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la crítica a la fenomenología política de Hannah Arendt desde el pensamiento impolítico de Rob PDF

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ISEGORIA 58 N-2_Maquetación 1 17/5/18 9:17 Página 185 ISEGORÍA. Revista de Filosofía Moral y Política N.º 58, enero-junio, 2018, 185-204, ISSN: 1130-2097 https://doi.org/10.3989/isegoria.2018.058.10 Apartar la mirada del origen: la crítica a la fenomenología política de Hannah Arendt desde el pensamiento impolítico de Roberto Esposito Looking Away from the Origin: the Criticism of Hannah Arendt´s Political Phenomenology from Roberto Esposito’s Impolitical Thought AGUSTÍN PALOMAR TORRALBO* Universidad de Granada RESUMEN. Este artículo estudia el lugar que la fe- ABSTRACT. This article examines the place of nomenología tiene en el pensamiento de lo im- phenomenology within Esposito’s thought on político de Esposito. Para ello, en primer lugar, the impolitical. In order to do this, this piece expone la tarea del deconstruccionismo en el firstly expounds the task of Deconstructionism marco general del pensamiento de Esposito within the framework of Esposito’s general acerca de la comunidad. En segundo lugar, ex- thoughts about the community. Secondly, it pone la relevancia y el sentido que las categorías shows the meaning and the relevance that the de sujeto y sustancia tienen para la tradición categoriesof subject and substance have for the metafísica de la filosofía política. Y, a partir de metaphysical tradition of political philosophy. aquí, el artículo se adentra en la lectura que Es- Finally, the article delves into the author’s posito hace de la fenomenología de Arendt en reading of Arendt’s phenomenology when it torno al problema del origen. El objetivo de este comes to the concept of origin. The main purpose artículo es mostrar cómo lo impolítico se cons- of this article is to show the ways in which the im- tituye como un pensamiento de la comunidad political becomes a thought of the community que lleva en sí la negación de lo político como el which bears within itself the denial of the politi- esfuerzo de un sujeto metafísico para hacer vi- cal as the effort of a metaphysical subject to sible el origen como fenómeno. make the origin visible as a phenomenon. Palabras clave:Esposito; impolítica; origen; Key words:Esposito; Impolitical; Origin; De- deconstrucción; fenómeno. construction; Phenomena. c *[email protected]. ORCID iD: https://orcid.org/0000-0002-4333-7418. Una primera versión de este trabajo se presentó en el Congreso “La reflexión política en la actualidad: encuentro con Roberto Esposito” celebrado del 16 al 19 de Septiembre de 2013 en la Universidad de Granada. Copyright: © 2018 CSIC. Este es un artículo de acceso abierto distribuido bajo los términos de la licencia de uso y distribución Creative Commons Reconocimiento 4.0 Internacional (CC BY 4.0). [Recibido: marzo 2016 / Aceptado: marzo 2017] 185 ISEGORIA 58 N-2_Maquetación 1 17/5/18 9:17 Página 186 Agustín Palomar Torralbo En una entrevista realizada en agosto de tución de la comunidad ya no podría sino 2005, sostiene Esposito que hasta 1998, afrontarse desde una lógica que dejara en año de la publicación de Communitas,su franquía la nada constitutiva de lo que se trayectoria filosófica tanto en su intención tomó políticamente como lo sustantivo de como en el tono de su discurso, aun con la comunidad. El pensamiento de la co- características específicas, podía asociarse munidad, en el marco del deconstruccio- al movimiento del deconstruccionismo nismo, se abre a partir de aquí a una lógica (cf. Esposito, 2006a: 51-52). Así, en esta de la relación que impide pensar el serde primera etapa de su pensamiento, Esposito la comunidad al modo como fue pensado habría llevado a cabo un trabajo de de- por la tradición metafísica: bien como su- construcción de la filosofía y de la teolo- jeto, bien como sustancia, o bien, al modo gía en el modo en el que ellas aparecían en de Hegel, como sustancia con-vertida en el lenguaje político de la modernidad. Y el sujeto y viceversa. Bajo el signo del pen- texto principal donde se operaría este tra- samiento impolítico, más que pensar la bajo de deconstrucción sería Categorías comunidad a partir del ser se piensa el ser de lo impolítico cuya primera edición es en tanto que relación a partir de la comu- de 