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La Democracia En Espana Engaño Y Utopia PDF

188 Pages·2007·0.965 MB·Spanish
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1 Francisco Badarán LA DEMOCRACIA EN ESPAÑA: ENGAÑO Y UTOPÍA 2007 2 3 ÍNDICE 1. INTRODUCCIÓN 7 2. LOS DERECHOS HUMANOS: PUNTO DE PARTIDA Y OBJETIVO BÁSICO DE TODA ÉTICA 11 LA LIBERTAD; SU RELACIÓN CON OTROS DERECHOS HUMANOS 14 CONDICIONES NECESARIAS PARA EL EJERCICIO DE LA LIBERTAD 16 LAS PRINCIPALES LIBERTADES 18 Derecho de autodeterminación del individuo frente al estado 18 Libertad de circulación y residencia 20 Libertad de pensamiento, conciencia y religión 20 Libertad de reunión y asociación 20 EL DERECHO A LA VIDA 23 La pena de muerte 23 Los conflictos bélicos 24 El aborto 24 La eutanasia 26 2. REFLEXIONES SOBRE EL CONCEPTO DE DEMOCRACIA 29 DEMOCRACIA, ESTADO Y NACIÓN 30 DEMOCRACIA Y DERECHOS HUMANOS 32 PARTICIPACIÓN DE LOS CIUDADANOS 33 LA FORMA DEL ESTADO 36 SISTEMA EDUCATIVO 34 DEMOCRACIA Y PODERES DEL ESTADO 37 LA SITUACIÓN ACTUAL DE LA DEMOCRACIA 39 4. LA DEMOCRACIA EN ESPAÑA: EL ENGAÑO 41 LOS DERROTEROS DE LA MONARQUÍA ESPAÑOLA Y LA CONSTRUCCIÓN DEL ESTADO 41 La catadura de los monarcas ibéricos durante la Baja Edad Media 41 Desde los Reyes Católicos hasta nuestros días: entre la intolerancia y la corrupción 42 4 Algunas conclusiones sobre la historia de España 46 DE NUEVO LA MONARQUÍA: LA ESPAÑA ACTUAL 47 LA CONSTITUCIÓN ESPAÑOLA DESDE UNA PERSPECTIVA DEMOCRÁTICA 51 LA “DEMOCRACIA” DE LA ESPAÑA ACTUAL 55 Convivencia en paz: un símbolo de la democracia 56 Los derechos y libertades fundamentales 58 Los poderes del Estado y su independencia 67 El bienestar social 71 OTROS PROBLEMAS QUE ALEJAN AL ESTADO ESPAÑOL DE LA DEMOCRACIA 90 El problema nacional 90 La corrupción en España 95 La Iglesia Católica y el Estado 107 Los partidos políticos: legislación, financiación, estructura y funcionamiento 112 Los medios de comunicación de masas en España 120 La participación de los ciudadanos en la política del país 126 La inmigración en España 128 La policía en España 130 La fuerza de inercia en España: el arte de cambiar todo para que todo siga igual 132 EL SISTEMA POLÍTICO ESPAÑOL EN EL CONTEXTO DE LAS LLAMADAS “DEMOCRACIAS OCCIDENTALES” 133 5. EL CAMINO HACIA LA DEMOCRACIA EN ESPAÑA: LA UTOPÍA 137 PREMISAS BÁSICAS PARA UN CAMBIO POLÍTICO PROFUNDO HACIA UNA SOCIEDAD DEMOCRÁTICA EN ESTADO ESPAÑOL 138 HACIA UN PROGRAMA BÁSICO PARA EL ESTABLECIMIENTO DE LA DEMOCRACIA EN EL ESTADO ESPAÑOL 140 Cambios legislativos urgentes 140 Cambios constitucionales 140 El problema nacional 152 La lucha contra la corrupción 154 Funcionamiento de los partidos políticos 156 Transformación de la economía y derecho al trabajo 157 Derecho a una vivienda digna 162 5 Reforma del sistema sanitario 162 Aumento de las prestaciones sociales por invalidez, desempleo y jubilación 163 El problema de la inmigración 163 Eliminación del poder fáctico de la Iglesia Católica 165 Reforma de la Educación 165 Reforma de la justicia 168 La gestión de los medios de comunicación de masas 169 Reforma policial 173 El funcionamiento de las cámaras parlamentarias 174 Cambios en política internacional 175 SOBRE LA FORMA DE LLEVAR A CABO LOS CAMBIOS PROPUESTOS 175 6. CONCLUSIÓN 179 6 7 1. INTRODUCCIÓN El presente libro es una exposición de hechos e ideas para intentar desenmascarar la situación política actual del Estado Español y construir una utopía: una democracia en el Estado Español basada en una definición normativa ideal de este tipo de sistema político. Llegar a alcanzar este objetivo parece impensable en estos momentos, pero el autor entiende que la utopía política debe estar ahí, como fin irrenunciable del que no se debe prescindir, sobre todo desde la perspectiva de la izquierda, es decir, de una ideología que no se conforma con las injusticias de la sociedad en que vivimos, y