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La Fascinacion Del Islam PDF

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JÜCAR UNIVERSIDAD Serie Antropología, dirigida por Alberto Cardin MAXIME RODINSON LA FASCINACION DEL ISLAM E1 Serie Antropologia ÍÜCAR UNIVERSIDAD Título original: La fascination de VIslam Traducción: Ramón Martínez Castellote Cubierta: J. M. Domínguez Primera edición: Febrero de 1989 © Libraire Francois Maspero, 1980 (C) de esta edición, EDICIONES JÚCAR, 1989 Fdez. de los Ríos, 20. 28015 Madrid. Alto Atocha, 7. Gijón ISBN: 84-334-7018-3 Depósito legal: B. 6.019 - 1989 Compuesto en Fernández Ciudad, S. L. Catalina Suárez, 19. 28007 Madrid Impreso en Romanyá/Valls. Verdaguer, 1. Capellades (Barcelona) Printed in Spain INDICE Introducción, 9 I. ETAPAS DEL INTERÉS OCCIDENTAL POR EL MUNDO MUSULMAN, 21 I. La Edad Media: dos universos en lucha, 23 2. Crecimiento y declive de una visión menos polémica, 45 . La coexistencia cercana: el enemigo se convierte en socio, 53 4. De la coexistencia a la objetividad, 61 5. Nacimiento del orientalismo, 65 6. La Época de las Luces, 71 7. El siglo xix: exotismo, liberalismo y especialización, 79 8. La quiebra del eurocentrismo, 97 II. LOS ESTUDIOS ARABES E ISLÁMICOS EN EUROPA, 109 1. La orientación de partida: el orientalismo tradicional, 113 2. La crisis y los problemas actuales, 121 3. La situación actual, 127 4. Las facetas locales, 137 5. Los caminos del porvenir y del progreso, 141 ALGUNAS TESIS PARA CONCLUIR, 145 INTRODUCCION Este pequeño libro contiene dos esbozos de dimensiones dis­ pares. El primero, el más largo y más nutrido de datos y hechos, es también el que más tiempo ha estado a la espera de una edición completa. Corre el riesgo de no ser bien comprendido por los lectores más o menos especializados. En efecto, no es, o mejor, no pretende ser ni una recopilación erudita ni un en­ sayo desenvuelto y ligero, dos géneros literarios a los que ellos se hallan habituados, lo que les permitiría apreciar el primero o vilipendiar o, lo que es más frecuente, despreciar y desaten­ der el segundo, respectivamente. Encontrarán además —más adelante remitido a estos traba­ jos— detalles bibliográficos y otros en mayor abundancia so­ bre la historia de los estudios y las visiones de Oriente musul­ mán en Occidente. No he querido retener de toda esta masa de datos más que lo que me ha parecido pertinente, típico, sig­ nificativo o revelador en lo que se refiere a ilustrar las grandes tendencias que he creído poder poner de manifiesto. Mi obje­ tivo esencial —siempre con la intención de escribir un texto legible para un público amplio—- ha sido precisamente el de determinar estas grandes tendencias e intentar descubrir la cau­ salidad de las mismas. En un principio, una de mis motivacio­ nes había sido también la de averiguar hasta qué punto estaban fundadas las denuncias de unos y la buena conciencia satisfe­ 10 Maxime Rodinson cha de otros, y desvelar cuánto unas y otras ocultaban de extra­ polación ideológica. Dejando atrás este punto de vista que tiene por origen una reacción ante las representaciones polémicas actuales, que quie­ re orientarse a través de los problemas factuales que éstas pro­ vocan («que éstas te lanzan a la cara», sería más vulgar pero más justo) y que otorga una importancia primordial a las rela­ ciones vividas (o por vivir) entre «musulmanes» (o más am­ pliamente entre colonizados) y «occidentales», además de un con- densado cuadro descriptivo que los primeros destinatarios de esta exposición esperaban de mí, existe también una orienta­ ción a la cual yo pienso que mi ensayo puede aportar una con­ tribución y que no he perdido de vista jamás. Mis miras apun­ tan hacia un problema mucho más amplio, un problema de carácter sociológico que yo encuentro más importante que los planteados por las polémicas entre «orientales», «islamófilos» y orientalistas. Más importante y más duradero desde el punto de vista científico, aún en el caso de ser juzgado igualmente omisi- ble por las dos categorías de lectores (al menos potenciales) a las que he hecho alusión: los especialistas en estudios orientales y aquellas personas que se han definido partidarias de un grupo de pueblos u otro en el conflicto que opone a éstos, al menos ideológicamente. Desde el punto de vista científico, es