:. Es propiedad del Autor Inscripci6n NO 52.882 Autorizaci6n para editar, publicar y distribuir esta obra: Resoluci6n NO 554 de 31 de agosto 1981 del Ministerio del Interior Diseiio Grifico: Juan Olivos Lobos y el Autor Impresores: Artegraf Ltda. Punta Arenas - Chile, 1982. MATE0 MARTlNlC B. Miembro Correspondiente de la Academia Chilena de la Historia A P R O L O G 0 Hacen cien aiios exactos un grupo de aventureros desernbarcaba en las playas fueguinas a6n prictizamente ignotas y se desparrarnaba por las laderas isperas de la sierra Boquerbn, en la b6squeda afanosa del or0 milenario oculto en 10s pliegues del terreno. Con ellos cornenzb una gesta pobladora que a la vuelta de un siglo a hn o tiene t6rmino. El suceder de esta empresa vital y econ6rnica incesante, de rno- mentos ora lurninosos y hasta brillantes, ora grises, cuando no sorn- brios, conforrna la agitada vivencia que expresa la historia del tiempo fueguino reciente y actual, a lo largo y ancho de un territorio singular, como que comprobadarnente fue el primer0 que en Chile tuvo nornbre. Pero, adernis, esdn 10s origenes. De c6mo la gran isla fueguina lleg6 a asurnir forma geogrifica y a tener 10s recursos variados que hoy le conocernos; y de c6rno la misrna lleg6 a ser ocupada por quienes aca- baron habidndola con arnor profundo y la hicieron -con raz6n sobra- da- “su tierra”. De cdrno, a1 fin, esta tierra fue avizorada y progresiva- mente conocida por hombres de distante estirpe, que la llarnaron “de 10s Fuegos” y que acabarian por adueiiarse de ella. Uno y otros aspectos esenciales, con el aiiadido de algunos ante- cedentes geoecon6rnicos y socio!6gicos, perrniten brindar una visi6n pa- norirnica orginica, coherente y total sobre la Tierra del Fuego chilena, y de la que hasta ahora se carecia. Esta obra, asidefinida, es el product0 feliz de un entendimiento surgido de la inquietud cultural y vocaci6n de servicio de la Alcalde de Porvenir, doiia Malva Mancilla Bustarnante, y de la capacidad cientifica del lnstituto de la Patagonia, expresado en un acuerdo que ha hecho po- sible su preparaci6n y publicaci6n. 5 Con este libro 10s fueguinos, de raigambre o adopcibn, y 10s ma- galldnicos en general disponen de un instrumento de informaci6n cultu- ral que trasunta sobre todo el brlo espiritual de un suceder varias veces , secular sobre un suelo chileno genuinamente primigenio, como que a1 advertirlo el nauta lusitano descubri6 tambiin el solar de la patria grande. El autor 6 Primera Parte ORIGENES FORMACION GEOLOGICA Podria afirrnarse que la Tierra del Fuego en su actual concep- ci6n geogrdfica insular es el resultado de un proceso de evoluci6n geo16- gica, que en su desarrollo dernor6 decenas o centenas de rnilenios, y que tuvo culminacibn pasada la ljltirna de las grandes glaciaciones patag6- nicas. En efecto, el progresivo retito de 10s hielos que representa la CI1:irna etapa del rnovirniento rnilenario abrasivo que labr6 10s futuros canales que la separarian de la Patagonia y del resto del archipielago occidental, acornpatiado de hundirnientos y solevantarnientos, fue dan- do forma flsica a la gran tierra del sur, que acabaria por adquirir condi- ci6n de isla a1 cortarse el puente terrestre que la unia con su vecino te- rritorio boreal. Esta uni6n entre Patagonia y Tierra del Fuego estuvo confor- rnada, a 10s rnenoS en la parte que prirnero se vi0 libre de hielos, por un istrno situado inicialrnente en la actual Prirnera Angostura del estrecho de Magallanes y rnbs tarde, roto aqukl, por un segundo puente corres- pondiente con la Segunda Angostura. El lapso hist6rico que se com- prende entre la formaci6n geol6gica del primer istrno y la rupturz del segundo habria corrido desde 16.500 atios hasta 10s 8.700 atios antes del presente, de acuerdo con 10s fundamentales estudios realizados por el ge6logo sueco Carl Caldenius. lrnporta una referencia particular sobre el origen y desarrollo de este fen6rneno geol6gic0, pues el rnisrno, histbricarnente considera- do, constituy6 una suerte de cord6n umbilical geogrdfico por el que se produjo el paso de corrientes de poblamiento animal y humano hacia la futura isla grande de Tierra del Fuego. 