Las almas de los violines ‘negros’ Tesis de grado para optar al título de: Doctora en Antropología Paloma Muñoz Director: Dr. Cristóbal Gnecco Valencia Universidad del Cauca Facultad de Ciencias Humanas y Sociales Doctorado en Antropología Popayán 2016 ii La música, alimento espiritual No somos nadie sin música, el cuerpo es música, La música no es de nariz u oído, hay que sentirla en el corazón. Nosotros usamos música para encontrarnos con dios y la naturaleza No se aprende a tocar los instrumentos El instrumento es un amplificador, porque el instrumento está dentro del cuerpo. No soy negrito africano Yo tengo mi cultura, Espíritu saludable, Mi casa es mi cuerpo, Mi medicina es la música. Yo tengo sonidos importantes, Importantes para conectarme a la tierra, Para aproximarme con la naturaleza y con dios. La música lenguaje de sentir, Filosofía, Respeto, Amor. Mamour Ba Músico africano, príncipe senegalés Hijo de un rey de la tribu Massai ‘Peuhs’ Seminario musical del Festival Petronio Álvarez Cali, 21 de septiembre de 2013. iii José Parménides Oliveros Caicedo (q.e.p.d.) un violinista zurdo, de la vereda Palo Verde Galíndez, Patía, Cauca. (Foto: Juan Carlos Díaz) iv Dedicatoria A las y los músicos q. e. p. d. Jose Parménides Oliveros Caicedo, violinista de la vereda Palo Verde Galíndez, Patía Mélida de Rodríguez, de la agrupación ‘Las Cantaoras del Patía’ Juan Bautista Zúñiga, lutier de la vereda La Palomera, Buenos Aires Adelmo Casarán, contrabajista del grupo ‘Palmeras’, Santander de Quilichao Felipe Ibarra, violinista, Capellanías, Bolívar Gentil Rodríguez, violinista de la vereda La Ventica, Patía Gentil Gutiérrez, violinista de Cajamarca, Mercaderes Por su hospitalidad sonora, porque en el camino andado me acogieron, me acompañaron y me abandonaron, dejando un vacío en mi alma por su ausencia. Se nos adelantaron un poquito, pero yo sé que siguen viviendo. Yo los sentí, yo los viví con la gente, ahí estuvieron por momentos porque hay muertos que nunca mueren. Y a los que siguen vivos en este mundo y continúan sonando. ¡Muchas gracias! v Agradecimientos Agradezco con afecto a los músicos violinistas, a los lutieres de los valles interandinos del Cauca; a las agrupaciones Son del Tuno, como a don Virgilio Llanos Caicedo; a Las Cantaoras del Patía (se llaman cantaoras por ellas afirman que cantan y oran a la vez), a su directora Ana Amelia Caicedo, Olivia Angulo, Gerardina Angulo Ibarra y a todas ellas mujeres ancianas, por su complicidad; a María Dolores “Lola” Grueso maestra y directora de la escuela Dos Ríos de Galíndez, Patía; a don Simón Alemeza, violinista de Mercaderes, a todos ellos y sus pobladores del Valle del Patía. A Hermedis Gutiérrez por su alojamiento y contacto con la gente de la región Alto Patía o “Tambo de negros”, a la gente de la Alianza Quilcacé como a Ana Celsa Obando, Jaime Enrique Velasco y doña María Luz Solarte por haberme permitido soñar juntos en medio de tanto conflicto y violencia armada y de minería ilegal, en el ‘rescate’ de los violines negros¸ de igual manera a Maximino Carabalí y doña Eva Camilo de la Banda Quilcacé, Tambo. A la agrupación Palmeras de la vereda El Palmar de Santander de Quilichao, a su director Luis Edel Carabalí, a Eliecer Lucumí, a su contrabajista Adelmo Casarán hombre silencioso que se contorsionaba y transformaba su cuerpo en un movimiento alucinante cuando interpretaba su contrabajo, se atrevió a abandonarnos de este mundo mientras realizábamos el trabajo de campo, así como otros músicos: José Parménides Oliveros y los Gentiles Rodríguez y Gutiérrez quienes, años atrás fallecieron. A la agrupación Son de Catalina de la vereda la Palomera de Buenos Aires, Cauca, con su directora Graciela Larrahondo, cantadora o corista (así se denominan en el norte del Cauca), a su esposo violinista y gran lutier Juan Bautista Zúñiga quien intempestivamente se nos fue de este mundo, a su hermano en Caloto Álvaro Larrahondo, quien ha contribuido a difundir el aprendizaje del violín en este municipio. En fin a todos ellos como protagonistas de unas prácticas vi musicales de violines negros y a sus habitantes campesinos afrodescendientes en los Valles interandinos. A todos mi gratitud. Mis agradecimientos especiales al Dr. Cristóbal Gnecco Valencia, tutor de mi tesis por sus comentarios críticos y orientaciones antropológicas oportunas, quien es a su vez es el director del doctorado en Antropología en la Universidad del Cauca. A mis estudiantes del grupo de investigación de Educación Artística en la Línea de Etnomusicología: Anderson Campaña, Jaiber Mauricio Molano, Ángela Fernanda Benítez y a Juan Reynado Coronado de la Universidad del Cauca y a Amelia López violinista de Bogotá, a todos ellos que quisieron enrutarse en este trabajo haciendo a la par sus trabajos de grado sobre los violines negros. A mis amigos y amigas que han estado atentos de los resultados de este trabajo investigativo y me han soportado cuando les he compartido avances del mismo. A mis hijos Amanecer, Juan del Camino y Aluna que han estado ahí incondicionalmente acompañándome. vii Tabla de Contenido Introducción.................................................................................................................................. 14 La situación de la investigación…………………………………………………………………. 14 La etnografía sonora en la ruta del violín negro……………………………… ………………….19 Etnografía sonora en Co-laboración en el Tambo………………………………..........................31 Configuración del documento ........................................................................................................ 42 Configuraciones culturales de los valles interandinos en tensión………………………………. 46 Capítulo Uno ................................................................................................................................. 63 Violines, músicas, haciendas y misioneros ................................................................................. 