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La música de la sierra andina. De La Paz a Quito (1920) PDF

132 Pages·2011·13.465 MB·Spanish
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E La música en la Sierra Andina DOCUMENTOS FUNDAMENTALES D De la Paz a Quito (1920) O n° 8 Quito 2011 Raoul y Marguerite d’ Harcourt Edición y notas: Fidel Pablo Guerrero 125 Archivo Sonoro de la Música Ecuatoriana E D La música en la Sierra Andina: De la Paz a Quito Introducción Fidel Pabo Guerrero O El tra ba jo que reproducimos ahor a, La mú si ca de la Sie rra An di na de la Paz a Qui to -una de las prim e ras luc es etn o mu si co ló gi cas par a Amé ri ca- fue esc ri to por eur o peos, los franc e ses Raoul d´Har court (1879- ca.1971) y Marguerite Beclard d’ Harcourt (1884-1964). Esta obra se en mar ca en el plan de divulga- ción edi to rial del Archivo Sonoro de la Música Ecuatoriana (AS), cuya finalidad n° 8 es poner a consideración los esfuerzos realizados para el conocimiento de la Quito cultura musical ecuatoriana en diversas épocas. 2011 La publicación de este estudio es una necesidad que debía plasmarse desd e ha- ce demasiado tiempo, cuand o quien fir ma esta int ro duc ción tra ba jaba tem po- ral men te en el Ar chi vo His tó ri co del Ban co Cen tral del Ecua dor y cuando aún exis tía la re vis ta musical Opus, don de fue mi pro pó si to in cluir es te es tu dio, pero a pesar de los intentos ello no fue factible. Ra ya pues en el exceso que ha ya pa sa do cas i un siglo, desde el aparecimiento del original de La musiqué dans la Sierra andine de la Paz a Quito, par a que los int e re sa dos en el tem a en nuestro medio, podamos aprec iar es te importante doc u men to (una esp e ra desafortu- nada en la que se hal lan tam bién su ma dos var ios otros trabajos). El historiador ecuatoriano Ja cin to Ji jón y Caa ma ño, ad qui rió y ate so ró gran des obras que cir cu la ban en el mun do sob re Amé ri ca y Ecua dor y que hoy repo- san en el Fondo bibliográfico que lleva su nombre en el Archivo Histórico del Ministerio de Cultura. Ent re es os sop or tes documentales const an los núm e ros del Jour nal de la So cie dad de Pa rís, una pub li ca ción de est u dios cien tí fi cos cuy os 126 tra ba jos est a ban edi ta dos en su ma yor par te en franc és. En nuest ro país has- E ta ahor a, los aut o res de La música en la Sierra Andina: De la Paz a Quito y de su libro fundamental La música de los Incas y sus sobrevivencias, son en gran medida des co no ci dos; poc o se sab e de su obra, ya por la dist an cia don de la pu bli ca ron ya por la bar re ra del idiom a o por desc ui do. D A pe sar de que hem os rec o rrid o var ios ar chi vos y bib lio te cas del país, los trabajos de estos autores nos eran ve da dos y so lo los conocíamos por refe- rencias, sobre todo el de La música de los Incas... (sería años después, gracias a con tac tos con la Sra. Doris Ce pe da, quien se ha lla ba en aquel mo men to en O Pa rís ha cien do una maest ría, que tendríamos una cop ia del im pre so de 1925). Aún es nues tra preoc u pa ción ubicar otros esc ri tos de los d’Har court que los he mos vis to re se ña dos en bi blio gra fías an ti guas (en la actualidad esto ya se ha logrado gracias a los sistemas de comunicación informática [nota adicionada en el año 2010]). n° 8 Más sen ci llo me re sul tó hacer el ha llaz go (y lo di go así pues es co mo si se tra ta- Quito ra de una pie za ar queo ló gi ca) de es te en sa yo que pu bli ca mos ahor a, que re po- 2011 sa ba tran qui la men te, sin ha ber si do re vi sa do por dé ca das en el Fon do Ja cin to Ji jón y Caa ma ño, pe ro oh de si lu sión es ta ba en len gua franc e sa. A tra vés de uno de los coor di na do res de la re vis ta musical Opus, Ho no rio Gran ja, y por nuestro pedido se logró que una func io na ria del Ar chi vo His tó ri co rea li za ra una tra- duc ción del documento para que se divulgara en la mencionada revista. No se lle gó a realizar su pub li