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Lingua ex machina : la conciliación de las teorías de Darwin y Chomsky sobre el cerebro humano PDF

344 Pages·2001·13.574 MB·English
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LIN G U A EX MACHINA La conciliación de las teorías de Darwin y Chomsky sobre el cerebro humano William H. Calvin y Derek Bickerton Traducción de Tomás Fernández Aúz ( Título del original inglés: Lingua ex Machina O 2000 by William H. Calvin y Dereck Bickerton Publicado por The MIT Press, Cambridge, Massachusetts, Traducción: Tomás Fernández Aúz Ilustración de cubierta: Juan Santana Primera edición: Julio del 2001, Barcelona Derechos reservados para todas las ediciones en castellano de la obra © 2001, Editorial Gedisa, S.A. Paseo Bonanova, 9, 1°-1* 08022 Barcelona (España) Tel. 93 253 09 04 Fax 93 253 09 05 Correo electrónico: [email protected] http: //ww.gedisa.com ISBN: 84-7432-849-7 Depósito legal: B. 24324/2001 Impreso por: Carvigraf Cot, 31 - Ripollet Impreso en España Printed in Spain Queda prohibida la reproducción total o parcial por cualquier medio de impre­ sión, en forma idéntica, extractada o modificada de esta versión castellana de la obra. índice Agradecimientos.............. .................................................. 9 1. Villa Serbelloni (William H. Calvin)................................... 13 2. ¿Qué son las palabras? (Derek Bickerton) ........................ 27 3. ¿Por qué no es fácil juntar palabras? (Derek Bickerton) . 45 4. Más grande que una palabra y más pequeño que una oración (Derek Bickerton) ............................................ 63 5. El lenguaje en el cerebro (William H. Calvin) .................. 79 6. ¿Cómo se almacenan los recuerdos? (William H. Calvin) 93 7. Mosaicos hexagonales y máquinas de Darwin (William H. Calvin)..................................................................... 101 8. Un código común; el problema del «esperanto» cerebral (William H. Calvin)..................................................................... 121 9. La emergencia del protolenguaje (Derek Bickerton) .... 135 10. El altruismo recíproco como precursor de la estructura argumental (Derek Bickerton) ................ 159 11. Vínculos funcionales para las palabras (Derek Bickerton)....................................................................... 173 12. La palabra árbol como utilización secundaria de la planificación del movimiento segmentado del acto de arrojar (William H. Calvin).............................. 191 13. La coherencia cortícocortical promueve un enunciado sinfónico de muchas voces (William H. Calvin)............... 211 14. La bomba y el tiro con honda (William H. Calvin)......... 227 15. Darwin y Chomsky, al fin juntos (Derek Bickerton) ... 241 Apéndice lingüístico (Derek Bickerton) ................................... 259 Glosario............................................. 295 N otas.................................................................................................. 311 Sobre los autores ............................................................................ 331 Indice temático y onomástico....................................................... 335 Agradecimientos Deseamos agradecer a la Fundación Rockefeller por habernos alo­ jado durante un mes en su Centro de Estudios y Conferencias de Villa Serbelloni en Bellagio. También nos hemos beneficiado de los talleres organizados por el grupo de Orígenes Humanos de La Jolla (patrocinado por la Fundación Preuss y la Fundación Mathers) y el Centro para la Evolución Humana de la Fundación para el Futuro. Fuimos objeto de un montón de útiles preguntas y recibimos con­ sejo por parte de Yvonne Bickerton, Katherine Graubard, Ruth y Elihu Katz, así como por parte de otros residentes temporales de Bellagio: Jess Tauber, Peter «arroja palabras» Rockas, Elizabeth F. Loftus, Beatrice Bruteau, Blanche Graubard, Dan Downs, Chris Westbury, David Schoppik, Bart de Boer, Francis Steen, Gerhard Luhn, Heidi Lyn, Robert Berwick, Steven Pinker, Michael Rutter y un número incontable de críticos anónimos. También agradecemos a John Sunsten, Stewart Brand, William Hopkins, Terry Deacon, Frans de Waal, Richard Dawkins y Greg Ransome por habernos ayudado a reunir las ilustraciones y las citas. 