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La filosofía de la técnica de Juan David García Bacca, Tesis doctoral. Parte 4 PDF

190 Pages·2008·1.26 MB·Spanish
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Preview La filosofía de la técnica de Juan David García Bacca, Tesis doctoral. Parte 4

CAPITULO 9 PELIGROS Y LIMITES DE LA TECNICA. 9.0. Introducción. El proyecto, más o menos concienciado, de ser Dios permanecerá en fase o estado ideal para la humanidad hasta tanto no sea real (éxito), no pasando hasta entonces de ser pura tendencia-intención. Por otra parte, tal como la concibe GB, la materialización de dicha idea-intención está expuesta a múltiples peligros y obstáculos que pueden hacer fracasar tal pretensión; una pretensión, por otro lado, a la que, además de la incertidumbre propia de toda novedad que lo sea realmente debe añadírsele la que le viene de la singular gravedad de su contenido: ser Dios. Por eso, a lo largo de su vida-obra, GB advierte sobre los escollos que se alzan ante la pretensión y tarea sobrenaturales de ser Dios o, en sus términos: hombre como tema y tarea de infinito. La finalidad de tal llamada de atención es concienciar dichos peligros a fin de evitarlos, de modo que el proyecto fundamental no peligre. Esto significa que, incluso en los momentos de su pensamiento en que parece más cauteloso en su valoración de la técnica (década de los cincuenta), GB jamás renuncia al proyecto básico de ser Dios, ni a su concepción y valoración de la técnica como medio para conseguirlo. Y no puede hacerlo a consecuencia de su concepción del hombre como transfinito transfinitante y de la técnica como auténtica metafísica o instrumento de transustanciación (carácter sacramental). En definitiva: según GB, el hombre no puede poner límites donde no los hay, y hombre y técnica no los tienen, luego no queda más remedio que hacer de esta necesidad onto-antropológica, virtud. Por eso, el tono de cautela, especialmente notable en el período citado, no puede ser entendido sino como estrategia defensiva del proyecto básico emergente de un alma que vibra en tono transustanciador, por lo que en ningún momento debe entenderse como una renuncia a posiciones anteriores. Tal es nuestra tesis en este punto, resumible en dos palabras: cautela y esperanza; cautela ante los peligros pero con esperanza por la ausencia de límites. La estrategia bacquiana consiste en hacer que el anhelo de ser Dios se eleve a "empresa" (acción, proyecto, designio... planificados, artificiales) pero sin frenesí racionalista, calculador; manteniendo la incertidumbre constitutiva de toda "aventura", y esta tarea lo es, pues nada está definitivamente dicho sobre la posibilidad o no de ser Dios (cuestión abierta), y la razón nada puede demostrar ni a favor ni encontra del éxito de tal pretensión; tampoco debe caerse en la tentación de considerar que el hombre ya es Dios (vanidad). Ambos aspectos son peligros esenciales para el proyecto que interesa a GB. Desde esta perspectiva, ser Dios es una cuestión de necesidad vital; el esforzarse en intentarlo, mérito y honor humanos; gracia o sorpresa el conseguirlo. El fracaso, en cambio, será la prueba real, y no ya teórica, de que Dios existe y, por tanto, que nuestra pretensión era inconsumable, por lo cual GB propone el reconocimiento y acatamiento de Dios, pidiendo su perdón. Tal actitud resulta sumamente consecuente con su pensamiento, si se considera que la pretensión de ser Dios en persona no es pecado radical y gravísimo, sino tragedia ontológica de quien vive endemoniado y, puesto que no hay mala fe, tampoco habrá inconveniente alguno en someterse a Dios y amarle como merece. De estas cuestiones se trata a continuación, y con ellas se cierra nuestro estudio, pero no los problemas que aborda, pues tales cuestiones quedan como mirada escrutadora de un horizonte teñido de incertidumbre; de la incertidumbre que genera la tensión entre el futuro (universo natural) y el porvenir (tecnocosmos). Un último apunte. A los peligros y límites a tratar añádase el analizado en el capítulo anterior: el capitalismo como plan antropológico que resulta pecado transteológico contra la transfinitud humana y la técnica como expresión suprema de la misma. 