Alejandro D. Brown Matilde García Moritán Beatriz N. Ventura Norma I. Hilgert Lucio R. Malizia FINCA SAN ANDRÉS Un espacio de cambios ambientales y sociales en el Alto Bermejo Ediciones del Subtrópico Tucumán – Argentina ÍNDICE Cartografía: Luciana Cristobal - SIGA ProYungas Fotógrafías de portada: Mito Tramontini - Lands End Stock Photo/Fundación ProYungas, pág. Mario Lazarovich, Gustav Thorlichen 7 Autores Ilustración de contra portada: Roque Tolaba 9 Agradecimientos Diseño editorial, portada, rediseño de mapas y gráficos: Caleidoscopio 13 Prólogo | Eusebio Condorí 17 Introducción | Alejandro D. Brown 23 Primera Parte | El espacio ambiental y social en las vertientes húmedas de la Alta Cuenca del Bermejo © 2007, Ediciones del Subtrópico C. C. 34 (4107) 25 Capítulo 1 | Caracterización ambiental Yerba Buena Tucumán, Argentina ecorregional | Alejandro D. Brown ISBN: 978–987–23533–1–5 67 Capítulo 2 | Caracterización sociohistórica Impreso en Argentina Artes Gráficas Crivelli – Salta Matilde García Moritán – Beatriz N. Ventura pág. AUTORES 83 Segunda Parte | La Finca San Andrés Alejandro D. Brown es Doctor en Ciencias Naturales de la Universidad Nacional de La Plata y está especia- 85 Capítulo 3 | Finca San Andrés: realidad ambiental de lizado en ecología y conservación de selvas subtropicales de montaña (Yungas). Director del Laboratorio una propiedad–cuenca en el noroeste argentino de Investigaciones Ecológicas de las Yungas (1992–2005) y Presidente de la Fundación ProYungas desde su creación (1999). Actualmente es responsable de la ejecución del Proyecto Alto Bermejo con apoyo del Fondo Alejandro D. Brown – Lucio R. Malizia Francés para el Medio Ambiente Mundial y aportes de instituciones y empresas que trabajan en la Alta Cuen- ca del Río Bermejo, Argentina. E–mail: [email protected] 101 Capítulo 4 | Proceso de ocupación humana de la Finca San Andrés | Beatriz N. Ventura Matilde García Moritán es Licenciada en Antropología de la Universidad Nacional de Jujuy y Asistente So- cial de la Universidad de Buenos Aires. Docente de Antropología de la Facultad de Humanidades y Ciencias 129 Capítulo 5 | Organización social: conflictos Sociales de la Universidad Nacional de Jujuy. Miembro del Centro de Investigaciones sobre Cultura y Natura- sociales y diversidad de actores leza Andina donde participa del Proyecto La Gestión del Patrimonio Cultural y Natural desde la Perspectiva Regional. Integra como consultora la Fundación ProYungas en la temática indígena de la Alta Cuenca del Río Matilde García Moritán – Alejandro D. Brown Bermejo, en el marco del Proyecto Alto Bermejo. E–mail: [email protected] 159 Capítulo 6 | La vinculación del hombre actual Beatriz N. Ventura es Doctora de la Universidad de Buenos Aires en el área de Ciencias Antropológicas con los recursos naturales y el uso de la tierra con especialización en Arqueología. Es Investigadora en el Consejo Nacional de Investigaciones Cientí- Norma I. Hilgert ficas y Técnicas (CONICET) y trabaja en la Sección Arqueología de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires. Desde 1979 realiza investigaciones arqueológicas en las Yungas del norte 187 Capítulo 7 | Plantas silvestres, ámbito de Salta. Ha participado y dirigido diversos proyectos multidisciplinarios nacionales e internacionales, es- tudiando las antiguas poblaciones que habitaron los valles orientales del norte de Salta y sur de Bolivia. doméstico y subsistencia | Norma I. Hilgert E–mail: [email protected] 229 Capítulo 8 | Historia de la tenencia de la tierra Norma I. Hilgert es Doctora en Ciencias Naturales de la Universidad Nacional de Córdoba. Su especializa- Matilde García Moritán ción es la Etnobotánica y desde 1994 trabaja en las Yungas del norte de Salta. Es Investigadora en el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) desde el 2004. Miembro del Sistema Nacional de 251 Conclusiones Investigadores del CONACYT, México (2005–2007). Actualmente está desarrollando estudios etnobotánicos en comunidades Otomíes y Nahuas