ca ción de bi do a que la re vis ta mu rió re pen ti na men te y la tra duc ción que dó ar chi va da en el inst i tu to emi sor. En 1996, aproximadamente, un nue vo ha llaz go me em pu jó nuevamente a ges- tio nar la pu bli ca ción: exis tía una tra duc ción de la Mú si ca en la sie rra an di na en la Re vis ta de An tro po lo gía del Pe rú de 1924, aunque sin los ejemplos musicales. Igualmente, como colaboración desinteresada, esta vez propuse se imprima a través de Abya Yala y luego lo presenté también al FONSAL. En ningún caso, por diversas razones, fue factible su edición. Por ello ahora que hemos logrado es- tablecer este portal web, por fin se ha constituido la posiblidad real de divulgar 127 esta investigación por cuenta propia. E Son dos asp ec tos que int e re san rec al car en est a apretada int ro duc ción. El pri- me ro, es que la et no mu si co lo gía ame ri ca na de be a los es po sos d’ Har court las pre mi sas iniciales de ca rác ter cien tí fi co y es truc tu ras me to do ló gi cas que logra- D ron a partir de su in ves ti ga ción. También se los debe reconocer y considerar como rec o lec to res pion e ros, gracias a cuya acción se conocen piezas musicales de varias comunidades indígenas andinas, que sin su registro seguramente se habrían perdido. El se gun do asp ec to que cabe mencionar es que en Ecuad or ning ún in ves ti ga dor O musical ha bía ma ne ja do la do cu men ta ción escrita por los d’Har court -con ex- cepción de Se gun do Luis Mo re no (1882-1972), quien 30 años después hi zo una crí ti ca par cial que pu bli có en 1957-, sien do por tan to des co no ci das sus po- nencias en sus di men sio nes ori gi na les, lo cual a su vez impidió de algún modo, un seguimiento que permita la superación de sus planteamientos en estudios n° 8 posteriores que se realizaron en nuestro medio. Quito La mús i ca en la Sier ra An di na de l a Paz a Quit o 2011 La mú si ca en la Sie rra An di na de la Paz a Qui to, fue pu bli ca do en el Jour nal de la So cié té des Amé ri ca nis tes de Pa ris (t. XII, nue va se rie, p. 21-53. Pa rís, 1920), co mo un adel an to in ves ti ga ti vo, un in for me del que se ría su tra ba jo futuro más im por- tan te La mú si ca de los In cas y sus su per vi ven cias que apa re ció cin co años des pués, en 1925 en París. Los au to res Mar ga ri ta Bé clard- d’Har court y Raúl d’Ha court, es tu vie ron en tier ra su da me ri ca nas a com ien zos del si glo. XX Fue ron muy ami gos del cien tí- fi co rad i ca do un tiemp o en Ecuad or, Paul Riv et, quien les prop or cio nó da tos en tor no a la mús i ca de nuest ro país. Los mu si có lo gos fran ce ses Mar gue ri te Bé clard d’Har court na ció en Pa rís, el 24 fe bre ro de 1884; y, fa lle ció, se gu ra men te en la mis ma ciu dad, en 1964. Mu si có lo ga y com po si to ra. Jun to a su es po so Raoul D’Har court (Oran, Ar ge lia, Fran cia, 30 mar zo, 1879- París, 128 ca. 1971), rea li zó una se rie de in ves ti ga cio nes de cam po; Raoul era co no ci do E en tre los ar queó lo gos por su trabajo Arqueología de la provincia de Esmeraldas. Marguerite pu bli có, in di vi dualm en te, Me lo dies po pu lai res in dien nes: Equa teur, Pé- rou, Bo li vie (1923); y, con jun ta men te con su es po so: La mu si que dans la sie rra an- di ne de la Paz a Qui to, y luego La mu si que des In cas et ses sur vi van ces, en donde D cons tan par ti tu ras y re fe ren cias de mú si ca ind í ge na de los tres países andinos ya mencionados. Es realmente un lib ro sob re sa lien te de aquel la épo ca y que en otras latitudes repercutió como una valiosa fuente para el estudio de la música de la región andina (incluso si alguien se pregunta de donde salieron algunas de las piezas que grabó el grupo francés Pachacamac en los años setentas, pues fue O precisamente de ese libro). En 1957 Segundo Luis Moreno publicó el libro La mú si ca de los In cas: Rec ti fi ca­ ción a la obra in ti tu la da La mu si que des In cas et ses sur vi van ces, por