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La fundacion de un sueno: La Escuela de Arquitectura de Guadalajara PDF

280 Pages·1995·7.337 MB·Spanish
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COLECCIÓN FUNDAMENTOS SERIE ARQUITECTURA Y URBANISMO LA FUNDACIÓN DE UN SUEÑO: LA ESCUELA DE ARQUITECTURA G DE UADALAJARA • FERNANDO GoNZÁLEZ GoRTÁZAR conversa con GABRIEL CHAVEZ DE LA MORA, EDUARDO IBAÑEZ, IGNACIO ÜíAZ MORALES, S1LVIO ALBERT! y JULIO DE LA PEÑA. EDITORIAL UNIVERSIDAD DE GUADALAJAAA editorial y grálíéa' \)\~eño , Co\larrubías Alvarez ~~\\~e • ? nmera edición 1995 ~~etnando González Gortázar DR.© de esta edición 1995 \..)nNefSidad de Guadalajara O\t:ecci.on de Publicaciones C.a.\d.eton de la Barca 280 / CP 44260 Guac:la\a¡ara. Jalisco. México \SSN 968-895-657-0 \ ......... -...... ,._, ,,., ~ ......... ,, .. I '''"'''~'-"''"'nol<>mA.-•"•' ÍNDICE Para el recuerdo o 9 Conversación con Gabriel Chávez de la Mora • 23 Conversación con Eduardo lbáñez • 73 Conversación con Ignacio Díaz Morales • 117 Conversación con Silvio Alberti • 175 • Conversación con Julio de la Peña 221 "Nuestra postura"/ Ignacio Diaz Morales o 259 Apéndices A"Icnttaro citoon asmtitiusttoivsao "d eI MAraqthuiitaasc Goeritz oe 226673 Índice onomástico o 271 Créditos fotográficos o 277 Viñeta/ Cuadernos de Arquitectura I No.1 J Marzo de 1954. PARA EL RECUERDO Este libro es, en realidad, el tercer (y presumiblemente el últi mo) capítulo de una sola y única obra. Junto con los dos anteriores: pinta una época de Guadalajara y de algunos de sus pobladores. gentes capaces de soñar una existencia trascendente, de engendrar metas he roicas y perseverar en el empeño por traerlas a la vida. El punto de unión, la constante de los tres capítulos se llama Ignacio Díaz Morales. En torno suyo se entretejieron tantas cosas y tan tas historias, que harían falta muchos relatores para escribir sus hechos. Díaz Morales fue un creador de microcosmos en los que él era el núcleo, pero dentro de cuyos límites se vivía en la perpetua exaltación. en el ensueño desaforado, desacomedido y desasosegado. Alguna vez dije de él que era apasionado y romántico, intransigente y obstinado; hoy añado otra opinión ya publicada: pocas gentes han sido tan capaces, como él. de convertir sus obsesiones en riqueza colectiva. Aquí se narra la historia de una obsesión. La creación de la Escuela de Arquitectura del Instituto Tecnológico de la Universidad de Guadalajara no sólo fue. como dice el maestro, la aventura más apasionante de su vida, sino una inspiración tan original, un hecho tan singular e irrepetible, que hubiera sido un cri men no dejarlo documentado de algún modo. "' Ver: Ignacio Dfaz Morales habla de Luis Barragán (1990) y Math1as Goeritz en Guadalajara (1991 ), en esta misma colección. 'l 9 He querido reconstruir aquel proceso por medio del testimonio de cinco actores de los hechos: primero, el del fundador; luego, el de don Julio de la Peña, colaborador fiel de Díaz Morales durante los prolegóme nos y primer secretario de la escuela, hombre de risa fácil, arquitecto talentoso y desigual, prolífico y audaz (de hecho, el primer arquitecto de la "modernidad" tapatía), cuya vi ión de estos hechos yo nunca había escuchado, y que resulta imprescindible para equilibrar nuestro criterio y nuestro juicio. Luego vienen los recuerdos de uno de los buenos hallaz s europeos de don Ignacio, el milanés Silvio Alberti Levati, temido maes de materias técnicas, el cual, sin dejar de regodearse en cultivar su n de "coco" de la escuela, guardaba un intenso sentido del humor, raño talante bucólico, y un real talento como proyectista. Alberti es naje por el que siento