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BUENOS AIRES Traducción por Viccnfc Menclivil Queda hecho el depósito que previene la ley núm. 11. 723 Adquiridos los derechos exclusivos para todos los países de habla española Copyright by Editorial Losada, S. A. Buenos Aires. 1939 Para la fecha en que fue editado este e-Book, el libro en formato físico se encuentra agotado. Al encontrarse en un estado de difícil acceso para estudiantes y académicos, hemos optado por hacer una edición digital libre, para un uso responsable y educativo. En caso de una futura reimpresión en papel, por favor colabore con la Editorial Losada, comprándolo, o al menos pidiendo a su Biblioteca la adquisición de una copia. Gracias. Edición digital de @elteologo Septiembre de 2015 PRINTED IN ARGENTINE Acabado de imprimir este libro el 12 de Julio de 1939 Imprenta López - Perú 666 - Buenos Aires INTRODUCCION LA IDEA RELIGIOSA Y EL ESTADO RUSO I El comunismo ruso es difícil de comprender en razón · de su dualidad. En más de un aspecto se revela como un fenó meno internacional y universal. y en otros aspectos como un fenómeno ruso y nacional. Pues el Occidente debe saber que el comunismo ruso tiene raíces nacionales, que está determina do por la historia de Rusia. El conocimiento del marxismo no nos bastaría por sí solo para comprenderlo. El pueblo ruso, por su formación espiritual, es un pue blo oriental. Rusia es el Oriente cristiano, que durante dos siglos ha sufrido fuertemente la influencia del Occidente, y en sus clases cultas, pero solamente en ellas, ha asimilado sus ideas. El destino histórico de Rusia es un destino desgraciado que se desarrolla de siglo en siglo según una especie de ritmo catastrófico, entre la sucesión discontinua de los tipos de civi lización más dispares. A pesar de la opinión de los eslavófilos. toda unidad orgánica está ausente de esa historia. Los inmensos territorios que han correspondido en el reparto al pueblo ruso han estado siempre amenazados: ame nazados por el Oriente, por las invasiones tártaras contra las cuales Rusia servía de escudo al Occidente: amenazados por el mismo Occidente. Se ve sucederse en el curso de las edades a cinco Rusias muy diferentes: la Rusia de Kiev, la Rusia del 9 N e o rí s /] e r ~ d a e f 1 período tártaro, la Rusia moscovita, la Rusia del Imperio de Pedro, y finalmente la nueva Rusia soviética. ¿Cómo hablar de "cultura joven" en un país tan viejo, cómo pretender que.> haya permanecido semi-bárbaro hasta una fecha todavía re ciente? En cierta acepción del término, Rusia es un país de vieja .civilización. Capital de un principado, Kiev había vis to nacer una cultura "infinitamente más elevada que la que conocía el Occidente en la misma época; desde el siglo XIV poseía una escuela clásica de pintores de iconos y una arqui tectura notable. En el dominio de las artes plásticas, la Rusia moscovita continuó la tradición, alcanzando la perfección del estilo y un gran refinamiento en la ejecución. Formación to davía oriental: es el arte del reinado tártaro cristianizado. Así. la civilización moscovita se elabora lentamente, nace de la resistencia que las costumbres autóctonas oponen al Occi dente latino. La evolución del pensamiento aún es débil en ella, es un período privado de vida intelectual, pero que se expresa en un estilo plástico que no volverá a encontrar más tarde la Rusia petroviana, la nueva Rusia, despertada final· mente al pensamiento y a la palabra, creadora de una gran literatura, mensajera de la verdad social. pero a la que falta ron la unidad y el estilo alcanzado anteriormente. Estos contrastes del alma rusa son los que han deter· minado la complejidad del destino histórico de Rusia, el com bate al que se han librado siempre en ella los elementos orien tales y occidentales. Alma formada por la Iglesia ortodoxa, marcada con un sello exclusivamente religioso que ha subsis tido hasta nuestros días, inclusive entre los nihilistas y los comunistas. A esa disposición religiosa se agrega en todos los rusos un elemento natural muy fuerte, un elemento procedente de la' inmensidad de la