LAS BASES AFECTIVAS DEL POPULISMO THE AFFECTIVE FOUNDATIONS OF POPULISM Manuel Arias Maldonado Universidad de Málaga [email protected] Recibido: Noviembre de 2017 Aceptado: Diciembre de 2017 Palabras clave: Populismo, emociones, afectos políticos, redes sociales, democracia, esfera pública. Keywords: Populism, emotions, political affects, social networks, democracy, public sphere. Resumen: Uno de los rasgos más destacados del populismo es su empleo de las emociones. Sin embargo, los análisis de la dimensión emocional del populismo suelen adolecer de cierta superficialidad. Este trabajo persigue, justamente, arrojar luz sobre las bases afectivas del populismo. A tal fin, pre- senta un análisis de los distintos aspectos de la afectividad populista, a partir de los hallazgos resultantes del giro afectivo experimentado por las ciencias sociales. Asimismo, se ocupa de los notables efectos que sobre la sentimen- talidad populista tiene la reconfiguración digital del espacio público. Abtract: One of the most prominent features of populism is its emotionality. Yet studies on the emotional dimension of populism tend to be rather superficial. Precisely, this article attempts to shed some light on the affective foundations of populism, taking advantage of the findings resulting from the affective turn that has taken place on the social sciences in the last years. In this connection, it also deals with the digital transformation of the public space and its effects on the populist sentimentality. 1. Introducción No cabe duda de que el populismo se ha convertido en uno de los fenómenos políti- cos más prominentes de nuestro tiempo. De ahí que se hayan multiplicado los estu- dios académicos sobre el mismo, que en su mayor parte tratan de arrojar luz sobre la naturaleza y causas de un objeto que no se deja atrapar fácilmente. Y si hay algo que puede encontrarse en ellos casi invariablemente, sea como elemento nuclear o adjetivo, es la descripción del populismo como fenómeno emocional o que recurre ha- bitualmente al emocionalismo. No habría populismo sin emociones, viene a sugerirse. Pero no es tan frecuente que se concrete el modo en que el populismo es emocional o se detallen sus estrategias afectivas. Más bien se da por supuesto que el recurso a un lenguaje recargado emocionalmente es eficaz, porque conecta con el estado de ánimo Revista inteRnacional de Pensamiento Político - i ÉPoca - vol. 12 - 2017 - [151-167] - issn 1885-589X 151 de los ciudadanos y proporciona a éstos del “giro afectivo” que se ha venido produ- una forma de canalizar sus sentimientos ciendo en los últimos años en las ciencias de indignación, miedo o resentimiento. Y sociales -por influjo de las neurociencias aunque en buena parte así es, no está de y agotamiento del paradigma culturalis- más profundizar en la dimensión emocio- ta- es que razón y emoción se relacionan nal del populismo, a fin de comprenderla de manera tan compleja como ambigua debidamente. Es lo que se tratará de ha- (véase Arias Maldonado 2016). Esto no cer este artículo. supone que haya de darse un cheque en blanco a la emocionalidad, pero sin duda Vaya por delante que el recurso a las deja claro que no podemos despacharla emociones no es exclusivo del populismo, como mero irracionalismo. Máxime cuan- ni el populismo se agota en lo emocional. do, aunque los afectos no son nuevos, sí Por una parte, es razonable afirmar que lo es nuestra mirada sobre ellos: el men- todos los fenómenos políticos poseen una cionado giro afectivo es el resultado na- dimensión emocional y que no hay ideo- tural de la crítica de un constructivismo logía política que no esté asociada a un radical que había dominado las ciencias sistema afectivo: si el socialismo otorga sociales durante la segunda mitad del si- valor afectivo a la igualdad, el nacionalis- glo XX bajo la premisa de que nada hay mo prefiere a la nación y el liberalismo la “dado” en el ser humano (véase Thomp- libertad. En las democracias de audiencia son y Hogget 2012). Ya no estamos tan contemporáneas, marcadas por la cons- seguros y la reinvindicación del papel que trucción del candidato que se presenta las emociones juegan en la determinación a la mirada del público, el empleo de las de nuestras decisiones y comportamien- emociones es parte sustancial de la es- tos así lo atestigua. trategia comunicativa de