del estado de Hidalgo, México y en comunidades Mbyá en Misiones, Argentina. E–mail: [email protected] 257 Mapas y Fotografías Lucio R. Malizia es Doctor en Ecología, Evolución y Sistemática de la Universidad de Missouri, St. Louis, Esta- 313 Bibliografía dos Unidos de América, orientado a la ecología de bosques de las Yungas argentinas. Trabaja para la Funda- ción ProYungas como coordinador técnico del Proyecto Alto Bermejo, que impulsa actividades de desarrollo 323 Epílogo | Carlos A. Aschero y conservación en la Alta Cuenca del Río Bermejo. Actualmente está especializándose en el ordenamiento territorial de áreas boscosas, integrando la conservación de la biodiversidad con el uso y la dinámica de los espacios productivos. E–mail: [email protected] AGRADECIMIENTOS Este libro es producto de muchos años de trabajo de cada uno de los autores en conjunto y por separado. En tal sentido muchas son las personas e instituciones que, de una manera u otra, han facilitado la realización de las investigaciones que posibilitaron generar la información que sirvió de base al presente libro. Gran parte de la información acá presentada ha sido producto de artículos específicos donde los distintos autores han asentado el reconocimiento al apoyo brindado. En esta oportunidad nos parece propicio hacer un agradeci- miento en conjunto a las comunidades, que habitan –y habitaron– la Finca San Andrés, que en todo momen- to supieron comprender la importancia y la trascendencia que el conocimiento acumulado en sus personas, lugares y restos arqueológicos saliera de la Cuenca para ser dado a conocer al resto de la sociedad. De alguna manera nuestro principal reconocimiento es dar estado público de estas realidades a través de este libro. Numerosas instituciones han apoyado nuestro trabajo en la Finca San Andrés: Consejo de Investigaciones de la Universidad Nacional de Salta y de la Universidad Nacional de Tucumán, Laboratorio de Investigaciones Ecológicas de las Yungas, Museo de Ciencias Naturales de Salta, Fundación ProYungas, Sección Arqueología de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, International Center for Tropical Ecology, University of Missouri at Saint Louis, Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Tecnológicas, Programa Estratégico de Acción del Río Bermejo (COBINABE /OEA /PNUD) y las empresas privadas Ingenio San Martín del Tabacal y Gasoducto Nor Andino Argentina S. A. Un especial agradecimiento a Luciana Cristóbal y demás miembros del SIGA/ProYungas por su aporte en la realización de la cartografía que acompaña este libro. A las diseñadoras Cecilia Estrella y Cecilia Carlino por su paciencia y dedicación. A Mito Tramontini por su aporte fotográfico y al resto de los autores de las fotos, que documentan este libro. A Roque Tolaba por habernos facilitado el mapa de la Finca San Andrés, de su autoría, que se reproduce en la contratapa del libro. No queremos dejar de expresar nuestro reconocimiento a las muchas personas que individualmente han aportado información, apoyo logístico, lecturas críticas de borradores y acompañamiento en los largos perío- dos que se ha trabajo en el campo y en la redacción de los distintos capítulos. A todos ellos nuestro profundo reconocimiento. En particular los autores desean agradecer: Matilde García Moritán: a Cesáreo Condorí que fue particularmente paciente ante mi curiosidad, Dardo Díaz y Santos Vergara por brindarme sus conocimientos sobre el Alto Bermejo y la Finca San Andrés, Alejan- dro Murphy por compartir su visión de los hechos; Matu, Agustina y Sebastián Malizia lectores críticos de las primeras versiones de algunos capítulos de este libro; Norma I. Hilgert: a Pastor Arenas, Lázaro Novara, M. L. Lamas y Guillermo Gil que intervinieron en distintas etapas de mi trabajo; Beateriz N. Ventura: a Odina Sturzenegger, Hugo Alberto Luna y flia., Titi Rufino y flia., Augusto Rufino y flia., Alba Giménez y flia., Rodolfo Giménez y flia., Rita Riedel, Esther Reyes, Ramón Mendez, Cristina Sarapura, María