que, mediante cambios profundos, aspira a una sociedad más justa, en la que el reparto de la riqueza sea más equitativo. ¿Cómo deben ser esos cambios y hacia donde deben estar dirigidos? La utopía debe ayudar a responder esa pregunta en todo momento. Puede afirmarse que esa utopía ya existe. Sin embargo, los acontecimientos de las últimas décadas, la globalización capitalista y la forma de actuar de los partidos que se autodenominan de izquierdas aconsejan replantearse ese ideal político, o al menos, hacer una reflexión profunda sobre él. Los avances científicos y tecnológicos logrados por la humanidad en los últimos siglos han sido impresionantes. Sin embargo, los avances en el terreno de la convivencia y de la paz, si es que los ha habido, han sido minúsculos. Si se combinan estos dos hechos, se advierte que una Tercera Guerra Mundial es muy posible, y todo el mundo puede adivinar cuál sería el resultado de ella. Además, el aumento vertiginoso de la población mundial, combinado con el acoso progresivo a nuestro medio ambiente, tampoco auguran un futuro prometedor a la humanidad y los seres vivos que nos rodean. Estas son razones muy poderosas para proponer y defender cambios profundos que modifiquen el rumbo que el hombre está marcando en una carrera loca y sin horizontes. Si se analiza sucintamente la evolución ideológica y política de los últimos siglos, se comprueba cómo la Revolución Francesa, ocurrida dentro del marco intelectual creado por la Ilustración, dio lugar a un cambio cualitativo importante, que quedó claramente reflejado por la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano de 1789. Se derrocó con ello en Francia el Antiguo Régimen de la monarquía absoluta, tan irracional como poderoso a lo largo de muchos siglos. Revivió así la vieja idea de la democracia (gobierno del pueblo), que combinada con los derechos humanos y la separación de poderes (legislativo, ejecutivo y judicial), dio lugar a la democracia liberal. Los cimientos legales de este tipo de régimen se basaron en la existencia de una Constitución respetuosa con los citados principios (democracia en el sentido clásico, derechos humanos y separación de poderes). La industrialización del siglo XIX dio lugar, por un lado, a la implantación del liberalismo económico y del capitalismo y condujo a que, tal como afirman Fernandez Liria y otros (2007, Educación para la Ciudadanía, Akal), el concepto de democracia surgido de la Ilustración, nunca fuese llevado a la práctica. Como consecuencia, surgió el proletariado y el movimiento obrero, motivados por la generalización de condiciones de trabajo infrahumanas. Este movimiento encontró su principal base ideológica en el marxismo y, en menor medida, en el anarquismo. La teoría marxista afirma que “Toda la historia (escrita) de la sociedad humana…es una historia de luchas de clases” (Marx y Engels, Manifiesto Comunista, Trad. de Ed. Ayuso, 1974) y establece que la base del comunismo es la abolición de la propiedad privada de la burguesía. Postula el triunfo del proletariado y su acceso al poder, con lo cual éste ejercerá una dictadura sobre la burguesía (dictadura del proletariado) que conducirá al socialismo, en el cual todavía habrán desigualdades económicas (su lema marxista es: “De cada uno según su capacidad. A cada uno según su trabajo”). El Estado irá 8 progresivamente desprendiéndose de sus funciones y se llegará así al comunismo (su lema es: “De cada uno según su capacidad. A cada uno según sus necesidades”). Este será el estadio final en el que habrán desaparecido todas las desigualdades económicas y sociales y, por tanto, las clases sociales, de forma que ya no será necesaria la existencia del Estado. La Revolución Rusa de 1917 abrió una vía para llevar a la práctica las teorías marxistas. Tras la guerra civil, las antiguas repúblicas del Imperio Ruso formaron la Unión Soviética (URSS), que llegó a ser una superpotencia política y militar. Sin embargo, nunca dejó de ser una dictadura, y como se ha dicho, no una dictadura del proletariado, sino sobre el proletariado, en la cual se produjeron numerosas purgas y ejecuciones, sobre todo en la época en que gobernó Stalin. Tras un colapso económico al final de la década de los ochenta, la URSS se disolvió en 1991, sufriendo posteriormente sus repúblicas un drástico declive económico. Los analistas marxistas afirman que la URSS no fue realmente un país marxista, sino que fue gobernado por una oligarquía cuyo objeto era mantenerse en el poder, y no el desarrollo del comunismo. Realmente, las luchas por el poder en la URSS fueron atroces. La caída de la Unión Soviética fue un revulsivo en los partidos comunistas del mundo, que constataron la gran dificultad de llevar adelante el marxismo hasta llegar a una sociedad comunista y observaron como se producía el acceso del sistema capitalista a la hegemonía mundial. Este hecho ha creado una crisis ideológica en la izquierda política real de la que aún no se ha recuperado. Esto resulta claro en nuestro país, por lo que parece que es absolutamente necesario actualmente aportar ideas claras que ayuden a perfilar los objetivos de las agrupaciones de izquierdas y a construir programas que, en coherencia con los problemas graves que existen en nuestra sociedad, preconicen los cambios profundos que hay que acometer para llegar a una sociedad socialista real, mucho más justa y solidaria que la actual. Los terribles efectos de la Segunda Guerra Mundial llevaron a las naciones hacer un esfuerzo para evitar en el futuro conflictos armados. Ello condujo a otro hito importante en la conquista de las libertades en el mundo: la Declaración Universal de los Derechos Humanos, proclamada por la Asamblea general de las Naciones Unidas en 1948. Esta declaración no obliga a los estados, pero establece sin duda una referencia que permite constatar si un país reconoce y respeta estos derechos, desenmascarando a los estados que los vulneran. Sin embargo, el panorama mundial ha sido desesperanzador en los últimos tiempos. El avance de un capitalismo salvaje, la globalización sin escrúpulos, la supeditación de los estados al poder de las grandes empresas multinacionales y la proliferación de guerras injustas guiadas por intereses infames son los aspectos que auguran un futuro incierto y sombrío para los seres humanos. El alejamiento del estado del bienestar en todos los estados, incluso en los más desarrollados, y la vulneración sin precedentes de los derechos de las personas implican un retroceso social a tiempos ya olvidados. Todo ello puede contribuir a la aparición de una quiebra social cuyas consecuencias son difíciles de prever. Se hace necesario cuanto antes un cambio político y social radical, y para ello es preciso disponer de ideas y objetivos claros que faciliten la tarea. Una utopía de cómo realizarlo en el Estado Español se presenta en el presente libro. Veamos cuales son las ideas básicas para llevar a efecto este trabajo. Si comenzamos por considerar el marxismo como posible vía, podemos constatar que esta ideología adolece del problema de postular una sociedad final, la comunista, que va contra la naturaleza humana. El llegar a una sociedad estable, sin desigualdades y sin estado, más que una utopía, es un imposible. De hecho, va en contra de la primera premisa marxista, según la cual la historia de la humanidad es una historia de luchas de clases. El admitir una sociedad final sin clases 9 va, según este principio marxista, contra la historia. Es muy difícil erradicar la ambición humana (de dinero y de poder) y la corrupción que aparece habitualmente asociada a esta ambición. Tal vez puede regularse y controlarse, pero no eliminarla de la naturaleza humana. De hecho, el fracaso de la Unión Soviética fue consecuencia