1988. nidad. En este sentido, en Saidel (2013: Más recientemente, en el Prefacio de 442) se afirma lo siguiente: “la comunidad 2011 a Diez pensamientos acerca de la po- no es algo que pone en relación lo que es, lítica, nos ha indicado que la Destruktion sino el ser mismo como relación”. de la metafísica heideggeriana puede to- Pues bien, aunque en la metafísica se marse como el modelo más cercano para piensa la relación que funda políticamente comprender lo que estaba en juego en la la comunidad como una identidad que per- obra de 1988 (cf. Esposito, 2012: 20). manece sustancialmente en el tiempo de- Pero Esposito pondría en el centro de su finiendo de suyo una pertenencia origi- reflexión aquello que, siendo incluso de- naria, tras el paso por el momento de la cisivo para el propio pensamiento de Hei- Destruktion, el ser de lo común ya no degger, quiso ser dejado y ocultado en su puede definirse como la propiedad desde margen: lo político mismo. Y también, a la que se funda la identidad de una plura- diferencia de Heidegger pero sobre todo lidad, sino como su irreductible relación a del deconstruccionismo francés, en esta la nada. La tesis que subyace a esta con- etapa estaría ya incoada una nueva direc- cepción de la comunidad queda cabal- ción más “constructivista” centrada en mente recogida en Esposito (2017: 60): torno al tema de la comunidad que seña- “lo que llamamos `ontología´ ha estado laría la tarea de exponer la lógica de la fuertemente vinculado con el nihilismo, en constitución de lo político mismo1. Ahora la medida en que la semántica del `ser´ bien, a la luz del trabajo de deconstrucción [ente, en italiano], se halla inextrincable- de la primera etapa, vinculada a lo que Es- mente conectada con la de la `nada´ posito ha denominado una “analítica de la [niente, en italiano]”. sustracción” (Esposito, 2012: 11), en esta Para Esposito, la ley que hace surgir la segunda etapa, la exposición de la consti- comunidad no ha de entenderse, por tanto, ISEGORÍA, N.º 58, enero-junio, 2018, 185-204, ISSN: 1130-2097 186 https://doi.org/10.3989/isegoria.2018.058.10 ISEGORIA 58 N-2_Maquetación 1 17/5/18 9:17 Página 187 Apartar la mirada del origen: la crítica a la fenomenología política de Hannah Arendt desde... a partir de la semántica de la propiedad, de otra2. Efectivamente, en la descripción sino a partir de la que otorga su significado de esta relación, Esposito expone cómo la en el don pero también en la exigencia u inmunidad al negar el don y la deuda obligación. Efectivamente, la comunidad puede limitar la exigencia de la comuni- siempre da a quien en ella está un don, dad preservando la vida y evitando expo- pero quien lo recibe adquiere también con nerla a la negatividad de la pertenencia respecto a la comunidad ya siempre una originaria de la comunidad. Pero, tam- carencia, una falta o una deuda (cf. Espo- bién, a su vez, los propios procesos de in- sito, 2003: 29-34; Esposito, 2009: 25-27). munización, si se cierran completamente Esta relación originaria no remite, de este a la exigencia de exterioridad de la comu- modo, en la constitución de lo común, a un nidad, pueden acabar negando la vida sujeto o sustancia ni a algo propio, sino a misma. Para Esposito, los fundamentalis- la nada como al lugar de nuestro origen mos políticos, los integrismos religiosos y comunitario, pues tanto en el don que el cierre de Occidente sobre sí mismo en otorga la comunidad como en la carencia su cultura del consumismo y del bienestar que reclama rompe el proceso constitu- son claros ejemplos del carácter inmuni- yente que identifica el ser de la comunidad tario que termina negando y destruyendo con algo sustantivo o propio. la vida3. “Lo que ha explotado, al mismo Pero, esta relación originaria puede tiempo que las Torres Gemelas, –afirma ser, a su vez, neutralizada, controlada y, en gráficamente Esposito– ha sido el doble última instancia, negada dentro de la pro- sistema inmunitario que hasta ahora había pia comunidad por los procesos de inmu- tenido el mundo” (Esposito, 2009: 117). nización, de tal modo que quienes están Pues bien, en el trasfondo de esta re- ex-puestos al don y al deber de la comu- lación irreductible entre comunidad e in- nidad pueden re-trotraerse al interior de la munidad, en la que ya sobrevuela la cues- comunidad rompiendo en esta clausura tión de la biopolítica, en este trabajo se