James J. Murphy LA RETÓRICA EN LA EDAD M ED IA Historia de la teoría de la retorica desde San Agustín hasta el Renacimiento JAMES J. MURPHY LA RETÓRICA EN LA EDAD MEDIA Historia de la teoría de la retórica desde San Agustín hasta el Renacimiento FONDO DE CULTURA ECONÓMICA MÉXICO Primera edición en inglés, 1974 Primera edición en español, 1986 Título original: Rhetoric in the Middle Ages. A History of Rhetorical Theory from St. Augustine the Renaissance © 1974, The Regents of the University of California Publicado por University of California Press, Berkeley ISBN 0-520-02439-7 D. R. (c) 1986, Fondo de Cultura Económica, S, A, de C. V. Av. de la Universidad, 975; 03100 México, D. F. ISBN 968-16-2245-6 Impreso en México Una est enim (...) eloquentia, quascumque in oras disputationis regionesue delata est “Porque la elocuencia es una (...), sean cuales fueren las regiones del discurso a que se extienda.” Cicerón, De oratore III, V, 23 PREFACIO ESTE libro trata de la historia medieval de la tradición retórica pre ceptiva (426 a 1416). Los escritores antiguos dividían la enseñanza del discurso en tres áreas principales: Teoría, Imitación y Práctica. La Rhetorica ad Herennium, por ejemplo, define la Teoría como “un conjunto de reglas (praeceptio) que provee de un método y sistema definidos para hablar” (I, ii, 3). Pueden encontrarse afirmaciones similares en Isócrates y otros escritores griegos. La tradición preceptiva, por tanto, implicaba un concepto fun damental de la civilización occidental: el orden y el plan en el dis curso. Tanto la cultura griega como la romana produjeron programas educativos basados en una proposición básica, según la cual, de la experiencia observada podían derivarse unos preceptos aplicables, para comunicar después a los estudiantes. Este enfoque alcanzó un alto grado de elaboración en las escuelas romanas, como puede observarse en la obra de Quintiliano, y la educación romana lo transmitió de modo directo a la cultura latina del Occi dente medieval. Así, pues, este libro presenta el primer estudio comparativo de las diversas formas en que los escritores medievales continuaron la tradición preceptiva. Aplicado ya a la predicación, ya a la versifica ción, ya al género epistolar, ya a otros campos, es claro que el supuesto preceptivo básico perdura durante todo el período desde san Agustín hasta el resurgimiento de la enseñanza clásica en el Renacimiento. Pese al número, grande en apariencia, de autores y obras trata dos en el presente volumen, éste sólo puede ofrecer un panorama preliminar. Quedan por explorar vastos sectores. Para una historia completa de este tema, hay que aguardar todavía el paciente escla recimiento de relaciones de manuscritos existentes en decenas de bibliotecas europeas. En consecuencia, este libro se presenta como un primer paso para la comprensión del contexto completo de las teorías medievales acerca de la comunicación. 9 RECONOCIMIENTOS BERNARDO de Chartres, canciller del siglo XII de esa gran catedral francesa, hizo en una ocasión la observación de que “somos enanos montados a hombros de gigantes”. El historiador moderno de la retórica puede apreciar toda la sabiduría de esta consideración. Ni siquiera podría intentarse un comienzo sin el trabajo básico de los eruditos del siglo XIX, tales como Charles Thurot, Ludwig Rockin- ger, Henry Keil, Charles Halm, o de algunos más recientes, como Edmond Faral y Noel Denholm-Young. Con todo, una proporción mucho mayor de este estudio se debe a la ágil interacción de personas e instituciones, cuya ayuda durante casi dos décadas ha hecho posible el presente volumen. Agradezco el respaldo expreso a mi labor por parte de las distintas comisiones de investigación de las universidades de Stanford, Prin- ceton y