9 La lingüística es probablemente la propiedad más ardientemente cuestionada en el ámbito académico. Está empapada con la sangre de los poetas, los teólogos, los filósofos, los filólogos, los psicólo­ gos, los biólogos y los neurólogos, sin olvidar cualquier gota de sangre que hayan podido aportar los gramáticos. The New Yorker, ' Russ Rymer, 1992 El hecho de que la respuesta última en una controversia de larga du­ ración combine elementos pertenecientes a los dos bandos enfrenta­ dos es algo característico de la biología. Los sectores en desacuerdo son como los ciegos del proverbio, cuyas conclusiones al tocar las distintas partes de un elefante difieren considerablemente. Todos ellos poseen una parte de la verdad, pero las extrapolaciones que aventuran a partir de esas verdades parciales son erróneas. La res­ puesta final se obtiene eliminando los errores y combinando las partes válidas de las distintas teorías en liza. This is Biology, Ernst Mayr, 1997 11 1 Villa Serbelloni Bellagio, Italia Derek, Las personas que cenaron conmigo anoche no pararon de pre­ guntarme en qué consistía la gramática innata de Chomsky; querían saber dónde se ubica esa macromutación lingüística en el cerebro, y todas esas cosas. Es una pregunta equivocada, por supuesto, pero también una se­ ñal inequívoca de que se habían cansado de la magnífica vista sobre el lago de Como que se aprecia desde la terraza de la Villa Serbello­ ni en la que estábamos comiendo sentados a una larga mesa, acom­ pañados por una docena de personas interesantes. Lo comprobarás cuando llegues. Si puedes disfrutar de un claro atardecer antes de que yo vuelva de Milán, no olvides contemplar la última puesta de sol sobre los Dolomitas. Suponiendo, claro está, que los demás «residentes» te dejen ha­ cerlo; hay varios que han confesado haber estado informándose so­ bre nuestro tema de estudio desde que supieron que pasaríamos un mes aquí con la intención de escribir sobre el cerebro y el lenguaje. Por fuerza, esa actitud había de recordarme que el innatismo de Chomsky ha sido el deporte favorito de los espectadores intelectua­ les durante las últimas cuatro décadas. Intenté explicarles que la exis­ tencia de algunos aspectos genéticamente determinados no resulta sorprendente para un biólogo, es una determinación genética que tú y yo esperamos encarnar en una antropología y una neurociencia adecuadas, añadiendo que tenemos intención de hacerlo de una for­ ma que no inspiró a Chomsky ningún interés particular y sugirien- 13 do algunas propuestas evolutivas que no necesitan explicarse me­ diante macromutaciones ni conceptos similares. También intenté explicarles la noción de protolengua) e que ex­ Language and Species, pusimos en utilizando para ello una buena provisión de términos pero viéndome forzado a limitar la longitud de las frases a unas pocas palabras debido a la carencia de elemen­ tos estructurales como oraciones y cláusulas, lo que, a menos que realizase un enorme esfuerzo, me impedía precisar quién hacía qué a quién. Hice hincapié en el hecho de que existe un amplio es­ pacio vacío, sin ningún estadio intermedio claro, entre el proto- lenguaje y la sintaxis plenamente desarrollada que poseemos, un salto demasiado grande para mi pobre italiano, en el que ya me re­ sulta difícil alinear cuatro verbos para decir: «Creo que le vi salir para ir a casa». Va a ser un verdadero reto para nosotros tratar de describir cómo se colmó por primera vez ese espacio vacío mediante los procesos deus evolutivos. Espero que seamos capaces de evitar la situación de ex machina en que se vieron atrapados algunos de los anteriores in­ tentos de explicación de los orígenes de la capacidad lingüística, los mismos intentos que acabaron agarrándose a una delgada lengüeta la carente de soporte, considerándola como salida del enfangado pantano en el que se hallaban. Era una lengüeta que venía a ser el equivalente de esa «máquina divina» que los antiguos dramaturgos griegos ponían en marcha cada vez que tenían que resolver espino­ sos problemas arguméntales. Desde luego, me gusta mucho tu idea de estipular por escrito algunas de las características específicas de una máquina lingüística, exponiendo las elaboradas maniobras que ya hemos visto en el lenguaje con sintaxis así como una serie de res­ tricciones de diseño impuestas por la neurobiología (que señala lo que es posible hacer utilizando únicamente redes neurales) y por la historia evolutiva (desde la comunicación simiesca hasta los poderes mentales en sólo cinco millones de años, en etapas que se suceden de modo que cada una de ellas fija la siguiente). Sin embargo, desde una perspectiva más amplia, el lenguaje es el mejor ejemplo que tenemos para ilustrar toda la gama de funciones lingua ex machina intelectuales superiores. Nuestra probablemente necesita ser capaz de manejar la configuración creativa de las cuali­ dades (es decir, necesita imaginar qué puede hacerse con los restos que quedan en la nevera), la planificación a largo plazo de las carre- 14 ras profesionales y los plazos de devolución de los préstamos pedi­ dos, los juegos de procedimiento e incluso la música. Resuelve el fundamento estructural de una de estas cuestiones, y serás capaz