9.1. Peligros de la técnica. 9.1.1. La ambigüedad de la transustanciación real (física). La manipulación del átomo impacta fuertemente en nuestro autor, siendo numerosos los escritos en que aparecen referencias al tono sentimental de inquietud, incertidumbre y sobresalto que ello le causa1. Esto resulta especialmente significativo si se considera la función que los sentimientos poseen en el sistema filosófico de GB. Pero también a la luz de esta idea: "la física actual intentaría hacer o re-hacer y re-crear el mundo a "nuestra imagen y semejanza", según nuestro proyecto y por medio de nuestros instrumentos: ciclotrón, betatrón, cosmotrón, etc." (DFGB, 700). Sin duda, se trata de una intención del agrado de nuestro autor, mas, a la vez, portadora de un aspecto preocupante, pues, históricamente, la primera aplicación técnica de la posibilidad transmutatoria resultó criminal: "Equivalencia de energía y masa (bomba atómica)" (E, 20); "la invención física moderna se concreta en la bomba atómica, la cual bien pudiera interpretarse como un precipitado concreto de algo hecho de modo distinto, previo y teórico" (DFGB, 699). Con todo, tal peligro no desanima a nuestro autor, que ve en la transustanciación real de verdad verificada en la bomba atómica el advenimiento de una posibilidad impresionante para la existencia humana: la de generar un Caos a voluntad, lo cual, como se verá, es condición previa para que pueda cumplirse su plan de convertir al hombre en Dios. Pero el éxito de tal empresa no está asegurado. Por el contrario, está seriamente amenazado por un conjunto de factores que pueden resumirse en uno: la "caída" de la transfinitud humana en la finitud. Procedamos ordenadamente. Comencemos por notar el efecto meta-físico (transustanciador) que GB considera en la bomba atómica: "Al principio creó Dios los Cielos y la Tierra. )De qué? De nada. La técnica, por su plan propio, por sus secretas o confesadas intenciones, pretende colocarse como Dios, en un estado tal de realidad que todo haya de hacerse: hacer luz, hacer cielos y tierra. Pero esto, una vez más, no es lo peor. Aunque conseguirlo, no consta sin más que sea lo óptimo. Lo peor nos acecha por otro lado. Puede ser posible que, por la técnica, reduzcamos el universo natural a simple realidad física, anterior a esas naturales especificaciones en luz y materia. La bomba atómica -en el fondo, fondo ontológico, y tolerad este término de mi profesión-, no es sino una reversión de lo físico a la nada de toda especificación; vuelta al caos, en que ni siquiera caben esas especies tan cuidadosamente catalogadas en el museo de la escala periódica de los elementos. Nada tiene, pues, de sorprendente de que con unas bombas atómicas se acabe la Naturaleza. Jamás, hasta nuestros tiempos, había conseguido el hombre producir el Caos, sin caer, con todo, en la Nada. Del Caos ciertamente, se puede hacer todo. Pero, y esta es mi pregunta y mi temor: )una vez que hayamos reducido todo a Caos, cuando llegue el momento en que podamos, en principio, hacer de Caos todo lo que queramos, será posible la reversión a Naturaleza? )No quedará irremediablemente reducido y condenado el universo a Fábrica? (CNTC, 6-7) Y un poco después: "Los viejos, sabios por viejos, nos hablaban de la Madre Naturaleza. Madre, como ser natural, de que todo lo natural, en cuanto natural procede. Y el crimen de matricidio se catalogaba entre los peores, -el pésimo. Habían ya descubierto los hombres, para su desgracia, cómo cometerlo, cómo matar a sus madres. Sólo en nuestros tiempos, y a partir de Renacimiento, hemos descubierto el modo de cometer el matricidio de la Madre Naturaleza: la técnica " (o.c. 7-9). La primera impresión que se recibe al leer estos textos es que el tono de la conferencia a que pertenecen está muy lejano de aquél que inspiraba el prólogo a la tragedia, en versión de Esquilo, del Prometeo encadenado (1946), en que se alababa sin reparos al dios que robó la técnica para el hombre; impresión que parece reforzada por la consideración de la "luz atómica" como "diablura, inventada gracias a la técnica, regalo de Prometeo" (DARP, 3). Pero se trata, únicamente, de una primera impresión. La