Después de rescatar a Kahlan Amnell, la Madre Confesora de la Tierra Central y la mujer a la que ama, Richard abandonará el bosque para adentrarse en un mundo más vasto y peligroso. Es la última esperanza contra las fuerzas de Rahl el Oscuro, un tirano que sirve al Custodio: El Señor del inframundo y la personificación del mal. Richard logra evitar que el Custodio invada el mundo de los vivos y debe defender la Tierra Central del ejército genocida de la Sanga de la Virtud. No obstante, aún no se ha enfrentado a su reto más difícil. Ni su sabiduría ni su determinación le sirven cuando el Emperador Jagang, loco de poder, regresa acompañado de una multitud de fieles. Una profecía anuncia que será traicionado en el camino. Aún así, Richard deberá seguir adelante o su mundo perecerá.