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Leyendas americanas PDF

140 Pages·2011·13.904 MB·Spanish
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LEYENDAS AMERICANAS BOSTON PUBLIC L1BRARY LEYENDAS AMERICANAS % % <4 Amigo lector: A la Editorial Gente Nueva le gustaría saber lo que opinas acerca del libro que vas a leer. Te agradeceríamos que enviaras tu opinión o cual- quier sugerencia a nuestra dirección: Editorial Gente Nueva, Palacio del Segundo Cabo, O'Reilly no. 4, esquina a Tacón, Habana Vieja, Ciudad de La Habana. LEYENDAS AMERICANAS Selección, introducción y notas María Cristina Eduardo tea CCMTiMUÍVA y rjx TJONNOITfi CO^'MOLW Edición: María Cristina Eduardo Vázquez / Cubierta e ilustraciones: Vir- gilio Martínez Gaínza / Diseño y mareaje tipográfico: Irma Pérez Jimé- nez / Corrección: Asunción Rodda Romero / Nivel juvenil © Sobre la presente edición: Editorial Gente Nueva, 1986 Editorial Gente Nueva, Palacio del Segundo Cabo, O'Reilly no. 4, Habana Vieja, Ciudad de La Habana, Cuba INTRODUCCIÓN La leyenda La palabra «leyenda» proviene del latín legenda («cosas que deben leerse»), y al igual que casi todos los vocablos, éste también tiene múltiples acepciones. Nosotros, con esta selección, les ohecemos la leyenda, como re- lato oral transmitido de generación en generación, donde, a par- tir de un primer impulso real (los fenómenos atmosféricos, la presencia del cerro o del río, la virtud de una planta, la caracte- rística física o la costumbre de un animal...), se teje una trama ficticia. Además, se ubican las acciones humanas y la existencia de las plantas, los animales y las cosas en un tiemvo histórico y en un espacio verídico. En estas leyendas, los principales protagonistas son los hom- bres, y la relación de éstos con el mundo circundante constituye el motivo. Los temas son múltiples y diversos, tanto como seres vivos y naturalezas muertas hay, sin olvidarlacosmogonía, las re- laciones humanas, las mutaciones que se producen en el hombre y en su medio. El conflicto se expresa mediante el enfrentamiento de los hom- bres entre sí, del hombre con los dioses que él mismo ha inven- tado o las vicisitudes del héroe que busca algún beneficio para su gente. El tono casi siempre pesimista del relato es a causa de la incer- tidumbre y la dependencia total del hombre primitivo ante la naturaleza que desconoce, pues en el estado de desarrollo socio- económico en que se encuentra, no puede explicarse racionalmen- te el mundo ni las leyes que lo rigen. Pero no obstante su primi- genia ignorancia, comienza a cuestionarse algunos fenómenos: la cosmogonía, el nacimiento, las enfermedades, la muerte; la aparición, crecimiento y virtudes de las plantas; la vida de los animales y sus peculiaridades. Necesariamente todo esto tiene que preocupar al hombre primitivo; ante sí aparecen millones de interrogantes y *enigmas desentrañantes*. Es normal, pues, que en la formación de las leyendas desempeñen un papel im- portante las respuestas "lógicas» que el vínculo y la inmediatez con el entorno le van ofreciendo. Sin embargo, no podemos repetir irreflexivamente que es sólo la explicación pueril de los sucesos la única motivación de las le- yendas: el hombre fue y es un ser esencialmente social. Al sus- tituir la vida en la manada por la de la agrupación social, se ve obligado a variar sus relaciones fundamentales, porque las nue- vas formas de vida en colectividad -a causa de las nuevas rela- ciones de producción- lo compelen a establecer normas elemen- tales de convivencia. Ya el hombre no es parte amorfa de un re- baño-, ahora son muchas las cuestiones que dependen del apor- te individual. En el diario quehacer se va percatando de los ele- mentos que convergen en el aseguramiento eficaz de la supervi- vencia del grupo. En este sentido, la leyenda es, además, un me- dio de comunicación, en su acepción más amplia, porque sirve tanto para reglamentar la conducta y la moral, como para pre- servar los conocimientos prácticos necesarios y la historia de los sucesos y personalidades más importantes de la colectividad. Tiempos de leyenda Aunque hemos dicho que la leyenda data de la infancia del hom- bre, no podemos encasillarla dentro de un espacio de tiempo me- dible; esto es así, hasta tal punto que hoy día se continúan creando. Van Gennep, en su libro La formación de las leyendas, afirma que *no hay que creer que la formación dé las leyendas