técnica para GB, lo sabemos ya, se hace contra la naturaleza: rebajándola a "material" para inventos. En este sentido el matricidio sería una condición necesaria, aunque insuficiente en sí, para la humanización, por técnica, del universo natural que el hombre no ha creado y del que surgen (madre) él y todo lo natural que le circunda. El matricidio, pues, no sería motivo de preocupación para nuestro autor; por el contrario: matar la naturaleza ha de ser paso previo y condición sine qua non para re-crearla o re- nacerla a otro nivel: el artificial. )Qué es entonces, propiamente, lo que preocupa a nuestro autor del matricidio, si no es el crimen mismo? Por otra parte, )qué, sino una "diablura", cabe esperar de un "endemoniado", de un "transfinito transfinitante" por condenación vital que, en lugar de renegar de su estado, intenta sacar partido de él al advertir la potencia dialéctica encerrada en toda auténtica negación? Oigamos al autor: "Pero, y esta es mi pregunta y mi temor: )una vez que hayamos reducido todo a Caos, cuando llegue el momento en que podamos, en principio, hacer de Caos todo lo que queramos, será posible la reversión a Naturaleza? )No quedará irremediablemente reducido y condenado el universo a Fábrica?" (CNTC, 7); "Si tuvieran razón Einstein, Eddington, Weyl, Kaluza... con sus teorías del campo unitario, y se hallara la manera de ponerlas a trabajar con eficiencia, como a la ecuación einsteiniana entre luz y materia, dispondríamos de una fuerza capaz de hacer toda clase de efectos. Se acabaría el mundo natural, en que luz y materia, electricidad, gravitación, magnetismo están bien divididos, cada uno con forma propia; podríamos crearnos un universo en que desaparecieran todas esas diferencias" (o.c. 14). Nótese que la preocupación proviene de la posibilidad que le surge al hombre de hacerse Creador: momento en que aparece ante sí el abismo de una libertad radical que reclama de su "gana", o dosis de radioactividad o potencia creadora propísima de su peculiar tipo de ser, un compromiso vital en que deberá ensayar una decisión sin precedentes en la historia. Tal decisión, como se dijo en otro lugar, es de tipo metafísico, pues le comprometerá de por vida, pero de vida sobre-natural (ser Dios, realmente), de modo que, en adelante, su existencia resultará quehacer aventurado y emprendedor en el que le va su ser y el de toda la realidad, pues ahora la libertad le reclama como causa y principio de razón suficiente de un nuevo mundo. Por ello, no es casual que en otro lugar, explicando a Heidegger, GB diga: "Y la insistencia nos pierde, como la existencia, el ser a campo raso, es tan sólo el peligro (Gefahr, Cf. Holzwege, p. 258). Y (Qué peligro! Heidegger, en la obra citada, nos va a dar la clave ontológica del peligro esencial de la técnica, del "ataque a la física atómica", a la naturaleza del átomo (p. 267)" (Ex, 272)2. La clave para comprender la postura de GB durante la década de los años cincuenta radica en notar que no se trata tanto de un giro radical de su pensamiento, como de enfatizar algo que ya estaba presente en él con anterioridad, pero que ante la amenaza atómica considera oportuno y urgente recordar. Por otra parte, se trata de una actitud que tampoco abandonará en años posteriores, teñidos por un optimismo tecno-científico desbordante. Brevemente, y como se irá demostrando: se trata de no caer en la "insistencia" (lo finito, los entes) teniendo presente para ello la "existencia" (el Ser, la Posibilidad); pero, a la vez, mantener al Ser tensionado hacia el ente (insistencia), de modo que el "En-ser" funja como remedio o "salud" del ente y lo eleve sobre el estado de "caída ontológica". Si el enser es para Heidegger estado de caída del ente, para GB será, por contra, el modo de salvarlo o sanarlo: el enser como salud del ente3. Nada, pues, de heideggerianas purificaciones del ser por modalización, que no sería sino una distensión funesta para un tipo de realidad que lo es por la tensión dialéctica que mantiene en su seno entre ser-noser, como quedó expuesto en su momento. Todo ello es una prueba más de que la salvación del ente caído, o ascensión por transcendencia, pasa en GB por el "enser" (lo admanual, artificial