Raoul y Mar- gue ri ta D’Har court, en el que rebatía contundentemente las conclusiones acerca n° 8 de los sistemas musicales y las compilaciones efectuadas por los franceses. Al decir de Moreno, encontró graves defectos en las teorías y transcripciones de Quito los d’Harcourt, las mismas que procuró corregir conforme a su información 2011 e interpretación. Si n em bar go las correcciones -altitudes melódicas, tonalidad y modalidad- que hizo Moreno, muchas concienzudamente y desde su gran conocimiento de la música indígena ecuatoriana, sin embargo otras, desde la subjetividad, nos parece que presentan los mismo méritos y errores que pue- dan tener los d’Harcourt. El trabajo de Raoul y Marguerite se inició en 1912, al tiempo que conocieron en el Pe rú al compositor Dan iel Alo mía Ro bles, quien los entusiasmó con mú- si ca in dí ge na rec o gi da por él, sin embargo poco después al ped ír se le que les permitiese obtener copias de las piezas, este músico –lo aseveran- no se las proporcionó; este dato aparte de la anécdota, nos permité saber desde cuándo se fue consolidando su interés e investigación de la música andina; sin embargo tuvieron que hacer un alto al desatarse la I Guerra Mundial (Raoul fue llamado al frente de batalla), y no fue sino hasta 1919 que reanudaron su trabajo. 129 En su con te ni do el estudio apun ta in for ma cio nes mus i ca les de re gio nes de Pe rú, E Bo li via y Ecua dor y es tá es truc tu ra do en segmen- tos temáticos que tienen apuntes sobre: Los ins- trumentos musicales (Instrumentos de percusión, D instrumentos de viento, Instrumentos de cuerda). Luego una revisión de fuentes de Las crónicas espa- ñolas. Pasan al análisis musical a través de Monodías indígenas y puras (La escalas y los modos, La músi- ca mestizada, La escala mestizada y los modos, los ritmos (Ritmos binarios, ritmos ternarios, otros O ritmos, ritmos libres, ritmos de acompañamiento). Y, cierran su informe con Los géneros y modos de composición (El canto religioso, la Canción). Marguerite Beclard d’Harcourt La pre sen ta ción, así co mo lo que conc ier ne a los n° 8 ins tru men tos mus i ca les (secc ión en la que inc lu yen ase ve ra cio nes ar queo ló gi- Quito cas) y cro nis tas esp a ño les fue es cri to por Raoul, mien tras que la par te ana lí ti ca 2011 téc ni ca de la mús i ca la real i zó su esp o sa. En lo referente a la notación hecha por Marguerite, cuentan que se va lie ron de la tras crip ción au di ti va di rec ta y la grabación en dis cos de ci lin dro pa ra el re gist ro son o ro; se gún se men cio na en sus escritos, real i za ban fiel men te en la no che las transc rip cio nes, pues ést as se iban per dien do de a poc o y desp ués las bo rra ban con ben ci na pa ra el nue vo uso del ci lin dro. Para la publicación es- cogieron el sistema pentagramado de presentar las transcripciones por frases melódicas, ello permite, solo a través de la observación percatarse de la simi- litud de la primera frase con las siguientes, una especie de tema y variaciones fraseológicas en las melodías, melodías que a su vez fueron clasificadas en di- versos tipos de pentafonismo (modos A, B,C, D, E, mayores y menores). En las piezas recogidas, referentes a nuestro país, hacen mención como compi- ladores al cuenc a no Luis Pau ta, a Jo sé Dal go y a Or dó ñez; tam bién hay al gu nas que se menciona fuer on cant a das par a los d’Har court por la esp o sa de Paul 130 Ri vet. Es to nos sug ie re que los Har court no hic ie ron pre ci sa men te un rec o pi- E la ción de cam po en tre los in dí ge nas ecua to ria nos, pues no exis te una so la me- lo día col ect a da dir ec ta men te por ellos, y tampoco se menciona en algún pasaje algo que nos señale la permanencia de los investigadores en Ecuador. En defeni- tiva, no está claro si llegaron al país, o si fue a través de Rivet que consiguieron D los ejemplos e informaciones pertinentes; casi todo indica que colectaron los ejemplos musicales ecuatorianos, a