Description:El verdugo puso la mano sobre la palanca que él mismo debía haber comprobado ya varias veces. Todos entrecerraron los ojos. Y el silencio hubiera seguido siendo aplastante de no ser porque Turkus se atrevió a susurrar: —Ese lazo no está tenso. El condenado va a durar más de un minuto. ¿Quién decía que ese tío era un maestro? El verdugo movió la palanca.