Seix Barra! LosTres Mundos David Le Breton Antropología del dolor Traduccióndelfrancés por DANIELALCOBA cultura Libre Títulooriginal: Anthropologiedeladculeur De modo que ocupémonos sólo del dolor. Admito, yde buena gana, que seael Primeraedición:mayo1999 peor accidente de nuestro ser; soyel hom @BditionsMétailié,Paris,1995 bre que menos lodeseaeneste mundo, por Derechosexclusivosdeedición eso lo huyo, y hasta ahora -¡gracias a encastellanoreservadospara Dios!- no tuve mucho trato con él. Pero todoelmundoypropiedaddela nos corresponde, si no aniquilarlo, al me traducción: @1999:EditorialSeixBarral,S.A. nos atenuarlo con paciencia, y si ocurre Córcega, 270-08008Barcelona que el cuerpo se altera por su causa, nos toca mantener el alma y la razón firmes ISBN:84-322-0833-7 Depósitolegal:B.20.239- 1999 ante elpoder de su negación. ImpresoenEspaña MONTAIGNE, Ensayos, 1,14 TalleresHUROPE,S.L. Lima.3bis 08030Barcelona Ningunapartedeestapublicación,incluido eldiseñode[acubierta,puedeser reproducida,almacenadaotransmitidaen maneraalgunaniporningúnmedio.yasea eléctrico,qufnuco,mecánico,óptico,de grabaciónodefotocopia.sinpermiso previodeleditor. INTRODUCCIÓN Loshombres, según su condición social o su histo ria personal, no reaccionan de la misma manera frente a una herida o enfermedad idénticas; no tienen el mis mo umbral de sensibilidad. No existeuna actitud esta blecida en relación con el dolor, sino una probable, pero incierta, reveladora avecesde resistenciasinsospe chadas, o a la inversa, de unas debilidades inesperadas, una actitud que también se modula según las circuns tancias. La anatomía y la fisiología no bastan para ex plicar estasvariaciones sociales,culturales, personales e incluso contextuales. La relación íntima con el dolor depende del significado que ésterevistaen el momento en que afecta al individuo. Al sentir sus horrores, éste no es el receptáculo pasivo de un órgano especializado que registra vaivenes impersonales de tipo fisiológico. La manera en que el hombre se apropia de la cultura, de unos valoresque son los suyos,de su relación con el mundo, suponen un entramado decisivo para su apre hensión. Porque el dolor es, en primer lugar, un hecho situaciona1. Laexperiencia nos muestra, por ejemplo,la importancia del medio, incluso del puramente profe sional, para el alivioy la tranquilidad del enfermo. Los 9 terapeutas que surmrnstran atención paliativa saben De lo contrario, numerosos hechos que la experiencia que una palabra amable o una mano sobre la frente, la suministraba resultaban inexplicables. presencia junto al lecho del paciente, son los antálgicos La publicación de los Estudios sobre la histeria de más eficaces,aunque no basten. En verdad, el dolor es Freud yBreuer en 1895,al ilustrar la lógica del incons íntimo, pero también está impregnado de materia so ciente en los sufrimientos de la histeria, abría una pri cial, cultural, relacional, y es fruto de una educación. mera brecha en este acercamiento estrictamente neuro No escapa alvínculo social. lógico y recordaba a su manera que el hombre no es En latradición deAristóteles,durante mucho tiem una mera serie de fibras nerviosas o el apéndice indife po, el dolor se concibió como una forma particular de rente de una actividad biológica autónoma del cerebro. la emoción (Ética a Nicómaco, libro 11), una dimensión En la actualidad ya no se cree que el dolor sea el del afectado en su intimidad. Mástarde, la filosofía me efecto específico de la exasperación de las sensaciones, canicista, en particular en la obra de Descartes, definió la consecuencia de una sobrecarga que supera los lími eldolor como una sensación producida porelmecanis tes ordinarios de funcionamiento de los órganos. El mo corporal. Se ocultaba la parte del hombre en la dolor no actúa como una sensación que da sentido e construcción delsufrimiento; ésteseveíacomo un efec