o técnico), pues sólo en la tensión dialéctica ser-noser está el ente siendo real, de modo que únicamente manteniendo tal tensión óntica entre insistencia (caída, Da, finitud, cosa...) y existencia (Sein, campo de posibilidades, infinitud...) podrá salvársele realmente. Salvación, sanación o purificación, pues, dialéctica de carácter transcendente-metafísico o, brevemente, transustanciadora, frente a la transcendental (modalizaciones) propuesta por Heidegger, que no ve en la técnica sino un estado de caída, por cotidianidad, del Ser del ente, y, por tanto, algo a evitar y superar. Frente a lo admanual como lastre, GB propondrá el estado de enser como único modo de transformar ascensional y realmente un universo tejido de tendencias contrapuestas (dialéctico). Desde esta perspectiva que actúa a manera de fondo omnipresente en el pensamiento del GB o "basso ostinato", debe valorarse su preocupación por lo atómico. Veámoslo. En 1955 dice GB: ")Y la Naturaleza? Nadie parece tener escrúpulos o preocupación de saquearla para lo que nos acuda. No dejamos títere con cabeza, mineral en su lugar, madera en el suyo, agua en su cauce, animales en su ambiente. Eso de la madre naturaleza no pasa de ser metáfora vieja, y mala. La naturaleza es cantera, almacén, depósito de materiales al servicio del hombre y de sus proyectos. No siempre se ha tenido de la naturaleza, de la ciencia y de la técnica este concepto, irresponsable e irreverente" (CNTC, 2). No deja de chocar tal afirmación si se recuerda la exaltación que de lo artificial y de la técnica venía haciendo nuestro autor y que, por constitución, son, según él, contra la naturaleza. )A qué se debe, pues, este posicionamiento en favor de lo natural, y que habrá de serlo, por lo dicho, necesaria y proporcionalmente inverso a la técnica y lo artificial? Oigamos de nuevo al autor: "Y uno de los fines que en esta conferencia me propongo es mostraros no tan sólo que en ciertas épocas no ha sido así, sino los motivos por qué no fue, y las razones temerosas por las que tal vez nos convenga volver, en cierto límite, a un respeto por la Madre Naturaleza, y al convencimiento de que Ciencia y Técnica caen del cielo; del cielo de los genios, que son una gracia, un don imprevisible, fácilmente perdible para la humanidad, continuamente en vilo y en un brete. Ciencia y técnica son Gracias. Nada asegurado por ninguna clase de leyes ni físicas ni biológicas, menos aún económicas" (ibid.). Nótese la precisión del autor cuando, hablando de "volver" al respeto por lo natural, matiza: "en cierto límite". Adviértase, también, el tipo de "cielo" al que se refiere. Nada, pues, de defensa absoluta, sin cuartel, de lo natural. Para corroborarlo véase lo que afirma en otra ocasión: "La inmensa mayoría, o sea el término medio (Durchschnitt) de los hombres, vive en tal mundo, riquísimo en ciencia y en técnica, con espíritu de ricos o por actual posesión, o con ganas y añoranza de ella. Y aun los que protestan lo hacen a medias, pues casi ninguno opta por irse a vivir con los esquimales y a pensar con su concepción del universo"(AHM, 19)4. La idea de fondo que permite entender estas afirmaciones, como se demostrará, pertenece al substrato básico del pensamiento de GB, de modo que la novedad no radica en su presencia sino en el énfasis. En rigor, pues, no hay renuncia a posiciones básicas anteriores, lo cual resultaría imposible en virtud, como se dijo, de la concepción omnipresente a largo de la vida-obra de GB del hombre como transfinito transfinitante o "demonio erótico" (IVF, I, 47). Se trata, por contra, de una estrategia para salvaguardar el ser del ente; lo Creatividad o Ser (Posibilidad) del universo físico y de la vida, en especial de la humana. 9.1.2. El determinismo (insistencia) como atentado contra el poder creador (Ser). 