7 Una de las corrientes de flujo o rnovimiento recesivo durante el desarrollo de la irltirna gran glaciaci6n patagbnica, se fue desplazando hacia el suroeste primer0 y hacia sur despuis, siguiendo la depresi6n que la misrna habla ido labrando en las fases de avance. Tal depresi6n o cuenca, progresivamente llenada por las aguas del deshielo, hub0 de dar forma geogrifica a1 futuro estrecho de Magallanes. Durante algirn rnomento del period0 denorninado Gotiglacial el frente de la gran lengua glaciar, ya en la fase de retroceso, prosigui6 recediendo abandonando por delante el material de arrastre rnorrinico que pas6 a conformar el puente de uni6n geogrdfica entre las tierras del norte y del sur. Prosiguendo el rnilenario receso con rurnbo NE-SO, las condiciones topogrificas hicieron posible la formaci6n de un vasto lago glacial, que corresponde con el gran doble sac0 marino constituido por las bahlas de San Gregorio, Santiago y Felipe, entre las dos angosturas del Estrecho. Finalmente y hacia 8.700 afios atris, el retroceso habria deja- do un segundo cord6n rnorrinico que darla forma geogrifica a un nue- vo puente. Podrla haber sido probable que para aquel rnornento histbri- co geol6gic0, (a prirnera uni6n terrestre se hubiese abierto paulatina- mente debido a la labor erosiva de las aguas del lago glacial, en fase de desague hacia el ociano oriental. Asi entonces, durante a lo rnenos dos mil aiios existieron dos puentes terrestres que vincularon a la actual Tierra del Fuego con la Pa- tagonia, lapso en el cual condiciones clirndticas favorables fueron ha- ciendo posible el progresivo establecirniento de la flora, base natural para el desplazamiento y asentarniento de la vida animal. POBLAMI E NTO El avance progresivo de la flora y fauna venia siguiendo, desde rnilenios, una direcci6n norte-sur, en la rnedida que el suelo iba quedan- do libre de hielo. Tras 6stas formas colonizadoras, la vida humana fue realizando su propio desplazamiento, en lento avance hacia el meridi6n. De tal modo hacia unos 11. OOO arios atris, de acuerdo con 10s antecedentes arqueol6gicos hasta ahora conocidos, 10s primeros hom- bres comenzaron a establecerse en la Patagonia austral, al sur del rio Ga- Ilegos. Para entonces las condiciones del medio ambiente se rnostraban favorables para el asentarniento hurnano. La flora, variada y abundante, cubria el suelo ocultando el rastro dejado por el paso de 10s hielos y la fauna prosperaba librernente. Los hombres arribados al territorio meridional integraban bandas cazadoras, cornpuestas a1 parecer por escasos individuos, y pro- cedian originalmente de las regiones centrales del continente, de las que 8 se habian alejado en lenta migraci6n rumbo del sur. Estos cazadores recidn llegados pasaron a ocupar aquellos Iu- gares que les parecieron 10s mds favorable5 para su existencia, tales como cuevas y abrigos labrados en 10s paredones basdlticos que flan- quean el estrecho valle del rio Ciaike, y en 10s crdteres que abundan por el Area. Estos hombres pasaron asi a compartir el hdbitat natural con formas primitivas de la fauna patagbnica, tales como el Hippidium o ca- ballo enano, el Muchruucheniu o guanaco gigante y el Smilodon o tigre de 10s dientes de sable. Es probable que tambidn hayan conocido al Milodcjn, gran herbivoro cuyos restos se han encontrado presentes en diversos estratos antiguos, en contemporaneidad con 10s huesos de otros animates extinguidos ya mencionados. Los restos que tipifican la cultura cazadora elemental de estos hombres han sido encontrados en la cueva Fell, en la gruta-enterratorio del cerro Sota (gruta Bird) y en la cueva de Pali-Aike' . Estos aborigcnes vivieron a1 parecer sin sobrcsaltos, en un medio geogrdfico y climitico que les permitia una existencia tranquila, y fueron extendidndose poco a poco hacia el oeste y el sur, hasta alcanzar el litoral de 10s lagos glacia- tes o del propio odano. AI cab0 aproximado de un milenio desde su arribo, sobrevino un period0 de intensa actividad volcdnica, fen6meno telljrico que habria ocasionado la muerte de estos habitantes primige- nios y con ello la extinci6n de 10s animates mencionados antes. Luego de un lapso prolongado de alrededor de un millar de afios en que el terriforio