LA SUBJET YIDAD EN RIESGO SILVIA BLEICHMAR LA SUBJETMDAD EN RIESGO EDICIÓN AMPLIADA PRÓLOGO DE EVA GIBERTI 'Joe}t EDITORIAL Colección Psicoanálisis, Sociedad y Cultura Colección PSICOANÁLISIS, SOCIEDAD y CULTURA Primera Edición Buenos Aires, Ed. Topía, 2005. Diseño de Tapa: Víctor Macri Bleichmar, Silvia La subjetividad en riesgo. -2a ed. -Buenos Aires : Topía Editorial, 2009. 168 p. ; 23xl5 cm. - (Psicoanálisis, sociedad y cultura; 25) ISBN 978-987-1185-29-0 l. Psicoanálisis. l. Título CDD 150.195 Fecha de catalogación: 02/02/2009 © Topía Editorial I.S.B.N.: 978-987-1185-29-0 Editorial Topía Juan María Gutiérrez 3809 3º "A" Capital Federal e-mail: editorial @topia.com.ar [email protected] web: www.topia.com.ar Queda hecho el depósito que marca la Ley 11. 723. La reproducción total o parcial de este libro en cualquier forma que sea, idéntica o modificada, no autorizada por los editores viola derechos reservados. Cualquier utilización debe ser previamente solicitada. 2 PRÓLOGO* En el primer capítulo, en el cual la autora anuncia un modo de pensar nuestro tiempo, se ocupa de recordar de qué tradiciones in telectuales provenimos, quiénes fueron nuestros padres. Padres que han muerto pero igualmente somos hijos de nuestras representacio nes interiores, de aquéllos que nos engendraron. Si bien es cierto que los padres han muerto, si bien es cierto que tanto la escuela de Frankfurt como la filosofía sartreana hoy parecen restos arqueológicos, también es cierto que hay mejores y peores for mas de morir. Los padres -padres intelectuales y de los otros-mueren mejor o peor. Los padres de estos sobrevivientes que nosotros somos tienen el raro mérito de haber muerto bien, y eso ayuda -porque nunca ayudan muertes o finales de los cuales avergonzarse. No sólo fueron buenos padres, encima supieron morir. La hidal guía de la muerte noble, ya sea la de un torturado que resiste, ya sea la de una tradición ideológica, que "produce" ( o hace posible) hijos que se pueden preguntar acerca de su condición de sobrevivientes, que se pueden problematizar el problema del ser y que pueden ad mitir, como proponía Sartre, que hay una diferencia entre forma de estar y forma de ser. Desde ese punto de vista, el problema del sobreviviente se reduce a la pregunta "¿y ahora qué hago con esto?" En donde "esto" es la vi da. Nada más. Como el que descubre un tesoro que nunca buscó, co mo el que recibe una herencia inesperada, el sobreviviente se pre gunta qué hacer con semejante sorpresa donde se refugian aquellas representaciones de quienes nos engendraron. Para el sobreviviente, la vida es una sorpresa. No un milagro sino una sorpresa. El milagro paraliza ante el poder de Dios o del azar. La sorpresa, en cambio, nos pone ante el poder humano. Y, por lo tanto, ante las posibilidades del ser humano. Se sobrevive por empecinamiento, por conjuntos de razones inescrutables, por tantos motivos comple- 5 jos. A veces nunca llegan a saberse. A veces son intolerables. Pero, sea corno fuere, el sobreviviente (generación o individuo) sabe que debe ser "respetable para que su voz se oiga y para que su memoria se conserve, para que no todo desaparezca". Hay alguna responsabilidad comprometida en ello. La respetabilidad, según Silvia Bleichmar, no se reduce a pagar los impuestos y ser buenos padres de familia. Ser respetable, además, es vivir para provocar, provocar para que nuestras ideas mejoren, para que no nos conformemos, para que, en fin, seamos capaces de vivir como los padres murieron (lo cual nos recuerda aquella poesía so bre el Che, cito de memoria, que decía algo así como "quiero morir como tú has muerto / para vivir como tú vives"). Y por ahí pasa uno de los grandes problemas del mundo psi según Silvia Bleichmar. Cómo y qué hacer, en las condiciones críticas de hoy, para ser freudianos a la altura de Freud ... Qué puede y qué de be hacer un psicoanalista en este mundo ruinoso que nos toca, para seguir siendo freudianos, esto es, para seguir siendo dignos de la per tenencia a una tradición humanista, crítica, autónoma y solidaria. Silvia Bleichmar sube la apuesta. Quiere ir más allá, lo cual, en ese sentido, es fiel a aquella tradición. Quiere ir más allá de los padres cuestionadores y proponer una nueva Plataforma. Aquella vez se cuestionó la relación psicoanálisis/política, la relación del psicoaná lisis con sus instituciones y el papel del psicoanalista en la sociedad. Silvia Bleichmar no abandona esa línea de trabajo pero agrega el cuestionamiento a la teoría misma. A ningún cuestionador de los 60/70 se le hubiera ocurrido poner en tela de juicio algunos de los grandes paradigmas oficiales de la teoría. Ella lo hace. Este es un pa~ so más allá. Tal vez eso tenga que ver con las características de esta nueva cri sis, que no sólo habla de hambre, desocupación y exclusión, que no sólo refiere a las consecuencias de ello en el mundo de la subjetivi dad, sino también de teoría acumulada en el campo propio, de nue vas líneas de investigación y, es bueno reconocerlo, de una presunta mayor consistencia desde las mitologías y desde las hipótesis que