9.1.2.1. Técnica, naturaleza y energía atómica. Lo natural, en lo que tiene en estado de ser, se caracteriza, según GB, por: a) Su espontaneidad : "Un ser natural, naturalmente existente -como un árbol, agua corriente, el agua que respiramos-, es porque sí, de sí, para sí, en sí. (...) y no de otro realmente distinto, y presente y agente aparte. De ahí la dificultad de admitir un Autor de la Naturaleza, que, por de pronto, no se ve ni puede ver por parte alguna. Espontaneidad. Ocultamiento de causas. (...) Los seres naturales son porque sí" (CNTC, 3). b) Su simplicidad: "Un ser natural es, además, un prodigio de simplificación. Y nos simplifica la vida. (...) Si toda el agua que nos hace falta para los mil usos cotidianos tuviera la industria que fabricarla, la carga que sobre ella impondríamos sería insoportable y antieconómica. Por suerte la naturaleza nos la da hecha, y sencillamente hecha, sin tinglados ni fábricas ni laboratorios ni complicaciones industriales o capitalistas. Y no es que la naturaleza haya montado laboratorios en que hacer agua; no le hace falta planta alguna en que hacerla. Parece cual si hubiera simplificado los procedimientos" (o.c. 3); "la Naturaleza comienza, y es su secreto, por obrar y ser en forma de ecuación con coeficientes globales, resultado" (o.c. 4). Ahora bien, decir "simplicidad" parece presuponer una complejidad inicial de la que partiera la naturaleza, pero tal no sucede, y de pensarlo, advierte GB, "Nos equivocaríamos" (ibid.). En realidad, al hablar de "simplificación" lo hacemos en relación a nuestra posterior complicación de lo natural por lo artificial5. En realidad, "La Naturaleza nos da Todos, sin haber comenzado por sintetizar partes" (o.c. 5), y por esta razón, se pregunta GB: "Y lo que la Naturaleza nos da, -como en natural estado-, en Todo, )no pedirá un tipo de soluciones que en nada se parezcan a las numéricas, matemáticas, cuantitativas?..." (ibid.). En definitiva, "Lo Natural es por que sí y en estado de Todo. Holismo y acausalidad. Por que sí: pariente muy próximo de Probabilidad. Por que sí, guiño que nos hace la Naturaleza hacia teorías cuánticas y estadísticas" (o.c. 6). En cambio, lo artificial y la técnica poseen un aspecto dialéctico que es el contrario (su contrario) del natural. Este aspecto antagonista de lo artificial no constituye la totalidad de su ser, pues, como sabemos ya por lo dicho en el capítulo segundo del presente estudio, en GB tanto lo natural como lo artificial son dialécticos en cuanto entes, pero exigiéndoseles las condiciones de modo inverso a cada uno de ellos, resultando así opuesto esenciales. Esto explica la constante y radical afirmación de nuestro autor según la cual lo artificial es contra lo natural y sólo crece a su costa, y viceversa, de modo de vencer la tendencia artificializadora es el hombre quien vence, pero si vence la natural, lo es el universo físico (entropía). Pues bien, volviendo a lo que ahora nos ocupa, dice GB: "la técnica intenta deshacer tales Todos en los que cree son sus partes previas" (o.c. 5); "Nosotros nos creemos en la obligación de descomponerlo en sumas, en restas, en factores... (...) Nos complicamos la vida y la mente; cuando sencillamente, lo dado es un bloque" (o.c. 4); "Creemos haber puesto una pica en Flandes (...) cuando inmensos y complicados laboratorios nos reproducen la urea, o nos fabrican sintéticamente cualquiera, o algunos, productos naturales" (o.c. 3) . Desde esta perspectiva, la técnica perfecta es la muerte de la simplicidad de lo Natural: "una técnica perfecta, capaz de fabricar todo lo que ahora la naturaleza nos da de sí, por que sí, en Todos. Todo hecho ya. Para una técnica perfecta, nada puede hallarse ni dejarse en estado natural. La técnica perfecta eliminaría, por definición y por eficiencia, toda la Naturaleza. Para ello, como elemental y primera condición, sería preciso disponer de lo físico en un estado previo a materia en radiación, que comienza por dársenos en estado natural, naturalmente separadas, en bloque, en todos característicos" (o.c. 6). La transustanciación atómica permite, justamente, obtener y disponer de un estado físico real como el exigido, de modo que ya es real la posibilidad de iniciar el inquietante camino hacia una técnica perfecta, y de ahí que GB diga: "Caos, como material; máquinas como causas eficientes; planes y proyectos como causas formales; designios cual causas finales )no harán imposible una Naturaleza, en que todo se produce sin máquinas, porque sí y de sí, sin planes y proyectos, sin fines preconcebidos, sin designios secretos, a la buena de