California (Davis). La Universidad de Princeton, con motivo de su bicentenario, me nombró profesor auxiliar para el año 1961-1962, lo que me permitió estudiar manuscristos en algu nas bibliotecas europeas. En 1971-1972, el American Council of Learned Societies me concedió una beca para una ulterior investi gación en Europa, que me ha permitido concluir este libro. La necesidad de este estudio me la sugirió por primera vez, en 1954, Robert W. Ackerman, del departamento de Inglés de la Uni versidad de Stanford. Su constante asesoramiento me condujo a lo que al principio fue una sencilla historia, a guisa de prefacio, de la retórica medieval, para entender mejor a Chaucer; pero que, con el paso de los años, se ha transformado, con su ayuda, en relación desarrollada de una corriente muy importante de la historia de la comunicación humana. Sin él este libro no existiría. Tengo una especial deuda de gratitud con Richard W. Hunt, de la Biblioteca Bodleian, de Oxford, quien es un depósito vivo de la historia de la gramática medieval. El me animó sin cesar y su infali ble dominio de los manuscritos me otorgó una ayuda inapreciable, sin la cual hubiera llevado muchos años más la terminación del pre sente volumen. No veo la manera de agradecer a las innumerables personas que, a lo largo de los años, me han ayudado con datos bibliográfi cos, o sugerencias, o me han enviado sus trabajos (a menudo inédi tos), como parte de un esfuerzo común por entender de modo más 11 12 RECONOCIMIENTOS pleno la retórica medieval. La generosidad de estos eruditos ha sido abrumadora. Varios estudiosos muy ocupados han leído y comentado los borradores de diversos capítulos; los juicios final mente expresados son, por supuesto, míos, pero sus comentarios y sugerencias me han sido de enorme utilidad; por tanto, agradezco especialmente a Morton Bloomfield, de la Universidad de Harvard; a Robert W. Ackerman, de la Universidad de Stanford; a Malcolm Parkes, del Kebles College de Oxford; a Michael Leff, de la Univer sidad de Indiana, y a Harry Caplan, de la Universidad de Cornell. Al principio tuve el privilegio de contar con el consejo de tres de los principales -medievalistas ingleses, todos ellos ya fallecidos: P. Daniel Callus, sobre la disputatio; Noel Denholm-Young, sobre el ars dictaminis, y Gerald R. Owst sobre el arspraedicandi. Sus pertinen tes explicaciones sobre materias muy complejas me facilitaron la comprensión de los puntos esenciales de esos apartados. Pero sobre todo, todos nosotros estamos muy en deuda con aquellos eruditos, por lo general desconocidos, que escribieron, y así preservaron para todos los siglos, los pensamientos de lo que para ellos eran los “tiempos modernos” y que nosotros, por chovi nismo, denominamos edad “media”; son ellos quienes hicieron y conservaron los manuscritos, los creadores de aquello que con amor llamamos ahora “fuentes primarias”. James J. Murphy Davis, California 30 de julio de 1973 ABREVIATURAS ALMA Arcbivum Latinitatis Medii Aevi (Bulletin Du Cange). Baldwin, MRP Charles S. Baldwin, Medieval Rhetoric and Poetic (Nueva York, 1928). Bolgar, Heritage Robert, R. Bolgar, The CíassicalHeritage andIts Beneficiaries. Cambridge, Ingla terra, 1954.. . Faral, Les arts poe'tiques Edmond Faral, Les arts poétiques du XIIe et du XIIP siecles. París, 1924. Keil, Grammatici Latini HeinrichKeil (compilador), Grammatici latini. 4 tomos. Leipzig, 1864. Manitius, Geschichte Max Manitius, Geschichte der lateinischen Literatur des Mittelalters. 