cualquier partido político. Por otra parte, hay facetas distin- Finalmente, el estudio de la sentimentali- tas del populismo a las que prestar aten- dad populista debe incorporar otra nove- ción: desde el contenido de su discurso a dad significativa, en este caso tecnológi- sus estrategias de movilización, pasando ca. Se trata, claro, de la difusión de las por sus técnicas de reclutamiento o sus nuevas tecnologías de la comunicación, alianzas internacionales. Con todo, el uso que están modificando aceleradamente de las emociones cumple una función in- el espacio público democrático. De nue- dispensable en la ideología y la acción po- vo, hay que ser prudentes: el populismo pulista, por «delgada» que aquella -como existía antes de que lo hiciera Internet y veremos- pueda ser. De ahí que el popu- resulta excesivo atribuir a las redes socia- lismo sea, junto al nacionalismo, la ideolo- les toda la carga causal cuando queremos gía contemporánea donde las emociones explicar hechos políticos en apariencia tan juegan un papel más destacado. sorprendentes como las victorias del Bre- xit o Donald Trump. Descartar que hayan En cuanto a las emociones mismas, tam- influido en ellos, empero, sería también poco son precisamente una novedad. precipitado: la habilidad con que el can- Pace Descartes, el ser humano es una didato Trump logró sortear a los medios criatura emocional y en modo alguno pue- tradicionales que se le oponían unánime- de establecerse una contradicción insal- mente, comunicándose directamente por vable entre racionalidad y afectividad. Si Twitter con sus seguidores, contribuyó alguna conclusión firme puede deducirse Revista inteRnacional de Pensamiento Político - i ÉPoca - vol. 12 - 2017 - [151-167] - issn 1885-589X 152 notablemente a su popularidad. Parece De ahí proviene su capacidad disruptiva, claro que las redes sociales han propor- que podrá manifestarse cada vez que una cionado a los movimientos y líderes po- comunidad humana encuentre motivos pulistas una herramienta que encaja muy para rebelarse contra una injusticia o lo bien con el sentido de su mensaje central que se percibe como una injusticia. Pero -el poder debe ser devuelto al pueblo- y es conveniente distinguir entre sus raíces que, de hecho, facilita la operación per- psicopolíticas, manifestadas allá donde formativa mediante la cual se invoca o encontremos una rebelión popular contra incluso se constituye ese mismo pueblo. las élites, y sus manifestaciones moder- nas, donde la democracia auténtica (o El trabajo se estructurará como sigue. En directa) es invocada contra la democracia primer lugar, se caracterizará brevemente inauténtica (o representativa). Por eso po- el populismo, a fin de demarcar la noción demos decir que el populismo es un fenó- que del mismo aquí se maneja, y se dará meno intrínsecamente democrático. especial énfasis a su conceptualización como “estilo político”. A continuación, se Dicho esto, el populismo ha tenido una abordará en detalle la afectividad populis- accidentada vida académica. La diversi- ta, vale decir, se identificarán cuidadosa- dad de los movimientos a los que se apli- mente aquellas facetas del populismo que ca el término, sumada a la naturaleza ca- pueden caracterizarse como emocionales maleónica de un credo abrazado por igual o recurren al empleo de las emociones. a izquierda y derecha del espectro ideo- Finalmente, se considerarán aquellas no- lógico, ha provocado dudas acerca de su vedades que, para la sentimentalización verosimilitud. Se ha llegado a afirmar que de la democracia y en especial para la ex- no existe el populismo, sino solo el con- plotación populista de la sentimentalidad, junto abigarrado de sus manifestaciones comporta la generalización de las nuevas (Werz 2003: 13). El populismo es así un tecnologías de la comunicación. Una bre- concepto esencialmente discutido y con- ve conclusión cerrará el texto. ceptualmente inasible (Taggart 2000: 1). Sin embargo, es necesario rehuir el derro- tismo conceptual. El populismo no es el 2. El populismo como estilo primer concepto discutible al que se en- político frenta la ciencia social, ni es una novedad que la propia discusión sobre su campo “Power to the people!”: pocas exclama- semántico posea connotaciones políticas. ciones tienen más resonancia emocional Matices al margen, los estudiosos se refie- dentro