Dios?" (o.c. 7). El hecho de disponer de un Caos que haga posible re-crear el ser natural en artificial, si antes no termina todo en un caos del que nada puede ser hecho6, abre también la posibilidad de que el proceso de artificialización se lleve a cabo de tal modo que acabe con la espontaneidad creadora del universo, en consecuencia, con la vida misma definida como surtidor original de novedades. Esto explica que nuestro autor afirme que no es lo grave que lo natural pierda sus formas y funciones naturales (al fin y al cabo es lo que debe suceder si el proceso artificializador debe tener éxito), sino que "Lo peor pudiera ser que, al cambiarnos todo lo natural por sus productos técnicos, por máquinas, ya no pudiera surgir ningún pulmón natural. Que hiciéramos imposible la Naturaleza. )Cómo nos consta que tal acontecimiento, que haría historia, fastos, gestas... no sea posible, y bien de temer?" (o.c. 7). La satisfacción ante la posibilidad de generar un Caos del que servirse cual "barro ontológico" (IFAM, 109) para una acción creadora por parte del hombre, conlleva aparejada, por tanto, la preocupación por la desaparición de la condición de posibilidad para la existencia de un Creador: la Posibilidad, Libertad o Creatividad básica del universo y, en consecuencia, de la que posee la Vida en todas sus formas; a fortiori, de la humana con su superior poder de transcendencia. En definitiva, la destrucción de la libertad y de la transcendencia. Por tanto, si bien GB, como se vio, afirmaba que "La técnica, por su plan propio, por sus secretas o confesas intenciones, pretende colocarse como Dios, en un estado tal de realidad que todo haya de hacerse: hacer luz, hacer cielos y tierra", el riesgo asumido, en cambio, por fracasar el proyecto es proporcional a la posible ganancia (ser Dios), y es acabar con el poder creador de la vida y, por tanto, con la posibilidad de ser Creadores (Dios), aun en la escasa medida en que lo estemos siendo en ese estado triplemente híbrido de nuestro ser actual7, en el cual, como se dijo, "nos acechan, atacan, y más de una vez nos vencen tentaciones nunca históricamente vistas o sidas, de las que ni siquiera sabemos si saldremos con vida, con realidad, o, de salir, cómo será tal salida o solución". Se impone, entonces, la cautela; una cautela proporcional, como se verá más adelante, al riesgo abierto por semejantes posibilidades fundadas en la transustanciación atómica. Mas cautela, a su vez, de un tipo que no comprometa el proceso de humanización- divinización, al cual jamás renuncia GB. Cautela, pues, como estrategia para no poner en peligro la esperanza fundamental. Pero antes de notar lo referente a la cautela, ha de advertirse de qué modo lo "perfecto" es concebido por GB como peligroso para la vida. Deben indagarse primero las características del arma matricida antes de decidir si hay razones y/o motivos para la preocupación del autor. 9.1.2.2. La ambigüedad del regalo de Prometeo. Si en la década de los cuarenta GB ensalza a Prometeo por activa y por pasiva, en cambio, el título de un artículo publicado en 1953, "Dos ambiguos regalos de Prometeo", resume bien el tono de cautela que anima ahora a nuestro autor ante esos regalos que son ciencia y técnica, y así dirá: "Dios le pague la buena voluntad, decimos formulariamente a quien creyéndonos hacer un bien, con toda su buena voluntad resulta haciéndonos un mal" (DARP, 3). El núcleo de la cuestión radica en una pregunta y en el modo de responderla: "Visión y previsión científica, técnica; )será en realidad de verdad un regalo, un don, un bien? Sin duda, responden la ciencia y los científicos" (ibid.). Además de los científicos, los filósofos también se embarcaron, desde los griegos (en especial desde Aristóteles), en la aventura de encontrar y dar logos a todo (Dios, alma , vida...), y se sintieron "ricos" en racionalidad, llegando a "gozarse morosamente en tales conocimientos" (AHM, 18), sin advertir el abuso en el uso de la racionalidad. Dos aspecto deben destacarse en lo dicho por GB. Primero, el puesto de manifiesto cuando con espíritu tennysoniano dice: "lo que nos interesa, no puede ser científicamente previsto; lo que la ciencia prevé, maldita la falta que