austral habria permanecido libre de vida huma- na, comcnzaron a arribar nuevos grupos de cazadores precedidos o qui- zi acompafiados por nuevas expresiones de animates mam iferos, tales como las que hoy en dia se conocen para la Tierra del Fuego, guanacos, zorros y coruros. Estos nuevos cazadores pasaron a ocupar 10s misrnos asenta- mientos que otrora habian habitado sus antecesores. Asi, durante otros nueve milenios, se fueron sucediendo ocho ocupaciones humanas para 10s sitios conocidos, tal vez correspondientes a otras tantas oleadas migratorias. Los restos de utileria puestos en evidencia por las exca- vaciones arqueol6gicas han permitido constatar la existencia de cinco formas culturales, diferenciadas segljn su industria I t'tica, que van desde el cazador superior primitivo hasta 10s indigenas hist6ricos. Durante cI lapso comprendido por el primer milenio del pobla- miento austral, bandas pertenecientes al mismo grupo cultural de Fell fueron avanzando hacia el sur y algunas de ellas pasaron por el puente terrestre correspondiente con la situaci6n de la Primera Angostura y 1 La antiguedad dc estas ocupaciones, constatada por la arqueologia-, es de 11 .OOO f 170 A.P. (Cueva Fell), y 8.639 A 450 A.P. (Pali Aike). 9 prosiguieron su penetraci6n por el actual territorio fueguino, en bbsque- da de sitios favorables para una radicaci6n estable. El paraje aparente pudo encontrarlo una de estas bandas en la comarca del fondo de la bahia Inbtil, a la sazbn probablemente un vasto lago glacial, drea que se encontraba libre de hielos quizd desde algunos siglos. Allf, a1 abrigo del reparo proporcionado por grandes bloques p6treos, restos morrknicos del paso de una de las grandes lenguas glaciares, 10s primitivos cazado- res, sus descendientes y otros grupos migrantes posteriores se sucedie- ron en una ocupaci6n que abarc6 a 10s menos cuatro milenios. Tal lo ha dernostrado el notable hallazgo arqueol6gico hecho en 1965 por la arque6loga francesa Annette Laming-Emperaire, en un abrigo rocoso situado a la vera del rio Marazzi. Las excavaciones corres- pondientes pusieron en evidencia tres niveles de ocupaci6n humana, para el primer0 de 10s cuales pudo obtenerse un fechado de 9.590 f 200 afios antes del presente, lo que hace del abrigo de Marazzi el sitio de poblamiento rnb antiguo hasta ahora conocido para la Tierra del Fuego. Un segundo fechado, obtenido de restos procedentes del nivel medio serial6 una antiguedad de 5.600 afios. El elemento diagn6stico que tipifica culturalmente a 10s cazadores fueguinos del primer nivel es la presencia de la boleadora, como componente de su utileria primitiva. Asl entonces y a lo largo de miles de afios, el hombre fue ex- tendiendo su ocupacibn, mediante la llegada de sucesivos grupos de ca- zadores que pudieron desplazarse mientras se mantuvieron 10s puentes terrestres entre Patagonia y la actual isla grande, y quizd todavia en tanto fue practicable cruzar el desagiie glacial que serial6 su ruptura. Sus huellas han sido encontradas en cab0 San Vicente (bahla Lee), punta Catalina, Calafate, bahia Inbtil, Tres Arroyos y cab0 Boquer6n entre otros sitios. Mds tarde, en tiernpo imposible de determinar ah, y una vez que el retiro del hielo permiti6 el paso de cazadores marinos a traves de 10s canales, estos hombres pasaron a frecuentar 10s litorales occiden- tal y austral de la gran tierra fueguina. La inc6gnita del poblamiento prirnitivo fueguino apenas si ha sido develada en Marazzi y cabe esperar nuevos aportes de la ciencia arqueol6gica antes de obtener una visibn panordrnica coherente sobre la primitiva humanidad insular. Sin embargo, la tradici6n indigena histbrica, providencialmen- te salvada para la ciencia, hace posible revelar siquiera parcialmente la incbgnita 6tnica. Se conoce de tal modo que entre 10s grupos de cazadores que penetraron durante 10s primeros milenios, estuvieron 10s antecesores de 10s Huush modernos. Estos habrlan luchado con 10s canoeros de 10s grandes lagos del Estrecho, en homCricos encuentros cuya memoria nu- tri6 la mitologia indlgena, sefialando a Kudnip como el h6roe legendario de 10s cazadores terrestres fueguinos. 10
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