Description:LA ciudad se llamaba Bisbane. Murdock la contempló, desde el camino, mientras acariciaba el cuello de su cansado corcel, que le había traído desde Alabama a través de jornadas agotadoras. La ciudad había crecido bastante durante la guerra, quizá porque fue uno de los acuartelamientos generales de las tropas del Sur; había en ella muchos edificios nuevos, muchos barracones, que debieron servir para alojar a los soldados y, por supuesto, muchos garitos y casas de dudoso aspecto. En cuanto a eso, Bisbane era una de las ciudades más «adelantadas» que Murdock había visto. Dejó de acariciar el cuello del animal, y le taconeó suavemente los ijares, mientras decía: —Ya hemos llegado al fin de nuestro viaje, «Búfalo». Ahora podrás descansar. Estaba seguro de que el caballo entendía, el lenguaje humano. Y así debía ser porque «Búfalo» lanzó un alegre relincho y reemprendió el viaje con renovadas energías, como deseando quemar, en aquellas últimas yardas, las pocas fuerzas que le quedaban, antes de derrumbarse ante un pesebre bien surtido. Los pensamientos de Murdock eran bien otros.