m •• CUADERNOS DE INVESTIGACION tees*- —^ m > v*. .«*-•- -•- Z>1 PAR AD OJA AYMARA SO LI DARI DAD Y FACCIONALISMO Javier Albo IM © 1977 ~t . Gentro de JdH| LA PAR AD OJA AYMARA SO LI DARI DAD Y FACCIOIMALISMO Javier Albo 1977 © DERECHQS RESERVADQS Dspoeito Legal 190:--75 Y A LE •'• \ M + / V H3 ( kg Aka liwruja wali sum amuyt'ampi lup'inakampi markapan aeki jikxatankam irnaqiri aymaranakatakiw wakicht'ataxa. Aka jach'a markasanxa aymaranakax mayacht'asisaw t"aqastanxa, ma" suma kusisit jakafi jikxatafikama. Ukanakatakiw wakicht'atax aka liwruja. Janiti aymaranakanxa amtawinakasa lurawinakasa walir sartanapax vakiski? T'aqa t'aqa sarnaqanax janiw walikit'i. Ukarapixa aynacht'akipuninaiaiwa. Mayacht Tasinan uk."axa, nayraqatarupuniy sart'anani. Uka-fcwa aymaranakax wal wall amuyt 'asiskapxtanxa, Aka, liwrun qilqatanakapanxa kuna pantjatas utjchi ukaxa, yuspaxaranipxamawa yatiyanipxitat uk"axa. LA PARADOJA AYMARA : SOLIDARIDAD Y FACCIONALISMO Aunque planteado aqui para el mundo aymara, el problema que nos ocupa podria sin duda extenderse a un nivel panandino, Mas aun la paradoja de" cierta solidaridad coexistente con faccionalismo interno puede pre_ sentarse con cierta regularidad en campesinos con clara identidad so- cio-cultural y una inestabilid'ad cronica en el control de sus propios recursbs« Estas circunstancias se dan en forma peculiar en el mundo aymara, por lo que un analisis detalladd de este caso puede ilustrar aspectos teoricos, aparte de sus obvi^s aplicaciones a un nive-1 pr&c- tioo. En el presente trabajo me limitare a presentar los principales aspec tos de la paradoja, tal como la veo en el moraento actual, mostrando all mismo tiempo c6mo este aspecto paradojico encaja dentro de la orga_ nizacion social y simbolica del aymara. De momento no pretendo ir mas alia- En el planteamiento faltan desarrollar aun rauchas dimensiones aqui s6lo insinuadas, como la hist6rica, la psico-social, la relacion con no-aymaras, etc. Solo quiero mostrar la coherencia interna, dentro de la cultura aymara, de la coexistencia de un fuerte sentido de grupo y un fuerte divisionismQ En la parte final insinuare algunos puntos B de posibie utilidad en la busqueda de factores ambientales explicati- vos Pero se trata de exploraciones aun inciertaso En colaboracion con 0 otros colegas seguimos estudiando algunos de estos aspectos y espera- mos poder ofrecer algunos resultados en un futuro proximo„ Los datos no proceden de ninguna comunidad concreta. Mas bien he hecho un intento (nada facil y excesivamente audaz) de buscar lineas genera- les, en base al analisis de unas 60 respuestas a un cuestionario-son- deo sobre el tema, procedentes de casi todo el territorio aymara, des- de La Paz a Potosi, y en base a mis propios contactos con aymaras so bre todo del de'partamento de La Paz y en menor grado de Oruro y Potosi 'durante los cuatro ultimos anos, Aunque incluyo algunos datos de Puno, el grueso del material se refiere al-aymara boliviano. En sintesis la paradoja consiste en que por una parte el aymara tiene un fuerte sentido de grupo, ha demostrado una resistencia colectiva a la desintegracion cultural en un grado superior al de otros grupos an- dinos y en algunos casos incluso ha llegado a formar movimientos de fuerte contenido etnocentrico; pero por otra parte, y al mismo tiemfoo, uno de los elementos mas tipicos en su esquema cultural es un faccio nalismo interno, con manifestaciones en el ciclo familiar, socio-poli- tico, religioso, etc*., que Ipgicamente pareceria deber llevar ,a la des_ integi*aci6n, sobre todo teniendo en cuenta las presiones del mundo ur- bano circundante„ La paradoja se r.efleja tambien