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La religión de la sociedad PDF

313 Pages·2007·3.07 MB·Spanish
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Losa utorcelsá sidceol sa s ocioloygahí aab íacno n­ cediduon l ugadree specriealle vanac liasa o ciología del ar eligeinóe nlc ontexdteol at eorsíoac iya,sl o bre todoe,nl oess tudcioonss agraadl oass o ciedmaodd er­ na,s upuestamaejnetnaeal or eligiEosstooa.r ientación fuer etomayd rae elaborpaodrNa i klaLsu hmanenn esta opbórsat um-ac ontinuacdieós uns v olúmenes sobrleac ienceilaa r,t eel,d erecyhl oa e conomíae-n, laq uet rabajpaobcaoa ntedses um uertLea.r eligeisó n aqudíe scrciotmao u ns istedmeac omunicacaiuótnó ­ nomoe ne ls enod el as ociedad moedmeprlneaa ndo conceptqoused estaclaacn o dificabciinóanrd ieas u comunicacmieódni anltade i stinecnitórnie n manencia y trascende«nPcuieadd:ee cirqsueeu nac omunicación esr eligisoiseam pqruee c ontemplloia n manenbtaej o lap erspecdteil vata r ascendenEclsi uag»e.r eanntáe­ lisdiesL uhmancno ntribau uyneav aloracsioóbnrl ea situacyie ólfn u tudreol ar eligeinóe nlm undoc ontem­ poráneo. La religión de la sociedad La religión de la sociedad Niklas Luhmann Edición de André Kieserling Traducción de Luciano Elizaincín E D T O R A L T R O T T A La edición de esta obra ha contado con la ayuda de Goethe-Institut COLECCIÓN ESTRUCTURAS Y PROCESOS Serie Ciencias Sociales Ttíuloor igiDniaelR :e ligdieorGn e sellschaft © EditoTrrioatlSt .aA,2. 0,0 7 Ferr5a5z. ,2 8008 Madrid Teléfo9n1 o54:3 03 61 Fax9:1 543 14 88 E-maield:i [email protected] htt:/p/w ww.trotta.es © SuhrkaVmepr laFgr,a nkfaumr Mta in2,0 00 © LuciaEnloi zai2n0c07í n, ISBN9:78 -84-8164-896-6 DepósiLteog aMl.:1 2.772-2007 Impresión FernónCdieuzd aSd.,L . CONTENIDO Capítulo l. La religión como forma de sentido................................... 9 Capítulo 2. Codificación..................................................................... 49 Capítulo 3. La función de la religión .................................................. 101 Capítulo 4. Dios, fórmula de contingencia.......................................... 129 Capítulo 5. La diferenciación de la comunicación religiosa................. 163 Capítulo 6. Organizaciones religiosas................................................. 197 Capítulo 7. La evolución de la religión............................................... 217 Capítulo 8. Secularización.................................................................. 241 Capítulo 9. Autodescripción. .............................................................. 277 Nota del editor................................................................................... 309 Índice de materias............................................................................... 311 7 Capítulo 1 LA RELIGIÓN COMO FORMA DE SENTIDO 1 ¿En qué reconocemos -esta pregunta debe plantearse y contestarse previamente- que en determinados fenómenos sociales se trata de re­ ligión? Para un creyente esta pregunta acaso carezca de sentido. Él puede señalar aquello en lo que cree y atenerse a ello. Podría negar que la de­ nominación de religión le aporte algo. Podría hasta incluso rechazarla por ver en ella una clasificación de fenómenos que lo encierra en una categoría con otros estados de cosas, cuya credibilidad desestimaría. El concepto de religión parece ser entonces un concepto cultural, un con­ cepto que implica tolerancia. Para otros, que no creen o no creen en todo lo que quieren de­ signar con el concepto de religión, o, finalmente, para todos los que desean comunicarse sobre la religión sin tener que fijar en ese mismo contexto su fe, se plantea, sin embargo, el problema del concepto, del alcance conceptual, de la delimitación conceptual. Aquí no ayudan hoy ni la solución «ontológica» ni la «analítica». En la tradición ontológica, el problema ni siquiera hubiese existido, ya que para ella aquello en lo que consiste la religión emana de la esencia de la religión, y luego, si fuese necesario, habría que reconocer los errores y eliminarlos -como puede verse, un enfoque cognoscitivo cercano a la fe-. El analítico, en cambio, reclama la libertad de determinar por sí mismo el alcance de sus conceptos, ya que para él solamente los juicios pueden ser verdaderos, no los conceptos. El analítico choca, sin embargo, con el problema de la limitación de su arbitrariedad (que se le concede metodológicamente), problema que no se ha dejado resolver (y mucho menos por medio de 9 LA RELIGIÓN DE LA SOCIEDAD lo «empírico»). Si el ontólogo opera desde un lugar muy cercano a la religión, el analítico lo hace desde muy lejos. Lo más errado aquí sería buscar una solución útil en algún lugar del «justo medio». Dos solucio­ nes (para nosotros) inútiles no nos ofrecen el más mínimo punto de apoyo para una mediación. Si uno busca respuestas en un plano un poco más concreto, enton­ ces pueden distinguirse una respuesta sociológica (Émile Durkheim) y una fenomenológica (Rudolf Otto}1• Pero en este momento no nos inte­ resa lo que dicen, sino cómo trabajan. Durkheim2 describe la religión como hecho moral (y, con ello, so­ cial). Más allá de la moral