aquella relación. El miedo y la inseguri- analiza el lugar que la fenomenología de dad, por ejemplo, son elementos inmuni- lo político de Arendt tiene en la lógica de tarios que actúan dentro del juego de la de- la deconstrucción de Esposito. Tomar la mocracia negando la exigencia de fenomenología política como objeto del exterioridad del don y del deber que funda deconstruccionismo es importante, no sólo la comunidad. “Si la comunidad es nues- porque, en este sentido, Esposito sigue el tro `afuera´, el fuera-de-nosotros, –dice camino que ya emprendiera Derrida desde Esposito– la inmunización es aquello que el impulso tomado por la Destruktionhei- nos retrotrae al interior de nosotros mis- deggeriana respecto a la fenomenología mos, rompiendo todo contacto con el ex- husserliana, ni sólo porque, como se ha in- terior” (Esposito, 2009: 85). dicado, Esposito tuviera que utilizar, a pe- Sin embargo, la relación irreductible sar de las diferencias de su propuesta con entre comunidad e inmunidad es más la fenomenología trascendental, conceptos compleja que la afirmación que las pone próximos a los fundamentales de la propia en relación como siendo una la negación fenomenología como el de constitución o ISEGORÍA, N.º 58, enero-junio, 2018, 185-204, ISSN: 1130-2097 https://doi.org/10.3989/isegoria.2018.058.10 187 ISEGORIA 58 N-2_Maquetación 1 17/5/18 9:17 Página 188 Agustín Palomar Torralbo el de la esfera de propiedad, sino porque, modo, declinaría las formas en las que se sobre todo, la fenomenología planteó la dice lo político cuando la mirada se des- cuestión ineludible del origen como un vía, ligeramente, del centro de lo político fenómeno a través del cual todo decons- a sus márgenes. Para llevar a cabo tal ta- truccionismo ha de pasar4. El pensamiento rea, el investigador tendría que aprender a de lo impolítico, como un pensamiento mirar in oblicuolos fenómenos en el mar- que se sustrae de lo político sin dejar de gen en el que la tradición metafísica de la ser, por otro lado, a su modo, político, ha filosofía política los dejó. de enfrentarse a la cuestión del origen Según nos indica el autor en el Prefa- como un momento en el cual se hace cio a la segunda edición de Categorías de emerger lo político mismo. Este cruce, lo impolítico, esta tradición, que vendría necesario pero al tiempo problemático, en marcada por un arco que desde los oríge- el que se cuestiona si la aparición de lo po- nes se extendería hasta la Begriffsges- lítico está ligada o no en su origen a la mi- chichte alemana, intentó llevar a cabo “un rada de un sujeto que lo hace emerger abordaje frontal y directo, de las catego- como fenómeno, es el que este trabajo rías políticas” (Esposito, 2006b: 7). La quiere atravesar. Pero, si esto es así, en- propuesta teórica de Esposito vendría dada tonces la deconstrucción de la fenomeno- por esa mirada que, retirándose de lo logía pasa por mostrar de qué modo lo afrontado, se aproxima a lo que queda en político, entendido en su origen como un los márgenes, los confines o los límites de fenómeno, tiene su verdad en lo no-polí- los conceptos políticos. Pero, leído con tico, del mismo modo que el ser tiene su atención, los términos en los que se ex- verdad en la nada. La fenomenología de presa Esposito salen fuera del juego de Arendt nos ayudará a comprender qué se lenguaje de las miradas y la visión: la entiende en el pensamiento de Esposito perspectiva impolítica quiere cruzar obli- por lo político y, siempre relación a él y cuamente las categorías políticas, interro- como su verdad qué se entiende, por lo gándolas transversalmente, esto es, esqui- impolítico. vando su afrontamiento directo al modo como las pensó la tradición metafísica 1. Tras-metafísica, representación para “remontarse a la zona trasera de su e impolítica impensado”5, o bien para “sorprenderlas por la espalda” (Esposito, 2009: 11). Se- Podría pensarse que lo impolítico es cues- gún las imágenes de estas metáforas, la ta- tión de mirar de manera diferente a lo po- rea de la deconstrucción es la de pasar a la lítico. Si, como sostiene Esposito, el ca- vuelta o al otro lado de lo que las catego- rácter metafísico de la filosofía política rías políticas son. La tarea de la decons- se cifra en una manera de mirar frontal- trucción del léxico político, no está sólo en mente las categorías políticas, el proyecto poner en el centro de la reflexión las con- de deconstrucción de la impolítica puede notaciones marginales de los términos po- comprenderse como el de mirar de soslayo líticos, sino en pasar a través del grueso de a estas categorías. La impolítica, de este su significado para llegar a lo no dicho de ISEGORÍA, N.