de la vida política. La hemos visto ren a un mismo fenómeno cuando hablan en pancartas, libros, canciones; se ha em- de populismo; este es, pues, definible e pleado para promover revoluciones demo- identificable. Aunque, por supuesto, la cráticas y como eslógan para campañas realidad siempre será más heterogénea electorales. Se trata de una fórmula que, que sus representaciones conceptuales en nombre de la verdadera democracia, (véase Rivero et al. 2017). No siendo reclama el poder para un pueblo llama- objeto específico de este trabajo realizar do a gobernarse directamente en lugar de un detallado análisis conceptual del po- ser gobernado por unos pocos. Y ésa es, pulismo, me limitaré a continuación a en esencia, la demanda del populismo. trazar una distinción entre sus elementos Revista inteRnacional de Pensamiento Político - i ÉPoca - vol. 12 - 2017 - [151-167] - issn 1885-589X 153 nucleares y adjetivos, así como a discutir A este núcleo pueden añadirse otros ras- brevemente el problema de su forma. gos, que no son exclusivos del populismo pero se encuentran presentes -de manera Cuando hablamos de populismo, puede variable- en la mayoría de sus manifesta- establecerse una distinción entre elemen- ciones. Entre ellos se incluyen la organi- tos nucleares y adjetivos: si los primeros zación alrededor de un líder carismático, constituyen el núcleo esencial sin el cual el anti-intelectualismo, el empleo de un no podemos hablar de populismo, los se- registro comunicativo emocional, la iden- gundos suelen acompañarlo pero no al- tificación con una patria idealizada, así canzan para definirlo, entre otras cosas como un repertorio de acción basado en porque pueden estar presentes en otros la provocación, la polarización y la pro- movimientos políticos. Tal vez podamos testa. Aunque sería difícil encontrar un hablar también de elementos ideaciona- movimiento populista que no participe de les y elementos estilísticos: los primeros algunos de estos ragos, parece razonable componen la sustancia del populismo y afirmar que son facilitadores antes que los segundos sus atributos formales. De definitorios del populismo (Van Kessel, esta forma, recurriendo a un núcleo bási- 2015). Así como el antagonismo morali- co que debe concurrir para que hablemos zante pueblo/élite es inherente al populis- de populismo, resolvemos la confusión mo, por ejemplo, los partidos populistas analítica que causa el presentar como no son los únicos liderados por personali- constitutivos del mismo algunos rasgos dades carismáticas: sin lo primero no hay que no siempre lo acompañan. populismo, sin lo segundo puede haberlo. Nucleares son, así, cuatro elementos que Ahora bien, aunque podamos estar razo- se presentan interrelacionados. A saber: la nablemente de acuerdo en lo que sea el postulación de dos unidades homogéneas populismo, no acabamos de ponernos de de análisis: el pueblo y la élite; la existen- acuerdo acerca de la forma en que se ma- cia de una relación de antagonismo entre nifiesta. Se trata de un problema clásico ambas; la valoración positiva del “pueblo” en los estudios sobre el tema, donde la y la denigración de la “élite”; la idea de la palabra ha terminado por abarcar reali- soberanía popular, traducida en la primacía dades tan distintas que, tan pronto como de la voluntad general como matriz deciso- en los estudios seminales de la década ria (Stanley 2008: 102). Es aquí decisivo el de los 60, ya no estaba claro si había de contraste moral entre una élite parasitaria y primar la dimensión ideológica (las ideas un pueblo virtuoso. En principio, ese pueblo del populismo) o la organizativa (sus dis- se presenta como un bloque homogéneo tintas manifestaciones) [veánse Ionescu y e indivisible, si bien el pueblo “auténtico” Gellner, 1969]. Me limitaré a señalar aquí, es solo una parte del pueblo “ordinario”. brevemente, cuatro posibilidades. De hecho, el populismo no dice “nosotros también somos el pueblo”, con objeto de a) El populismo como ideología. Es decir, incluir a minorías (o mayorías) presunta- una que ve la sociedad separada en mente excluidas, ni tampoco “nosotros so- dos grupos homogéneos -la gente y la mos el pueblo”, sino “sólo nosotros somos élite, o la gente y “los otros” que pri- el pueblo» (Müller 2016: 44). Que el popu- van a aquella de su prosperidad, iden- lismo sea antipluralista no