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Las lenguas de España a debate PDF

110 Pages·2013·1.38 MB·Spanish
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1 4 Ilustración de la portada: Ars Magna de Ramón Lull, 1313. Colección Ensayo. Consejo Asesor: Guillermo López Ricardo Morant Fernando Romo © Francisco Moreno Fernández, 2013 © Fernando Ramallo, 2013 ISBN: 978-941776-6-8 Maquetación y diseño : Emilio Ruiz Zavala UNO Y CERO EDICIONES S.L. C/Vicente Gaos, 3, A2 46021 – Valencia www.unoyceroediciones.com [email protected] Todos los derechos reservados. No está permitida la reproducción total o parcial de esta obra, incluido el diseño de la cubierta, ni su tratamiento informático, ni la transmisión de ninguna otra forma o por cualquier medio, ya sea electrónico, mecánico, por fotocopia, por registro u otros medios, conocido o por conocer, sin el permiso previo, expreso y escrito, de los titulares del Copyright. ©2013 by UNO Y CERO EDICIONES. 2 ÍNDICE PRÓLOGO A. LENGUAS DE ESPAÑA: TERRITORIOS, EDUCACIÓN, POLÍTICAS E IDEOLOGÍAS 1. Introducción 2. Términos y conceptos 3. La España multilingüe 4. Ser bilingüe 5. La educación bilingüe 6. Modelos educativos lingüísticos en España 7. Políticas públicas y derechos lingüísticos 8. Ideologías y discursos sobre las lenguas B.LENGUAS DE ESPAÑA: DEL INDIVIDUO AL ESTADO 1. Introducción 2. La España lingüística 2.1. Panorama jurídico-lingüístico de España 2.2. Lengua española y lenguas de España 2.3. Apunte de historia de las lenguas de España 2.4. La España multilingüe actual 2.5. Perfiles de las comunidades bilingües 3. Términos y conceptos 3.1. El concepto y los tipos de lengua 3.2. Actitudes e identidades 3.3. Bilingüismo y diglosia 4. Análisis de la realidad lingüística de España 4.1. La esfera del individuo 4.2. La esfera de la ideología 4.3. La esfera de la geografía 4.4. La esfera sociopolítica 4.5. La esfera estatal 5. Conclusiones EPÍLOGO DE ÁNGEL LÓPEZ GARCÍA-MOLINS BIBLIOGRAFÍA 3 El lenguaje es el bien más precioso y a la vez el más peligroso que se ha dado al hombre. Friedrich Hölderlin La palabra es el fenómeno ideológico por excelencia. Valentin Nikolaievich Voloshinov PRÓLOGO Babel constituye la explicación mítica del origen de la diversidad lingüística. El mito reconoce la diversidad en términos de castigo divino a la ambición humana. La historia narrada en la Biblia plantea el poder desafiante que supone el control del lenguaje y de las lenguas por parte de los seres humanos. Con Babel se debilitó esa amenaza al confundir a hombres y mujeres e introducir, en el mundo terrenal, la diversificación de lenguas. La consecuencia de Babel, la diversidad lingüística, se analiza desde múltiples perspectivas, casi siempre en términos de riqueza; solo en contadas ocasiones se concibe como una rémora para el progreso. Pero esto no siempre ha sido así. Sin necesidad de retrotraernos mucho en el tiempo, desde las concepciones ideológicas que han ligado a lo largo de los últimos siglos el estado a la nación, el multilingüismo ha sido planteado como un problema. Una vez superada esa etapa, el periodo post-nacional ha echado por tierra este anacronismo, promoviendo una visión más compleja, híbrida y dinámica de la diversidad lingüística (Duchêne & Heller 2011; Blommaert, Leppänen, Pahta & Räisänen 2012). Por ello, en cualquier sociedad contemporánea, plantear un debate sobre la diversidad lingüística entraña adentrarse en una problemática compleja que afecta a un aspecto tan básico como es la propia definición de 'lengua'. Hablar de lenguas supone tanto un desafío ontológico como un objeto epistemológico cuyas dimensiones superan el alcance de las ciencias del lenguaje. Desde estas no siempre es fácil determinar qué es una lengua, cuál es la relación entre las lenguas y los sujetos que las utilizan, cuántas lenguas hay o por qué cambian las lenguas. La posición más extrema incluso pone en entredicho la propia existencia de las lenguas, al menos en su definición clásica como sistema discreto. Así, buena parte de la lingüística del siglo XX se articuló alrededor de la 'lengua' como concepto esencial, a través de 8 la obra de Saussure (1916), y posteriormente de las aportaciones de Chomsky (1965); pero solo desde un 'objetivismo abstracto' es irrevocable el concepto de 'lengua' en tanto que sistema autónomo, inmanente y estático, concebido como un instrumento de comunicación transparente (Voloshinov 1929). Esta concepción tuvo un amplio recorrido durante buena parte del siglo XX, incluida la emergente sociolingüística sistémica de los años 60. Sin embargo, desde paradigmas post-estructuralistas, próximos a la sociolingüística crítica y a la antropología lingüística (Makoni & Pennycook 2007; Blommaert 2010, 2012; Pennycook 2010; Heller 2011; Martin-Jones, Blackledge & Creese 2012; Schieffelin, Woolard & Kroskrity 2012), la concepción clásica de 'lengua' como sistema lingüístico —y todo el metalenguaje idealizado que la acompaña 'lengua materna', 'lengua mayoritaria', 'lengua minoritaria', 'lengua