de resolverlas todas. Creo que la intuición lingüística de que la sintaxis encierra to­ dos los misterios del pensamiento (y de que sin sintaxis, no es po­ sible pensar con ninguna profundidad ni originalidad), es el refle­ jo de una estrategia útil para los investigadores del cerebro. Y esto es así, simplemente, porque la sintaxis suministra un montón de restricciones útiles a la hora de concebir cualquier teoría. Con todo, hay otras partes de las funciones intelectuales superiores que aún pueden ser más útiles en este aspecto. ¿Te atreves a apostar algo a que descubriremos muchas cosas sobre las funciones inte­ lectuales superiores mediante el estudio de los efectos de la músi­ ca sobre el cerebro? En efecto, la música presenta el aspecto de una utilización de ocio de la maquinaria que ha evolucionado como respuesta al pensamiento y al lenguaje, aunque debemos ser capaces de separar mejor las cuestiones de vocabulario y estructu­ ra en música, tal como el musicólogo israelí Ruth Katz me recor­ daba en la cena. Todo lo que no sea musical en cualquier cultura parecería informarnos acerca de lo que las neuronas no son capa­ ces de hacer. La inteligencia (en el sentido que nosotros le damos, es decir, como versatilidad a la hora de enfrentarse a situaciones nuevas) es una parte particularmente intrigante del rompecabezas que repre­ sentan las funciones intelectuales superiores. Sin embargo, como dijo una vez Ernst Mayr, la mayoría de las especies no son inteli­ gentes, lo que sugiere «que la inteligencia superior no es algo que se vea favorecido en modo alguno por la selección natural»; o tal vez sea algo muy difícil de lograr. Por consiguiente, nuestro examen de una sintaxis autoactivada también debe tener en cuenta el problema más general de encontrar formas indirectas para alcanzar la inteli­ gencia. Todo lo que da lugar a la sintaxis podría suponer también un gran impulso para la inteligencia. Al fin y al cabo, la evolución está llena de bifurcaciones, como las conversiones de función que Darwin identificó. La razón de los re­ bajes practicados en los bordillos de las aceras en todas las esquinas puede haber sido una benevolente consideración hacia las sillas de ruedas, pero su utilización posterior ha afectado a las maletas con 15 ruedas, los coches de niño, los carritos de la compra, los monopati­ nes, las bicicletas y se ha extendido a usos que jamás habríamos in­ cluido en nuestra intención inicial. También en el caso del lenguaje, las utilizaciones secundarias pueden ser parte de su razón de ser, de modo que deberemos estar atentos a los «rebajes de los bordillos» aparentemente no utilizados y que afecten a la sintaxis. Hasta pronto. Bill, Bueno, cuando me recibieron con un simpático «Calvin nos dice que vais a superar al mismísimo Chomsky», empecé a preguntarme qué les habrías estado diciendo. Entonces recordé que siempre que explica uno algo sobre Chomsky, sea lo que sea, la gente parece atra­ par invariablemente el palo por el extremo equivocado. Algunas per­ sonas no muestran el menor respeto, otros son incapaces de com­ prender. Si lo que Chomsky dice sobre las capacidades innatas se hubiera dicho de cualquier otra especie que no fuera la nuestra, todo el mundo lo habría aceptado hace tiempo. La z biológicamente deter­ minada, una habilidad específica de la especie que se transmite por mecanismos genéticos, es simplemente abrumadora, y en este senti­ do carece de importancia cuánta gente pueda dedicarse a destripar porciones aisladas de esa evidencia. Sin embargo, se sigue suponien­ do que, de algún modo, los humanos son especiales. No se les pue­ den aplicar las mismas reglas. La idea de que nuestra más preciada posesión, el lenguaje, sea simplemente una cosa mecánica es algo que a algunas personas les suena muy amenazador.1 Por desgracia, Chomsky no tiene intención de examinar ni la in­ fraestructura neurológica del lenguaje ni las formas que han podido razón presidir su evolución.2 La de su escaso interés hacia ambas co­ sas no estriba en uno u otro asunto: se trata de una decisión suya. Na­ die está obligado a hacerlo todo. Pero obviamente, una vez que ha quedado establecido que el lenguaje es algo biológicamente determi­ nado, el siguiente paso que alguien deberá dar es tratar de averiguar exactamente cómo evolucionó. Y una vez que ha quedado estableci­ do que el lenguaje hunde sus raíces en la estructura del cerebro, lo in­ mediato es ir a buscar su asentamiento en ese lugar. Estas tres cosas -lenguaje, evolución y cerebro-, en mi opinión, están interrelaciona­ das. En realidad no es posible estudiar ninguna de ellas sin estudiar las demás. Si uno quiere saber cómo ha evolucionado el lenguaje o cómo 16

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