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La Fora: Ideologia y Trayectoria del Movimiento Obrero Revolucionario en la Argentina PDF

290 Pages·2005·0.63 MB·Spanish
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LA FORA D A S IEGO BAD DE ANTILLÁN LA FORA Ideología y trayectoria del movimiento obrero revolucionario en la Argentina Abad de Santillán, Diego La FORA. Ideología y trayectoria del movimiento obrero en la Argentina - 1a. ed. Buenos Aires: Libros de Anarres, 2005. 304 p.; 20x12,5 cm. (Utopía Libertaria) ISBN 987-20875-7-1 1. Historia Política Argentina. I. Título CDD 320.982 1ª ed.: Ediciones Nervio, 1933. La presente edición está basada en la de Editorial Proyección, 1971, revisada por el autor. © Libros de Anarres Corrientes 4790 Buenos Aires / Argentina Tel: 4857-1248 ISBN: 987-20875-7-1 La reproducción de este libro, a través de medios ópti- cos, electrónicos, químicos, fotográficos o de fotoco- pias está permitida y alentada por los editores. Queda hecho el depósito que marca la ley 11.723 Impreso en Argentina / Printed in Argentina DIEGO ABAD DE SANTILLÁN «Como ya los años van pasando mi ambición es sólo, sólo la siembra, como antiguo campesino que he sido; si la semilla es sana y el terreno es fértil, ya dará sus frutos; si no es así, por lo menos me quedará la satis- facción de haberlo intentado.» Diego Abad de Santillán Baudilio Sinesio García Fernández, más conocido por su seudónimo, Diego Abad de Santillán, nació en Reyero, León (España), el 20 de mayo de 1897. Su notable biografía sintetiza, quizá como ninguna otra, las glorias y las miserias del que fuera el pujante movimiento anar- quista del siglo XX en dos de los países en donde este movimien- to tuvo su mayor implantación social, la Argentina y España. Por razones de extensión le daremos mayor desarrollo a los años previos a la aparición de su libro sobre la FORA, que hoy reeditamos, resumiendo brevemente los años posteriores, aun- que éstos no hayan sido menos importantes en hechos y en ideas. Con su familia, campesina, emigró a la Argentina en 1905 y se radicó en la ciudad de Santa Fe. Concurrió a la escuela hasta el cuarto grado debiendo trabajar desde entonces en diversos oficios y, posteriormente, en la chacra que sus padres arrenda- ban. Más tarde, nuevamente en la ciudad, consiguió emplearse en el Ferrocarril Central Norte, en el taller de armado de vago- nes. Luego de un período en Charaday (en el territorio del Cha- co) volvió a Santa Fe, donde asistió irregularmente a distintas escuelas nocturnas. A pesar de la oposición de su padre regresó a España en 1912 para cursar su secundario y en 1915 ingresó en la sección de lenguas y literatura clásicas de la Facultad de Filosofía y Letras de Madrid. En 1916 comenzó a utilizar seudónimo en sus primeros escritos: escribió un opúsculo sobre el derecho de España a la revolución y luego publicó Psicología del pueblo español. En ese tiempo fue, además, secretario de redacción de LA FORA / 7 una revista para ciegos. Su participación en la huelga general y los sucesos revolucionarios de 1917 le valieron un año de pri- sión en la Cárcel Modelo de Madrid. A través de reclusos anarquistas y de Tomás Herreros –fundador de Solidaridad Obrera e integrante del Comité Pro Presos– comenzó su acer- camiento a los ideales ácratas. En 1918 fue incluido en la am- nistía, decretada a consecuencia de las elecciones de diputados a las Cortes y salió clandestinamente de España hacia la Ar- gentina escapando de una posible convocatoria a prestar servi- cio militar. Radicado por unos meses en la casa de sus padres en Santa Fe, se relacionó con los grupos libertarios locales y fundó la revista España futura. En ese año, también, comenzó su relación con La Protesta y en 1919, tras los sucesos de la Semana Trágica, volvió otra temporada a la cárcel, esta vez en Santa Fe. Estando La Protesta clausurada, editó algunos pocos núme- ros de la revista La Campana –junto con Emilio López Arango y Juan Torralvo– y otros tantos de un semanario anticlerical orientado por Oreste Ristori. La Protesta recién reapareció en octubre de 1920, y Santillán se incorporó a su grupo