puede constituir, tidad, voz- y defiende que la política entonces, ninguna sorpresa. debería ser la expresión de la “volun- Revista inteRnacional de Pensamiento Político - i ÉPoca - vol. 12 - 2017 - [151-167] - issn 1885-589X 154 tad general” en sentido rousseaniano (c) El populismo como estilo político. (Mudde, 2004: 543; Albertazzi y Mc- Otra posibilidad es concebir el populismo Donnell, 2008: 3). En este sentido, como una forma comunicativa mediante estaríamos hablando de una ideología la cual los actores políticos se dirigen a “delgada” o débil, que no posee res- los ciudadanos. En principio, cualquier puestas propias para todos los proble- actor que emplease este “estilo”, podría mas de la vida social (véase Freeden, estar haciendo populismo. Pero no es un 1998). Por esa razón, podría cohabi- estilo cualquiera. Moffit y Tormey (2014) tar con ideologías más comprensivas; sostienen que el populismo es un estilo puede así ser tanto de izquierda como por sus marcadas cualidades performati- de derecha. vas y estéticas. O sea: los líderes, a través b) El populismo como estrategia. El popu- del discurso y demás herramientas expre- lismo puede verse también como una sivas a su disposición, modifican o crean estrategia política empleada para ga- la subjetividad del público y, con ello, dan nar o retener apoyo social. Mediante forma al pueblo. Hemos de contemplar un liderazgo carismático, el populismo el populismo, entonces, en el marco del busca el gobierno o lo ejerce sobre la declive de los clivajes tradicionales y la base de un apoyo directo y no insti- creciente “estilización” de la política, que tucionalizado de sus desorganizados va de la mano de la simplificación del seguidores (Weyland, 2001: 14). A la discurso político y la formulación de an- cualidad camaleónica antes sugerida tagonismos irreconciliables. Huelga decir podríamos entonces darle la vuelta: un que la creciente medialización de la so- partido o movimiento que profese una ciedad contribuye de manera notable a ideología “gruesa” o clásica puede esta transformación. adoptar el disfraz populista para acce- Desde luego, no es fácil determinar cuál der al poder. Está, como cualquier otra de estas concepciones del populismo nos estrategia, a disposición de cualquier dice la verdad sobre un fenómeno tan rico actor político. en manifestaciones empíricas como den- c) El populismo como discurso. Desde so en significados teóricos. Sin embargo, este punto de vista, el populismo no nada nos obliga a elegir uno de estos en- sería un conjunto de creencias políti- foques. Hay quien ha descrito el popu- cas, sino un modo particular de expre- lismo como un discurso y una estrategia sión política, que se hace visible en el política (De la Torre 2010: 7); también se habla y el texto, enfrentando al pueblo ha apuntado que puede operar de varias contra la élite (De la Torre 2010). A di- formas, por ejemplo como ideología y es- ferencia de los enfoques ideológico y trategia (Van Kessel 2015). En fin, nada estratégico, éste permite entender el obsta para que reconozcamos en el popu- populismo como una propiedad sus- lismo una ideología delgada o débil que, ceptible de medición: más que ser o no mediante un estilo político performativo populista, es posible serlo en distinta que contiene elementos discursivos y no medida y en distintos momentos. Será discursivos, opera de facto como una entonces populista quien despliegue estrategia de movilización política para un discurso populista; algo que puede la conquista del poder. Con todo, este discernirse, en el plano metodológico, trabajo enfatizará la caracterización del mediante el análisis de discurso. Revista inteRnacional de Pensamiento Político - i ÉPoca - vol. 12 - 2017 - [151-167] - issn 1885-589X 155 populismo como estilo político, que es públicos, los evalúan y toman decisiones coherente con sus manifestaciones más políticas (véase Forgas 2000). La afecti- contemporáneas y presta la debida aten- vidad no puede ser exclusiva del popu- ción a los aspectos no discursivos -pero lismo ni de los populistas. Sin embargo, desde luego lingüísticos o semióticos- del hay razones para pensar que el populis- desempeño de los actores populistas: no mo es especialmente propenso al empleo solo a lo que dicen, pues, sino a cómo lo de las emociones, que por tanto juegan dicen y a los efectos que ello produce so- un papel prominente en sus fundamentos bre su audiencia. doctrinales y su despliegue performativo. Trataremos de mostrarlo a continuación, describiendo los principales elementos de 3. La afectividad populista la afectividad populista. 