º 58, enero-junio, 2018, 185-204, ISSN: 1130-2097 188 https://doi.org/10.3989/isegoria.2018.058.10 ISEGORIA 58 N-2_Maquetación 1 17/5/18 9:17 Página 189 Apartar la mirada del origen: la crítica a la fenomenología política de Hannah Arendt desde... ellos en las categorías metafísicas. Por relación entre lo político y lo impolítico esto, más que de un pensamiento post- puede tomarse, según esto, al modo como metafísico o trans-metafísico, podemos Heidegger pensó la relación de la dife- hablar, cabalmente, en Esposito, de un rencia del ser y de la nada: como un lugar pensamiento tras-metafísico: lo impolí- de reunión y no como una línea. En Hei- tico no es lo que viene después, ni lo que degger (1976: 386), se afirma: Der Ort hay más allá de, sino lo que hay tras o a la versammelt. Efectivamente, el lugar es lo vuelta de lo pensado por la tradición me- que reúne. Así, partiendo de Heidegger, tafísica de la filosofía política. podemos decir que lo otro de lo político no Por esta razón, cuando Esposito nom- se piensa como algo que está más allá – bra lo impolítico, lo hace como aquello μετά– de la política sino como algo alre- que no ha sido visto a la luz de la metafí- dedor de lo cual –περί– está la propia po- sica por la filosofía política, permane- lítica8. No se trata, por tanto, del ejercicio ciendo, por ello, en la oscuridad. “Todo dialéctico para hacer visible lo que está en- concepto político –dice Esposito– posee tre las sombras, al modo platónico, ni se una parte iluminada, inmediatamente vi- trata del trabajo del concepto para superar sible, pero también una zona oscura, que lo negativo de la experiencia histórica, al sólo se dibuja por contraste con la de la modo hegeliano, ni se trata de poner en luz” (Esposito, 2009: 11). Lo impolítico, práctica reducciones fenomenológicas en su diferencia con lo político y sin em- para determinar los principios de todos bargo necesariamente ligado a él, se pro- los conocimientos de las ciencias remon- yecta, en otra imagen, como “un cono de tándonos a cuanto en ellos se nos torna in- sombra”6. “Puede decirse –afirma tam- mediatamente visible en la intuición, al bién– que la reflexión política moderna, modo husserliano, sino del esfuerzo de ir deslumbrada por esa luz, ha perdido com- a lo invisible como aquello que cerca o cir- pletamente de vista la zona de sombra que cunda lo visible mismo, al modo heideg- recortaba los conceptos políticos y que no geriano. Se sitúa, por ello, en la diferencia coincide con el significado manifiesto de con respecto a las categorías políticas y, estos” (Esposito, 2009: 11). En definitiva, sin embargo, como hemos resaltado, en re- la perspectiva de lo impolítico se orienta lación a ellas. Tanto Platón, como Hegel, hacia la búsqueda de la sombra que cobija como Husserl, pertenecientes a la tradi- y resguarda a los conceptos políticos de la ción metafísica, habían entendido que el luz en la que se vuelven diáfanos7. ejercicio de la reflexión estaba en este tra- Ahora bien, penetrar en lo que no ha bajo de elevar la experiencia inmediata a podido ser llevado a claridad en el con- la idea donde se torna visible y clara al cepto o lo que no puede ser reducido a la pensamiento. Esposito mantiene que el visibilidad de la idea es llevar la reflexión esfuerzo del pensamiento por acercarse a hacia otro lugar en el que tradicionalmente esa complejidad, amplitud y ambivalencia, se pensó lo político. El movimiento de lo que quedó en las espaldas de la tradición impolítico va hasta aquel confín invisible metafísica y que no puede en manera al- que rodea o merodea la política misma. La guna reducirse sin perderse, abre otro sig- ISEGORÍA, N.