N IK O L A U S H A R N O N C O U R T L A M Ú S I C A C O M O D I S C U R S O S O N O R O H ACIA UNA NUEVA COM PRENSIÓN DE LA M ÚSICA TRADUCCIÓN DE JUANLUIS MILAN BARCELONA 2 0 0 6 t A C A N T I L A D O títu lo original: Musik ais Klangrede prim era edición diciembre de 2006 Publicado por: A C A N T I L A D O Quaderns Crema, S. A., Sociedad Unipersonal Muntañer,462 -08006 Barcelona Tel.: 934 144 906 - Fax: 934 147 107 [email protected] www. acantilado .es © 1982, by Residenz Verlag © de la traducción, 2006 by Juan Luis Milán © de esta edición, 2006 by Quaderns Crema, S. A. Derechos exclusivos de edición en castellano: Quaderns Crema, S. A. ISBN-13: 978-84-96136-98-4 isbn-io: 84-96136-98-1 depósito le g a l: b. 52.781 - 2006 aiguad evid re Gráfica QUADERNS CREMA Composición rom an yá-valls Impresión y encuadernación Cubierta a partir de un dibujo de A. M. Zanetti Este libro se ha publicado con la ayuda de la Fundación Privada Paper de Música de Capellades (Barcelona) Consejo asesor: Márius Bernadó y Benet Casablancas Esta obra cuenta con la ayuda a la traducción del Goethe Instituí C O N T E N ID O ASPECTOS FUNDAMENTALES DE LA MÚSICA Y DE LA INTERPRETACIÓN La música en nuestra vida, 7 Sobre la interpretación de lg música histórica, 12 Comprensión de la. música y formación musical, 20 Problemas de notación, 36 La articulación, $8 La medida del tiempo So Sistemas tonales y afinación, p6 De «afinación mesotónica» a la «afinación temperada», 106 Música y sonoridad, n i Instrumentos antiguos: ¿sí o no?, 116 La reconstrucción de ^as condiciones sonoras originales en el estudio, 130 Las prioridades. Valoración de los diversos aspectos, jjj INSTRUMENTARIO Y DISCURSO SONORO Viola da brazzo y viola da gamba. Un esbozo de la historia de los instrumentos de cuerda, i6p El violín. El instrumento barroco solista, 181 La orquesta barroca, 186 La relación casi-palabra- sonido en la música instrumental pura barroca, ipp Del barroco al clasicismo, 20$ Origen y evolución del discurso sonoro, 218 iii. MÚSICA BARROCA EUROPEA - MOZA:tT Música programática - El op. 8 de Vivaldi, 234 El estilo italiano y el estilo francés, 242 Compositores barrocos austríacos. Intentos de conciliación, 250 Telemann. Los gustos reunidos, 268 Música instrumental barroca en Inglaterra, 277 Concerto grosso y trío sonata en Handel, 282 Lo que dice un autógrafo, 298 Movimientos de danza. Las suites de Bách, 303 Música barroca francesa. Excitantemente nueva, 3/8 La ópera francesa: Lully-Ramea'u, 32J Reflexiones de un músico de orquesta sobre una carta de W. A. Mozart, 333 Observación final, 339 I ASPECTO S FUN DAM EN TALES DE LA M ÚSICA Y DE LA IN TERPRETACIÓ N La música en nuestra vida D esde la Edad Media hasta la Revolución francesa la música fue uno de los pilares fundamentales de nuestra cultura, de nuestra vida. Comprender la música formaba parte de la educación general. Hoy, sin embargo, la mú sica se ha convertido en un mero ornamento para guar necer noches vacías con visitas a óperas y conciertos, para realizar actos festivos públicos o también, a través de la radio, para disipar o avivar el silencio de la soledad delhogar. Así, se da el caso paradójico de que aunque en la actualidad tenemos cuantitativamente mucha más mú sica que en cualquier époc;:t anterior— incluso casi per manentemente— , ésta no significa nada en nuestra vida: ¡un pequeño y agradable adorno! Y es que a nosotros nos parecen importantes cosas completamente diferentes que a los hombres de tiempos anteriores. Cuánta energía, sufrimiento y amor tuvieron que derrochar para construir templos y catedrales, y qué poco para las máquinas de la comodidad. Para los hom bres de nuestro tiempo un automóvil o un avión son más importantes y valiosos que un violín, y el esquema de un cerebro electrónico más importante que una sinfonía. Pagamos demasiado caro aquello que consideramos có modo y necesario para vivir; sin reflexionar, desprecia mos la intensidad de la vida a cambio de los destellos de 7 ASPECTOS FUNDAMENTALES DE LA MÚSICA la comodidad; lo que perdimos una vez no