propia', 'hablante nativo', 'comunidad lingüística' o 'competencia lingüística', entre otros conceptos— entra en crisis y es reemplazada por nociones más dinámicas como 'heteroglosia', 'práctica discursiva', 'repertorio lingüístico', 'hibridización', 'polilingüismo' o 'metrolingüismo' (Otsuji & Pennycook 2010). Se trata de un cambio que reconoce la socialización lingüística como una práctica integrada en una red de otras prácticas y relaciones sociales (Silverstein 1998). La consecuencia de este debate es que una parte de la lingüística asume que las lenguas existen como entes aislados y autónomos, cuantificables, con un número concreto de hablantes, con instrumentos que permiten el cálculo de su pérdida (Lewis 2009; cfr. Duchêne & Heller 2007). Sin embargo, otra parte concibe las lenguas como construcciones ideológicas, ligadas inicialmente a un discurso decimonónico (renovado en los contextos post-coloniales de la segunda mitad del siglo XX) que a la vez imaginaba imperios, estados o naciones y a cuya difusión contribuyeron especialmente gramáticos y lexicógrafos (Martin-Jones, Blackledge & Creese 2012). Los mecanismos de esta construcción son bien conocidos: invención de un estándar, creación de instituciones que amparen 'científicamente' sus decisiones, institucionalización de la 'lengua', entre otros. En el marco europeo, las motivaciones de esta concepción de la lengua como elemento esencial en la identidad nacional y la idea del cuidado institucionalizado de la lengua se fortalece en los siglos XVII y XVIII como resultado de la suma de una serie de tradiciones en las que la "competición lingüística internacional" resultó clave (Fries 1989). Estas dos posiciones reflejan marcos ideológicos extremos, con distintas consecuencias sobre algunos ámbitos que intervienen en la vida cotidiana de las personas: la política lingüística, la educación en general, la enseñanza y el aprendizaje de idiomas o el mercado laboral. En este texto adoptamos una posición intermedia. Por un lado, asumimos que las lenguas, en tanto que entidades precisas claramente delimitadas, así como el metalenguaje 9 que utilizamos para describirlas, son construcciones que se imaginan y proyectan a partir de marcos ideológicos concretos. Por otro lado, una vez construidas somos capaces de caracterizarlas y de individualizarlas, ahondando en sus particularidades, fortaleciendo los aspectos que las singularizan con respecto a otras lenguas próximas. En todo caso, el concepto 'lengua' continúa siendo muy intuitivo y familiar. Se dice que todos los seres humanos conocen y utilizan al menos una lengua y que cualquiera es capaz de reconocer formas de expresión que identifica como pertenecientes a una lengua distinta a la suya (aunque esto sea más discutible). No siempre es así, pero por razones prácticas hemos de convenir en que la noción de 'lengua' es ampliamente aceptada y poco cuestionada en cuanto a su existencia. Sobre esta base, ciertamente movediza, esta obra presenta, a modo de debate, un análisis de la situación actual de las lenguas de España. Se trata de un debate complejo por los datos que maneja y por la naturaleza de las argumentaciones que esgrime, relacionadas, las unos y las otras, con una realidad que implica a la lingüística, la sociología, la psicología, la política, el derecho o la educación del ámbito geopolítico denominado España. Si nos dejáramos llevar por la corriente simplificadora o bipolarizadora que arrastra a las opiniones públicas en la actualidad, una corriente que siente pavor ante las realidades complejas, bien podría decirse que los trabajos de este libro ofrecen un debate que enfrenta el modelo de una España plurilingüe al modelo de una España vertebrada por el español como lengua común. Ciertamente, ambos modelos, que estrictamente no habrían de ser contradictorios ni incompatibles, pueden reconocerse como opuestos en textos y declaraciones de numerosos políticos, periodistas y analistas españoles, como se explicará en su momento. Los autores de estos trabajos aceptamos el juego de entrar en esta aparente discusión de modelos, pero con la seguridad de que, salvando las peculiaridades más personales, nuestras firmas podrían intercambiarse en muchas de las páginas supuestamente enfrentadas. Ambos autores asumimos que la realidad lingüística de España es diversa y desigual en la historia y en la sincronía; que exige manejar hechos de naturaleza diversa y en planos analíticos diferentes; que la política está ligada a la geografía, a la sociología y al derecho; que el individuo se ve afectado por las lenguas en un modo diferente que las comunidades; y que las organizaciones y estructuras sociales gestionan los asuntos lingüísticos de forma muy variada, con consecuencias, por tanto dispares. Así es la situación de las lenguas de España y por eso la sometemos a debate, con toda la intención pedagógica que ello también encierra. 