo considero como un desarrollo de la anterior. Han transcurrido ocho años de la aparición de La comunica­ ción en terapéutica psicoanalítica y en este lapso creo haber lo­ grado enriquecer y sistematizar las múltiples hipótesis de traba­ jo a las que tuve que recurrir para alcanzar el grado de organi­ zación y coherencia que exige una exposición psicoanalítica del tipo que desarrollaré. En La comunicación en terapéutica psicoanalítica inicié mi ex­ posición ubicando a un agrupamiento de disciplinas que permi­ tían investigar en la comunicación humana las relaciones entre las "personas” que emiten mensajes (fuentes) y las “personas” (destinos) que los reciben y que por el hecho de recibirlos ya están comprometidas en el circuito comunicativo. En el caso de recibirlos (decodificarios) tienen que acusar recibo de haberlos captado utilizando para ello una respuesta (encodificación) que de alguna manera tiene que indicar al emisor que los mensajes han sido recibidos, y también qué sentido les adscribe la “perso­ na” receptora (destino) del mensaje. El proceso comunicativo termina siempre y cuando la primera de ellas (fuente, ahora transformada en destino) a su vez acuse recibo de haber reci­ bido la respuesta. De esta manera tenemos tres pasos en un ciclo de interacción comunicativa: X envía un mensaje a Z; si el mensaje llega a Z (destino de dicho mensaje), éste último debe hacer saber a X que lo recibió y además qué sentido le adscribió al mismo. Una vez que este segundo paso ha sido efectuado, se completa el proceso comunicacional, debiendo X acusar recibo de haber recibido dicho mensaje. Esto fue estable­ cido por C. E. Shanon por medio de un circuito que se denomina “modelo de comunicación”, de esta manera: ruido i Fuent« del mensaje --------->ub“ n en ---------.elección de canales par* 1 un código transmitir la comunicación destino dei mensaje---------> desciframiento De acuerdo a lo dicho anteriormente estos pasos se repiten tres veces: 1) X es fuente y Z es destino; 2) Z es fuente y X des­ tino, y 3) X es nuevamente fuente y Z es nuevamente destino. Estos pasos, aplicados a la comunicación en el contexto de la terapéutica psicoanalítica, me permitieron en mi libro ante­ rior tomar en consideración las perturbaciones que, por motiva­ ciones inconscientes, podrían ocurrir en los distintos momentos del proceso comunicativo; de allí que el subtítulo del primer ca­ pítulo de mi publicación de entonces llevase este encabezamien­ to: “Teoría de la comunicación y teorías psicoanalíticas de las neurosis'’. En dicho capítulo, entre otras cosas, formulé lo que transcribo a continuación: “El psicoanálisis tiene una manera específica de fundamentar las construcciones que son utilizadas para interpretar los hechos *; la historicidad de la situación analítica acerca un tanto el método psicoanalítico al experimento de las ciencias naturales (Ezriel). “El investigador formado adecuadamente posee cierto grado de objetividad y puede establecer formulaciones descriptivas ba­ sándose en los múltiples matices que va descubriendo día a día en el curso de los tratamientos psicoanalíticos. “Esto, a su vez, le permite desarrollar un conjunto de for­ mulaciones explicativas mediante la discriminación de lo que es realmente significativo como expresión de fuerzas inconscientes comprometidas en el fenómeno que se está estudiando y del cual el propio investigador es partícipe. “La transposición del enfoque a-histórico predominantemente descriptivo al enfoqué genético-evolutivo da lugar a este des­ arrollo de formulaciones predominantemente explicativas. Freud ■las denominó construcciones, e involucran una constelación causal." Más adelante afirmé: “La naturaleza del objeto de investiga­ ción en psicoanálisis, así como también su método, son incom­ patibles con las leyes sencillas de causa-efecto; además, la cuan- tificación de los fenómenos no puede ser hecha por medio de números, aunque sí, como luego veremos, por medio del estudio de las respuestas a las interpretaciones transferenciales, estable­ ciendo series comparativas entre las capacidades de simboliza­ ción previa y posterior a un esclarecimiento interpretativo. “A pesar de la especificidad del psicoanálisis como ciencia, éste no permanece aislado de las otras disciplinas; por el contrario, Nota <le 1970: En la actualidad no utilizo esta denominación, sino que recurro en cambio al término “datos iniciales de la base empírica”. se halla profundamente influido e influye a su vez en muchas disciplinas psicológicas de la actualidad... 'Huesch estableció una clasificación de tipos psicopatológicos, basados en la modalidad de recepción y de transmisión de in­ formación en la relación bipersonal. Estas denominaciones se ajustan mucho mejor al carácter dramático de los fenómenos, tal cual se nos presentan en la situación analítica. (...) Veamos cuá­ les son las equivalencias entre la nomenclatura de Ruesch basa­ da en los fenómenos de comunicación, con la nomenclatura psi­ coanalítica clásica basada en los enfoques histórico-genéticos tal como aparece en el texto de Fenichel: "Persona demostrativa.................. Histeria de conversión (carácter histérico). ’Tersona atemorizada y huidiza Histeria de angustia (carácter fóbico). "Persona lógica ........................... . Neurosis obsesiva (carácter obsesivo). ’Tersona de acción ...................... Personalidades psicopáticas (perversiones e impulsión neurótica). "Persona depresiva ...................... Ciclotimia. Depresión neurótica. Psicosis maníaco-depresiva. Persona observadora y no parti­ cipante ........................................ Esquizoidía. Esquizofrenia. "Persona infantil ........................... Órgano-neurosis (enfermedades psicosomáticas). "Basándome en las características tipológicas que Ruesch seña- Ja para cada uno de estos tipos de persona, realizaré en los ca­ pítulos que siguen una descripción de cada una de ellas, que sobrepasa la descripción original del autor, ya que éste no ha tomado en cuenta determinados postulados psicoanalíticos fun­ damentales, tales como la fantasía inconsciente, las relaciones ob­ jetales y las ansiedades básicas.” En el mismo capítulo me referí a la situación analítica como método y objeto de investigación. Tras destacar el interés sur­ gido después de la Segunda Guerra Mundial por los problemas de investigación psicoanalítica, aludo a las ideas de Escalona al respecto. En mi síntesis de sus ideas incluí estos conceptos que considero oportuno transcribir: “Los postulados psicoanalíticos tienen significado sólo en rela­ ción con otros factores, y pierden su sentido original si no se los considera dentro del contexto de muchas otras formulaciones psicoanalíticas. Así, por ejemplo, no se puede pensar en la re­ presión independientemente de las relaciones de objetos y de los impulsos instintivos que se dirigen hacia estos objetos, y a su vez, para terminar de entender éstos, se hace necesario relacio­ nar aquélla con el concepto de angustia. "Para que una hipótesis tenga validez, es necesario que cada concepto tenga una clara relación con uno o varios conceptos subordinados, los cuales a su vez pueden ser referidos a aconte­ cimientos concretos observables. Sin embargo, señala Escalona, la naturaleza misma de la teoría psicoanalítica implica que unos tipos de conducta totalmente diferentes puedan referirse al mis­ mo factor psicológico. De manera semejante unas conductas idén­ ticas pueden ser la manifestación de estados psicológicos total­ mente diferentes, en distintas personas o en la misma persona en épocas o momentos diferentes. "Escalona llega a la conclusión de que, dadas las característi­ cas intrínsecas de los fenómenos psicológicos, éstos requieren for­ mulaciones que los legitimen, diferentes de las acostumbradas; formulaciones que requieren métodos de validación diferentes a los que conocemos. "Sugiere tres caminos como solución, aunque todavía no puede afirmar si alguno de ellos o los tres juntos pueden ser adecuados. "El primero de ellos estaría constituido por una exploración y confirmación sistemática de la teoría psicoanalítica, utilizando los. métodos psicoanalíticos mismos. Benjamín y Kris llamaron la atención sobre las posibilidades del tratamiento psicoanalítico co­ mo instrumento de investigación. "Si bien no desmerece la sesión analítica como método de inves­ tigación, no llega a señalar, a pesar de la profundidad de sus ideas, que el análisis exhaustivo de la fantasía inconsciente en la transferencia del interjuego de roles que inconscientemente el paciente adjudica a sí mismo y al terapeuta, es la fuente prin­ cipal de conocimientos de la angustia que moviliza las estruc­ turas psíquicas permitiendo conocer simultáneamente lo univer­ sal y lo particular de la personalidad humana. "Como segundo camino propone una investigación exploratoria con el fin de verificar o deducir nuevas hipótesis. Este camino exigíría la aceptación de una serie de postulados básicos. Es­ calona ejemplifica este tipo de trabajo citando los estudios sobre los trastornos postraumáticos durante la última guerra, sobre ob­ servación de juegos infantiles con fines de diagnóstico y trata­ miento y los estudios psicosomáticos sobre diabetes de Mirsky. Sin embargo, disponemos diariamente de un terreno mucho más amplió para la indagación exploratoria. Es el estudio profundo de determinadas producciones artísticas, especialmente de las tea­ trales, literarias. Personalmente he realizado experiencias de este tipo con producciones teatrales y cinematográficas. Revisando luego la obra de Freud me encontré precisamente con el hecho de que éste comparó el desarrollo del Edipo de Sófocles a lo que ocurre en un tratamiento psicoanalítico. Sin embargo, el valor de este terreno es secundario con respecto a los anteriores, por­ que al no estar incluido el observador como participante en el campo, se elimina un elemento muy importante, al cual luego me referiré jcon mayor amplitud y que es registro de la contra­ transferencia. ”E1 tercer camino que postula Escalona consiste en realizar estudios experimentales que conducirían al descubrimiento de muchas relaciones válidas entre los fenómenos, pero adolece del defecto de que solamente se consideran dos variables. "Escalona llega: a la conclusión de que su presentación sobre la validación del psicoanálisis consiste en un proceso gradual de aproximación de los tres caminos que señala, a saber: la situa­ ción analítica, la observación de estudios realizados en otros cam­ pos basándose en postulados psicoanalíticos para verificar y ex­ traer nuevas hipótesis, y por último los estudios experimentales. Finalmente considera que ninguno de estos tres caminos puede completar dicho proceso de validación. "En esta publicación busco un propósito que supera a estas conclusiones. En primer lugar concedo a la situación analítica un papel central como método y como objeto de indagación. "Los estudios realizados en otros campos tomando como punto de partida postulados psicoanalíticos tienen también, a mi juicio, enormes perspectivas, siempre y cuando se tome en consideración el cambio cualitativo que significa el pasaje de las conclusiones obtenidas de la situación analítica a otros campos de la activi­ dad humana. Los estudios experimentales deben ser desestimados como métodos de verificación de las hipótesis analíticas, porque entran en flagrante contradicción con los esquemas de trabajo del investigador psicoanalítico, provocando estereotipias en su mente, llevándolo a buscar causalidades lineales, alejándolo de las concepciones pluricausales necesarias para comprender la per­ sonalidad humana y su comportamiento en función de un mo­ mento y de una situación dada, condicionada a su vez por toda una constelación causal genética.” En La comunicación en terapéutica psicoanalítica creo haber

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