editor, formado entonces por Mariano Torrente, Joaquín Gómez y López Arango. Apolinario Barrera, su administrador, todavía permanecía en prisión purgando su rocambolesco intento de lograr la fuga de Simón Radowitzky del penal de Ushuaia. En 1921 trabó amistad y compartió vi- vienda con Enrico Arrigoni y Kurt Wilckens. En tanto, desde el periódico, se informaba día a día sobre los sucesos de “La Fo- restal” y de la Patagonia y su desenlace trágico. Considerándose vencido en su batalla periodística, cedien- do a las instancias de sus compañeros y a su interés por estu- diar medicina, decidió viajar a Alemania, que aún restañaba las heridas producidas por la represión a la República de los Con- sejos de Baviera y a la revuelta espartaquista. Apolinario Ba- rrera contribuyó a su decisión pidiéndole que cumpliera allí las funciones de corresponsal del diario. Antes de partir colaboró en la gestación, a raíz de una idea de Enrique Nido, del Suple- mento de La Protesta y, con un grupo afín, de los inicios de la editorial Argonauta. En Hamburgo y en Berlín y principalmente a través de la 8 / DIEGO ABAD DE SANTILLÁN FAUD (Frei Arbeiter Union Deutschland) se relacionó con co- nocidos militantes del anarquismo y el sindicalismo, como Augustín Souchy, Francesco Ghezzi, Theodor Plivier, y en par- ticular con los emigrados rusos –Emma Goldman, Piotr Archinov, Alexander Berkman, Volin, Alexander Schapiro, Grigori Maximov, Néstor Majno– trabando una perdurable amistad con Max Nettlau y Rudolf Rocker, cuyos trabajos tra- duciría al español. En esos tiempos se unió a la que fuera la compañera de toda su vida, Elise Kater, hija del editor y sindi- calista Fritz Kater. En diciembre de 1922 asistió como delegado indirecto de la FORA al congreso de refundación de la AIT, que tenía como objetivo el reagrupamiento de las tendencias libertarias y revo- lucionarias del movimiento obrero, al margen de la reformista Internacional Socialdemócrata de Amsterdam y de la Interna- cional Sindical Roja. En 1924 se publicó en la editorial La Protesta el primer tomo de su traducción de las obras completas de Bakunin, La revolu- ción social en Francia I. Desde los Suplementos de La Protesta y en los plenos de la AIT defendió posturas adversas tanto al sindicalismo revolu- cionario (neutralista) como al anarcosindicalismo, por su pre- tensión de administrar la vida social durante y después del he- cho revolucionario. En este sentido, sustentó planteos puristas contra lo que consideraba vicios funcionaristas y reformistas en la CNT. En 1925 publicó en Méjico Ricardo Flores Magón. El após- tol de la revolución social mexicana y ese mismo año, en cola- boración con Emilio López Arango –en la editorial Cosmos de Barcelona– El anarquismo en el movimiento obrero, en donde –en relación con el sindicalismo– defendió las posiciones foristas (o más específicamente quintistas), en cuestiones como la orga- nización por sociedades de resistencia y federaciones de oficio; y la creación de “tantos movimientos obreros como tendencias dividen al proletariado”, idea en sintonía con la recomenda- ción del comunismo anárquico por parte del 5° congreso de la FORA de 1905. En 1926 regresó a la Argentina, encontrando que las luchas intestinas en las que se hallaba sumido el anarquismo y que LA FORA / 9 habían tenido su clímax con los sucesos de General Pico1, ha- bían alcanzado al propio grupo editor de La Protesta: Apolinario Barrera ya no formaba parte de él –su lugar lo ocupaba Mariano Torrente– y el resto lo constituían, además de López Arango, Joaquín Gómez, José María Acha, Juan Crusao y Benassi Aladino. Posteriormente se incorporaría Manuel Villar. Santillán quiso imponer un tono conciliador y, en disidencia, Acha se retiró. No obstante esto, los enfrentamientos siguieron surgiendo, sobre todo alrededor de la figura de López Arango. El Suple- mento, semanal y con una fuerte impronta cultural, pasó, a propuesta de éste, a ser quincenal y de carácter más militante, lo que resultó en la deserción de un importante número de cola- boradores. Un intento de desplazarlo acabó con el alejamiento de Benassi Aladino quien, en un futuro, integraría el