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La España Rural PDF

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Joaquín Araújo es escritor, agricultor, rural director –de cine, editorial, de programas z e LA ESPAÑA de radio y revistas–, naturalista, silvicultor y n í conferenciante. Ha plantado personalmente t r 22.000 árboles. Es autor de 85 libros, coautor de a oM 10 y ha participado en otros 61 libros colectivos. J aú io Director y redactor de 8 enciclopedias, ha r n a o escrito unos 2.200 artículos. Ha dado unas t n n 2.100 conferencias en todo tipo de centros e ía u instituciones nacionales e internacionales. Ha q é Texto a s sido guionista y/o director/presentador de 340 o o JJ Joaquín Araújo documentales y programas de televisión y ha participado en unos 5.000 programas de radio. Comisario y autor de 20 exposiciones, milita y Fotografía colabora con 34 ONG y fundaciones. De algunas l José Antonio Martínez de ellas fue fundador y presidente. a Premio Global 500 de la ONU; dos veces Premio Nacional de Medio Ambiente; Premio BBVA a la Mejor Divulgación sobre la Biodiversidad. r Medalla de Oro de Extremadura. u José Antonio Martínez. Naturalista r y fotógrafo profesional especializado en Naturaleza, mundo rural y medio ambiente. Ha recorrido con sus cámaras la mayor parte A de los espacios naturales españoles y diversos países reflejando sus hábitats, su biodiversidad y sus paisajes; siempre, con el estudio y la Ñ conservación del medio natural como objetivo primordial de su trabajo. A Colaborador habitual con las editoriales más prestigiosas, a lo largo de los últimos 20 años P ha escrito numerosos artículos y publicado sus reportajes en más de 70 revistas y semanarios de S La cultura rural funda y mantiene buena parte de lo que nos explica distintos países, entre los que destacan El País y rodea. Los esfuerzos de cientos de generaciones consiguieron que Semanal, National Geographic/España, Geo, Stern, E Pyrénées Magazine y Terra Magazine entre otras. buena parte de los paisajes sean como son. El mundo rural fue Asimismo, ha colaborado con sus imágenes en también el creador de la mayor parte del léxico conocido y de las una extensa lista de obras editoriales que supera capacidades técnicas y artísticas que hicieron despegar al modelo A los 80 libros y enciclopedias. social que se caracteriza por olvidar y hasta menoscabar a su propio origen. Este libro reivindica lo hecho y lo que está haciéndose por L ganaderos y agricultores y propone la recuperación de un elemental y sensato respeto a lo que sigue siendo la base de toda sociedad. Es más, propone que la racionalidad ecológica presida el deseable camino del imprescindible desarrollo rural. rural La ESPaÑa rural La ESPaÑa Texto JOaQUÍN aRaÚJO Fotografías JOSÉ aNTONIO MaRTÍNEZ © Compañía Logística de Hidrocarburos CLH, S.A. y Lunwerg S.L., 2010 © Fotografías: José Antonio Martínez © Textos: Joaquín Araújo y José Antonio Martínez © Traducción: Richard Rees Creación y realización: Lunwerg Diseño y maquetación: Francisco Colacios ISBN: 978-84-9785-719-2 Depósito Legal: B-39922-2010 LUNWERG, S.L. Avenida Diagonal, 662-664 - 08034 BARCELONA Paseo de Recoletos, 4 - 28001 MADRID [email protected] www.lunwerg.com No se permite la reproducción total o parcial de este libro, ni su incorporación a un sistema informático, ni su transmisión en cualquier forma o por cualquier medio, sea éste electrónico, mecánico, por fotocopia, por grabación u otros métodos, sin el permiso previo y por escrito del editor. La infracción de los derechos mencionados puede ser constitutiva de delito contra la propiedad intelectual (Art. 270 y siguientes del Código Penal). Impreso en España El papel utilizado para la impresión de este libro es cien por cien libre de cloro y está calificado como papel ecológico SUMaRIO PRESENTACIÓN 9 SER LO QUE CUENTAS 11 Joaquín Araújo PANORAMA ACTUAL 12 CULTIVAR LA TIERRA 