3.1. En primer lugar, el populismo re- El populismo es un fenómeno afectivo. chaza el racionalismo como fundamento Ya lo dijo Juan Domingo Perón, líder del del orden social. O sea, cuestiona frontal- peronismo argentino y uno de los más mente la idea, de raigambre ilustrada, de exitosos líderes populistas de la historia que las democracias sean construcciones política occidental: “El populismo es una racionales o puedan fundarse sobre una cuestión de corazón más que de cabeza”. base racional (Villacañas 2015: 15-16). Es ahora, no obstante, cuando podemos El vínculo social sería, por el contrario, de estudiar con mayor precisión el núcleo índole sentimental: se basaría en la comu- emocional del populismo gracias a los nión emocional del pueblo con el líder y avances registrados en el estudio de los en el rechazo visceral de sus enemigos. afectos humanos y sus implicaciones po- Donde hay pluralismo, no hay unidad; líticas. donde hay división, no hay pueblo. Por Ya se ha dicho que el populismo está lejos eso, el populismo aspira a construir lazos de ser el único movimiento político que afectivos entre los individuos al margen de emplea medios emocionales para buscar sus diferencias socioeconómicas. Podría- apoyo, movilizar a sus seguidores o tratar mos así decir que el pueblo es una ilusión de realizar sus fines. En principio, lo que en un doble sentido: como activador de se diga de las emociones populistas pue- emociones positivas y como espejismo de de predicarse también de las emociones unidad. El populismo cree resolver así el socialistas o liberales o conservadoras: problema que deja en el aire el liberalismo, todas las ideologías o doctrinas desplie- que es definir y dar existencia al pueblo. gan un régimen afectivo particular y mo- Se explica también por este camino la pre- vilizan emociones concretas, invistiendo ponderancia de la multitud frente al ciuda- a determinados conceptos o significados dano en el universo populista: del cuerpo -igualdad, libertad, tradición, feminidad, colectivo que opera como unidad frente a naturaleza- de cualidades afectivas. Si la pluralidad de individuos y cuya subsun- algo ha puesto de manifiesto el reciente ción en un todo sólo puede ser coyuntural. giro afectivo en las ciencias sociales, es 3.2. Para lograr ese objetivo, el populis- que las emociones juegan un papel mu- mo trabaja con los sentimientos negativos cho mayor de lo previsto en el modo en experimentados por los distintos grupos que los individuos perciben los asuntos sociales, a menudo provocados por una Revista inteRnacional de Pensamiento Político - i ÉPoca - vol. 12 - 2017 - [151-167] - issn 1885-589X 156 situación de crisis, con objeto de conver- caracteriza la política agonista como el tirlos en sentimientos positivos que no esfuerzo por fomentar relaciones entre obstante retienen su ambigüedad. Esto “enemigos amigables”: ciudadanos que quiere decir que esos sentimientos son comparten el espacio simbólico común identificados y nombrados, pero también de la democracia, pero discrepan sobre fomentados y potenciados. De distintas cómo habría de organizarse ese espacio. maneras: denunciando injusticias, seña- Es en este marco donde Mouffe defiende lando a los presuntos culpables, estimu- la necesidad de introducir las pasiones lando su condena. A menudo, se recurre humanas, entendidas como motivaciones para ello a la exageración y la simplifica- para la acción política y como signos de ción, eliminándose cualquier atisbo de identificación colectiva. La democracia responsabilidad -electoral, por ejemplo- agonista, cuya traducción institucional por parte de aquellos que forman parte esta aún pendiente, se convierte así en del pueblo agraviado por el establish- el modelo político más apropiado para la ment. Sentimientos negativos son aquí la acción populista, al estimular el enfrenta- indignación, el resentimiento o el miedo; miento apasionado entre cosmovisiones e positivos serían la esperanza de que las identidades rivales y descreer del consen- cosas puedan cambiar y la ilusión en el so liberal. Aunque quizá sería más exacto movimiento