ba jan desde el Olimpo de las ciencias duras para vigorizar el positivis mo del nuevo siglo. En algún sentido Silvia Bleichmar imagina que en estos tiempos se vive un combate semejante al que debió librar Freud cuando de cidió poner en crisis a la ciencia positivista de su época enarbolando 6 la idea de un extraño objeto de estudio, el inconsciente, que nadie pudo medir en un laboratorio y que nadie pudo despedazar en un quirófano. Hoy el combate tiene un perfil semejante, por momentos hasta un tono épico frente a un adversario que se presenta ante el mundo con el aval del prestigio, real o imaginario, de la ciencia del siglo XXI, por un lado, y con el respaldo del poder económico de la industria (biotecnología, farmacología, etc.) por el otro. En "Tiempos dificiles ... " la autora se pregunta: "qué resta de la adolescencia como período en el cual ya han culminado las tareas de la infancia ... categoría que alude al tiempo en el cual se despliegan los modos de definición que llevan a la asunción más o menos esta ble de la identidad sexual y a la recomposición de las formas de la identificación ... " Desde este punto de vista la adolescencia se le presenta como "un tiempo abierto a la resignificación y a l<l; producción de dos tipos de procesos de recomposición psíquica: aquéllos que determinan los modos de concreción de las tareas vinculadas a la sexualidad, por una parte, y los que remiten a la deconstrucción de las propuestas originarias y a la reformulación de ideales ... " Respecto de la sexualidad le parece obvio que la dirección no es del todo clara todavía pero que "algunas transformaciones son evi dentes", como las pautas de iniciación sexual. Observa que se eclip só la reificación de la virginidad en un mundo en el cual "las niñas se encaminan alegremente a sus primeras relaciones". Sin embargo, la relativización del valor virginidad no es una nove dad de los adolescentes contemporáneos. Esa tarea fue desarrollada por sus padres y tíos mayores. El hippismo y los aires de cambio de los '60 y '70 cascotearon duro el rancho de la virginidad, que pasó a ocupar un lugar relativo desde entonces. Las adolescentes actuales son educadas por padres, instituciones y medios de comunicación en los cuales la virginidad no es un bien sagrado y no son las adolescen tes de hoy las que deben hacerse cargo de cambios acerca de la vir ginidad. Son sus padres, sus familias en general las que tienen el pro blema. Cuando se atacó el bien virginidad, el gran problema se limi taba al peligro del embarazo. Los métodos anticonceptivos no esta ban ni tan evolucionados ni tan difundidos como ahora. Hoy, en cambio, al problema del embarazo se suma el problema del Sida. Es decir, la relación directa placer/muerte, sexo/enferme- 7 dad, etc. No es nada fácil para los adolescentes de hoy esta inespera da irrupción de Thánatos en la cama. Sea como fuere, en la cabeza adolescente en la cual se definen las tareas relacionadas con la sexualidad ahora interviene un nuevo ele mento, el Sida, la muerte, la enfermedad, el peligro, que seguramen te arma un embrollo bárbaro en la difícil relación entre el incons ciente y la subjetividad. Volviendo al argumento de la autora según el cual hay cambios obvios en los rituales de iniciación, sería bueno recordar que en es te caso estamos hablando de valores antropológicos, perspectiva en la cual los cambios (obvios o no) suelen ser lentos, muy lentos. Ejemplo: la colimba. Ya no existe en nuestro país. Pero el paso de la infancia a la madurez o la juventud es un proceso que sigue exis- . tiendo. El problema no advertido, es que al fin de la colimba le si guió la crisis socio-económica. Los muchachos se quedaron sin co limba y se encontraron, encima, sin trabajo. Todo en una genera ción. Perdieron el rito de pasaje de un estado a otro, perdieron un ritual de iniciación, y a la vez perdieron el horizonte de la cultura del trabajo. Perdieron dos cosas que sus padres tenían, porque sus pa dres tuvieron ritual y tuvieron expectativas laborales y de movilidad social ascendente. Se podía entrar al mundo adulto por la puerta de la colimba para llegar al mundo del trabajo o del estudio. Eso entró en crisis. Silvia Bleichmar analiza lo segundo (trabajo, estudio) y só lo sugiere, en este trabajo, la importancia del rito iniciación. Estos te mas se han desarrollado posteriormente en otros textos de la autora. En "Las formas de la realidad" aborda el problema de "la relación del aparato psíquico con la realidad, o el impacto de la realidad en la subjetividad". Acá se mete de lleno a cuestionar algunos fundamentos de la teo ría freudiana a partir de la complejidad del encuentro o del vínculo entre el aparato psíquico y lo real, problema que, en última instan cia, viene siendo discutido por la historia de la filosofía desde los orí genes hasta hoy -salvo la diferencia de la hipótesis del inconsciente propuesta por el freudismo. Esta larga historia de debates e inter cambios le llevaría a la autora a componer otro volumen y está claro que aquí está recopilando material, lo cual conduce a dejar de lado opciones