en las reacciones de la gente ante los aymaras- Muchos forasteros que por primera vez entran en contacto con el aymara quedan inmediatamente sorprendidos por su sentido comunita- r.io y por un 'esprit de corps1 que alguien ha llegado a comparar al de los nazis. Por otra parte cuando los propios aymaras examinan entre ^s£ sus problemas. uno de los primeros puntoe que salta a la vista es 'la mutua descorifian'za y el divisionismo Unos y otros tienen raz6n* 0 1. EL AYMARA COMUNITARIO El' aymaraj en medio de la aparente soledad de -la Puna es un ser que no puede vivir aisladoo Vive sumergido en sus grupos primarios: la famil'ia y la comunidad Casi no puede tomar decisiones ni organizar 0 su trabajo, ni davertirse, ni rezar si no es con referencia a estos grupos a los que pertenece« Incluso su individualis.mo, del que como ser humano no esta. exento, se manifiesta principalmente como un egois_ mo comunitario, de grupo,, " . Sin entrar en muchos detallas he escogi&o dos de los posibles' intficE^ dores del fuerte sentido comunitario del aymara para explicar este punto. l,„l - :Decisioneq comunitarj.as e c Uno de los campos en que. aparece- mas este control de todo, el grupo es sin duda en la 'manera do manejar la"republic?" local. Ello. puede obuervarse ya en el sentido rotativo de cargos, cargas o beneficios', que he llamado-en otra parte la "democracia aymara" (Albo 1972a0> i Incluso en muchos lugares en los que se ha introducido la organiza- cion 'sindioal campesina de. cuno mas mouerno, persiste el esquema de que todos los.miembros del:grupo —sean estos familias, estancias,- zcnas, conrnnidadeo, o grupos de comunidades— vayan pasando por turno rotativo a ir ocupando los diversos cargos necesarios para el funcio- namiento del grupo» La igualdad de cportunidades (y de, inoportuhida- des)- para todos y cada uno es considerado un criterio mas importance que el de aptitud para el cargo Es cierto que este enfoque lleva con c frecuencia a que la actividati comunal sea estatica y ciclica. El pro- greso queda sujeto al chance de que el•turno de' autoridad recaiga so- .bre alguno mas capacitado o inhovador 3 Pero este mismo hecho fomen- 0 ta el sentido c omural • casi ritual, de toda la gesti6n comunitaria y exige, para su buen funcionamiento, un constante control comunitario .sobre los que estan de servicio en un-periodo determinado. Este siste ma genera tambien una cierta mistiea de -"servicio a la comunidad" en contraposicion a la de "peder sobre la comunidad" m£s propia de los sistemas occidentalei:;* Finalmente puede gene'rar una especie de conse- jos comunalesj ordinariamente ,'informales, que son los que en realidad tomaran las decisiones importantes (no simplemente rutinarias) de la' comunidad,- -En este sentido.no es raro que el grupo "multiple de a-utori dad.es de un determinado' ano, tanto tradicionales (corregidor, jilaqa" t-as, mallkus, etc.; como de nuevo cuno (principales carteras sindica- les,^ junta vecinal, etc) actue en conjunto: "Todos caminan juntos", 3. me comento alguien en Jesus de Machaca. Dentro de este esquema es tam bien frecuente que los "pasados" (autoridades de anos anteriores) no solo tengan un status especial sino que funcionen adem&s como consul- tores para determinados asuntos mas importantes. Estas son varias hue lias actuales- de lo que qUizas fueron los consejos de amaut'as de tiempos antiguos e incluso de algun caso mas moderno como el, del pri s me'r nucleo escolar de Warisata, (Perez 1962)° Pero el sentido de decision Comunitaria no se limita al grupo de la elite dirigen'te ni mends al grupo informal de "pasados".