través de terceros. Finalmente queremos señalar que para el anexo de partituras, que originalmen- te tiene 8 registros hechos por los d’Harcourt, nos hemos permitido incluir O algunos ejemplos pautados adicionales que no constan en La música andina de la Paz a Quito, y que los hemos extraído de La música de los Incas, pues el documento de 1920 incluía apenas dos piezas ecuatorianas. Las hemos toma- do directamente de la edición francesa de 1925, en la cual también podemos apreciar que los d’Har court tomaron varias partituras de los Yaravíes quiteños n° 8 que diera a conocer Marcos Jim é nez de la Es pa da (que fueron colectados por el músico ecuatoriano Juan Agust ín Gue rre ro) y que se publicaron en las Ac tas Quito del Con gre so de Ame ri ca nis tas publicadas en 1883. Éstas piezas y las rectifica- 2011 ciones hechas por Segundo Luis Moreno serán parte de un próximo estudio. Con las trascripciones de los d´Har court pre ten de mos comp le tar en par te una importante colección de fuentes para el estudio de la música en Ecuador: los Ya ra víes qui te ños de Juan Agus tín Gue rre ro, La mú si ca en el Ecua dor de Se gun- do Luis Mo re no (que ya publicamos, ambos a través del Municipio en los años 90´s) y si el caso se llega a dar, la edi ción com ple ta de la Mú si ca e los In cas y sus su per vi ven cias (justo en 1990 se imprimía una edición castellana en el Perú2). Sea pues est e in for me, la Mú si ca de la Sierra andina: de la Paz a Qui to, un adel an to de un comp ro mi so que lo lle va re mos a cab o más adel an te. 2  HARCOURT, Raoul y Marguerite d’. La música de los incas y sus supervivencias / Roberto Miró  131 Quesada, traducción. Lima: Occidental Petroleum Corporation of Perú, 1990. E 2 n 7 má 874 a 0 u 3 H d e n=i D elip ?ope dibujo F 2/es/text/ orme ma/32 f o n p O yos, co k/2006/ u n ns ali a m ch er n p hi k/ s C kb.d n° 8 e lo ww. d w Quito sta p:// 2011 Fie htt LA MÚ SI CA EN LA SIER RA AN DI NA: DE LA PAZ A QUIT O Raoul y Marg ue ri te d’ Har court I PAR TE La Soc ie dad de los Ame ri ca nis tas de Pa rís ha te ni do a bien ped ir nos la pon- ga mos al co rrien te de las in ves ti ga cio nes que, mi muj er y yo, he mos he cho en el Pe rú desd e 1912 sob re el fol klo re mu si cal de la re gión andina3 . 132 3  Estas investigaciones serán objeto de un trabajo que se publicará posteriormente. E Va mos a es for zar nos en re su mir los re sul ta dos de nues tros tra ba jos, aún no term i na dos, par ti cu lar men te aquel los sob re la comp a ra ción de la mú si ca de los que chuas, con la mú si ca de otros pueb los ame ri ca nos de la mis ma ra za. De ja re mos to da vía en la pen um bra ese prob le ma, de evid en te in te rés gen e ral, D pa ra no ex po ner nos a jui cios ine xac tos o a ge ne ra li za cio nes de ma sia do li ge ras. Cuan do se re sol vió nues tro via je al Pe rú -que cier ta men te hi ci mos por mo ti- vos comp le ta men te ex tra ños al amer i ca nis mo- Ju les Ecor che vi lle, el muy eru- di to Di rec tor de la Re vue mu si ca le fran cai se S.I.M., caí do desp ués en el cam po O de hon or, sab ien do que am bos éra mos mú si cos ha bía in sis ti do pa ra que nos dié se mos cuen ta de lo que po día ser to da vía la mú si ca in dí ge na, en uno de los pue blos que fue an ti gua men te el más ci vi li za do de la Amé ri ca. Ya nos hab ía mos pro pues to ha cer esas in ves ti ga cio nes, de ma ne ra que le pro me ti mos gust o sos nues tro conc ur so pa ra ese efec to. Des gra cia da men te Ecor che vi lle ya no es tá n° 8 más. Sa lu de mos en él, al fi no le tra do, al in can sa ble in ves ti ga dor, cu ya de sa pa ri- ción de ja tan gran vac ío en tre los re pre sen tan tes de la mu si co gra fía fran ce sa. Quito 2011 En 1912, la mú si ca in dia na era to tal men te des co no ci da por el pú bli co de Li ma, y Eu ro pa no es ta ba me jor in for ma da, lo prue ba el pa sa je si guien te de una car ta es cri ta, es te mis mo año, por el pro fe sor Erich von Horn