no sólo una gran simpatía, sino una profun gratHud. i" Las restantes dos conversaciones las sostuve con alumnos de la llgendaria primera generación de la Escuela. Gabriel Chávez de la Mora fue la estrella indiscutida, universalmente admirado por sus compañeros y maestros. Su reclusión en el monasterio benedictino de Cuernavaca in mediatamente después de concluir su carrera, limitó su labor de arquitec to pero no la canceló: al poco tiempo realizó algunas cosas que me pare cen verdaderos clásicos. En nuestra charla se mostró como hombre de • Jorge Ramírez M. Sotomayor clara inteligencia y pensamiento ordenado, que me aportó luces para ex plicarme algunos de mis enigmas. También inteligente y ordenado, aun que en un sentido enteramente diverso, es Eduardo lbáñez Valencia. Su enorme locuacidad casi volvió nuestra plática un monólogo. Mordaz y sarcástico, su visión sobrecargada de los hechos me hizo reír en ocasio nes, y en otras me puso incómodo. Pero me alegro realmente de haberlo entrevistado: pienso que su testimonio nos brinda numerosas claves para entender el otro lado de la moneda, que desde luego también existió. El orden en el que he citado a mi interlocutores hubiera sido el ideal para conversar con ellos. No fue así, sino aquel en el que a conti nuación aparecen publicados. El ciclo se demoró demasiado: la entrevis ta con Gabriel Chávez, primera de la serie, tuvo lugar en Lago de Guadalupe el 13 de mayo de 1991, y la última, con Julio de la Peña, en Guadalajara el 19 de julio del 93. Las dos charlas finales se desarrollaron después del triste 3 de septiembre de 1992, en que murió el bienquerido Ignacio Díaz Morales. Lamento el que no haya llegado a tener en sus manos este libro, y dedico a su memoria la pequeña trilogía. Después de repasarla, algunas incógnitas se despejan, pero otras permanecen. "Todo artista verdadero -y sus creaciones. añado yo-crea sus propios mitos", escribió Juan García Ponce. Hay muchos mitos en las Viñetas del prólogo: Homenaje a Orozco I Publicación editada por los estudiantes 11 de la Escuela de Arquitectura, v dirigida por Mathias Goeritz 1950. historias y en los protagonistas de estos libros, y yo estoy lejos de querer destruirlos en nombre de una "objetividad" que no me interesa en absolu to: dejo al lector sacar sus conclusiones. Sin embargo, no son un mito las ualidades inusitadas del nacimiento de la escuela, ni los altos méritos y contradicciones de sus primeros años. Hay una general coincidencia ue la disciplina era un exceso. La voluntad (comprensible en cierto ) de aislar a la escuela dentro del conjunto de la universidad, por su . , fue llevada a un punto que habría de causar su virtual desaparición 1963. De hecho, Arquitectura era una ínsula hipercatólica dentro de un no que en cierto momento intentó ser limpiamente socialista, y que ;:'Siibó utilizando el slogan para mal justificar un extraño y cerrado caci ) qllllmo Ideológico y comportamientos frecuentemente delincuenciales. · · Ofaz Morales apostó a una independencia drástica que creaba rabias pro fmldas entre los capos de la manipulación (entre los cuales, extrañamen te, casi nunca se encontró el rector en turno). Por ésta y otras razones, desde su origen, el sueño estaba condenado a ser efímero. En ocasiones he destacado el carácter elitista de la escuela, un elitismo que quiso ser tan sólo intelectual y terminó por serlo también social. Pero su concurrencia distaba de ser uniforme: no es necesario adoctrinamiento alguno para advertir que una sorda lucha de clases ebullió siempre en ella. Eduardo lbáñez dice que, como suave respuesta, "los de 12

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