información útil para la conducta del individuo en re to mecánico de saturación, simple consecuencia de un lación con el mundo objetivo. No setrata de una cuali exceso de búsqueda de sentido. La biología gozaba el dad inherente alosobjetos exteriores, susceptible deser privilegio de estudiar el «mecanismo» del influjo dolo aprehendida por un órgano específico.Avecesleacom- roso, describir con la objetividad requerida elorigen, el _paña una impresión sensorial, como en el caso de un recorrido, y elpuntode llegada de un estímulo. Lapsi contacto cutáneo con un objeto cortante o ardiente, cología o la filosofía relataban la anécdota del dolor, es pero no es inherente a éstos. Ningún órgano sensorial decir, la experiencia subjetiva del individuo. Estateoría está especializado en el registro del dolor. «El dolor desembocaba en la idea de la especifidad de un sistema -dice J. Sarano- no es una función, sino una lesión receptor cutáneo que transportaba directamente una padecida por una funciono 1 excitación nerviosa, gracias a fibras propias, hasta un Esta concepción del dolor como hecho puramente centro del dolor situado en el cerebro. Una mecánica sensorial ha eliminado durante largo tiempo una di neuronal y cerebral conducía el influjo doloroso y lo mensión afectiva que no podía explicar. Los estudios sustentaba; elhombre no era más que una hipótesis se contemporáneos, como la fecunda teoría de Melzacky cundaria, y hasta desdeñable, elfenómeno sólo concer Wall,hacen justicia a la complejidad del fenómeno do nía a la «máquina delcuerpo». Sinembargo, para com loroso.' Numerosas estaciones intermedias separan el prender las sensaciones en las cuales está en juego el cuerpo no hay que buscar en el cuerpo, sino en elindi 1. ).Sarano, La douleur, Épi,París, 1965,p. 74. 2. Estosdosinvestigadoresestánenelorigendela«théoriedes viduo, con toda la complejidad de su historia personal. portillons» (teoría delosportillos), cf Ledéfideladouleur, Vigot,Pa- ID 11 centro de irradiación deldolor que sesiente.Dichosfil timo en representación. Elindividuo experimentaelfan tros acentúan o disminuyensu intensidad.Elcamino del tasma sensorial, pero ya no siente el desgarramiento. dolor sesirvede puertas quelo ralentizan,amortiguan o Otros estudios que sesirvendelahipnosis como analgé aceleran su paso. Otras percepciones sensorialesentran sico,en situación experimental con sujetos sometidos a en resonancia con él y contribuyen a modelarlo (calor, penosas estimulaciones,demuestran que lasensaciónde frío, masaje, etc.). Ciertas condiciones lo inhiben (con dolor es percibida por el individuo, pero desconectada, centración, relajación, diversión,etc.); otras aceleran su como silasensorypainseliberara de lasufferingpain.El difusión y la acrecientan (miedo, fatiga, contracción, dolor que sentimos no es,entonces, un simpleflujosen etc.). No hay dolor sin sufrimiento, esdecir,sin signifi sorial, sino una percepción que en principio plantea la cado afectivo que traduzca el desplazamiento de un fe pregunta de la relación entre el mundo del individuo y nómeno fisiológico al centro de la concienciamoral del la experiencia acumulada en relación con él.No escapa individuo. Una definición insuficiente sin duda, y cuyo a la condición antropológica de las otras percepciones. aspecto más débil ha sido cuestionado, es la que dio la Es simultáneamente sopesada y evaluada, integrada en International Association for the Study of Pain, la cual términos de significacióny de valor. Vamás allá de lo definió el dolor como «una sensación desagradable y puramente fisiológico: da cuenta de losimbólico. una experiencia 'emocional de respuesta a una espera El dolor es una manifestación ambigua de defensa real o potencial, o descrita en estostérminos»," Una in delorganismo. Laexistenciahumana seríaterriblemen formación dolorosa (sensory pain) implica una percep te