de primordial interés estudiar la forma en que se forjan, se determinan y se desarro­ llan las actitudes y concepciones de un vasto grupo de pueblos de cultura análoga con respecto a otro grupo del mismo tipo. Las ideas (a menudo avanzadas en lo que a este tema se refiere) encuadradas bajo el nombre de «etnocentrismo» o «racismo», son más o menos exactas pero, con mucho, demasiado vagas Sea lo que sea lo que de ello piense (desde un punto de vista práctico) el gran público conformista y los orientalistas de igual óptica a pesar de su ciencia, ya no se puede tratar de una visión estrictamente objetiva de las realidades. Yo he tratado de mos­ trar que los grandes factores eran, por una parte, la situación 1 He tratado de ir más lejos en la tipología de las actitudes y bús­ queda de sus fuentes, especialmente en mis artículos «Racisme et ethnis- me», en Pluriel, núm. 3, 1975, pág. 7-27; «Nation et idéologie», en Ency­ clopaedia Universalis, vol. II, 1971, págs. 571-575. La fascinación del Islam 11 respectiva (y cambiante) de los dos mundos en presencia y, por otra parte, las tendencias internas del espectador-actor que emite los juicios (éstos también cambiantes y, en gran medida, en fun­ ción igualmente de factores internos). Estas tendencias son nor­ malmente propensas a constituirse en ideologías. El resultado de las cuales es, no una imagen como la presuponen en la mayoría de los casos tanto analistas, sino varias, las cuales dependen de los entornos, las capas sociales, el lugar que los miembros de estas últimas tienen en las relaciones con el otro universo, el papel que juegan, su grado de involucración en las ideas de su mundo, etc. Estas imágenes son a menudo operatorias, activas, introduciéndonos, cuando menos, en actitudes que tienen im­ portantes consecuencias y, cuando más, en acciones orientadas por dichas actitudes. Uno de los principales vicios, a mi entender, de los análisis realizados sobre el tema ha sido la creencia ingenua en el pre­ dominio de una imagen, naturalmente la imagen más teórica, aquella que se esfuerzan por imponer los ideólogos «orgánicos» de la cultura que aporta los juicios. La realidad es muy otra, tal como, según espero, se desprende de mi análisis. En otro sentido, al mismo tiempo que muchos —y, de un modo más notable, los militantes— proclaman que toda imagen es ideo­ lógica— lo cual permite decir que todas ellas valen y que, con­ secuentemente, se puede escoger aquella que a uno le guste sin aportar su justificación—, yo he intentado demostrar que la ideo- logización más propulsada de una población dada no excluía la preservación de zonas de objetividad, en ocasiones muy reduci­ das, pero que las circunstancias pueden desarrollar aunque esto no sea sin repercusiones que hacen algunas veces perder por un lado lo que se gana por otro. Es justamente a estas dos perspectivas de examen crítico de los argumentos polémicos y de construcción de un modelo so­ ciológico a las que he dedicado mayor interés, si bien estoy lejos de ser insensible, como se verá, al sabor vivido de la anécdota. El primer texto, del que acabamos de tratar, ha tenido al­ gunas vicisitudes que creo necesario remarcar con el fin de jus­ tificar algunos complementos que van a seguirse en esta intro­ 12 Maxime Rodinson ducción y sus límites. Lo esencial del mismo fue escrito en 1968. Se me había pedido que tratara el tema para un libro colectivo sobre el legado de la civilización islámica en la cultura univer­ sal 2. Apasionado por este tema, me dejé embarcar en la escritu­ ra de una contribución, con mucho, demasiado extensa para el volumen al que estaba destinada. El responsable de la publicación por aquellas fechas era Joseph Schacht3, un gran sabio que re­ novó el estudio del derecho musulmán (sin detrimento de otros trabajos). Con mucha devoción, emprendió la tarea de efectuar al mismo tiempo la condensación y la traducción inglesa de mi texto. Este trabajo fue llevado a cabo con gran inteligencia, res­ peto de mis opiniones (que J. Schacht no siempre compartía) e ingeniosidad. Con todo, gran cantidad de datos e incluso desarro­ llos enteros hubieron de ser sacrificados para obtener un texto de la extensión conveniente. La muerte de J. Schacht (el 1 de agosto de 1969) y muchos otros factores retrasaron la aparición del volumen que contenía este «condensado» hasta 19744. El texto francés completo sirvió de base a algunas conferen­ cias y exposiciones5. Yo mismo se lo pasé a diversos amigos 2 Se trataba de la edición totalmente renovada de un volumen que tuvo gran resonancia en su tiempo, The Legacy of Islam, editado por el difunto Sir Thomas A rnold y Alfred Guillaume, Londres, Oxford Uni- versity Press, 1931, aparecido en una colección en la cual diversos gru­ pos de especialistas inventariaban respectivamente el «legado» de Grecia, de Roma, de Israel, de China, de la Edad Media, del antiguo Egipto, et­ cétera. 