º 58, enero-junio, 2018, 185-204, ISSN: 1130-2097 https://doi.org/10.3989/isegoria.2018.058.10 189 ISEGORIA 58 N-2_Maquetación 1 17/5/18 9:17 Página 190 Agustín Palomar Torralbo nificado para las categorías políticas, un tación. En la tradición metafísica, el sujeto significado en el que al menos puede so- es comprendido como sujeto de re-pre- pesarse el vacío de sentido en el que estas sentación, en el sentido subjetivo y obje- han caído. Se trata del vacío que, en la me- tivo del término, tanto en el ámbito teórico táfora que Esposito cita de Weil, se en- como en el práctico. La re-presentación es cuentra al abrir los términos y expresiones el modo de traer a presencia del sujeto, lo de nuestro léxico político (cf. Esposito, otro de él apropiándose de ello. Por esta 2012:12). razón, la re-representación es la mediación Sin embargo, la tarea de pensar la po- que hace del sujeto, en definitiva, una sus- lítica impolíticamente y operar dicha aper- tancia a partir de lo propio, pues en el he- tura semántica es difícil, como apuntába- cho de traer a sí lo que el sujeto no es y de mos más arriba, porque la filosofía política tomar-se como la referencia para la re- tiene su fundamento en conceptos metafí- presentación relega fuera del lugar de lo sicos como los de sujeto o sustancia, de los político lo que no puede ser traído a su cuales parece que no podemos zafarnos en presencia. Y, de este modo, esto, que no es nuestro lenguaje político. ¿Podemos pen- representable, queda fuera del sentido de sar los conceptos prácticos sin referencia la referencia del sujeto. a una sustancia o a un sujeto? ¿Puede pen- Para el pensamiento metafísico de He- sarse la política misma sin presuponer un gel, dicho de forma general, esto es verdad sujeto político? ¿Acaso puede pensarse en tanto que en la idea, la lógica asume, in- más allá de los términos en los que lo tegra y reconcilia todo lo otro de sí en el hace el individualismo o el comunita- saber absoluto. Pero también lo es para el rismo?9¿No se ha pensado el concepto de pensamiento post-hegeliano en el que soberanía desde el concepto sustancial de siempre queda como infinita la tarea de un sujeto político?10 Pero, también más traer de nuevo al sujeto lo que el sujeto no allá de estas cuestiones, ¿puede orientarse es. Esta infinitud de la tarea bien puede es- el pensamiento en torno a la política si no tar ejemplificada en el ejercicio de la re- se presupone un sujeto que haga posible el ducción fenomenológica como una re- ejercicio de la dialéctica que nos lleva de ducción trascendental. Efectivamente, en las sombras a la luz, o bien que lleve so- la reducción muestra la fenomenología bre sí, como espíritu, el trabajo de elevar que nunca puede completarse la tarea de a concepto lo negativo de la experiencia, llevar la re-presentación de lo otro de sí a o bien, que ponga en práctica la reducción la conciencia de un sujeto y que ha per- para elucidar los fundamentos de la cien- manecer, por tanto, abierta una irreducti- cia? ¿Por qué el sujeto como sujeto meta- ble oposición entre el sujeto y aquello a lo físico es tan indispensable para pensar la que este intencionalmente apunta. Es en política? esta oposición donde más claramente se Pues bien, en un aspecto, la categoría muestra la raíz finita de nuestro pensa- de sujeto se torna central para pensar la miento, la cual hace imposible suspender política en tanto que el sujeto es aquello la mediación de la re-presentación como que hace posible y sustenta la re-presen- un traer a presencia de sí lo otro de sí. ISEGORÍA, N.º 58, enero-junio, 2018, 185-204, ISSN: 1130-2097 190 https://doi.org/10.3989/isegoria.2018.058.10 ISEGORIA 58 N-2_Maquetación 1 17/5/18 9:17 Página 191 Apartar la mirada del origen: la crítica a la fenomenología política de Hannah Arendt desde... En conclusión, lo impolítico sale del como referencia el siguiente texto de Es- terreno, no ya del absoluto e infinito, sino posito: “Lo impolítico ocupa –o, expresé- del finito y relativo, poniendo su aten- moslo mejor, atraviesa– el espacio, sin ción, tras atravesar las categorías metafí- extensión, constituido por ese `no´” (Es- sica, en eso otro de sí o “alteridad irre- posito, 2012: 16. La cursiva es mía). A ductible” (Esposito, 2006b: 8). Lo partir de textos como este, surgen cues- impolítico se presenta así al pensamiento tiones como las siguientes: ¿Cómo hemos como lo irreductible, como aquello que, de entender aquí el término “constitu- marcado por lo finito, no puede ser traído ción”? ¿Cómo tenemos acceso a esa cons- a presencia, esto es, presentado y, por titución que no puede decirse positiva- tanto, re-presentado al sujeto como sujeto mente? ¿Puede articularse un discurso político. Lo impolítico viene a coincidir, categorial para decir, aun negativamente, por ello, con lo no-representable. “Lo im- este espacio sin delimitación que es lo im- político –sentencia Esposito– no es otra político o, más bien, como parece indi- cosa que la enunciación de esta irrepre- carse en Esposito (2012: 17), lo impolítico sentabilidad” (Esposito, 2006b: 23). Más queda fuera de cualquier categoría so pena que en lo traído a presencia, se detiene en de ser engullido por la lógica de lo polí- lo que se retira de ella, en lo que no entra tico?