vulnerable si se la privara de la capacidad de pade ción personal (sufferingpain).4 Tododolor comporta un cerlo,yaque fuerza alaprendizaje lúcido yesforzadode padecimiento moral, un cuestionamiento de lasrelacio peligros que amenazan la integridad física. Lapersonas nesentre elhombreyelmundo. Lalobotomía eliminael que nacen sin estafacultad atestiguan su necesidad:he componente afectivo del dolor,pues conviertea esteúl- ridos gravesno son capacesde percibir nada, se muer den laboca o lalengua sin saberlo, seatraviesan la me jilla con un bolígrafo o se rompen un diente sin dejar rís, 1989, pp. 143-161 (tr, Fr.).Estaobra es fruto de unaprovechosa colaboraciónentremedicinaycienciashumanas.Acerca delahistoria de masticar, sequeman, sedesollan sin sentirlo, sefrac médicadeldolorremitimossobretodoaR.Rey,Hístoiredeladouieur, turan un miembro y se esfuerzan en levantarse. Lain LaDécouverte, París, 1993;véasetambiénJ.-P. Peter (ed.), Deladou sensibilidad congénita al dolor es una enfermedad que leur, QuaiVoltaire, París, 1993. 3. H. Merkseyy otros, «Pain terms: alistwith definitionsand expone al individuo atodos lospeligrosque acechan en notes on usage», Pain, n.v 6. 1979; «Pain terms: a supplementary el medio en que vive: desde un dedo pillado en una note», Pain, n.o14, 1982;«Classificationofchronicpain:descriptions puerta hasta la absorción de un líquido ardiente, desde ofchroniepainsyndromesanddefinitionsofpainterrns», Pain,supl. 3, 1986. una caída de gravesconsecuencias, hasta la ausencia de 4. R.MelzackyK.L.Casey,«Sensory, motivational,andcentral toda reacción frente a una patología visceral, etc. Por controldeterminantsofpain:a newconceptualmodel», en D. Kens añadidura, impide al individuo adoptar las posiciones halo (ed.J. The Skin Senses Thomas, Springfield, 1968,pp. 423-443. 12 '3 antálgicas que preservan los miembros o los tejidos da Sieldolor esun estado molesto, también e.un.de. ñados." Uno de los síntomas de la lepra es precisamen fensa apreciable contra la inexorable hostilidad del te la insensibilidad al dolor. Lapérdida de las extremi mundo. Sinembargo, no esposible agotar su definición dades de los miembros que afecta a los leprosos es una en lacomodidad de una función defensivapura. Esmás consecuencia de la enfermedad, no una de sus etapas desconcertante y no se explica con ninguna fórmula obligadas. Incapaces de sentir la señal dolorosa que se simple. Sies una brújula que indica la aparición de una ñala la alteración de tejidos, los aquejados sehieren con enfermedad por curar, acusa ciertos desarreglos que crueldad sin darse cuenta, lastiman sus tejidos con total exigen desconfianza, puesto que a veces indica unas indiferencia. En algunos países del Tercer Mundo, las confusas direcciones donde el hombre tiene todas las ratas devoran su carne durante lanoche sin que ellosse posibilidades de extraviarse, ya que omite señalarle pe despierten ni puedan defenderse." Para protegerse de ligrosos cambios de rumbo. Curiosa brújula que obede las mutilaciones, los leprosos se mantienen vigilantes ce a diversos polos y enturbia la inteligencia, en la mis en todo momento, con el objeto de controlar por sí ma medida que ayuda: ilumina en el dedo quemado o mismos las incidencias que les rodean. La vista o el el miembro fantasma del mutilado, y calla en el desa oído sustituyen el sentido interno del dolor, cuya fun rrollo de un cáncer fatal a corto plazo. Pero el hombre ción de protección resulta fallida. no es una máquina, ni el dolor un mecanismo: entre En la constitución de un mundo humano,es decir, éste como herramienta virtual de protección y el pri un mundo de significados y valores accesibles a la ac mero, existe la ambivalencia y la complejidad de la re ción de las personas, el dolor es sin duda un elemento lación que une al hombre con el mundo. fundamental. El hombre se encuentra atado de pies y .Enla