30 La fertilidad natural 33 LOS PAISAJES DEL MUNDO RURAL 46 LOS PAISAJES PASTORILES 72 BOSQUES 104 La dehesa 108 La «seca», el mal absoluto… 109 Los productos no cultivados 112 Los incendios forestales 116 CAMPOS DE PAN LLEVAR 128 LOS OLIVARES 146 VIÑEDOS, HUERTAS Y FRUTALEDAS 166 EL AGUA Y SUS USOS 178 LA CAZA 188 CINCO CREATIVOS PUNTOS DE PARTIDA 192 1. Fundadores de paisajes 192 2. Fundadores de vida 192 3. Fundadores de diccionarios 197 4. Fundadores de arte 197 5. Fundadores de civilizaciones 203 HACIA UN VIVAZ DESARROLLO RURAL 222 AIRE FRESCO 234 CULTIVAR TAMBIÉN LA CULTURA RURAL 238 EPÍLOGO 253 José Antonio Martínez AGRADECIMIENTOS 255 ENGLISH VERSION 257 PRESENTaCIÓN La sabia cultura de la Naturaleza D esde hace varios años, en el Grupo CLH hemos incorporado a nuestro compro- miso con la responsabilidad social corporativa y el medio ambiente, la voluntad de divulgar la riqueza de nuestro entorno natural, con el objetivo de contribuir a protegerlo y conservarlo para las próximas generaciones. De este modo, hemos editado ya varios libros sobre la naturaleza de nuestro país que nos han permitido realizar un amplio recorrido por nuestro entorno desde muy diferen- tes perspectivas. En esta ocasión hemos querido completar esta amplia visión del ámbito natural con una reflexión sobre el mundo rural que fue la base de nuestra cultura y también de nues- tras primeras industrias, y que sin embargo va desvaneciéndose día a día. Con este nuevo libro no queremos erigir ningún monumento a la nostalgia, ni promo- ver un regreso al pasado, sino ayudar a recordar y respetar una forma de vida y una cul- tura de la Naturaleza que fueron el sustrato necesario de la realidad que hoy conocemos. Para ello, a través de este libro revisamos el panorama actual de nuestro entorno rural, que Miguel Delibes definió con su precisión de naturalista como «un mundo que agoniza». Aun así, con la ayuda del magnífico reportaje fotográfico de José Antonio Martínez que se incluye en este libro todavía podemos continuar asombrándonos de la enorme capacidad de creación de nuevos paisajes de las generaciones que nos precedieron. Una labor que en gran parte realizaron con la simple ayuda de sus propias manos, algunas rudimentarias herramientas y los sacrificados animales de labor que hoy prácticamente han desaparecido de nuestro agro. De este modo surgieron panoramas de una gran belleza, que hoy casi llegamos a olvidar que fueron una creación humana, como los extensos olivares y dehesas que pue- blan grandes áreas de nuestro territorio, o las amplias superficies de viñedos, huertas y frutales. La edición de este libro también ayuda a recordar algunos oficios del mundo rural ligados a la Naturaleza que ya casi comienzan a olvidarse, al igual que el significado de muchas de las palabras que sirvieron para comunicarse. Para ello, hemos vuelto a contar con la colaboración de Joaquín Araújo, que no sólo conoce el mundo rural como estudioso y admirador, sino que además –tal y como señala en las páginas de este libro– se ha incorporado, tras un proceso de migración inversa, de la ciudad al campo. Esta doble vinculación, como científico y como parte profundamente enraizada en lo natural, se percibe en su denodada defensa de esta sabia cultura de la Naturaleza que deberíamos esforzarnos por conservar entre todos. José Luis López de Silanes Presidente de CLH SER LO QUE CUENTaS Lo esencial, acechado por todas partes por lo insignificante John Berger D esde hace más de cuarenta años mantengo una relación directa con aquellos que todavía se hallan ligados a las labores del campo. Se podría afirmar que in- cluso desde mi primer período de vacaciones, con tan solo seis meses de vida, he sentido que pertenecía mucho más a los paisajes naturales y rurales que a los que conformaban mi vida cotidiana durante mi infancia con mi familia en Madrid. Al llegar la juventud me conquistó, casi a primera