-. Normalmente las decisiones pasan ademas por el tamiz de la asamblea comunitaria en que participan activamente los hpmbres jefes de familia, y. des- pues, en forma menos visible pero quizas mas eficaz, pasan ademas por el" tamiz- de cada hogar donde marido y mujer tienen' consultas sobre el asunto antes de' llegar a una decision firme En asuntos impuestos des_ u de afuera, la situacion de dependencia centenaria influye para que es tas asambleas sirvan a veces simplemente para transmitir ordenes (por ejemplo, la prestacion vial anual o algun requisito para la escuela). Pero en asuntos dentro del control de' la comunidad estas asambleas son un foro de expresion y proceso -C-olectivo de- decisiones que sorpren de al forastero por su grado de participaci6n y por su sentido de res- peto democratico. Suelen ser asambleas pacificas en las que el mismo t'ema es repetido machaconamente por diversos participantes hasta lie- gar a cierto consenso comunitario explicitamente asimilado o, si este ho se logra, hasta que los miembros empiezan a desfilar hacia sus, ca-r sas. En este caso. si el asunto es de importancia, no es probable que los dirigentes solos tomen la decision a yu cuenta y riesgc La frecuencia de asambleas varia segun las circunstancias., En la epo- ca de la Reforma Agraria, en que la sol'idaridad _campesina 11-ego a su apice,' hab£a asambleas al menos semanales. La asistencia esta abierta p a todos, pero no todos asisten, ccbrandose a veces multa por la ina- sistencia ho justificada. Actualmente 'hay lugares en que se reunen raensualmente, otros en que se reunen simplemente "cuando hay asuntos" sea cual sea la: frecuencia,. otros que hacen coincidir la asamblea con- trabajos comunitarios etc. Tampoco es r'aro que' eh torno a ,1a asamblea 5 ocurra algun -tipo de celebradon o ritual, con lo que se refuerza la mistiea comunitaria. La asamblea suele ser al nivel de comunidad en el sentido m£s restringido de la'palabra, equivalence'a sindicato (o ca- bildo, en alg s lugares). En .pueblos de Oruroi donde persiste la idea Un0 de una raarka con varios ayllus,puede incluir a representantes de toda la .marka(ver k„j)„ Como parte de su labor format'iva,el equipo de CIPCA ha estimulado innu merables sesiones de sociodrama con grupos .aymaras en muchos lugares y circ.unstancias sobre las cos'tumbres y la problematica rural» En la ma- yoria de las ocasiones los campesinos participantes han incluido den tro del sociodrama, en forma espontanea, c-.l^una asamblea- comunitaria. Es que se trata de la instituc,i6n -obvia en que el aymara debate habi tualmente sus asuntos. Eeta democracia rot'ativa no se limita a la toma de decisiones*' Alcanza igualmente la'distribuci6n equitativa de obligaciones onerosas, cuotas, trabajos, etc. y tambien de'posibles beneficios, como^por ejemplo titu los de Eeforma Agraria sobre terrenos. Son muy pocos los casos de indi. viduos que „hayan tram^tado en forma personal sus titulos ejecutoriales ante el Servicio de Reforma Agraria. El sujeto obvio para este tramite es la comunidad, a traves de un grupo especialmente comisionado por e'lla. En una comunidad de Jesus de Machaca ~ha ocurrido e# 197^ un caso de un grupo de k faniilias.emparentadas que habia tramitado y consegui- do a espaldas de la comunidad sua titulos individuales sobre la sayafia que ocupaban, en una zona eh litigio con la comunidad vecina* Al ente- •rarse la comunidad, conv0c6 una asamblea en la que todos los comuna- 'rios, indignados, resolvieron desconocer la resolucion y destinar el terreno a parcela escolar,'es decir a zona de uso y beneficio comunal, Incluso en la introduccion de determinadas innovaciones de tipo agrope_ cuario no es raro que ello ocurra en forma comunitaria, o al menos en un grupo dentro de la comunidad.' 