bos tel, del Ins ti tu to Psi co ló gi co de la Univ er si dad de Berl ín, un esp e cia lis ta en la mat e ria: “Me te mo -di ce- que no exis tan mu chas can cio nes an ti guas que no ha yan si do re to ca das por la infl uen cia de la mús i ca esp a ño la, en tre los in dios ac tua- les del Pe rú. Las po cas me lo días que han lle ga do hast a no so tros no son sin o mues tras de una mú si ca más bien eu ro pea. Qui zá se ría pos i ble en con trar una mú si ca au tóc to na en las mont a ñas muy le ja nas, don de los Ay ma ras, por ejem plo. En ese ca so se ría in du da ble men te un gran mér i to, el fi jar esos do cu- men tos ant es que des a pa rez can del tod o”. La car ta, com o se ve, no es muy alen ta do ra!... Pre ce dien do tod a ten ta ti va de anot a cio nes di rec tas, qui si mos aseg u rar nos que 133 na die en Li ma ha bía es tu dia do hast a en ton ces el te ma que tan to nos in te re- E sa ba. Así fue co mo de pron to co no ci mos al úni co hom bre que, en esa épo ca, ha bía apun ta do unos cant os pop u la res ver da de ra men te in dios: Alomía Robles 4. Es un se rra no5, quie ro de cir con est o que es muy de su tie rra, que ha pa sa do D su ju ven tud en los al tos va lles an di nos, ent re Huá nu co y Jauj a. Jo ven ci to for mó par te de una maes tría y fue un sa cer do te -si mis rec uer dos son exac tos- quien le en se ñó los ru di men tos de arm o nía que hoy co no ce. Ro bles, de bi do a su bue na me mo ria mu si cal, anot ó cant os in dios, arm o ni zó al gu nos e in cor po ró otros, más o men os res pe tuo sa men te, en com po si cio nes pro pias, de un va lor re la ti vo. Nos hiz o oír en el pia no al gu nos de los ai res que ha bía trans cri to. Su O real be lle za uni da a su ca rác ter muy es pe cial nos atraían vi va men te. Pe ro cuan- do le ped i mos a Ro bles leer y es tu diar su co lec ción de cant os, re ci bi mos no una ne ga ti va (en el Pe rú no se sa be ne gar), pe ro sí res pues tas evas i vas pa ra ma ña na, pa ra pa sa do ma ña na6 que ter mi na ron en un re sul ta do nu lo. La coo pe- ra ción de Ro bles era im po si ble, per o ya po día mos pres cin dir de él, sa bía mos lo n° 8 Quito 2011 4   Daniel Alomía Robles. Huánuco, 3 enero, 1871 - Lima, 17 julio, 1942. Compositor y com- pilador  musical.  Su  padre  fue  ecuatoriano.  Estudió,  en  su  juventud,  con  Manuel  de  la  Cruz Panizo (solfeo) y con el maestro Claudio Rebagliati (canto, armonía y composición).  Además  de  componer  varias  obras  (una  ópera, poemas sinfónicos, zarzuelas, roman- zas, opereta  y  otras  piezas)  se  encargó  de  coleccionar  canciones  tradicionales  de  los  indios del Perú. Una de sus obras más conocidas es El cóndor pasa, difundida a nivel mundial.  El creador y compilador quiteño Pedro Pablo Traversari manifestaba que “en el Ateneo de Santiago  de Chile, en sesión pública del 20 de noviembre de 1899... en los que consta el descubrimiento total  del Sistema Pentafónico en series de cinco sonidos descendentes particularmente dispuestos...”.   “Unos quince años más ¿por qué no decirlo?, un músico peruano se apropió de ese hecho y fue de- clarado por la prensa de su país, como descubridor glorioso, de la escala pentafónica, en pugna de  la verdad; lo que consideramos justo dejar constancia sin otros comentarios”. Traversari, aunque  no lo nombra, parece referirse a Alomía Robles, como quien se apropió de su descubrimiento.  En 1917 Alomía pasó por Guayaquil y Quito, dictando conciertos y conferencias, y fruto de la in- quietud que dejó con sus programaciones, el compositor quiteño Sixto María Durán escribió dos  artículos sobre la música incaica, que se publicaron, el primero, en El Comercio y el segundo en  la revista argentina Música de América. (Mayer-Serra, 1947; Traversari,1924, 1949; Durán, 1920;  Guerrero, 1982) (N. del E.) 134 5  En español en el original (N. del E). 6  En español en el original (N. del E).

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