de esta ambición, que condujo a una sociedad con clases: los gobernantes (clase dirigente del Partido Comunista) y los gobernados. Estas clases sólo pudieron ser eliminadas con el fracaso de la URSS; es decir, sus dirigentes prefirieron el fracaso del régimen a su regeneración. Obviamente, la caída de la URSS no condujo a una sociedad sin clases, sino a un sistema capitalista despiadado y corrompido. Las clases han estado representadas a lo largo de la historia por diversos colectivos enfrentados, pero de una forma un poco caricaturesca, pero no por ello irreal, en un lado han estado siempre los “listos” (en el peor sentido de la palabra) y en el otro los “tontos” (en el mejor sentido de la palabra). El prototipo actual de “listo” es aquel que dispone de una fortuna que no ha sido obtenida precisamente trabajando; “tontos” somos los demás. ¿Es posible eliminar la condición de “listos” de la faz de la Tierra? En absoluto. Puede controlarse su acción, pero no su naturaleza, de forma que los “listos” estarán siempre preparados para lograr sus perversos objetivos. La dictadura del proletariado trata de eliminar los resultados obtenidos por los “listos”, pero en la clase gobernante que ejerce esta dictadura no faltarán nunca nuevos “listos”, tal como sucedió en la Unión Soviética. A la vista de los acontecimientos que han tenido lugar durante las últimas décadas, parece razonable pensar que el llegar a alcanzar un régimen democrático auténtico, con una participación efectiva de los ciudadanos, una verdadera separación de poderes y un respeto escrupuloso de los derechos humanos, dando prioridad a los derechos básicos y a los derechos sociales más perentorios (trabajo digno, sanidad, educación, vivienda, justicia, etc.) sobre el derecho a una propiedad privada desproporcionada, representa actualmente una auténtica utopía. Esa utopía es el objetivo al que aspiraremos y sobre él versará el presente texto. Los medios que se propondrán para alcanzar este objetivo serán siempre los contemplados en democracia. Se trataría en suma de lograr por medios democráticos una sociedad socialista, caracterizada como una sociedad de bienestar en la que las diferencias económicas y sociales sean pequeñas. El presente texto trata de la democracia en el Estado Español. De lo lejos que se encuentra nuestro país de este sistema político y de la forma de conseguir llegar a él. A los problemas que existen en este mundo capitalista globalizado para lograr que los Estados desarrollen una democracia real, se une la especial incidencia que dos de ellos tienen en España: la corrupción, de la que nuestro país es campeón de Europa, y la intolerancia, que ha frustrado sistemáticamente cualquier intento de vivir en libertad. Estas dos perversidades están tan arraigadas en España que puede decirse que forman ya parte de nuestro “patrimonio cultural”. El texto comienza con una discusión sobre los derechos humanos como base de toda convivencia humana pacífica y premisa necesaria de cualquier sistema democrático moderno. A continuación sigue un análisis del concepto de democracia, que conlleva una definición normativa de este concepto, realmente ambiciosa, y que representa el objetivo utópico al que pensamos que se debe aspirar. A continuación se presenta el sistema político del Estado Español, mostrando los hechos que evidencian el alejamiento abismal de este sistema del ideal de democracia. Este distanciamiento se produce, tanto en lo relativo a las libertades básicas como en lo referente al bienestar social. Además, el deterioro de la convivencia también es notable y es el resultado de la secular intolerancia. Se constatará en consecuencia cómo la supuesta democracia española es realmente un engaño. Una vez puesto de manifiesto el profundo abismo que separa el sistema político español del sistema

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