1.2 Sentido de reciprocidad y trabajo colectivo. Muchos han llamado la atenci6n sobre la riqueza de instituciones de ayuda mUtua, re.ciprocidad y trabajos colectivos en el mundo cultural andino (ver Albertl y Mayer, eds. 197^* con bibliografia). De tiempo en tiempo algunos observador.es precipitados han deducido de ahi el sentido comunista o colectivista de estas sociedadeSo Sin llegar a ' esta apreciacion insostenible, es evidente que el sentido de recipro cidad y ayuda grupal es uno de los teraas culturales andinos mas desa- rrollados. Dentro del mismo los aymaras actuales mahtienen una variedad de insti tUciones que no se encuentra. en otros grupos andinos, al menos en T3oli via. Ademas, bajo el mismo nombre pueden esconderse realidades diver- sas s"egun la regi6n y realidades multiples de la misma institution y region. El lector familiarizado con Xa literatura antropoi6gicayandi"- na ensegui'da observara" semejanzas' y contrates entre las descripcfories que siguen y las que"dive]?sos autores sefialan en otros1,lugares de 'Boli via,- Chile, 'Peru y Ecuador. Por ejemplo en Ecuador la~ minga- no se pare ce tanto a la mink'a aymara sino a la faena, y en el Peru, central el waje no equivale a nuestro w ti sino al afn±. No es este el lugar para explicar en detalle este, aspecto. Aqui me limitare a presentar una lis ta rapida- de diversas modalidades detectadas eh el campo aymara actual a traves del sondeo, indicando «n cada caso algunas de sus peculiarida des y los lugares en que: se h- indicado su vigencia. ~~ 1.21. Instituciones de trabajo colectivo,, En todas ellas lo peculiar es el trabajo conjunto de un grupo relativa mente numeroso de individuos, ordinariamente varones, Como complemento" las mujeres fo'rman tambien con frecuencia un grupo de cocineras que preparan comida y bebida para los trabajadores varones. A veces este trabajo y comida colectivos tiene tambien algun ritual, o bien ocurre 5. con ocasi6n de algun rito, por ejemplo del rito de la primera siembra.' En cuanto a los individuos participantes-, las mismas instituciones pue den facilmente consistir en un trabajo de todos para alguna obra de in teres colectivo, o de todos para el b'eneficio de alguno del o an, o de todos. para beneficio, de alguna autoridad. Debido. a la situ-„cion sub ordinada que tiene el aymara cgn relacion a los vec-inos,. autoridades criollas y hasta hace poco a .los patrones, se ha-dado .con frecuencia la decadencia de estas instituciones de, trabajo colectivo, convirtien- dose en una mera utilisaci6n de mano de obra barata del indio para el servic.io del no-indio. ,En este grupo de instituciones abundan mas los nombres de .origen castellano, debido en parte a esta utiliz&cion por parte de patrones y autoridades criollas, y en parte debido ,al propio origen i£3torico espaiiol de algunas de estas instituciones (ver Argue_ das 1968). Aqui enumerare las institucio nes que tienen como caracteristlca pri- mordial el trabajo colectivo. Pero algunas de ellas pueden tener tam- bien otras caracteristicas, s egun el lugar 0 uso, y otras institucio^ nes clasificadas en seccipnes siguientes, pueden tener tambien-'a veces o eh ciertos lugares caracter izaciones de trabajo colectivo.' Estas transferencias de.usos y sent idos semanticos. es corriente 'en' toda- la region ahdina. Tambien puede darse el caso de q"Ue- algunas institucio- nes ocurran en coordinaci5n c on otras. Por ejemplo,-un ayni (intercam- bio mutuo de servicios, cf. 1 .24) puede darse entre dos•comunidades, de modo que cada una de las c omunidades haga trabajo colectivo1 para el