vista, todo lo sin techo ni paredes. Poco más tarde la pasión se convirtió en profesión. El círculo se cierra felizmente porque el estudio de múltiples aspectos de la Naturaleza se convirtió en un auténtico estilo de vida para mí y ello significó un cambio radical respecto al pasado. De hecho, opté por vincularme definitivamente a los paisajes palpitantes. Todo ello interconectado por el compromiso de actuar en defensa de la vivacidad. A estas alturas reconozco que todo entorno natural enseña algunas de las verdades más cruciales. Al frente de las mismas figura eso –tantas veces dilapidado– de que resulta del todo erróneo diferenciar entre contenido y conti- nente. Que lo de dentro es por lo de fuera y que éste nada es sin lo que alberga. Cuando se nos apaga la vivacidad, como en estos momentos, parece todavía más oportuno seguir ardiendo, aunque seamos como la minúscula llama de una vela en medio de un venda- val. Por eso no podemos separar lo que hacemos de lo que sentimos. Cuando tanto y tantos han tirado la toalla cabe todavía aceptar el desafío de que, si se debe, se puede hacer. Es más, algunos tenemos la suerte de que no podemos distinguir lo privado de lo público, el trabajo del placer, el hogar de la convivencia con el resto de seres vivos. Ni siquiera la pertenencia a una sociedad del siglo xxi es un factor que distancie ni difiera de lo que supone ser un naturalista que pasa más tiempo al aire libre que en el ámbito urbano. En efecto, tras un proceso de migración inversa, –esto es, de la ciudad al campo– me he incorporado a los despoblados de este país. Me añado, cuantas veces puedo, a los eventos, tanto culturales como espontáneos, que suceden más allá de los perímetros urbanos. Aunque mi hogar disfruta de un exceso de aislamiento, esto no ha impedido que me interese de forma preferente por lo que sucede en los entornos rurales y, espe- cialmente, lo que erosiona a la Cultura Rural. Aunque prefiero lo alejado de los veloces ruidos contaminantes de la sensibilidad misma, no me he jubilado de la condición de ciudadano. Eso sí, no consigo vislumbrar coherencia alguna en aquellos que mantienen que es progreso el que la vida retroceda por doquier. Menos coherente todavía resulta el convencionalismo de que devorar sin restituir sea lo único que podemos hacer. Que se contemple un destino separado del que tendrán los que nutren a los demás solo puede cosechar una radical falta de cosechas. Más todavía por la fenomenal torpeza de que todo y todos en este planeta dependemos de que los ciclos de la vida continúen. Escribo las páginas que siguen no solo con el ánimo de que una aproximación al mundo rural ayude a que éste no se desvanezca todavía más, sino también con el convencimiento de que el rejuvenecimiento que precisa nuestra propia civilización pasa por acordarse de lo prime- ro, que es la Naturaleza, y de lo primario, que es la Agricultura. Joaquín Araújo VENTO. Alía Villuercas. Cáceres primavera 2010 PaNORaMa aCTUaL Más de mil quinientos millones de personas murieron de hambre o desnutrición durante la segunda mitad del siglo xx. (FAO: Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación) Q ue el sector que nutre a aquello que nos sostiene, o Mucho menos el hecho de que es precisamente la desbor- > No todas las tecnologías son aplicables, ni siquiera sea, a nuestro organismo, sufra una crisis tanto o más pro- dada necesidad de que los alimentos provengan de lugares convenientes, en muchos de los funda que el resto de la economía, descalza, con inquie- lejanos lo que no pocas veces provoca que algún ser huma- lugares donde todavía se conoce el trabajo con tracción animal. tantes perfiles, lo que entendemos por sociedad, por civili- no muera al lado de silos abarrotados. Pero en el panorama Las explotaciones familiares, sin duda lo más desmantelado zación en suma. Acaso lo que más acerca a la comprensión de la actualidad también