Description:El grito retumbó en las paredes de la casa. Pareció extenderse por ella como si tuviera piernas y se pegó a las puertas y ventanas como si tuviera manos. Fue uno de los gritos más angustiosos, más lacerantes que Edgar recordaba haber oído. Justo ocurrió cuando él se disponía a bajar de su coche, aquel «Ford» especial, modelo Le Mans del que se sentía tan orgulloso. Abría la portezuela cuando el grito sonó. Edgar corrió hacia la casa. Aunque ya tenía cincuenta años muy cumplidos, sus piernas seguían siendo ágiles, no obstante le pareció que tardaba una eternidad en atravesar el porche y llegar a la entrada.