tierra, de la llanura infinita. El sentido de la "naturaleza", de las corrientes oscuras, se ha desarro llado, siempre más entre los rusos que entre los occidentales, JO Las fuentes y el sentido del comunismo ruso sobre todo entre los occidentales de cultura latina. Así, se dan por una parte, un paganismo natural y díoni síai:o, y por otra, el ascetismo ortodoxo. heredado de Bízan cio, la nostalgia del reíno de más allá. Parece que solamente un ruso puede conciliar en sí mismo esos dos elementos. La organización, la administración de su inmenso territorio pesa sobre él: refleja en su estructura íntima la ausencia de mojo nes y de límites. El paisaje psíquico corresponde al paisaje geográfico. En el resto de Europa, por el contrario, la división estrecha de las tierras, su división en categorías restringidas, ha favorecido el nacimiento de una civ\lízación, ha determinado, de manera diferente, a la vez el aspecto del suelo y el carácter del hombre. Se puede, pues, decir que el pueblo ruso es vícti ma de la inmensidad de su país. inmensidad en la que los historiadores han llegado hasta descllbrir la causa de la forma continuamente despótica de su gobierno; el más notable entre esos historiadores, Kliuchevski, ha escrito: "El Estado se ha hinchado, el pueblo se ha debilitado". La fórmula sigue sien do cierta hasta para el gobierno soviético, en el que los intere ses del pueblo son sacrificados a la potencia de la organización del Estado. La formación religiosa del pueblo ruso le ha marcado con rasgos muy particulares: ascetismo, dogmatismo, facultad de soportar el sufrimiento y el sacrificio en nombre de una fe, cualquiera que sea, y, finalmente, el gusto por lo transcen dente, que ora se expresa mediante la creencia en la eterni dad, en el otro mundo, ora en un porvenir realizado en este mundo. Pues la energía religiosa del alma rusa implica a ve ces una aspiración hacia objetivos que no son objetivos reli giosos, por ejemplo. hacia las perspectivas sociales. Pero en razón de su formación dogmático-religiosa, los rusos nunca dejan de ser ortodoxos, ortodoxos heréticos o apocalípticos o nihilistas. Siguen siendo ortodoxos inclusive en el siglo XVII, 11 N e o á s IJ e r d a e f cuando se hacen viejos creyentes cismáticos, o en el siglo XIX. cuando se hacen revolucionarios. La estructura del alma sigue siendo semejante, la "inteligcntzia" revolucionaria es la here dera del "raskol": por eso la fe ortodoxa, a cualquier tema que se aplique, nos parece tan importante; por ella se define siempre la cualidad de lo que es ruso. Después de la caída del Imperio de Bizancio, de la se gunda Roma -el mayor imperio ortodoxo del mundo ente ro- es cuando en el seno del pueblo se extiende la creencia de que el reino moscovita seguía siendo el único reino ortodo xo, y el pueblo ruso el único mantenedor de la verdadera fe. El monje Piloteo enseñaba la concepción de Moscú como Tercera Roma. Escribía al Zar I van III: "La Santa Iglesia apostólica, la de la Tercera Roma, la de tu reino, brilla bajo los cielos mucho más que el sol. Y que tu poder sepa, oh zar bendito, que todos los reinos de fe cristiana ortodoxa se han fundido en el tuyo; que tú eres bajo los Cielos el único Zar cristiano. Mira. escucha, oh Zar bendito, esta cosa: que todos los reinos cristianos se han fundido en tu reino único, que han caído dos Romas, que la Tercera existe, y que no habrá una cuarta. Tu reino cristiano no pasará a otro". Así, la definición de Moscú, Tercera Roma, va a ser ta base ideológica de la formación del reino de los Zares: la autocracia de Moscú va a constituirse bajo el símbolo de la idea mesiánica. La busca de un reino. del reino de la verdad, es el ideal que perseguirá el pueblo ruso a través de toda su historia: a ese reino ruso se pertenece por la fe ortodoxa, así como a la Rusia soviética se pertenecerá por la fe comunista. Y esa vocación mesiánica engendra una Iglesia nacionalista. Como en el antiguo pueblo hebreo, los elementos nacionales y religiosos se van a desarrollar simultáneamente. Y lo mismo que el mesianismo judío fué un hecho propiamente hebreo. 12