brilla el hecho de que el exceso del sector agrario, demandan todavía este tipo de esfuerzos. de lo que acabamos de afirmar es que descansamos sobre en el consumo, la sobrealimentación, es tan común en los En Cornago, La Rioja, Amado Jiménez, de 80 años, sabe hacer una pirámide que no se apoya en su lado más largo, sino, países ricos como la desnutrición en los pobres. Por si eso las besanas de forma correcta. por el contrario, en su vértice más pequeño. O lo que es lo fuera poco, a menudo se producen tan incomprensibles > Not all technologies are mismo, nuestro modelo económico, nuestra sociedad en situaciones como el que sea normal que un cordero viaje applicable, or even advisable, in many places where beasts suma, ha postergado al último lugar lo que debería estar desde las antípodas esto es, Nueva Zelanda, hasta Sego- of burden are still used. Family farms, undoubtedly the portion en el primero. El fundamento de la vida y de su continui- via, cuando resulta manifiestamente imposible dar con un of the agrarian sector that is most rapidly disappearing, still require dad es considerado superfluo. Lo esencial resulta valorado mejor producto idéntico que el conseguido precisamente this kind of labour. In Cornago, como trivial. Si llamamos, con obvia cordura, «primario» en esta provincia castellana. Algún día se entenderá que la La Rioja, Amado Jiménez, who is 80 years old, knows how to al mundo de la producción de alimentos, algo más de co- producción y el comercio de los alimentos deben estar su- make furrows correctly. herencia debería gobernar todo aquello relacionado con jetos a una exigente planificación. En una época en que las agricultores, ganaderos y silvicultores. Es más, comenzar procedencias se esgrimen como uno de los elementos esen- por el principio puede ser la necesaria primera rectificación ciales para la rentabilidad de los productos (léase «denomi- de cara a la regeneración que tanto precisa nuestro derre- nación de origen»), brilla por su ausencia el hecho de espe- dor natural y, por supuesto, el modelo energético y econó- cificar la huella ecológica que deja en el planeta el itinerario mico de nuestra civilización. Con todo esto no se pretende recorrido por los productos agroalimentarios. Queda todo privilegio alguno o posición de dominio o preferencial; lo esto de inmediato ampliado y confío que explicado. que mana de esta elemental aplicación del sentido común Muchas economías familiares, en el mundo rural, están es precisamente algo que demanda la más genial de las estranguladas por la disparidad entre los precios de semi- aportaciones de la inteligencia, esto es, el respeto debido a llas, piensos, carburantes y fertilizantes y los que alcanzan quienes trabajan para que tú puedas vivir. Porque de ellos, sus cosechas. No cubrir gastos se convierte cada día más de quienes roturan los suelos o crían ciertos animales, no en una norma. solo depende que podamos alimentarnos, sino también La dependencia de las ayudas oficiales desvirtúa en 1122 que funcionen otros muchos elementos, procesos y ciclos gran manera las leyes económicas básicas y hace depen- al esenciales para el bienestar propio y general del planeta. der demasiado a los rurales de las decisiones de Bruselas. ur ña r Los tiempos que corren lo hacen en contra de los princi- Todo lo anteriormente afirmado no invalida, ni por supues- a p Es pios básicos, no solo de los procesos naturales que alimen- to pretende oscurecer o negar, las múltiples facetas en las a L tan a la agricultura, sino también de los que consideramos, que determinadas situaciones y tecnologías se han resuelto socialmente hablando, prescindibles. con indudables mejoras en cualquiera de los campos men- El hecho de que al inicio de este capítulo hayamos in- cionados. Entre las mismas, pueden y deben destacar la cluido como cita una referencia al todavía enorme despro- generalización de los seguros