nos hace, -en miles y miles de casos" (DARP, 3). Tras semejante afirmación actúa el rechazo a una ciencia entregada a sí misma y sin acción sobre el mundo; de un saber por saber desierto de realizaciones que redunden en el bien común: "Con la ciencia podemos prever lo que no nos interesa; y lo que nos interesaría más prever, no podemos preverlo con la ciencia. (...) Saber para prever; prever para proveer (...); y al decírnoslo Comte (...) nos mentaba el fin último de la ciencia: el bien común, -se lo mentaba a nuestro natural egoísmo capitalista-, o nos recordaba a todos, filósofos y científicos, que previsión sin provisión, o provisiones, cae bajo el anatema de Tennyson: inutilidades demostradas" (ibid.). Segundo, que a esta falta de dimensión social y práctica se añada, lo que es peor, que todo su afán previsor no sólo no provea, sino que atente directamente contra la vida como creación de novedades pues, como recuerda GB, "nuestra muerte, como nuestra vida, no es un futuro, vulgar como un futuro de eclipse; es un porvenir, nos advierte Bergson, que no es posible antes de ser real" (o.c. 2); "la vida, que lo sea, no es determinista; y la superior es, en rigor libre" (o.c. 3); "No es posible, no es previsible hasta que es real. Ni su realidad es avanzable, anticipable, ni su previsión lo es. (...) La vida no puede anticiparse ni un segundo" (o.c. 4). A lo imprevisible de la vida denomina GB, orteguianamente, "nuestro intracuerpo, nuestra intravida" (ibid.), que es opuesto al significado como sentido desvitalizado, del cual dice: "El extracuerpo nuestro y de la historia, todo ello cae dentro de lo natural, de la camisa de culebra, seca y hueca, que la vida deja despectivamente en su camino, a lo largo del tiempo"; este "pellejo de la vida", sí es previsible, y es el dominio en que se desenvuelve la ciencia, y de ahí que afirme que "Todo intento de profecía o es un matematicismo o mecanicismo velado, y que se ignora a sí mismo-, o no nos proporciona más que el extracuerpo y la extravida" (ibid.)8. Pues bien, en virtud de la imprevisibilidad de la vida, y de la muerte, de sus intracuerpos, hay lugar para la "esperanza" en contra del afán determinista de la razón filosófica, científica o técnica, pues la esperanza consiste en esperar lo inesperado, tal como sentencia el fragmento heraclíteo, cuyo significado no se entiende ya de forma oscura, "sino muy claramente; porque prever lo determinado ya, no es gran mérito. Sabemos que lo físico cojea de ese pie, del determinado, o tiende a cojear de él" (o.c. 3). Y así dirá: "La esperanza es de lo inesperado (...) la esperanza es virtud sobrenatural; nos espera lo inesperado e inesperable naturalmente. Y por eso lo incalculable, lo improfetizable" (o.c. 4); " Los ojos de la esperanza están abiertos hacia el porvenir, no hacia el futuro. La esperanza es virtud sobrenatural: sobre-matemática, sobre-física, sobre-astronomía, sobre-estadística" (o.c. 4). Por tanto, la razón, que es creación de la vida, parece luchar contra su progenitora en un inadvertido intento de suicidio consistiendo en ello, justamente, la ambigüedad del regalo del dios Prometeo: que ciencia y técnica, siendo creaciones de la vida, parezcan empeñadas en matarla; matricidio de la Naturaleza, es decir, de la vida o naturaleza en tanto que surtidor de novedades; del intracuerpo de la vida o, si se nos permite, de la intranaturaleza. La conclusión bacquiana, es como sigue: "nos regaló [Prometeo] con la ciencia del futuro, con la previsión a largo plazo, tan largo como queramos, del futuro físico; y creyó hacernos gran regalo cegando el órgano del porvenir, de la previsión vital, que es la esperanza" (o.c. 3); "Prometeo se pasó de listo, y de bueno (...). Tal vez Prometeo, por dios y no por filántropo, quiso consolarnos de la ignorancia de nuestro porvenir, con la ciencia del futuro. Se le fue un poco la mano, por aprendiz de Dios; y (...) nos tentó a suplir con la técnica, con la ciencia, los ojos de la esperanza" (o.c. 4). La "esperanza" de que habla GB no es un acto magnificente de la voluntad que luego se estrella con los hechos; la gana de mantenerse espectante está respaldada, según GB, por una buena razón científica, de modo que