El hombre y el lobo se habían visto cada invierno. Pero el lobo había observado mucho más tiempo al hombre que el hombre al lobo. Sabía más el lobo del hombre que el hombre del lobo. Y era el lobo quien se acercaba al hombre y lo miraba…
Así comienza esta apasionante novela en la que Antonio Pérez Henares recrea con inigualable maestría, con una sensibilidad a flor de tierra, aquel momento prehistórico en el que el lobo y el hombre cruzaron sus caminos para iniciar una relación de lealtad y amistad que todavía perdura.
… El hombre aún pensó, mientras volvían a cerrársele los ojos al calor de la hoguera, ¿había hecho bien trayendo al lobo? Y, de repente, otra idea asaltó su cerebro somnoliento. Tal vez el lobo también estuviera pensando si había hecho bien viniendo al fuego del hombre.