misma medida en que eldolor no es una sen manos cuando está desprovisto de él, a merced de un sación sino una percepción individual, es decir, un sig medio cuya habitabilidad leresultará exigua.Eldolor lo nificado, la interpretación finalista de éstecomo «senti protege de lasincontables amenazas que pesan sobre su do defensivo» resulta candorosa e insuficiente. M. Pra condición, opera como protector del organismo por la dines ha visto en él «elcomplejo formado por la unión retracción inmediata que suscita, la huella que deja en de una aversión motriz, de orden acaso reflejo (ya que la memoria, y que conduce a obrar de manera más lú sobrevive incluso a laabolición de laconsciencia, yhas cida. Es vector de la educación del niño que sanciona ta a la ablación del córtex) y de un estado afectivo ine en seguida toda acción inapropiada por su parte, ense fablemente consciente, que parece injertado en la inti ña la prudencia necesaria que compensa la fragilidad midad delprimero».' Heaquí en qué sedistingue eldo original de la condición humana. lor de un simple mensaje sensorial excesivo, ataca al 5. R.MelzackyP. Wall, op. cit., pp. 5Yss. 6. N. Cousins, La volonté de guerír, Le Seuil, París, 1980, 7, M. Pradines, «Douleuret finalité», RevuedeMétaphysiqueet pp. 87-88. Morale, abril de 1947, p. 159. 14 15 hombre en su identidad ya veceslo quiebra; parece un cerque por lo general sólo duele cuando matar ¿Contra «sentido defensivo» útil, pero en la misma medida, la tuberculosis que casi nunca hace sufrir antes de l. contumaz, bloqueado, y mutilador, con frecuencia aca agonía? ¡Contra las cardiopatías que siempre avanzan ba por transformarse en la enfermedad que hay que en silencio?EItnecesario, pues, abandonar la falsaidea tratar. Laconciencia dolorosa esel suplemento que eli del dolor benefactor. En realidad, el dolor es siempre mina la tentación de otorgar al dolor un mero estatuto un regalo siniestro que disminuye al hombre, que lo de defensa fisiológica. Durante toda su carrera de «ci acerca más a la enfermedad que si no se rnanifestara.»? rujano del dolor», René Lericheha combatido la dudo En algunos casos,el dolor que señala la afección la sa legitimidad del dolor como una oportuna adverten prolonga también hasta el infinito y acaba siendo su cia.«Paralosmédicos quevivenen contacto con losen propio fin:setransforma en enfermedad. Mantiene con fermos -escribió-, el dolor no es más que un sinto el ser humano una relación ambivalente, que debe in ma contingente, molesto, ruidoso, penoso, a menudo vestigarse con paciencia, multiplicando los exámenes difícil de suprimir, pero que, habitualmente no tiene clínicos, y sobre todo las competencias susceptibles de gran valor, ni para eldiagnóstico, ni para elpronóstico. descifrarlo y aliviarlo. No obstante, el dolor suele esca Elnúmero de enfermedades que revelaesínfimo, ycon bullirse implicando a la totalidad del ser. Como la frecuencia, cuando las acompaña, no hace más que muerte, el dolor es el destino común, nadie puede pre confundirnos. Por el contrario, en algunos estados cró tender escapar a él. No olvida a nadie y llama al orden nicos, parece que la enfermedad no existiríasi no fuera de muy diversasmaneras en eltranscurso de laexisten por él.»8 El dolor es una manifestación caprichosa que cia, a pesar de la voluntad humana. prosigue su camino torturando la existenciasin revelar El hombre no huye siempre del dolor, aunque la nada apropiado para mejorar el estado del paciente, modernidad veaen élun arcaísmo que la medicina de como por ejemplo en lasneuralgias detrigémino, don bería erradicarsin demora. Existenusossocialesdeldo delosdoloresafectanalosmiembros fantasmas.«¡Reac lor, éste es de hecho un instrumento susceptible de di ciones de defensa?