Rosa y Víctor Hugo Zambrano, Horacio Canchi, Fernando Zarate, Andrés Zarate y Sra., Margarita Fernández, Liberata Mendez y Paulina Morales. Juan Bautista Belardi, Blanca Campos, Paula Palombo, Luz Funes, Mariela Tancredi, Luis Bo- rrero, Gabriela Guraieb, Mirta Santoni y Mario Lazarovich. Estudiantes y arqueólogos que trabajaron en San Andrés y en Santa Cruz. Rodrigo Ordoñez, maestros de las escuelas de San Andrés, director y profesores del colegio de Los Naranjos; Alejandro D. Brown: a Chris van Dam quien me motivó a interesarme en la Finca San Andrés; Eusebio y Cesáreo Condorí, con quienes he compartido importantes espacios de discusión sobre el presente y futuro de la Finca; Gabriel Marcuz y Rodolfo Reale por su visión y compromiso, Javier Corcuera y Emiliano Ezcurra por su apoyo estratégico y personal, Alfredo Grau por compartir importantes jornadas en la Finca San Andrés y Lucio R. Malizia: a John Blake por su dirección técnica y apoyo constante, Cecilia Blundo y demás asistentes por su apoyo en la instalación de las parcelas permanentes y obtención de información de campo. PRÓLOGO MIRANDO EL FUTURO DESDE LA DIVERSIDAD CULTURAL Muchos podrán estar de acuerdo y muchos podrán estar en desacuerdo con lo que escribo. Respeto todas las posiciones y críticas que puedan hacer al respecto. Muchas veces renegamos que gente de afuera escriba y cuente hechos, his- torias, vivencias de lo que sucede adentro de las Comunidades, pero debemos aceptar, que hoy, ya no es posible hacer sólo una transmisión oral de nuestra cultura y costumbres, por lo que esta transmisión hay que hacerla también escrita. En nuestras Comunidades hay dos posturas que prevalecen. Por un lado es- tá la de la gente que opta por tomar las costumbres de los blancos más que por mantener lo nuestro, y dicen “para qué enseñar cosas opas (tontas)”. Se empe- cinan en criar a sus hijos bajo otra cultura, sin pensar que son formas de vida dife- rentes. Por otro lado, estamos los que nos negamos a aceptar nuestra integración en una sóla Masa, en donde desapareceríamos como Pueblo y como Cultura. Aceptamos que pertenecemos a la sociedad argentina porque entendemos que Argentina es una sociedad formada por diversos pueblos. Pero deseamos que en esa Masa nos distingamos con un punto en color y yo supongo que los 13 FINCA SAN ANDRÉS PRÓLOGO otros Pueblos Originarios piensan igual, porque eso es la Argentina, una Masa Aunque en estos últimos veinte años, por razones que no manejamos, todo se compuesta por muchos puntos en color. ha tecnificado bastante, es decir ha sufrido cambios acelerados. Y pronostico Yendo ahora al libro, pienso que es una forma más de reivindicar nuestra que en los próximos veinte años, la Cuenca de la que hablamos sufrirá cambios posición sobre las tierras, una prueba más que somos sus verdaderos dueños, y forzados y no forzados. Ante esto nosotros tendremos que sortear qué cambios no importa quién lo haya escrito mientras los temas abordados sean tratados aceptar y cuáles no aceptar. con sensatez y que sirva para construir a futuro. Este libro está escrito por pro- A veces sentimos que los motivos por lo que luchamos no tienen solución y fesionales en diversas materias (arqueología, antropología, etnobiología y eco- nos invade una gran desazón, pero a la vez sentimos que no podemos abando- logía). Ellos se preguntan entre varias cuestiones si somos descendientes de nar la lucha que nuestros ancestros no perdieron, y esto nos reanima. Para no- Churumatas o Omaguacas. Hoy a nosotros este aspecto no nos preocupa de- sotros mientras la naturaleza exista, existirán las lágrimas y la sonrisa, que son masiado, lo importante es saber que pertenecemos a la Cultura Quechua en el el fiel reflejo del sentido de la vida. Cuando los ojos se sequen y los labios se conglomerado o unión Incaica (para no llamarlo Imperio). hallan sellado, la vida dejará de tener sentido. Aunque muchos de nuestros líderes forjaron heroicas batallas tratando de Los escritores indígenas y no indígenas