¿Es el nihilismo, en el sentido seña- en su juego y en lo que no puede ser con- lado, el abandono de cualquier horizonte vertido en lo representable y disponible categorial incluso para pensar lo impolí- para el sujeto. Lo impolítico viene mar- tico? ¿Implica esto que ha de abandonarse cado por ser una negación de la política la posibilidad de poder llegar a los confi- que no puede transmutarse en una afirma- nes para ver cómo se constituye lo político ción de la misma. Por esto, viene ligado al mismo? Estas cuestiones señalan, en su nihilismo como el pensamiento que ex- fondo, al problema del origen de lo polí- pone la nada de la política, que no la niega tico. Nosotros ahora vamos a adentrarnos dentro de sí como su inmediata relación. en ellas a través de la contralectura que Es- Es una nada que no puede medirse, me- posito hace de Arendt apoyándose en diarse y resolverse como algo que es. Esto Weil. Digamos, de entrada, en principio, último sería la perspectiva de la relación que el problema del origen en Arendt es entre la nada y el ser que apunta especu- presentado desde la perspectiva de la fe- lativamente a lo absoluto metafísico. Es- nomenología. posito dirá, por ello, que esta nada, que va de suyo con lo político desde su negativi- 2. Fenomenología, comunidad dad, está “más orientada en dirección a la y espacio político finitud” (Esposito, 2012:16). Sin embargo, queda pendiente una En el trabajo titulado ¿Polis o comuni- cuestión que nos lleva al umbral mismo tas?, al plantear la cuestión de si Arendt es donde lo impolítico toca, merodea, se sólo una pensadora de la intersubjetivi- acerca, acecha a lo político: cómo ha de dad o bien una pensadora de la comuni- pensarse lo impolítico mismo. Tomemos dad, Esposito ubica el pensamiento de ISEGORÍA, N.º 58, enero-junio, 2018, 185-204, ISSN: 1130-2097 https://doi.org/10.3989/isegoria.2018.058.10 191 ISEGORIA 58 N-2_Maquetación 1 17/5/18 9:17 Página 192 Agustín Palomar Torralbo Arendt dentro de la tradición fenomeno- de este modo, supera el solipsismo de la lógica. Y no sólo, en principio, porque el tradición filosófica moderna (cf. Betz, tema del paso de la intersubjetividad a la 2002: 43). Y hay quienes han insistido en comunidad es ya un tema propio de la fe- que el valor de la fenomenología de nomenología, ni porque Arendt lleva el Arendt está en que muestra el carácter planteamiento de esta cuestión al contexto irreductible de la intersubjetividad de esa mismo de la pólis como el espacio donde pluralidad (cf. Parekh, 1981: 84-90). Y, los fenómenos políticos se muestran, sino por último, hay quienes incluso ven en la porque para ella el problema mismo de la evocación de Arendt a la fenomenología y relación y oposición de lo privado/pú- la epokhé fenomenológica el camino que blico, anterior lógicamente a la cuestión de ella tomó para liberarse no ya del psico- la relación entre subjetividad/intersubjeti- logismo, del sociologismo o del histori- vidad e individuo/comunidad, se circuns- cismo como Husserl, sino de la filosofía cribe al terreno mismo de la fenomenolo- misma (cf. Abensour, 2007: 99). Según gía. Así escribe: estas perspectivas, Arendt volvería a una suerte de fenomenología sin sujeto tras- Arendt no se limita a admitir esta defi- cendental para acercarse a la política po- nición habitual, sino que la somete a niendo entre paréntesis la propia filosofía una acepción particular, por decirlo así, política11. En este sentido, pareciera que la fenomenológica, que pone de relieve el lectura impolítica de lo político vendría a lado `visible´: común –o público– no es coincidir, esencialmente, en este punto tanto lo que pertenece a todos (o a mu- con la fenomenología política de Arendt. chos) sino lo que está expuesto a su Efectivamente, en el texto anterior- mirada. Lo visible, lo percibido, lo re- mente citado, Esposito expone que la her- conocido (Esposito, 2000: 118. La cur- menéutica fenomenológica