agrarios y de desempleo, el pósito, al fracaso de los fracasos, es decir, a que la muerte convencional nivel de vida y las comodidades domésticas derivada de una pésima alimentación sea todavía norma en que han alcanzado tantos componentes de la cultura rural. el planeta, se debe a que nada en estos momentos puede Si en algunos momentos destaca o aflora con fuerza la crí- quedar al margen de lo que sucede en otros horizontes. tica y hasta la indignación léase que la pasión del autor le existen en España. Por supuesto, todos estos datos tienen su espejo, a escala, en la situación española, con la sola di- ferencia de que aquí hemos ganado una pequeña superficie para los bosques. Lo sabemos y lo soportamos mal, muy mal. Por eso seguimos reclamando que el error se transforme en acier- to. Porque linda ya con la tragedia la obviedad de que el sector puede y debe conseguir todo lo contrario. Con una serie de prácticas, casi todas ellas mucho más bara- tas que las hoy dominantes, la agricultura y la ganadería podrían ser eficaces instrumentos de apaciguamiento del calor. Resulta del todo posible no solo cosechar cereales y producir carne, sino también cultivar algo de frescor para nuestros aires. Recordemos que con algo tan esclarecedor y sencillo como imitar a la Naturaleza podemos ahorrar hasta el 50% del agua y de la energía que actualmente demandan los subsidiados campos agrarios y ganaderos. Pero de lo que se trata es de que, además, se conviertan en gigantescos interceptores y fijadores de una buena parte de esos 20 gramos de CO que cada uno de los españoles 2 lanza al aire cada segundo. Cuando debería ser todo lo contrario. Y lo es en cuanto se recurre a las técnicas que denominamos «ambientales» para la obtención de alimen- tos. Entre los aspectos de la recuperación y restauración del sector que serán tema más ampliamente desarrollado en el último capítulo de este libro, el mundo agrario y ga- nadero debe liderar la lucha contra el cambio climático a través de la multiplicación de los sumideros de carbono, el abandono radical de las quemas de rastrojo y la reducción drástica de los productos industriales. Algo que cabría emprender incluso si no se dieran las peligrosas circuns- tancias descritas. Porque si hay algo que define todavía de forma más cercana la insostenibilidad del sector es la vertiente convencional de la comercialización. Ya es nor- ma que una considerable parte de la remuneración por las cosechas no consiga ni tan siquiera cubrir los gastos de compromete tanto o más que su vinculación directa con el algún día deberán ser reparados mediante costosísimas > Arrimando la vacada al prado, > Labores mecanizadas hay más vacas que automóviles en el planeta! No menos producción. Tan absoluta resulta la incoherencia de que una labor demasiadas veces en las Bardenas, Zaragoza. sector. Sin olvidar que para cantar los logros ya se aprestan intervenciones. Se ha calculado, en concreto, que el cam- descalabro para el clima supone el hecho de que utilicemos lo esencial sea considerado como lo merecedor de precios cotidiana pero generalizada 14 incesantemente y con medios infinitamente más podero- bio climático puede costarle a los países más industriali- en buena parte de la cordillera > Ángel Zueco y Alfonso más de 100 millones de toneladas de sustancias químicas tan bajos que literalmente solo en la agricultura se recu- 15 Cantábrica. Imagen de Piornedo, Motilva realizan un alto al sos tanto las grandes industrias de agroquímicos, como los zados hasta el 12% de su Producto Interior Bruto (PIB). en la comarca de Os Ancares, Lugo. para descansar en el trujal para la fertilización del agro. De ellas se elevan hacia el cie- rre con regularidad a los céntimos. Cuando casi todo vale ur La Verónica, en Tarazona, a r gobiernos y no menos, últimamente, los complejos entra- Un desastre que en buena medida sería debido al modelo > Driving cattle