volveremos a recuperarlo nunca. Esa transformación total del significado de la música se ha efectuado en los dos últimos siglos a una velocidad creciente. Junto a ella tiene lugar una transformación de la actitud hacia la música contemporánea, por no decir del arte en general: mientras la música era un compo nente esencial de la vida, sólo podía proceder del pre sente. Era la lengua viva de lo inefable, sólo podía ser en tendida por los contemporáneos. La música cambiaba al hombre— al oyente, pero también al músico— . Tenía que ser creada de nuevo una y otra vez, de igual manera que las personas tenían que construir una y otra vez sus casas, adaptándose cada vez al nuevo estilo de vida, a la nueva espiritualidad. Así pues, la música antigua, la mú sica de generaciones anteriores, dejaba de entenderse y de utilizarse; sólo en ocasiones se admiraba su elevada habilidad artística. Desde que la música ha dejado de estar en el centro de nuestras vidas, todo esto ha cambiado: como orna mento, la música ha de ser ante todo «bella». En ningún caso ha de molestar, no debe asustarnos. La música ac tual no puede cumplir con esa exigencia, ya que por lo menos refleja— como cualquier arte— la situación espiri tual de su tiempo, o sea del presente. Sin embargo, una reflexión honesta, sin consideraciones, sobre nuestra si tuación espiritual no puede ser sólo bella; se entromete en nuestra vida, es decir, molesta. Así, se ha dado el caso paradójico de que la gente se ha apartado del arte del presente porque molestaba, porque quizá tenía que mo lestar. No se quería una reflexión, sólo belleza y disper- LA MÚSICA EN NUESTRA VIDA sión de la cotidianidad gris. De esa manera el arte, en par ticular la música, se ha convertido en mero ornamento y la gente se ha entregado ál arte histórico, a la música an tigua: ahí se encuentra la belleza y la armonía que uno busca. • En mi opinión, esta jentrega a la música antigua— con lo cual quiero decir cualquier música que no ha sido creada por nuestras generaciones vivas— sólo ha podido ocurrir por una serie de jmalentendidos sorprendentes. Es decir, sólo nos sirve una música «bella» que nuestra época evidentemente no jnos puede dar. Una música así, «bella» sin más, no ha existido nunca. La «belleza» es un componente de toda ¡música; sólo podemos conver tirla en criterio determinante si dejamos de lado todos los demás componentes,¡si los ignoramos. No fue hasta que dejamos de concebirjla música como un todo, y qui zá dejamos de querer entenderla, que nos fue posible reducirla a su belleza, aplanarla, podríamos decir. Desde que la música no es más ¡que un simple adorno de nues tra vida cotidiana, no pedemos comprender la música antigua en su totalidad— es decir, lo que propiamente llamamos música— , porque de otro modo no podríamos reducirla a lo estético, allanarla. Así pues, nos encontramos hoy en una situación casi sin salida cuando, creyendo todavía en la fuerza transfor madora de la música, tersemos que ver cómo el espíritu general de nuestro tiempo la ha desplazado de su posi ción central: de lo conmovedor a lo bonito. Pero no po demos conformarnos con esto, es más, si tuviese que ad mitir que ésta es la situación irrevocable de nuestro arte dejaría inmediatamente eje hacer música. 9 ASPECTOS FUNDAMENTALES DE LA MUSICA Creo, pues, cada vez con más esperanza, que pronto acabaremos por reconocer que no podemos renunciar a la música— y la incomprensible reducción de la que he hablado es renuncia—-, que nos podremos abandonar consolados a la fuerza y al mensaje de un Monteverdi, un Bach o un Mozart. Cuanto más ahondemos y más inten samente nos esforcemos en comprender esa música, más podremos ver lo que es esa música, muy por encima de la belleza, cómo nos cautiva e ¡inquieta con la variedad de su lenguaje. Al final, a través de la música así entendida de Monteverdi, Bach o Mozart, tendremos que reencon trar la música de nuestro tiempo, pues habla nuestra len gua, es nuestra cultura y la continúa. ¿No tendrá mucho que ver con lo que hace nuestro tiempo tan inarmónico y terrible el