deberán prestar mucha atención para evitar el padecimiento del presente, las comunidades Kollas debimos aceptar y escribir en el futuro libros acerca de los cambios que se darán en los próximos sortear cambios para mantener viva nuestra cultura y cosmovisión, aunque sea veinte años, ya que creo que estos se darán aún en forma más acelerada de lo en forma subterránea. Los extensos territorios que ocupábamos, poco a poco, que ha sido hasta ahora. Todo dependerá de nosotros mismos, no obstante que se fueron reduciendo a los lugares más inhóspitos, lo que nos llevó a adoptar el acelerador no está en nuestros pies. nuevos sistemas de vida, siempre en armonía con la naturaleza, asumiendo que el ser humano es parte de ella. El cambio ha sido un proceso, “proceso” que las comunidades de la Finca Eusebio Condorí San Andrés hemos afrontado con valentía. A pesar que se nos han cerrado los Comunidad Los Naranjos, Finca San Andrés mercados del trueque, aún cultivamos nuestras papas y maíz. A pesar que nos Agosto, 2006 * invadieron danzas y música extraña, aún hoy hacemos sonar nuestros instru- mentos autóctonos. A pesar que nos impusieron ritos desconocidos y dejamos de festejar el Inti Raimi como nuestro año nuevo y dejamos de venerar la Cruz de Chacana y de ofrendar a nuestros muertos, muchos de nuestros ritos se han mantenido vivos. No quiero ser un fanático más y decir que lo que escribe el blanco no sirve, si no hacer un mea culpa de porqué no escribimos nosotros, y para esto tenemos que trabajar. Sin embargo nada garantiza que nuestros escritos sean aceptados por todos e incluso entre nuestra gente. Como podrán ver en el presente libro, en lo que se dio en llamar “la Finca * Eusebio Condorí, dirigente comunitario de la Comunidad Colla de Los Naranjos, Finca San Andrés San Andrés” hemos conservado en todos los aspectos el medio en que vivimos. 14 15 INTRODUCCIÓN Alejandro D. Brown La problemática de la conservación de la biodiversidad y el desarrollo susten- table acompaña al hombre desde los tiempos en que sus actividades de caza y recolección, comenzaron a incidir sobre los recursos de su entorno silvestre inmediato. La respuesta a esta necesidad creciente de bienes la dio, en cierta medida, el desarrollo de la agricultura y en parte la ganadería. El hombre co- menzó a incidir fuertemente en su espacio inmediato, transformándolo y ob- teniendo del mismo lo que necesitaba, en cantidad y calidad y que el medio natural no le podía brindar. Sin embargo, continuó dependiendo de los siste- mas naturales para obtener una diversidad de recursos que necesitaba para su vida cotidiana, tales como medicinas, leña, madera para la construcción de sus casas y corrales, fauna silvestre para complementar la dieta, espacio y pasturas para sus animales domésticos. Y así fue por mucho tiempo, durante varios mi- les de años se estableció una relación “equilibrada” entre el hombre y la na- turaleza, armonía regulada en gran medida por la capacidad limitada que las sociedades humanas tenían para modificar su entorno. Con el crecimiento poblacional humano, con la conquista de gran parte del 16 17 FINCA SAN ANDRÉS INTRODUCCIÓN mundo habitable (que es decir gran parte del mundo), los sistemas naturales la relación entre hombre y naturaleza, marcados por la desigualdad de oportu- comenzaron a disminuir en extensión geográfica y a perder parte de sus atri- nidades, pero fundamentalmente diferenciados en la visión del futuro y de su butos “naturales”. Comenzaron a perder parte de su biodiversidad, particu- relación con la naturaleza, generándose un escenario de confrontaciones cre- larmente aquellos componentes que de alguna manera amenazaban la vida cientes, a medida que crecen los conflictos de intereses por el uso de un espa- de los seres humanos (especies de grandes predadores, por ejemplo) que ha- cio cada vez mas limitante. bitaban el entorno de los espacios colonizados. En el otro extremo, afectó Hoy, la Alta Cuenca del Río Bermejo refleja esta historia de usos y conflic- elementos