to the fields, an Zaragoza. lo miles de kilogramos de óxidos nitrosos que multiplican como mínimo un euro, un kilogramo de una fruta, horta- ñ pa activity only too often everyday Es mados de la comercialización y venta. Pero volvamos al re- agrario y ganadero imperante. De hecho, sobrecoge que though widespread in much of > Mechanised labour in por unidad nada menos que trescientas veces los efectos liza o grano apenas alcanzan los 50 céntimos. Decenas de a L the Cantabrian mountains. Las Bardenas, Zaragoza. paso de la situación que podemos calificar de insuficiente. sea precisamente el mundo de los alimentos el que más nocivos de las emisiones de CO . Por fortuna, aquéllas son cosechas enteras se quedan en el campo por la sencilla ra- Image of Piornedo, in the region 2 Acaso convenga ir reparando en que casi toda la pro- contribuye a la emisión de contaminantes atmosféricos. of Os Ancares, Lugo. > Ángel Zueco and Alfonso muy reducidas en comparación con éstas. Mucho se puede zón de que es más caro el jornal del recolector que todo lo Motilva pause to rest in the ducción, agraria y ganadera, depende de lo proporcionado Nos referimos al desastre de que hasta el 31% de los gases La Verónica oil press in sumar a lo hasta aquí referenciado, pero no dejamos en el percibido por el producto. Pero todavía más esclarecedor Tarazona, Zaragoza. por el sector energético. Con un balance en el que son más de efecto invernadero se deban a los ya casi obsoletos usos tintero que por cada hectárea menos de bosque quedan a resulta el hecho histórico de que, hace tan solo unos po- las calorías invertidas en la producción y todos sus escalo- de la agricultura y la ganadería industrializadas. Recorde- disposición del calor como mínimo otras 300 toneladas cos decenios, el porcentaje del precio final de los alimen- nes que la almacenada en la cosecha final. Nada nuevo, por mos, por ejemplo, que una sola vaca y su ternero emiten vía de CO . ¿Hace falta recordar que perdemos anualmente tos que iba a los bolsillos de quienes los cultivaban era de 2 supuesto, ya que es norma de nuestro sistema económico flatulencias «metánicas» el equivalente a lo que contamina alrededor de 13 millones de hectáreas de bosques en el un 40%. En la actualidad, son muy pocos los productos no restar de los balances los daños y sustracciones que un automóvil tras haber recorrido 16.000 kilómetros. ¡Y planeta? Y que esa cifra equivale a todos los árboles que que superan el 10% y la media se sitúa en el 7%. Pero el agravio comparativo se desborda cuando se comprueba que en el mismo lapso, pongamos el último cuarto de si- glo, en el que todo lo demás ha incrementado sus precios por tres o cuatro veces y hasta por diez, veinte o treinta, si fijamos nuestra atención en el sector de la vivienda, no son pocas las cosechas que tienen hoy precios más bajos que hace 25 años. Rompe este esquema el siempre precisado por la ortodoxia económica imperante repunte de la infla- ción. Sin dejar en el tintero la desfachatez de que el IPC se fije tanto en los precios de los alimentos. El desgarro, en cualquier caso, nos alcanza por el camino de la extrema dependencia de lo que no es parte de la productividad de la tierra ni de las consabidas leyes del libre mercado. Las rentas agrarias, en términos generales, provienen tanto de lo que se trabaja y se vende como de las subvenciones públicas. Así, el único sector que cabe considerar como realmente productivo y que, por lo tanto, solo depende de sí mismo, y de la Naturaleza, claro está, ha terminado siendo una suerte de jubilado y pensionista. No menos estremecedor resulta el panorama de las ex- plotaciones ganaderas a lo largo de los últimos lustros. To- mamos de nuevo como referencia los últimos 25 años, un período con la suficiente dimensión temporal como para que los análisis sean esclarecedores. Pues bien, a lo largo de estas dos décadas y media se ha