de Arendt se siva es mía). cifra en la potencia que la visibilidad da para constituir el espacio público. En esta Aunque Arendt no aparece expresa- forma específica de entender la fenome- mente vinculada al movimiento fenome- nología de lo político, se cumple, a su nológico, sabido es que ella, ocasional- modo, un principio de correlación: lo pú- mente, se calificó de fenomenóloga y que, blico tiene a su término lo visible y lo vi- como se dice en Moran (2011: 271), la sible tiene a su término lo público. Es en suya puede ser entendida como una feno- la acción y en el discurso, en los cuales ya menología del espacio público (der öffen- está implicada fenomenológicamente la tliche Raum), donde “todo lo que se ma- perspectiva del otro –no puede darse la ac- nifiesta a los humanos pertenece al mundo ción ni el discurso en lo privado de la de las apariencias, a la `fenomenalidad´”. vida–, donde nos situamos en el espacio Concretando más esta tesis de Moran, hay público intersubjetivo de aparición. Y esto quienes sostienen que la fenomenología de es, lo que en tanto que siempre ya com- Arendt tiene su centro en la pluralidad y partido y presupuesto, lo común. A dife- en la interacción entre los hombres y que, rencia de Husserl, donde lo intersubjetivo ISEGORÍA, N.º 58, enero-junio, 2018, 185-204, ISSN: 1130-2097 192 https://doi.org/10.3989/isegoria.2018.058.10 ISEGORIA 58 N-2_Maquetación 1 17/5/18 9:17 Página 193 Apartar la mirada del origen: la crítica a la fenomenología política de Hannah Arendt desde... se gana a través de lo propio –el descu- no puede sino mostrarse a sí mismo como brimiento de la intersubjetividad trascen- un sujeto que se hace presente en tanto que dental se alcanza desde el ego transcen- fenómeno. En este sentido, el plantea- dental, la figura del otro se constituye a miento de Arendt, aun utilizando términos partir de la esfera de propiedad–, en impregnados de la tradición metafísica, Arendt, siguiendo aquí la crítica de Hei- como expresamente dice Esposito, “ex- degger al presupuesto solipsista de la fe- cluye una formulación sustancialista” (Es- nomenología de la intersubjetividad, lo posito, 2000: 118). intersubjetivo, por estar ligado a la acción La perspectiva fenomenológica señala y al lenguaje, no se gana desde la esfera de de esta manera su distancia con respecto a propiedad, sino que es ya la esfera de lo la metafísica: si ser y aparecer coinciden común, desde la cual se constituye en el en el espacio público, entonces no hay inter-cambio de apareceres el dominio de más ser que el propio aparecer o, por de- lo público. “La acción –dice Arendt– no cirlo, en el lenguaje de la fenomenología, sólo tiene la más íntima relación con la el ser queda reducido a su aparecer. Nada parte pública del mundo común a todos hay más vulnerable y frágil que un ser nosotros, sino que es la única actividad que es sólo su aparecer y que está necesi- que la constituye” (Arendt, 1993: 221). tado para ser, precisamente, de la mirada Lo político, la esfera política, vendría a del otro. En la lectura que Arendt hace de coincidir así con la esfera del espacio pú- la pólisgriega urge del concurso de la me- blico como el lugar de la manifestación de moria y de la inmortalidad para salvar la las acciones y discursos. En la esfera po- permanencia de las acciones, pero no de lítica, lo que hacemos y decimos se hace todas, sino de las mejores y más heroicas. visible en el momento en el que no pode- El espacio público no sólo deja a un lado mos sustraernos al ser visto por las mira- aquellas experiencias que, siendo dema- das de los otros. La fenomenológica de siado comunes, no tienen trascendencia, Arendt se torna en una suerte de fenome- sino que rechaza aquellas que afectan y nología política en tanto que el ser de lo desconciertan al sujeto porque cuanto su- público se hace presente sólo si se torna, ponen una privación de algo del sujeto como dice Esposito en el texto anterior- que no puede ser reflejado en el espacio mente citado, visible, percibido y recono- político. Hay experiencias que son refrac- cido. El reconocimiento exige previa- tadas del espacio público, pues su verda- mente la percepción, y la percepción, la dera manifestación recela de la luz que de- visibilidad; pero la visibilidad, a su vez, la fine el espacio público. percepción y la percepción, el reconoci- El amor, el dolor y la muerte son cita- miento. Este es el círculo fenomenológico das por Esposito (2000: 118) como expe- que se cierra en el principio arendtiano de riencias de esta privación del sujeto que no que el fenómeno y el ser coinciden, es de- pueden tornasolarse en palabras y accio- cir de que el ser solamente puede mos- nes a la luz de las miradas de los otros. trarse como fenómeno. Bajo este princi- Pero aquí, en la tesis arendtiana de que pio, el sujeto mismo en el espacio común ser y aparecer coinciden, de que el apare- ISEGORÍA, N.