sea un fenómeno del pasado: nacen a cada instante..." Pero el autor no aclara el porqué de la producción de las leyendas en los tiempos modernos. Pues bien, en nuestro tiempo -siglo de la cibernética, rayo láser, viajes cósmicos y otros adelantos- hay todavía grupos humanos que viven en verdadero estado primiti- vo. En América, por ejemplo, podemos observar junto a capita- les supercivilizadas la existencia de hombres en condiciones de gran atraso. Muchas veces, al referirnos a la población indígena y al genoci- dio llevado a cabo contra ella, hablamos en pasado, como si en ese exterminio se hubiese logrado acabar con todos; pero no es así: él logró sobrevivir, y, en muchos casos, gracias a la valien- te y tenaz resistencia que le ofreció al conquistador. Actualmente viven en toda la parte continental de América millares de indios, sobre todo en Guatemala, México, Estados Unidos, Ecuador, Perú, Bolivia y Venezuela. Ellos viven en un estado de suma po- breza, porque después de la Conquista siguieron siendo víctimas de los gobiernos oligárquicos nacionales o de la rapacidad im- perialista. En América la población indígena no ha cesado de luchar, in- cluso con las armas, contra quienes la mantienen sojuzgada, y la quieren seguir utilizando como bestias de trabajo, o conejillos de Indias en sus experimentos para reducir su número, cuando no para exterminarlos de la faz de la tierra. O sea, en el estado de subdesarrollo en que viven los pueblos de América, el indio, por pertenecer al estrato social más bajo, es el que vive en con- diciones más precarias: hay hombres en gran parte de América que todavía "prenden el fuego tembloroso paleolítico y tejen con sus manos la cestería de la comunidad primitiva". Como todo esto es el resultado de un desarrollo anormal de la sociedad, no se puede considerar natural el que aún sigan na- ciendo este tipo de leyendas. Su creación es un fenómeno del pasado. Sin embargo, el hombre seguirá por siempre convirtiendo en re- latos legendarios las historias de hechos o figuras que, por su grandeza y magnificencia, se propaguen de generación en gene- ración y no pertenezcan a un autor individual, sino a la crea- ción popular y colectiva. Asimismo, siempre habrán facetas de la vida que se desconoz- can, y, por supuesto, el hombre especulará, inventará, hará ficción. . Valores de las leyendas - Aunque están lejos de ser historia, las leyendas tienen valor de documento, porque nos muestran las costumbres, los hábitos y la lógica elemental del pensamiento precientífico del hombre. - Las leyendas sirven y servirán de rica e inagotable fuente para crear obras artísticas: literatura, escultura, música, danza. . - El código moral que presentan las leyendas tiene valores uni- versales e intemporales: generalmente vence el bien sobre el mal, aunque, a veces, la prepotencia y la maldad se imponen. Vemos, además, cómo se castigan la vanidad, la torpeza, el egoísmo, al tiempo que se exaltan la modestia, la inteligencia y la solidaridad humana. - Las leyendas, que fueron creadas sin intención literaria, han devenido obra artística de la mejor, porque su poesía es el resultado del contacto íntimo del hombre con la naturaleza. Mirta Aguirre, en Los caminos poéticos del lenguaje, dice: Los primeros poetas fueron, pues, los hombres primitivos, los niños del género humano.» Y continúa: «No eran mentes para un gran desarrollo del pensamiento abstracto. La imagen les era más asequible que el concepto. Y por eso fueron, funda- mentalmente, mentes poéticas.» Las leyendas americanas En las leyendas americanas se cumplen las leyes generales que rigen en todas partes del mundo. En ellas abundan los temas que explican el origen vegetal, y es lógico, a causa de la riquísima y variada flora americana, sus peculiaridades y virtudes curativas. A.simismo, son muchas las que tratan sobre las características y hábitos de los animales; y en las civilizaciones donde se desa- rrolló el sistema de castas, como las del imperio incaico y el az- teca, se crean leyendas de guerra y de otra índole. Un elemento que ha sido preocupación del hombre primitivo de América es el fuego, sobre todo en las regiones trías, donde se utiliza no sólo para cocinar los alimentos, sino también como abrigo en los difíciles días de crudo invierno. De esta manera, el fuego ha originado leyendas, en las cuales un animal es el que 8

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