3 Joseph Schacht, nacido en 1902 en Ratibor (hoy Racibórz), en Si­ lesia, por entonces alemana, y muerto en 1969, ha sido uno de los muy raros alemanes que se desolidarizaron de su país por puras razones de principios (él no era judío ni tenía ninguna convicción política afirmada) cuando el advenimiento de Hitler. Acreditado como catedrático de uni­ versidad, abandonó Alemania para siempre en 1934 y no volvió jamás a escribir en alemán; colaboró con la B. B. C. durante la guerra y se convirtió en ciudadano inglés en 1947. Ver sus necronologías a cargo de R. Brunschvig, en Studia Islamica, París, núm. 31, 1970, págs. V-IX; y Ch. Pellat, Arábico, Leyden, vol. 17, 1970, págs. 1-2, etc. 4 Máxime Rodinson, «The Western Image and Western Studies of Islam», en The Legacy of Islam, 2.“ ed., realizada por el difunto Joseph S chacht con C. E. B osw orth, Oxford, Claredon Press, 1974, pá­ ginas 9-62. 5 En primer lugar, una conferencia dada el 27 de diciembre de 1969 en El Cairo, de la cual han aparecido algunos resúmenes en árabe (no revisados por mí) en el diario Al-Ahram del 29 de diciembre y en la revista Al-Talt’a, El Cairo, 6.° año, núm. 2, febrero 1970, págs. 48-83, con extractos de las discusiones que siguieron. La fascinación del Islam 13 interesados, algunos de los cuales, a partir de entonces, han escrito obras sobre el tema. Terminó, al fin, por aparecer, aunque bajo una forma que impedía toda difusión del mismo6. Ahora, por fin, la presente edición asegura una publicación de tipo normal. Desde el momento de su redacción inicial se han producido, como siempre, numerosos avances en la acumulación de los da­ tos básicos. Estos datos son, sobre todo, textos. En lo referente a la Edad Media, textos que permanecían manuscritos se han hecho accesibles al publicarse, y otros ya impresos han tenido mejores ediciones, más correctas y extensas. Por lo que hace a períodos posteriores, unos y otros han sabido atraer la atención sobre obras o documentos olvidados o desatendidos. Por otra parte, han aparecido varias obras de síntesis sobre el tema, retomando el mismo proyecto bajo diferentes formas y desde distintos puntos de vista, y utilizando con frecuencia los mismos documentos aunque también, en ocasiones, otros que eran desconocidos o que yo deliberadamente había pasado por alto. Estas obras, sobre todo, han adelantado otras ideas junto con algunas que yo ya compartía. Por mi parte, siempre con la atención puesta en este tema, he anotado, naturalmente, en el curso de mis lecturas, nuevos datos básicos y mi reflexión acer­ ca de ciertos puntos ha progresado notablemente a la luz de acontecimientos recientes. No puedo plantearme ahora una reescritura completa de mi texto inicial, ni tampoco creo que sea útil. He añadido la men­ ción o la cita de algunos textos particulares interesantes, así como algunas referencias. La bibliografía no ha podido ponerse al día, sino de un modo parcial. Pero yo jamás me he propuesto ser exhaustivo y, por otra parte, eso me resultaría imposible. Nadie ha leído todos los textos pertinentes y no voy a pretender yo ser el más leído sobre el tema. He procedido a una especie de muestreo de textos que me parece lo bastante importante para permitir el análisis. ‘ Con el segundo texto publicado aquí, en Máxime Rodinson, La fascination de l’Islam, étapes du regará occidental sur le monde musul­ mán, Nimega, Asociación neerlandesa para el estudio del Oriente Me­ dio y del Islam, 1978. Esta publicación, que yo no pude revisar, contie­ ne un gran número de errores de reproducción, remiendos, lagunas, etc. No comercializada, fue distribuida a los participantes de un Congreso in­ ternacional de estudios islámicos.

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