que, cuando se escribe un libro, de entrada se manejan de otro modo. 8 A su modo de ver, en la relación yo/realidad está "uno de los pun tos más débiles de los enunciados freudianos" debido a su perspecti va dualista (sujeto-objeto según la teoría clásica del conocimiento). De acá en más abarca una serie de desarrollos entre epistemológicos y filosóficos que luego posterga para entrar en el problema de la re lación entre el aparato psíquico y el exterior, ahora "la realidad ar gentina -vale decir el conjunto de variables sociales, económicas y po líticas que fundan y sostienen un campo representacional..." Propone una diferenciación entre autoconservación y autopreser vación y entonces comenta: "Se es hombre o mujer, católico o protestante, argentino o mexi cano, hijo o hermano. Se es, quiere decir que el yo queda articula do, en sus enunciados de base, a una red que determina su existen cia como tal, y que cuando se rompe hace entrar en naufragio al conjunto del aparato y obliga a defensas extremas o conlleva deses tructuraciones y restituciones que ya no retornan más a su forma ori ginaria". La frase es muy buena. Toda una síntesis. Abre un buen campo de análisis. A partir de ahí, ahora vamos al asunto, se mete con la incidencia de la realidad económica sobre el psiquismo. Estamos frente a una realidad, o relacionados con una situación económica, que "genera desesperación o desesperanza, dolor o furia homicida." El saqueo sufrido por el país rico a manos de sus corporaciones (la financiera y la política), la depredación, la "carencia de un pen samiento de respuesta", deja a sus habitantes "en estado inerme, me lancolizados por su propia impotencia o desesperanzados por la au sencia de respuesta de la clase política a sus reclamos". En este segmento la autora propone una revalorización de la cul tura. Es decir, propone una relación o una articulación dinámica, de influencias y condicionamientos mutuos entre economía, psicología y cultura, asunto al que muchos aluden pero al que pocos analizan en su profundidad y posibilidades. Esta valorización de la cultura es central en todo el libro. Siempre que habla de valores, de principios que proteger o que recuperar, está hablando de cultura. Y cultura es política. La política es parte (es parte central) de la cultura de cual quier sociedad. No lo dice así pero está por momentos implícito, por momentos muy a la vista aunque dicho con otras palabras. El énfasis en la cultura desemboca en el problema del sujeto, te- 9 ma al cual la autora dedica párrafos reiterados. Se trata de pensar la subjetividad sobrepasando el tema del sujeto ya que histórica, psico lógica y filosóficamente contábamos con entrenamiento para pensar en ese sujeto. La crítica en general no sólo ha dejado espacios vacíos acerca de la relación sujeto/subjetividad, sino que ha quedado de morada en el enfoque. Silvia avanza en este sentido poniendo a la vis ta el régimen del enunciado por una parte, y por otra, el enfrenta miento con las prácticas teóricas y las que convocan el trabajo, la vi da social y familiar. Es en este punto cuando el tema de la alteridad ocupa tramos importantes del libro, Levinás mediante. Los procedi mientos de subjetivación, que Silvia Bleichmar menciona incluyen las condiciones de exclusión de la alteridad y reiteradamente la au tora apela a la responsabilidad y aplicación de una ética capaz de re visar y reformular prácticas teóricas y comportamientos cotidianos. El libro está atravesado por la problemática psi/situación socio económica/ cultura. Por acá pasa la parte más fecunda de sus refle xiones. Pendiente para un próximo texto, la práctica de los seres huma nos en esta relación que -si bien no aparece escrita en este texto- es tá sin embargo sostenida por la praxis de la cotidianidad en la que la autora evidenció en más de una oportunidad el lugar que le otorga a la práctica del sujeto, siendo ella misma la sujeto, Silvia Bleichmar no cree que los sttjetos sean puras víctimas de un sistema social per verso, más allá de la situación de catástrofe generalizada. Si bien el hambre sin proyecto, sin participación, se vuelve deses peración. El hambre a secas duele en la panza. El hambre argentino duerme también en el corazón. (Y en el aparato psíquico, por ende). Pero el proyecto, el futuro, la construcción de lo posible, la cons trucción que limitará los alcances del hambre sólo al estómago, es un proceso que incluye al hambriento y eso la autora lo sabe, de allí que con frecuencia se refiera al compromiso político y moral en general de la gente y en este caso de los psicoanalistas. Le dice a los psi que tienen deberes que cumplir y tradiciones en las cuales nutrirse pero en este punto quisiera introducir una observación, aún teniendo en cuenta que en una recopilación quedan afuera ideas varias de los au tores, no obstante digo, quiero hacer una observación porque, talco mo están planteados algunos puntos del texto, se corre el riesgo del elitismo profesional al referirse a tradiciones ideológicas que de al guna manera "salvaron" a la sociedad, como un salvavidas de tradi- 10