¡Advertencias felices? -se pregunta versos empleos. A través de la ofrenda del dolor, por René Leriche--. Pero de hecho, la mayoría delas enfer ejemplo, el cristiano de otros tiempos se esforzaba en medades más gravesse instalan en nosotros sin previo pagar la deuda contraída en ocasión delsacrificiodeJe aviso... cuando llegael dolor, ya es demasiado tarde. El sucristo. Todo sufrimiento consentido se transforma desenlace, ya en potencia, esinminente. Eldolor no ha entonces en una prueba deamor, un signo dedevoción. hecho otra cosa que volvermás penosa y triste una si Larelación con el dolor ha cambiado, ciertamente, y la tuación desde hace tiempo perdida. ¡Reacción de de Iglesia hoy en día ve en el sufrimiento de Cristo más fensa? ¡Pero contra qué?,¡contra quién?¡Contra elcán- bien una demostración deamor haciala humanidad. El 8. R. Leriche, Chirurgiedeladouleur, Masson, París, 1949,p.27. 9. Ibídem,pp.27-28. 16 '7 camino de la cruz ya no seimpone alfiel. Lanecesidad control moral o sies superado, ensancha lamirada del imperiosa de padecer para existir subsiste en algunos hombre, le recuerda el precio de la existencia, elsabor individuos, fuera de toda visión religiosa del mundo. del instante que pasa.Tododepende delsignificado que Son hombres que llevan una vida amarga que pasa del elhombre leconfiera. Sisuprimeelgusto devivírcuan dolor alaenfermedad, delosfracasosalasdecepciones. do golpea, opera el efecto contrario en cuanto se aleja. También en estos casossepaga una deuda con el dolor Es una llamada al fervor de existir, un memento mori sufrido que permite la continuación de la existencia. que devuelveal ser humano a lo esencial. Curar a esos enfermos que parecen nacidos bajo una Para el imaginario del Siglo de las Luces, relevado mala estrella (o más bien que seencuentran permanen por el del Progreso, la lucha contra el sufrimiento, en temente bajo su influencia) no es el mejor servicio que tendida en su sentido más amplio, es como una clave se les puede hacer, si no se aclaran de una manera u privilegiada. ¡Cómo entender la coexistencia del Pro otra acerca de la lógica inconsciente de su conducta. greso con la desgracia individual y el persistente dolor Otros usos del dolor son clásicos,y se alimentan de la de los enfermos y los heridos? En La montaña mágica, disparidad de fuerzas entre los individuos: la correc el humanista Settembrini explica a Hans Castorp su ción, el castigocorporal, la tortura, elsuplicio, etc.Son pertenencia a una «Liga para la Organización del Pro lasvíasprivilegiadas de una cierta «trivialidad del mal» greso» que «abarcatodas las posibilidades presentes de que opera en lacondición humana. Elarte de hacer su perfeccionamiento delorganismo humano» ysepropo frir al otro para obligarlo, humillarlo o destruirlo es ne como tarea preparar el «bienestar de la humanidad, inagotable en sus realizaciones. El dolor infligido es el en otras palabras: combatir y eliminar el sufrimiento objeto de preferencia, hasta el arquetipo del ansia de humano». Para llevara cabo esteinsigne proyecto sere poder sobre el otro. Ala inversa,el dolor esigualmente curre a la sociología. Laligase consagra, en primer lu útil para inscribir en la carne la memoria de una filia gar, al inventario de los males de este mundo, para lo ción y una fidelidad a la comunidad, como bien saben cual es necesario la reelaboración de una «sociología los iniciados de las sociedades tradicionales. En este del sufrimiento». «En una veintena de volúmenes de caso, el dolor acompaña el cambio de estatuto del jo formato de diccionario enumerará yestudiará todos los ven,la perfección socialde su cuerpo yde su identidad, casos de sufrimiento humano que puedan imaginarse, que traducen lasmarcas físicas infringidas. Losritos de desde los más personales e íntímos hasta los males que tránsito implican a menudo una prueba dolorosa que derivan de hostilidades entre clasesydesacuerdos inter da fe de la determinación y la fuerza del carácter. nacionales.»JO Eldolor es una punción de lo sacro,porque arran Lalucha contra elsufrimiento, y también contra el ca al hombre de sí mismo y lo enfrenta a sus limites, dolor, que sin duda essu manifestación más notable, se pero se trata de una forma caprichosa, que hiere con inaudita crueldad. Sin embargo, si permanece bajo el 10. T.Mann, La montaña mágica. 