una vez más parece hacerse bueno en nuestro autor el agustianiano credo ut intelligan, y así dirá: "Entre el determinismo de la física clásica y el indeterminismo estadístico de la moderna, se interpone sólo un pelo: la constante de Planck (...). Poco falta para que el mundo físico sea determinista"(ibid.). Unase a lo anterior otra razón, esta vez filosófica: "Entre el porvenir y el presente media un abismo: la vida, que es un estar siendo en presente y en presencia de sí" (ibid.), y puesto que "La esperanza es de lo inesperado; por eso la muerte y la vida son, en cada acto, algo inesperado, nuevo original, imprevisible no profetizable. La vida de los individuos, la vida de los pueblos, la vida de la historia" (ibid.). Por tanto, puesto que sólo el poder creador del universo físico (constante de Planck) y el de la vida evitan que el indeterminismo domine plenamente, tal como pretende la entropía, se entiende el temor de GB a ciertas creaciones de la razón y de la técnica actuales que parecen aliarse con la tendencia descendente del universo físico para acabar con la trayectoria trans-as-cendente de la vida y con la posibilidad misma, en consecuencia, de que el hombre llegue a ser Dios. Tal sería, desde la perspectiva bacquiana, el profundo peligro implicado en la amenaza atómica: producir un Caos que sea desaprovechado por una razón hipertrofiada; desbocada y sin frenos (frenesí). Acabar con el poder creador del universo y de la vida, por una u otra causa, es matar lo que de Madre (creatividad) tiene la Naturaleza. En eso consiste el matricidio, y no tanto en artificializar lo que de Naturaleza (determinismo) haya en ella. Pero hay otro peligro, conexo y complementario del anterior, involucrado por el proceso tecno-científico. En rigor, es el mismo aunque a un nivel de concreción diferente. Se trata del peligro de singularización de la vida en estado "personal" o transcendente (transfinita y transfinitante) por antonomasia, que de vencer acabaría con el anhelo de ser Dios en "Persona", el cual pasaría definitivamente a formar parte de los sueños del hombre. Notemos en detalle lo propio de tal amenaza para el tipo vital "persona". 9.1.2.3. La "Máquina". Hay un aspecto inherente a toda máquina que resulta básico para comprender el peligro que, según GB, amenaza a la vida humana, en especial de tipo "persona", que acabe instalándose y habitando en un mundo con aspecto de fábrica. La máquina, paradigma artefactual de eficacia (perfección), resulta especialmente peligrosa cuando es artefacto isomorfo con una vida intelectual superior cuya suprema potencia de espiritualidad (la ciencia) lo es, a su vez, del tipo de vida con plan categorial-vital personal. Por ello, decidir, conscientemente o no, tomar la máquina como modelo al que someter lo natural para su artificialización, y hacer con ello un mundo para que habite en él la vida resulta, paradójicamente, un grave peligro para ésta, pues todo toma aspecto de "Fábrica", es decir, de mundo perfectamente organizado donde no hay lugar para la espontaneidad creadora. Tal es, básicamente delineado, el peligro del que se va a tratar a continuación. El término "perfección" referido a máquina, nos remite al funcionamiento conjuntual (Todo de tipo Total) de los componentes (piezas) de un concreto artificial, es decir, a la eficacia de su montaje. A su vez, del montaje de máquinas surge lo que GB denomina "Fábrica" o Total de piezas en que cada una de ellas es ya una máquina y, en consecuencia, cada una hace (eficiencia) con total eficacia (perfección) su función. En este sentido, GB dirá que una máquina es, en principio, un artefacto montado según el plan de reducir al mínimo la entropía o, lo que es lo mismo: plan de sacar el máximo rendimiento de un proceso natural, caracterizado por su tendencia a neutralidad9.

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técnica (década de los cincuenta), GB jamás renuncia al proyecto básico de ser Dios, ni a su concepción y también a la luz de esta idea: "la física actual intentaría hacer o re-hacer y re-crear el mundo no suele alcanzar a darnos conciencia del grado en que es preciso un autor, un genio,
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