Consejo Federal de la FORA. Por ese entonces, La Protesta estuvo a la cabeza de la campaña en favor de Sacco y Vanzetti, que en la Argentina fue muy intensa y acompañada por numerosas movilizaciones y huelgas generales. En 1927, y en relación con el festejo de los 30 años del dia- rio, se organizó el Certamen Internacional de La Protesta. Uno de los artículos publicados como resultado de dicho certamen fue “La Protesta. Su historia, sus diversas fases y su significa- ción en el movimiento anarquista de América del Sur” del pro- pio Abad de Santillán. Fue en esa década cuando La Protesta se convirtió en la editorial más importante del pensamiento liber- tario; en esa editorial, en 1929, publicó el quinto tomo de las obras completas de Bakunin, Estatismo y anarquía, que con ayuda de Schapiro había traducido directamente del ruso. Es en esa época cuando Santillán, al par que iniciaba una campaña a favor de la jornada laboral de seis horas, comen- zaba a cuestionar el papel del hecho revolucionario como úni- ca posibilidad de transformación social. La proximidad de la gran crisis económica le hizo considerar la posibilidad del fun- cionamiento de comunidades de trabajo autónomas (sobre todo agrícolas) y de cooperativas de producción y de consu- mo2 como una forma de resistir y poner en marcha la cons- trucción socialista. Redactó la declaración de principios y el estatuto de la ACAT 10 / DIEGO ABAD DE SANTILLÁN (Asociación Continental Americana de los Trabajadores) cuyo congreso fundacional sesionó en Buenos Aires en mayo de 1929, con la asistencia de delegados de la Argentina, Paraguay, Boli- via, Méjico, Guatemala, Uruguay y Brasil. En estos años recrudeció la durísima contienda ideológica entre los sectores del anarquismo que apoyaban la acción de los llamados expropiadores y los que los consideraban simples bandidos, terroristas y hasta infiltrados que sólo conseguían desprestigiar al movimiento. En la prensa ambas posiciones es- tuvieron representadas por los periódicos La Antorcha y La Protesta, y la virulencia de las acusaciones cruzadas, denuncias e improperios siguió creciendo hasta el extremo de costarle la vida a López Arango. Santillán nunca perdonaría esta muerte, y hasta en sus últimos años seguiría acusando a su autor de agente del Partido Comunista. Poco antes de septiembre de 1930 publicó en la editorial Argonauta El anarquismo en la Argentina, desde sus orígenes hasta 1910. El golpe de Uriburu lo encontró alineado con las posiciones que proponían una resistencia a ultranza –incluida la huelga general– contra las predominantes en el Consejo Federal de la FORA que opinaban que, por tratarse de un conflicto entre sectores de la burguesía, el movimiento obrero debía mantener- se al margen. Su posición coincidía con la de quienes hasta ayer habían sido sus adversarios, como Rodolfo González Pacheco, Horacio Badaraco y Antonio Morán. Forzado a salir del país, luego de un período en Montevideo –donde montó una pequeña librería con Simón Radowitzky y Manuel Villar– viajó a España en las vísperas del Congreso Mundial de la AIT de junio de 1931, del que participó en for- ma independiente y con puntos de vista sensiblemente diferen- tes a los que había mantenido con anterioridad. Su visión sobre la posibilidad de un programa anarquista y la participación de los sindicatos en una futura sociedad posrevolucionaria estaba cambiando. La CNT, a pedido de la AIT, le costeó el viaje de regreso a Montevideo, que fue apenas una escala para su reingreso clandestino a la Argentina. En febrero de 1932, al día siguiente de la transmisión del mando presidencial al general Justo re- LA FORA / 11 apareció La Protesta3 brevemente, ya que primero le fue supri- mida la franquicia postal (lo que obligó a que fuera transfor- mada en semanario) y luego –antes de fin de año– fue nueva- mente clausurada. En ese año se publicó su traducción del libro de Gustav Landauer Incitación al socialismo. Y también apare- ció su folleto La bancarrota del sistema económico y político del capitalismo –fuertemente influido por la crisis del 29 y la gran depresión subsiguiente– en el que promovía la formación de consejos