º 58, enero-junio, 2018, 185-204, ISSN: 1130-2097 https://doi.org/10.3989/isegoria.2018.058.10 193 ISEGORIA 58 N-2_Maquetación 1 17/5/18 9:17 Página 194 Agustín Palomar Torralbo cer (Erscheinung) no se identifica con lo mantener su existencia como aparición en aparente (Schein), Esposito ve que Arendt el espacio público. extiende el horizonte fenomenológico a una dimensión ontológica. “Esto quiere 3. Origen, historia y de(con)strucción decir –afirma– que Arendt no reduce el aparecer a un horizonte puramente feno- Sin embargo, creo que puede afirmarse, a menológico, sino que lo extiende a una di- pesar de esa triple perspectiva en la que mensión propiamente ontológica” (Espo- Esposito traza la lectura de Arendt, que su sito, 2000: 119). Y, junto a esta dimensión, modelo es, finalmente, fenomenológico: aun queda otra ligada a la metáfora del fenomenológico es, como hemos indi- teatro, según la cual los sujetos de la po- cado, su recurso a la manifestación como lítica aparecen en el espacio público como condición primera de constitución del es- actores en un escenario (cf. Esposito, pacio político, fenomenológico es que el 2000: 119). Pues bien, si la perspectiva fe- ser quede reducido en la esfera política a nomenológica apunta al mero aparecer y su aparecer, pero fenomenológico es tam- la ontológica al ser, la teatral apunta al exis- bién el intento de Arendt de volver la mi- tir. “La política –dice Esposito– acentúa y rada a la pólisgriega para encontrar ahí la exalta la actitud teatral de la existencia” descripción del modelo originario de la (Esposito, 1999a: 51), de tal modo que la experiencia política: si el totalitarismo ha- dimensión escénica “constituye, por así bía sido posible por la conjunción de la decirlo, la vertiente exterior de esa onto- ideología y la técnica del terror, creando logía de la presencia” (Esposito, 1999a: un mundo artificial donde los hombres 50). De este modo, “fenómeno”, “ser” y pudieron ser desarraigados, conducidos y “existencia” vendrían a ser, finalmente, la aniquilados desde sus “naturales” espa- tríada de términos en los que, de menor a cios políticos hasta los campos de la mayor rango de dignidad ontológica, se muerte, se hacía necesario, en el terreno de constituiría, en un horizonte post-metafí- la política, reconducir y reconstituir ese es- sico, el espacio político sin referencia a su- pacio político, yermo en el siglo XX, bajo jeto de la política. Por esto, aunque el el principio fenomenológico de ir a las co- planteamiento de Arendt no sea trascen- sas mismas y restaurar el sentido primero dental por sustraerse, justamente, a un su- que tuvieron. Tras la fabricación de la rea- jeto, sí describiría fenomenológicamente lidad bajo los regímenes totalitarios, era el modo como se constituye y se man- necesario volver la mirada hacia la expe- tiene ese espacio como el lugar público de riencia originaria de la realidad política aparición: sin visibilidad, sin manifesta- humana. Es como si, tras ver los orígenes ción, sin exposición de unos a otros en el del totalitarismo, Arendt hubiera tenido concurso de la acción y en los requeri- que llevar a cabo el esfuerzo para ver ese mientos mutuos de la palabra, ese espacio otro origen irreductible del que surge el se vendría abajo, pues nada garantiza su sentido que ha de orientar toda experien- permanencia –ningún sujeto o sustancia– cia. Para volver a este origen, Arendt no más que el poder mismo de quien puede encontró mejor camino, aprendido en sus ISEGORÍA, N.º 58, enero-junio, 2018, 185-204, ISSN: 1130-2097 194 https://doi.org/10.3989/isegoria.2018.058.10

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RESUMEN. Este artículo estudia el lugar que la fe- nomenología tiene en el pensamiento de lo im- político de Esposito. Para ello, en primer lugar,.
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