benefici-o de la otra*. - La frecuencia de •instituciones de trabajo en conjuntc-encuentra su eco tambien en el propio idioma aymara, a traves de la particula -ni, que aplicada a numerales o adjetivos como "muchos", "todos", etc. in- dica la- idea de^estar o. hacer algo en conjunto. He aqui las instituciones clasificadas en este grupo; a) Faena, o phayna. Nombre generico en la mayoria de regiones para in- dicar algun tipo de trabajo en conjunto, ordinariamente durante to do un jornal. En alguna parte (ej. Tablachaca, Turco) solo se llama faena al trabajo .colectivo que'.dura muy pocas horas:. Algunas instituciones relativamente analogas reciben otros nombres locales, como por ejemplo: ,., -i junta (prov. Larecaj- y Yungas> 5. .Cooperatiya (Colquiri) colectivo (prov,. Atawallpa,. 0-r.uro) ' comuna (eolohizacion Caranav'i) Chuqu (Nort.e de Potosi) 6. b) Jayma o Ayma. Bertonio define haymatha como "ir a trabajar en las chacaras que se hacen de comunidad, -como son las del cacique, fis cal, o de los pobre's, etc.'U Actualmente en algun lugar (por, ejem plo, Quiabaya, provincia Larecaja) esta palabra se considera como el equiyalente aymara del castellano "faena"* Posiblemente.,la po- pularidad de esta palabra cas^tellana en todo el mundo aymara se debe a que f£cilmente se confunde con la que originariamente indl caba la institucion de trabajo' colectivo por' antonomasia, pero ^ que ya se ha ido- perdiendo en muchas- pa.rt.es. En los valles de Italaque, .Timusi, etc, jayma ha venido a indicar algun trabajo, colectivo o no, que se real'iza s6lp a primeras ho- ras de la manana (ver tambien Miranda 1970)- En varias partes•(Co pacabana, Aroma, Paca-jes) jayma indica primordialmente algun te rrene para uso colectivo, pOr ejemplo para la capilla, la escuela, , el corregidor, etc. y que —como tal—* exig'e tambien trabajo cole£ -tivoi : °) Cooperativa-. E^uivale a faena en Colquiri Ccf. a).- En dlversas par tes en que se han introducido las llamadas tfcooperativas", £stas no siempre se parecen al concepto occidental die la palabra.- Varias v.eces incluyen la adquisicion de un terreno comun para los socios y trabajado en comun por ellos en una forma no muy distinta a la de los trabajos colectivos tradicionales. Tambien es frecuente que estas "cooperativas" sean agrupaciones temporales, mas que perma- • nentes, para conseguir' juntos algun objetivo. Una vez logrado este, la llamada ,cooperativa se disuelve de hecho(ver 1..227). d) Comuna. Equivale a faenaj en la zona de colonizacion de Caranavi y Alto Eeni (cf. a) <> ©) Colectivo. Nombre alternative de la .faena en la parte, occidental de Oruro (cf. a) - " ' ' , ' "' '.' • f) Junta. Faena hecha. concretamente para una obra comunitaria (Quiaba_ ya, prov. Larecaja; cf. a-) ^« g) Chuqu. En el Norte de Potosi indica el trabajd colectivo iniciado por un individuo para su propio beneficio. (Si el trab&jo es inicia do por la comunidad, se llama faena) * Eh es-ta regi6n los trabajos "*" colectivos son muy corrientes a todo nivel y en ellos adquiere una importancia primordial la comida y bebida en comun. h) Umaraqa. Esta instituci6n se encuentra sobre todo en la parte Sur de La Paz y Norte de Oruro. Por la provincia Inquisiv.i (Colquiri, Qhawari), se indica que era (antes mas que ahora) un trabajo colec tivo agricola rotativo. Todos juntos empezaban a trabajar en casa de una familia, la cual dbsequiaba buena cantidad de comida y bebi da, y despues el grupo iba pasando ,de casa en casa en fechas .ulte- riores, hasta que todas las familias habian recibido la ayuda de to dos. En Colquiri anaden que, al principio de la siembra, este traba jo va acompanado de musica* "~