3 tomos. Munich, 1911-1931. Manitius, Bibliothekska- Max Manitius, “Handschriften antiker talogen Autoren in mittelalterlichen Bibliot- hekskatalogen”. Comp. Karl Mani tius. Zentralblatt fiir Bibliothekswesen, Separata 67, Leipzig, 1935- Migne, PL J. P. Migne (comp.), Patrología Latina. Murphy, Bibliography James J. Murphy, Medieval Rhetoric: a Select Bibliography. Toronto, 1971. PBA Proceedings of the British Academy. QJS Quarterly Journal of Speech Rashdall, Universities Hastings Rashdall, The Universities of Europe in the Middle Ages. Comps. F. M. Powicke y A. B. Emden, 3 tomos. Oxford, 1936. SM M. Charles Thurot, “Notices et extraits Thurot, “Notices et de divers manuscrits latins pour ser extraits” vir á l’histoire des doctrines gramma- ticales au Moyen Age”, Notices et extraits 22 (1868), 1-540; reimpresión reciente. 13 Parte Primera LA TEORIA RETORICA ANTIGUA Y SUS CONTINUACIONES I. LAS CUATRO TRADICIONES ANTIGUAS CUALQUIER estudio acerca del desarrollo de las teorías occidenta les sobre comunicación debe comenzar con las primeras tenden cias de establecer preceptos (praecepta) para un futuro discurso. Este movimiento de preceptiva empezó en la antigua Grecia, se transmitió a Roma y de aquí a la Europa medieval. Ninguna civili zación antigua, excepto la griega, hizo tales esfuerzos por analizar el discurso humano, por destilar los frutos del análisis en preceptos manejables y transmitir estos preceptos a otros hombres para su uso en el futuro. Aun cuando la cultura europea medieval fue en alto grado una cultura latina, la enorme deuda que Roma contrajo con Grecia exige que nuestro estudio empiece desde allá, donde tuvieron lugar los primeros intentos de establecer preceptos para el discurso humano1. De estas artes, la más preceptiva es la retórica. Al establecer unas normas específicas, basadas en un análisis de la práctica corriente, la retórica permitió que la experiencia de los oradores talentosos se transmitiera a generaciones posteriores en forma de sugerencias directas de conducta. Aunque los primitivos discursos en la litada de Homero indican que en la Grecia antigua ya existía una especie de oratoria planeada, la tradición menciona a Corax de Siracusa (hacia el 476 a. C.). como el “inventor” del arte de la retó rica. A su discípulo Tisias se le atribuyó el desarrollo y difusión de este arte2. Asimismo, la tradición afirma que Gorgias el sofista la introdujo en Grecia alrededor del 428 a. C., donde rápidamente contribuyeron a la nueva disciplina Protágoras, Antifón, Lisias, Isócrates3 y Platón, cuyo Fedro está considerado como virtual esquema de la Retórica de su discípulo Aristóteles4. 5 Para un esquema conciso de las evoluciones antiguas, véase James J. Murphy (compilador), A Synoptic History ofClassical Rhetoric (Nueva York, 1971). Sobre el periodo griego, véase George Kennedy, The Art of Persuasión in Greece ÍPrinceton, 1963). Sobre el periodo romano, véase George Kennedy, The Art of Rhetoric in toe Román World (Princeton, 1972). 2 Hay relaciones breves sobre esta tradición; véanse en D.A.G. Hinks, "Tisias and Corax and the Invención of Rhetoric”, Classical Quarterly 34 (1940), 59-69; George A. Kennedy, "The Ear- liest Rhetorical Handbooks”, American Journal of Philology 80 (1959), 169-178; y Stanley Wilcox, "The Scope of Early Rhetorical Instruction”, Harvard Studies in Classical Philology 5 3 (1942), 121-155- Lo duradero de la tradición queda atestiguado por una glosa al manuscrito del De Inventione de Cicerón (Oxford Bodleian MS. Laúd 49, fol. 146): Corax artem invenir, Tisias promulga vit. 3 Si bien la tradición isocrátíca es por muchos conceptos distinta de la aristotélica, su expre sión más profunda se halla en la retórica romana. Un buen resumen ofrece Harry M. Hubbell, The ínfluence of Isócrates on Cicero, Dionysius and Aristides (New Haven, 1913). 4 Everett Lee Hunt, “Plato and Aristotle on Rhetoric and the Rhetoricians”, en Studies in Rhetoric and Public Speaking in Honor ofJames Albert Winans (Nueva York, 1925). Todavía no existe 17