y la religión, la sociedad se crea a sí misma como aquella trascendencia que ya no puede rogar a un Dios cuya fac­ ticidad es controvertida. Como hecho moral, la religión se encuentra doblemente determi­ nada: por un momento del deseo (désir), por tanto del aprecio, y por una sanción que limita lo permitido (sacré). Puede verse que la moral, y junto con ella la religión, surgen por medio de un doble proceso de extensión e inhibición. A la base se encuentra una especie de autoli­ mitación que se une al mismo tiempo a formas que como la unidad, la tension stabilisée, se vuelven capaces de operar. Imponen entonces respeto sobre el trasfondo de la intolerable posibilidad de que su uni­ dad pueda volver a disolverse en la diferencia. La especificidad formal (Formenspezifik) de la religión surge sobre este fundamento por medio de la diferenciación sagrado/profano. Por tanto, mientras que la moral se encuentra determinada por una diferenciación en la que ambos lados se desafían recíprocamente, la religión se caracteriza por una relación excluyente. En ambos casos, el concepto apunta a la sociedad como sistema omnipresente. Algo así también vale para la religión, cuando no se hace descansar todo en lo sagrado como tal, sino también en el lugar en el que se produce la diferencia sagrado/profano. Esto significa: la sociedad diferencia a la religión en la medida en que delimita su ámbito como sacrum frente a todo aquello que no puede denominarse de esta manera. Pero Durkheim no ve en la distinción misma la forma de la reli­ gión, sino que busca en el ámbito de lo sagrado formas específicamente l. Para el contexto sociológico contemporáneo cf. V. Krech y H. Tyrell (eds.), Reli­ gionssoziologie um 1900, Würzburg, 1995; para el siguiente desarrollo de la sociología de la religión, H. Tyrell, «Religionssoziologie»: Geschichte und Gesellscha� 22 (1996), pp. 428-457. 2. Véase como obra principal de Durkheim Les formes élémentaires de la vie reli­ gieuse: Le systeme totémique en Australie, Paris, 51968 [Las formas elementales de la vida reli8iosa, Alianza, Madrid, 2003]. Cf. además, sobre todo, «Détermination du fait moral», en Id., Sociologie et Philosophie, Paris, 1951, pp. 49-90. 10 LA RELIGIÓN COMO FORMA DE SENTIDO religiosas. (Nos atenemos a esto, porque éste es el punto en el que nos separaremos de Durkheim.) Algo similar es válido para la sociología de la religión de Max We­ ber. Weber evita fijar conceptualmente la esencia de la religión y se contenta, como punto de partida, con el interés por las «causas y efectos de un determinado tipo de actuar comunitario»3 (lo que naturalmente significa que en esta pregunta uno no puede fijar algo, sino que se debe observar lo que la gente considera que sea la religión). El problema para Max Weber radicaba en la cuestión acerca de cómo el actuar humano está provisto de sentido cultural y cómo puede entenderse de esta for­ ma. De esta cuestión se derivaba para él la pregunta acerca de cómo es posible que otros órdenes de vida, por ejemplo la economía o el erotis­ mo, adoptasen esta función para cada uno de sus ámbitos. La religión misma parte de la distinción entre estados cotidianos y extra-cotidianos y encuentra diagnosticada en estos últimos una necesidad de formas (Formenbedarf> que recubre al mundo con significados religiosos suple­ mentarios; luego, dentro de estas proliferaciones, genera una necesidad de racionalización (Rationalisierungsbedarf> propia4• También Georg Simmel realiza una distinción al comienzo -aquí entre «religioide» y religión-, que, del lado de la religión, posibilita poner de relieve for­ mas de elevación a través de la delimitación5• La teoría de la religión de René Girard se atiene igualmente a una doble estructura de expansión y limitación. Esta teoría parte del supuesto de que el deseo se enreda a sí mismo en un conflicto mimético y que por eso mismo provoca la intervención de interdits religiosos que, por ser limitantes, aparecen como religión6• Debe ser simbolizado el mismo conflicto mimético, la peligrosa paradoja de que se lucha porque se posee el mismo deseo, y esto sucede bajo la forma de una víctima propiciatoria. En esta enumeración no estamos tratando de discutir conocidos conceptos de sociología de la religión, ni mucho menos de ser exhausti­ vos. En este momento se trata de buscar ejemplos para la puesta en acto de la pregunta ¿en qué puede reconocerse la religión? Evidentemente se 3. Así en Wirtschaft und Gesellschaft, citado según la 3.ª ed., Tübingen, 1948, vol. 1, p. 227 [Economía y sociedad, FCE, Madrid, 1993]. 4. Para un breve resumen, véase el capítulo de sociología de la religión en Wirt­ schaft und Gesellschaft, cit., pp. 227 ss. 5. Cf. G. Simmel, «Zur Soziologie der Religion»: Neue Deutsche Rundschau 9 (1898), pp. 111-123; Die Religion, Frankfurt a.M., 1912. 6. Cf. R. Girard, La violence et le sacré, Paris, 1972 [La violencia y lo sagrado, Ana­ grama, Barcelona, 1983]; Des choses cachées depuis la fondation du monde, Paris, 1978 [El misterio de nuestro mundo. Claves para una interpretación antropológica, Sígueme, Salamanca, 1982]. 11

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