63 La ‘cosa’ colonizada, los cuerpos ‘negros’ de la esclavización ................................................. 63 Las haciendas y las comunidades religiosas, la influencia del violín......................................... 68 Capítulo Dos.................................................................................................................................. 88 Las almas de los violines ‘negros’ ............................................................................................... 88 ‘Negros’ y violines sin almas ..................................................................................................... 88 Violines sin alma en el Valle del Patía, negros cimarrones .................................................... 107 Violines con alma en el Norte del Cauca ................................................................................ 120 Capítulo Tres .............................................................................................................................. 130 El empautamiento y la transvaloración creativa: una epistémica sémica de los negros...... 130 El empaute, el trato de entregarle el alma al diablo ................................................................. 130 El empautamiento, una perspectiva epistémica de negociación cultural. El diablo y el violín141 El empautamiento musical...………………………………………………………………….158 Capítulo Cuatro………………………………………………………………………. …….167 Lutería y sonoridades............................................................................................................... 1677 La lutería en el misterio, resolución de lo sonoro en la negación ontológica………………...1677 La lutería del violín negro ...................................................................................................... 1822 El aprendizaje del violín ........................................................................................................... 203 viii El canto, el embrujo de las mujeres y la feminidad del violín .............................................. 2155 Las creencias religiosas, sus celebraciones y la música ........................................................... 222 Capítulo Cinco ............................................................................................................................ 228 Transepto cultural de un territorio sonoro.............................................................................. 228 La propiedad de la tierra ........................................................................................................... 228 El Transepto cultural sonoro, un agenciamiento simbólico ..................................................... 233 A modo de conclusiones ........................................................................................................ 2455 Referencias citadas ................................................................................................................... 2556 Páginas webs y videos documentales………………….........................................................269 Referentes de Sabedores………………………………………………………………... 271 ix Lista de Imágenes Imagen 1. Talleres de etnografía colaborativa en La Alianza Quilcacé, Tambo. 35 Imagen 2: Taller participativo en la caseta con adultos, gente de la tercera edad, jóvenes, niños y maestras de las distintas veredas de La Alianza Quilcacé, Tambo. 36 Imagen 3. Taller por las estudiantes del grupo investigativo: Amelia López, Ángela Benítez, en El Tuno Patía 36 Imagen 4. Anderson Campaña y Jaiber Molano con los niños-niñas y la agrupación Son del Tuno, en el Tuno Patía. 37 Imagen 5: Grabado de Sirouy. Procesión de Semana Santa en Popayán (1875). Eduoard André. 75 Imagen 6. Celebración de una adoración al niño dios en el norte del Cauca. 81 Imagen 7. Gráfico sobre el alma, palito interior del violín que permite la sonoridad en el instrumento. 89 Imagen 8. El interior del violín en donde le falta el alma, el palito para la sonoridad, de don Simón Alemeza de Mercaderes, al sur del Cauca. 91 Imagen 9. Mapa de ubicación geográfica del Valle del Patía, Sur del Cauca y cartografía de los violines en este valle. 108 Imagen 10. Baile de bambuco en El Bordo, Patía. Plumilla de Sirouy 1875 115 Imagen 11. Violines ‘hechizos’ sin alma, sin el tronquito o palito de madera interior, de Anamelia Caicedo del Patía. Y el de Simón Alemeza de Mercaderes. 117 x Imagen 12. Mapa de El valle interandino del río Cauca, norte del departamento del Cauca y cartografía de los violines. 121 Imagen 13. Estatua del Arcángel San Miguel, santo patrono del poblado de Patía, ubicada en el templo, representa pisando al diablo y se le observan las pezuñas de animal vacuno. 137 Imagen 14. Violines en guadua y crin de caballo, muestra de los primeros violines que elaboraron los afrodescendientes de los Valles Interandinos del Cauca. Violín de La Toma, Suárez. 174 Imagen 15. Violines en guadua elaborados por Luis Ofredy Serna, de La vereda, San Pedro Santander de Quilichao. 174 Imagen 16. Juan Bautista Zúñiga, lutier de Buenos Aires, Cauca, interpretando su violín de guadua (q.e.p.d.). 175 Imagen 17: Violines en material de totumo o calabazo, del Patía. 175 Imagen 18: Violines en madera hechos a machete por el lutier Maximino Carabalí, sin mentonera o barbilla. De la vereda La Banda, Quilcacé, Tambo y el de Anamelia Caicedo del Patía, Cauca. 176 Imagen 19: Violín con clavijero de guitarra, de Simón Alemeza de Mercaderes, Cauca 176 Imagen 20. Encordado de guitarra en el violín, puente y tiracuerdas. 177 Imagen 21. El puente tallado con espirales del contrabajo de Adelmo Casarán de la agrupación ‘Palmeras’, Santander de Quilichao 177 Imagen 22. Violín de guadua con su estuche de cartón de Graciela Larrahondo, cantora viuda del lutier Juan Bautista Zúñiga, de la vereda La Palomera, Buenos Aires Cauca. 178
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