hecho de que el arte ya no esté involucrado en nuestras vidas? ¿No nos reducimos, vergonzosamente sin imaginación, al lenguaje de lo «decible»? ¿Qué habría pensado Einstein, qué habría descu bierto, si no hubiese tocado el violín? ¿No son las hipó tesis atrevidas, las más fantasiosas, las que sólo alcanza el espíritu imaginativo— para que luego puedan ser demos tradas por el pensador lógico? No es casual que la reducción de la música a lo bello, y con ello a lo que todo el murido puede comprender, suce diera en la época de la Revolución francesa. En la historia siempre hubo períodos en los que se ha intentado simplifi car la música, reduciéndola a lo emocional, para que cual quiera pueda entenderla. Todos esos intentos fracasaron y condujeron a una nueva variedad y complejidad. La mú sica sólo puede resultar comprensible para todos si se re duce a lo primitivo o si todos ¡aprenden su lenguaje. / LA MÚSICA EN NUESTRA VIDA El intento de simplificar la música y convertirla en algo generalmente comprensible que tuvo mayores con secuencias se produjo, pues, como secuela de la Revolu ción francesa. Entonces se procuró, por primera vez en el marco de un gran Estado, hacer de la música algo útil a las nuevas ideas políticas: el artificioso programa pedagógico del Conservatoire fue el primer programa coordinado de nuestra historia. A partir de aquellos métodos se forma todavía hoy a los músicos de todo el mundo en la música europea y, siguiendo los mismos principios, se explica a los oyentes que no es necesario aprender música para comprenderla, que disfrutar sim plemente de su belleza ya basta. Así, cualquiera se sien te en su derecho y capacitado para juzgar sobre el valor y sobre la interpretación de la música— una actitud que quizá podría valer para la música postrevolucionaria, pero de ninguna manera para la música de épocas ante riores. Estoy profundamente convencido de que para la per manencia de la espiritualidad europea es de una impor tancia decisiva vivir con nuestra cultura. Esto presupo ne, por lo que respecta a la música, dos actividades. Primera: los músicos tienen que ser formados con mé todos nuevos; o con métodos que conecten con los méto dos propios de hace más de doscientos años. En nuestras escuelas de música no se aprende la música como lengua je, sino sólo la técnica para hacer música; el esqueleto de la tecnocracia, que no tiene vida. Segunda: la educación general de la música debería ser reconsiderada de nuevo y se le debería conceder el lugar que le corresponde. Así, las grandes obras del pa ASPECTOS FUNDAMENTALES DE LA MÚSICA sado volverán a verse en toda su diversidad apasionante, transformadora. Y también volveremos a estar prepara dos para lo nuevo. Todos necesitamos la música, sin ella no podemos vivir. Sobre la interpretación dé la música histórica Puesto que en la vida musical de hoy en día la música his tórica desempeña un papel dominante, está bien enfren tarse a los problemas relacionados con ella. Hay dos po siciones básicamente diferentes con respecto a la música histórica, a las que también corresponden dos formas completamente diferentes de interpretación: Una la trasla da al presente, la otra intenta verla con los ojos del tiem po en que fue creada. La primera posición es la natural y habitual en todas las épocas que poseen una música contemporánea ver daderamente viva. Ha sido además la única posible a lo largo de toda la historia occidental de la música desde el principio de la polifonía hasta la segunda mitad del siglo xix, y todavía hoy le rinden tributo muchos grandes mú sicos. Esta posición proGede de la idea de que el lenguaje de la música está absolutamente ligado a un tiempo. Así, a mitad del siglo xvm, por ejemplo, las composiciones de la primera decada del siglo se tenían por irremedia blemente pasadas de moda, si bien se les reconocía su valor. Una y otra vez nos maravillamos del entusiasmo con el que antes se encomiaban las composiciones con temporáneas, como si se tratase de grandes logros inédi tos. La música antigua se consideraba sólo como una eta