10 Finalmente, como mediación en un debate por su propia naturaleza inacabado, este libro incluye las reflexiones de un tercer autor, Ángel López García, que ha tenido la paciencia y la habilidad de adentrarse en las madejas argumentales de los dos primeros para entresacar y resaltar algunos cabos que pudieran resultar singulares o relevantes. Los debates suelen tener un árbitro o moderador, pero, en el caso de Ángel López García, más allá de la mediación, encontramos una voz propia que se ha avenido a entrar en un juego que solo aspira a tener un claro vencedor: el diálogo. 11 A LENGUAS DE ESPAÑA: TERRITORIOS, EDUCACIÓN, POLÍTICAS E IDEOLOGÍAS Fernando Ramallo Universidade de Vigo 1. Introducción Todas las lenguas sirven para lo mismo, independientemente de su estructura interna y de la comunidad en la que se han desarrollado. Ahora bien, las lenguas pueden llegar a ser muy dispares entre sí, lo que suele implicar, paradójicamente, problemas de comunicación entre los seres humanos. Es un hecho que los humanos modernos creamos unos artefactos que potenciaron la cohesión endogrupal, al mismo tiempo que propiciaron la incomunicación exogrupal. Ahora bien, la ventaja que tienen estos artefactos es que, al ser de origen sociocultural, pueden enseñarse y aprenderse para facilitar precisamente esa comunicación entre hablantes de lenguas distintas. En la actualidad se utilizan miles de lenguas. En muchos casos se trata de lenguas próximas entre sí, que comparten multitud de rasgos estructurales. Esto implica que, con un esfuerzo bajo, los respectivos hablantes pueden comunicarse entre sí sin necesidad de hablar la lengua del otro. Es decir, es suficiente con ser multilingüe receptivo para favorecer una comunicación eficaz (Moreno Cabrera 2006). Sin embargo, en muchos otros casos, las diferencias son tan notorias que es preciso el aprendizaje activo para poder interaccionar exitosamente. Muchas de las dificultades que suscita abordar el tema de la diversidad lingüística explican que el saber popular sobre el lenguaje y las lenguas esté lleno de mitos, algunos más antiguos y otros más recientes, que ejercen influencia sobre aspectos tan diversos como la consideración y el prestigio social de las lenguas y de sus hablantes, sobre su valor emocional, sobre su utilidad, sobre su complejidad, sobre su naturaleza o sobre su relación con la ciencia y el progreso (Moreno Cabrera 2000; Tusón 1997). 12 2. Términos y conceptos Lengua minoritaria Las minorías constituyen el mejor ejemplo de la diversidad. Habitamos un mundo de minorías y, en un sentido general, todos somos parte de varias minorías. Su relevancia es central para entender las transformaciones sociales, demográficas, políticas, económicas y culturales de los últimos siglos. Como señala El Atlas de las Minorías de Le Monde Diplomatique (Fundación Mondiplo 2012: 3) "tanto si nos parece un hecho que lamentar o que celebrar, el reinado exclusivo de la mayoría llega a su fin". Por ello, uno de los desafíos más inquietantes de vivir en minorías, con minorías o entre minorías radica precisamente en la definición de minoría. Y esto alcanza también al dominio de las lenguas. En general, cuando se hace referencia a las lenguas distintas al español que se hablan en España, el adjetivo que se utiliza con más frecuencia para definirlas es el de 'minoritarias'. Se dice que el vasco, el gallego, el catalán, el aranés, el aragonés1, el asturiano, el árabe o el tamazig son lenguas minoritarias, sin precisar qué contenido concreto aporta dicho adjetivo. La vigésima segunda edición del diccionario de la Real Academia Española, recoge en el artículo lexicográfico de este adjetivo dos acepciones: minoritario, ria. 1. adj. Perteneciente o relativo a la minoría. 2. adj. Que está en minoría numérica. Para completar el alcance de esta definición, la segunda acepción de 'minoría' hace referencia explícita a las lenguas: minoría. f. [...] 2. En materia internacional, parte de la población de un Estado que difiere de la mayoría de la misma población por la raza, la lengua o la religión. Tanto la segunda acepción del adjetivo como la del sustantivo manejan un criterio cuantitativo. Ahora bien, en sociolingüística es también frecuente una concepción cualitativa del adjetivo minoritario, a; es decir, en vez de (o además de) hacer referencia a una lengua que tiene menos hablantes que otra en un determinado territorio, 'lengua minoritaria' puede remitir a una lengua con más hablantes pero con menos poder. Se trata de una minoría política pero no (necesariamente) numérica. Es decir, lo relevante en este segundo sentido no 1 En un alarde de originalidad sin precedentes, destinado a invisibilizar las lenguas de su territorio, en la nueva Ley 3/2013, de Lenguas aprobada en 2013 por el gobierno de Aragón, el aragonés y el catalán hablado en la franja aragonesa-catalana han cambiado de nombre. El primero ha pasado a ser denominado "lengua aragonesa propia de las áreas pireneaica y prepirenaica" (popularizada como lapapi) y el segundo "lengua aragonesa propia del área oriental" (popularizada como lapao). 13

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