de economía para la sociedad post capitalista. En 1933 la editorial Nervio publicó, con prólogo de Juan Lazarte, La FORA: ideología y trayectoria del movimiento obre- ro revolucionario en la Argentina, que hoy reeditamos. En este libro comienza a vislumbrarse un cierto sentido crítico4, si bien sigue reivindicando al forismo quintista en muchos aspectos. La notable transformación de su ideario se vio rubricada por la aparición en 1933 de Reconstrucción social, escrita en colabo- ración con Juan Lazarte, en donde se realiza un estudio de la sociedad argentina y de su posible cambio en una situación postrevolucionaria orientada por los sindicatos. En 1934 y de nuevo en España, formó parte de la redac- ción de Solidaridad Obrera –lo que le valió alguna que otra estadía en la Cárcel Modelo–, dirigió el semanario Tierra y Libertad y fundó la revista Tiempos Nuevos. Siendo parte del grupo “Nervio”, participó de la FAI (Federación Anarquista Ibérica) de cuyo Comité Peninsular llegó a ser secretario. Los sucesos de octubre en Asturias y Cataluña le valieron un for- zado descanso en el buque Santa Isabel, utilizado como cárcel flotante. En este año publicó su estudio Las cargas tributarias. Apuntes sobre las finanzas estatales contemporáneas, una muestra más de su creciente interés por los temas económicos y por los planteamientos sindicalistas; y comenzó la serie de artículos en Tierra y Libertad y en Tiempos Nuevos, que cris- talizarían en el libro –impreso por Ediciones Tierra y Liber- tad en enero de 1936– El organismo económico de la revolu- ción. Cómo vivimos y cómo podríamos vivir en España, que muchos consideran su obra cumbre. Aquí, ya definitivamen- te, no sólo abandonó Santillán sus antiguos criterios acerca del porvenir de la sociedad y la actuación de los sindicatos después de la abolición del capitalismo y del Estado5, sino 12 / DIEGO ABAD DE SANTILLÁN también los principios básicos del anarcocomunismo de raíz kropotkiniana6. En el congreso de Zaragoza de enero de 1936 defendió los planteamientos de “El organismo…”, y en relación con el dic- tamen sobre el comunismo libertario se mostró crítico, particu- larmente sobre lo que veía como contradictorio y poco defini- do respecto de a quién le correspondería administrar la riqueza social y del papel que desempeñarían las comunas libres en la sociedad futura. En mayo y junio, ya en las vísperas del alzamiento militar, estuvo nuevamente detenido en la Cárcel Modelo. En Barcelona, luego de la victoria popular sobre los milita- res sublevados en las jornadas del 19 y 20 de julio de 1936, fue integrante del grupo de miembros de la CNT-FAI que acudie- ron a la convocatoria del presidente de la Generalidad, Lluis Companys, quien les propuso la formación de un Comité de Milicias en el que estuvieran representados todos los sectores políticos y sindicales antifascistas. Tras la Asamblea de la Fede- ración Local de Sindicatos, en la que abogó por no pactar con el gobierno, Santillán formó parte de la delegación que el 21 de julio se entrevistó con Companys y de la que surgió el Comité de Central de Milicias Antifascistas de Cataluña, en el que es- tuvo a cargo de la sección de organización. En agosto participó por la FAI en el consejo de Economía de la Generalidad. En septiembre se reorganizó el gobierno catalán bajo el nombre de Consejo de la Generalidad, disolviéndose de hecho el Comité de Milicias. Del mismo formarían parte tres miembros de la CNT, uno de ellos Santillán, quien desempeñó el cargo de con- sejero de Economía7 hasta abril de 1937. Las jornadas de mayo de 1937 en Barcelona lo tuvieron, junto con otros destacados miembros de CNT-FAI, tratando de lograr un alto el fuego, logro del que pronto se arrepentiría8 y en esta línea publicó ese mismo año su ensayo La revolución y la guerra de España. En 1938 fundó la revista Timón. Síntesis de orientación po- lítico-social, mientras proseguía su trabajo de editor en Edicio- nes Tierra y Libertad. Poco antes de la caída de Barcelona cruzó a Francia, donde fue internado en el campo de concentración de Saint Cyprien, LA FORA / 13

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