político que, denunciando al afirmar que es la acción populista la que status quo, promete derribarlo. Nótese, convierte la democracia liberal en demo- asimismo, que la identificación con el cracia agonista, mediante el despliegue cuerpo colectivo del pueblo es también de un estilo político basado en el antago- ambivalente y puede describirse como nismo y la emocionalidad. constitutiva de una pertenencia agresiva: 3.4 Asimismo, la construcción del an- la satisfacción emocional y psicológica tagonismo entre pueblo y élite se apoya que proporciona sentirse parte de una co- sobre un conjunto de mecanismos psi- munidad coexiste con el rechazo visceral cológicos y afectivos que remiten a los de los enemigos de la misma. déficits de racionalidad del sujeto políti- 3.3 El papel de las emociones se mani- co. Pueblo contra élite, no importa cómo fiesta igualmente en la preferencia del se defina en cada caso el contenido populismo por una democracia de corte de cada una de esas dos entidades agonista, o sea, organizada alrededor de enfrentadas: si recurrimos a los teóricos las pasiones políticas de los ciudadanos. contemporáneos de los sentimientos Frente a la preferencia liberal por el con- morales, que se aproximan al estudio de senso, el agonismo denuncia la natura- estos últimos con las herramientas de la leza adormecedora de éste, que puede teoría evolucionista, nos encontramos con funcionar como mecanismo encubridor que el antagonismo en cuestión posee de injusticias y ahogar las voces de los un fundamento biológico y, por tanto, más desfavorecidos. Se defiende, en eminentemente afectivo. Para Greene cambio, que la finalidad de la democra- (2013), se trata de una respuesta evo- cia es canalizar un conflicto -entre amigos lutiva: los mismos mecanismos que han y enemigos- que conforma la esencia de facilitado la cooperación social intragrupal la política. Inspirada por esa distinción dificultan la cooperación con miembros amigo/enemigo, Chantal Mouffe (2000) de otro grupo, reforzándose así la sepa- Revista inteRnacional de Pensamiento Político - i ÉPoca - vol. 12 - 2017 - [151-167] - issn 1885-589X 157 ración de los seres humanos en distintas se arroga. No sería descabellado afirmar tribus morales adscritas a cosmovisiones que el populismo es aquel estilo político y valores morales dispares. Parafrasean- cuyo presupuesto operativo es el tribalis- do a Daniel Kahneman (2011), podríamos mo moral. distinguir entre una moralidad lenta y una 3.5. Por lo demás, otro aspecto de la moralidad rápida: si la primera es cogniti- afectividad política de la que se sirve va y flexible, la segunda es intuitiva y efi- -aunque no en exclusiva- el populismo ciente. Cuando nos adherimos a nuestro es la propensión del individuo a estruc- grupo -como sucede con el pueblo del turar su comprensión de los asuntos populista- hacemos uso de una morali- públicos por medio de relatos o histo- dad rápida. Los instintos tribales no solo rias. Las narraciones hacen posible que facilitan la cooperación intragrupal, sino nos vinculemos emocionalmente con los que condicionan de partida nuestra per- acontecimientos, pues son esas estruc- cepción de los argumentos y valores que turas narrativas las que ordenan nuestra puedan estar en juego, pues automática- percepción de la realidad (Westen, 2007; mente sobrestimamos unos pero subes- Hamman y Pilecki, 2012). Todos los ac- timamos otros (Haidt, 2012). Kahneman tores políticos tratan por ello de fabricar (2003) ha hablado de una “saturación historias que tratan de representar narra- afectiva”, para describir el fenómeno por tivamente una idea, valor o sentimiento, a el cual nuestras emociones tiñen nuestras fin de que sus receptores la interioricen percepción, condicionando sin que nos más fácilmente. Tanto el llamado storyte- apercibamos de ello nuestra evaluación lling como el framing o enmarcamiento cognitiva de una situación, tema o figura (que presenta bajo una luz determinada, política. Se deduce de aquí que, cuando mediante distintas técnicas narrativas o del antagonismo entre grupos se trata, el semánticas, los asuntos que forman parte contenido particular de las creencias es de la agenda pública) persiguen esa fina- menos importante que los sentimientos lidad (véase Lakoff, 2004). En el caso del que experimentamos; son los sentimien- populismo, el relato es