18 '9 encuentra enelcorazón de laideología del Progreso.En tada incide sobre todo en el hombre sufriente. Nuestro la segunda parte del siglo XIX,ciertamente, se aliviaron propósito consiste en abordar el dolor desde un punto buena partede los malesde loshombres con ladifusión de vista antropológico, asícomo analizar la relación del de la anestesia. Asimismo ocurre en la actualidad, con hombre con su dolor, mientras nos preguntamos de la generalización del empleo de losantálgicos en lavida qué modo la trama social y cultural que lo impregna cotidiana. No obstante, al mismo tiempo, el dolor cró influye en las conductas y los valores. Pero sin olvidar nico se ha convertido en uno de los problemas crucia por ello que si el hombre es una consecuencia de estas les de la medicina moderna. El dolor perdura, no ha condiciones socialesyculturales, también eselinfatiga sido «vencido», cientos de millones de occidentales ble creador de significados con los cualesvive.Ninguna (¿cuántos en el mundo?) continúan sufriendo las con fórmula definitiva podría abarcar la relación íntima del secuencias de una medicina en perpetuabúsqueda de la hombre con su dolor, puesto que de hecho todo dolor molécula milagrosa, pero que con frecuencia olvida al remite a un sufrimiento, y por tanto, a un significado y propio hombre sufriente. La«sociologíadel sufrimien a una intensidad propia del individuo en su singula to" que sugería Thomas Mann está más que nunca en ridad. el orden del día, incluso de vez en cuando tenemos la Lapresente obra constituye un nuevo capítulo de la impresión deque amplía sucampo de influencia. Ytra antropología del cuerpo, cuya paciente y esforzada ela tándose del dolor, las diferentes prácticas médicas no boración nos hemos propuesto. En Anthropologie du dejan de ser solicitadas, movilizadas, testigos de la corps et modernité (1990) establecimos los hitos de una afluencia de las demandas de alivio. Ni el dolor ni la investigación, gracias a cierto número de herramientas muerte se dejan disolver en los imaginarios dones téc del pensamiento que permiten aplicar al mundo con nicos o científicos. Ytodo médico sabe, por experien temporáneo una concepción antropológica, tomando el cia, los tanteos de rigor, que seimponen, antes de con cuerpo como objeto de análisis privilegiado. En Des vi seguir un tratamiento eficazpara un enfermo en pleno sages (1992), a propósito del significado humano del sufrimiento. rostro, o en La Chairti vi! (1993), en relación con los El dolor esla primera razón de consulta médica, el usos médicos del cuerpo humano, empleamos idéntico signo que nunca engaña a nadie acerca de la necesidad enfoque antropológico y comenzamos a utilizar dichas de un alivio.Yla primera tarea del profesional consiste herramientas. Lalectura simbólica social, que convier en curar sus causas, en darle un sentido antes de redu te alcuerpo en un universo designificadosyvalores,es cirlo al silencio. Hablar del dolor esuna inequívoca in taba en el centro de esasinvestigaciones. En tales obras vitación a que lo trate la medicina, y tanto el destino intentamos demostrar cómo el enfoque antropológico del uno como de la otra deben unirse bajo losauspicios ilumina la práctica de la medicina, haciendo surgir lo del enfermo. No obstante, aunque lapráctica médica se que suele despreciarse en el proceso'terapéutico: la di evoca a menudo en estas páginas, la perspectiva adop- mensión delsentido yde losvalores que afectan á lare- 20 21
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