que le eran tan útiles o apetecibles, que la explotación desmedi- tos, enmarcados en un paisaje natural y antrópico en pleno y dinámico cambio. da los eliminó localmente, como especies de alto valor de caza. Sin embar- Dentro de ese espacio de exhuberancia natural y diversidad productiva el hom- go, gran parte de la biodiversidad, de las especies de plantas y animales del bre está buscando un “nuevo equilibrio” basado en la diversidad cultural, en la entorno, continuaron coexistiendo con el hombre, quien continuó utilizán- razonabilidad de opciones, en la mejora de los sistemas productivos, en la pla- dolos, aunque cada vez dependiendo de ellos en menor medida. Por otra nificación del uso de la tierra. En definitiva en el ordenamiento territorial, que parte, el hombre en su accionar también genera biodiversidad, producien- no es otra cosa que decidir qué espacio usar y para qué y cómo hacerlo, de tal do nuevas variedades (particularmente de cultivos) e introduciendo otras, modo que el interés de uno afecte lo menos posible las posibilidades del otro y trasladándolas de un lugar a otro o generando situaciones (disturbios) que lo que es mejor aún, que facilite el desarrollo del otro. permiten el establecimiento de especies pioneras o disturbio–dependientes, Cuando los autores de este libro comenzamos a tener una relación estrecha incrementando la biodiversidad local. Por todo ello el hombre es un mode- con el Alto Bermejo, hace tan solo un par de décadas atrás, la realidad era bas- lador de la biodiversidad y de los paisajes en los que se instala. tante diferente de lo que es ahora. Por un lado, la modernidad de la expansión Con el inicio de la agricultura moderna y mecanizada, el hombre buscó los agrícola y de la producción hidrocarburífera tenía una relación con el entorno espacios adecuados para su desarrollo en grandes superficies, es decir en primer natural muy limitada, quizás basada exclusivamente en el cuidado de aquello término, amplias superficies planas, con posibilidades de riego y en situaciones que podía afectar sus intereses directamente. Conceptos como biodiversidad y climáticas favorables, no demasiado lluviosas ni demasiado secas. Así se pro- cuidado del medio ambiente natural, no estaban entre las prioridades empre- fundizó la utilización diferenciada de los espacios geográficos. Se comenza- sariales. Los habitantes de las áreas urbanas vivían en un espacio sin nombre ron a transformar en gran escala los escenarios silvestres y el mundo comenzó propio, una región reconocida por la existencia de una derivación del ferroca- a diferenciarse. Por un lado encontramos el ámbito dominado por la moder- rril, “el ramal” como se decía entonces. nidad productiva, donde el desarrollo tecnológico posibilitó hacer rendir más Por otra parte, el concepto de indígena o de pueblo originario era soslaya- y mejor la producción agrícola, cediendo parte del espacio al crecimiento de do, e incluso ignorado. Para saber sobre pueblos indígenas había que revisar las ciudades y el consiguiente desarrollo de infraestructura de comunicación y los libros de historia. Mirar la vida de estos pueblos en fotografías en blanco y transporte. Por otra parte quedaron los espacios silvestres, donde permanecie- negro, porque estaban ausentes de nuestra realidad actual y urbana. Para ellos ron los sistemas tradicionales de uso de la tierra, donde el hombre continuó co- (los indígenas) era mirar esa modernidad externa como la forma (obligada o existiendo con la naturaleza en una cotidianidad marcada por la marginación, espontánea) de obtener recursos diferentes, que los llevaba en general a migrar por la defensa de sus espacios ancestrales, por lograr ser escuchados y tenidos estacionalmente a buscar opciones de trabajo en otras partes. Así marchaban (y en cuenta. Un espacio donde en parte el tiempo se detuvo. Dos extremos de marchan aunque en menor medida) a la zafra azucarera y a la cosecha de frutos 18 19
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