sencillo pero po- tos los que nos hacen compartir las creen- deroso: el pueblo, sojuzgado injustamen- cias. Por último, hay que tener presente te por las élites, ha de recuperar el poder que los movimientos políticos asociados a fin de reparar las injusticias de que ha a la idea de pertenencia, ya sea nacio- sido objeto. Si pensamos en la reciente nal o popular, se correlacionan a menu- crisis financiera, su enmarcamiento como do con una etnicidad que se alimenta de engaño deliberado de unas élites deseo- las emociones arcaicas vinculadas a la sas de enriquecerse a costa de los ciu- vida comunitaria (Gat y Yakobson, 2013). dadanos corrientes ofrece el perfecto pie Desde este punto de vista, la pertenencia para el relato populista, asociado a su vez sería una necesidad emocional de raíz a sentimientos de indignación y malestar. evolutiva y no una expresión de conserva- durismo (Baumeister y Leary, 1995). En 3.6. Hay que tener en cuenta, no obs- fin, de esos mecanismos de identificación tante, que el contenido del “pueblo” del se sirve el populismo cuando promueve populismo no se encuentra prefijado en eso que más arriba hemos llamado perte- ninguna parte; lo mismo que sucede con nencia agresiva al pueblo; pueblo cuya re- el pueblo del nacionalismo. Koselleck tie- presentación simbólica y política él mismo ne explicado que la definición del pueblo Revista inteRnacional de Pensamiento Político - i ÉPoca - vol. 12 - 2017 - [151-167] - issn 1885-589X 158 depende de dos ejes: uno que va de aba- 3.8. Finalmente, hay que tener en cuenta jo a arriba en el interior de la comunidad que el estilo político populista posee una política y otro que distingue entre quienes dimensión performativa que contiene im- están dentro y quienes se quedan fuera portantes elementos afectivos. No puede de él (Koselleck 1978: 145). Pero la ope- ser de otra manera, si tenemos presen- ración mediante la que se precisa ese te que la estrategia populista pasa por la contenido pertenece necesariamente al dramatización de una crisis y la esceni- orden afectivo. Así lo razona Ernesto La- ficación del subsiguiente conflicto entre clau (2005), teórico del populismo para pueblo y élite. Para ello, es frecuente la quien términos como “pueblo” o “élite” deslegitimación de la democracia re- son “significantes vacíos” esperando a presentativa (“no nos representan”) y ser rellenados de un modo u otro en fun- la legitimación de las formas directas o ción de la estrategia movilizadora del mo- aclamativas de democracia. En ese sen- vimiento en cuestión o la cultura política tido, el lenguaje simplista y políticamente dominante. Para Laclau, no existe ningún incorrecto que suelen emplear los líde- significado que no esté sobredeterminado res populistas debe entenderse como emocionalmente. Y el pueblo se constru- expresión del antagonismo pueblo/élite. ye por medio de una operación de orden Canovan (1981) lo ha descrito como un emocional por la que “investimos” a ese “estilo tabloide”, mientras Moffit (2016: concepto con valores positivos . 55) prefiere hablar de “malos modales”: en ambos casos, el líder populista trata de 3.7. El líder juega un papel esencial en encontrar un equilibrio performativo entre la estrategia afectiva populista, pues en- la apariencia extraordinaria (liderazgo re- carna y personifica la abstracción en que dentor) y la ordinaria (identificación po- consiste el pueblo en cuyo nombre actúa pular). Su lenguaje desacostumbrado, ese mismo líder. En las certeras palabras incorrecto, posee una cualidad catártica de José Luis Villacañas (2015: 16): “La a ojos de quienes identifican la expre- función del líder es transformar repre- sión política estándar con las fórmulas de sentaciones conceptuales siempre de- compromiso y la voluntad deliberada de fectivas en representaciones afectivas”. ocultar temas sensibles como la inmigra- Hugo Chávez lo expresó inmejorable- ción o la desigualdad bajo el pretexto de mente: “Yo no soy un individuo. Yo soy que las cosas no pueden hacerse de otro el pueblo”. Se hace así posible una iden- modo. Nótese que el líder populista debe tificación, del seguidor con el líder y por presentarse ante sus seguidores como un tanto con el movimiento, que es emocio- outsider, esto es, alguien que no pertene- nal antes que racional. Entre otras cosas, ce al sistema político que ha secuestrado