producido una dis- minución de cabezas de ganado del orden del 45%. Han aumentado los cerdos y las gallinas estabuladas, de pro- ducción intensiva, pero los modos y maneras más acordes con el potencial de los espacios ganaderos son cada día menores. Ni siquiera el notable aumento de las produccio- nes ecológicas ha logrado compensar con unos mínimos lo que producía el sector hace un cuarto de siglo. Es más, si nos atenemos a las llamadas «empresas autónomas», casi siempre vinculadas a la familia, el nivel de extinción supera el 50% en tan solo el último decenio. Reducidos, pues, a la mitad con relación al comienzo del siglo xx, tal y como Miguel Delibes nos apuntó en su magnífico ensayo Un mundo que agoniza (1979), nada per- 16 mite distinguir que se ha cambiado la Cultura Rural por al ur a r ñ a p Es a L > En muchas ocasiones, los métodos más ancestrales consiguen altísimos niveles de calidad. La curación de embutidos es un buen ejemplo de ello. Matanza en Monte Puerto, en la sierra de Aracena, Huelva. > The most ancestral methods often attain very high quality levels. Curing pork sausages is a good example of this. Killing in Monte Puerto in the Sierra de Aracena, Huelva. algo sustancialmente mejor, sino tan solo más cómodo. Algunas de las pretéritas normas de cordialidad, honesti- dad y hospitalidad están perdiendo vigencia. No se trata, insistimos, de dar la vuelta o retroceder en sentido alguno. Lo que el mundo de los trabajadores del campo aporta es muy mejorable y ampliable. Sin descartar algunas de las aportaciones geniales e insustituibles sobre las que vamos a reflexionar en varios de los próximos capítulos. Solo cuando entendamos que las consideraciones y las prácticas relacionadas con la alimentación deben tener el mismo trato ético que cualquiera de las otras actividades humanas, estaremos en disposición de evitar el derrum- be completo de la Cultura Rural o, si se prefiere, iniciar un necesario renacimiento. Algo que, en absoluto, supone que volvamos a un sector primario con más del 50% de la población activa del país o con una vida desconecta- da de las redes convencionales de la historia. Pero sí, al menos, con una presencia bien repartida por el territorio, una posible vida con justas remuneraciones y sin que las comodidades básicas falten en parte alguna. Entre los desmedidos grandes datos que pueden per- mitir una aproximación a lo que representa en la actuali- dad el mundo rural destacan los siguientes. El 90% del te- rritorio español queda de alguna forma identificado como campo. Recordemos que la suma de lo construido, más lo pavimentado para las infraestructuras de todo tipo, supo- ne algo menos del 8% de la superficie nacional. Cierto es que el resto del suelo, ese que podemos adscribir a lo que depende de agricultores, ganaderos y silvicultores, se halla afectado y supeditado por los requerimientos de aquellos que viven en lo masificado. Apenas podemos identificar un solo rincón del planeta que no pague una contribución más que injusta a los ciudadanos. Injusta, entiéndase, porque la magnitud de lo dado apenas tiene punto de comparación con lo recibido, por mucho que algunos hayan comenzado a plantear como pa- 18 > Frente a la ganadería intensiva 19 y la consiguiente masificación ural en todos los procesos de cría, a r transporte, matadero y consumo, ñ se mantiene todavía el máximo a Esp de sensatez que supone criar a animales con un elevado grado de L naturalidad. Cerdos ibéricos en un alcornocal del Parque Nacional de Monfragüe, Cáceres. > In the face of intensive stock raising and the consequent massification in all processes of rearing, transport, slaughter and consumption, the utmost common sense is still applied in those cases where animals are bred with a high degree of naturalness. Iberian pigs in a cork oak wood in the Parque Nacional de Monfragüe, Cáceres.

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