porque opera en el terreno inmediato de la democracia y perjudicado los intereses las percepciones; de ahí la importancia del pueblo; solo así, además, será creíble que, como veremos más abajo, tiene la su promesa de regenerarlo. Esta forma de dramatización que de sí mismo hace el presentarse ante el ojo público suminis- líder populista. O sea, la construcción de tra al movimiento populista -que no por su imagen como agente del malestar ciu- casualidad se presenta a sí mismo como dadano y representante que no necesita entidad siempre en marcha- un poderoso de mediaciones por relacionarse directa- relato de confrontación con el establish- mente con el pueblo. Revista inteRnacional de Pensamiento Político - i ÉPoca - vol. 12 - 2017 - [151-167] - issn 1885-589X 159 ment. Para diferenciarse del sistema, el acumulativo, pues los nuevos medios de líder populista recurrirá así a distintas es- comunicación y construcción de la ima- trategias auto-representativas: podrá ves- gen rara vez desplazan por completo a los tir el atuendo de las minorías indígenas precedentes. Si bien la medialización de (Evo Morales), despreciar el traje y de- la sociedad contemporánea recibe un im- más atributos de formalidad indumenta- pulso decisivo con el desarrollo de los me- ria (Pablo Iglesias) o describirse como un dios digitales y la difusión del smartpho- hombre de negocios ajeno a la política ca- ne, hasta el punto de que se ha afirmado pitalina (Donald Trump). Se hace así evi- con razón que ya no vivimos con los me- dente que la relación con los ciudadanos dios sino en los medios (Deuze, 2012), no se establece únicamente a través del es asimismo cierto que la televisión y la discurso, sino mediante una performan- radio siguen exhibiendo un notable vigor y ce global que incluye ideas, vocabulario, que hay formas tradicionales -casi primiti- acentos, lenguaje corporal, gestos, atuen- vas- de comunicación política que no han dos. Esto no implica necesariamente vul- perdido un ápice de su utilidad: desde el garidad, pero sí diferencia respecto de los mítin a la manifestación. Con todo, la digi- demás políticos; el líder populista encarna talización de la esfera pública es un fenó- la novedad disruptiva que acaba con una meno sustantivo que está provocando, a inercia perjudicial para los ciudadanos. Es velocidad de vértigo, una reconfiguración patente la importancia que el nivel estéti- del espacio público democrático (véase co tiene en el despliegue populista, que Arias Maldonado, 2017). Y como quiera posee un “estilo político” (Pels 2003) re- que el tipo de comunicación que fomen- conocible. Todos estos elementos perfor- tan las redes digitales posee fuertes acen- mativos, por tanto, sirven para construir la tos emocionales, no parece que podamos imagen de un líder capaz de expresar, por estudiar el populismo sin preguntarnos medios verbales y estéticos, aquello que por el papel que juegan aquellas. el populismo quiere representar: el movi- miento de rechazo del establishment en 4. Sentimentalidad populista nombre del pueblo. y digitalización del espacio La importancia de la performatividad en la público movilización de los sentimientos de perte- nencia al “pueblo” enunciado por el líder exige atender a los instrumentos que, en Es conveniente, antes de explorar la re- cada momento histórico, conforman el re- lación entre la afectividad populista y la pertorio de acción del populismo. Habla- digitalización de la esfera pública, formu- mos, ante todo, de aquellas herramientas lar una advertencia: el populismo no es que permiten la comunicación con el pú- una consecuencia de la comunicación blico y la autorrepresentación del líder o digital. ¿Estamos seguros de que Trump movimiento. Huelga decir que el populis- ha ganado por disponer de una cuenta en mo no disfruta de este repertorio expre- Twitter, el abismo generacional expresado sivo en régimen de monopolio, sino que en el Brexit no existiría sin Facebook, o todos los partidos políticos y movimien- los hechos eran más decisivos que las tos sociales los tienen a su disposición. emociones en las democracias de anta- Por otra parte, se trata de un repertorio ño? En última instancia, la agitación po- Revista inteRnacional de Pensamiento Político - i ÉPoca - vol. 12 - 2017 - [151-167] - issn 1885-589X 160
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