LA CERAMICA TRADICIONAL DEL PERU R. Ravines F. Villiger Editorial Los Pinos E.I.R.L. LIMA ISBN 84»89291~21У LA CERAMICA TRADICIONAL DEL PERU Selección y notas: ROGGER RAVINES FERNANDO VILLIGER Editorial Los Pinos E.I.R.L. LIMA Geografía humana / 1 © 1989 Editorial Los Pinos Telfs. 46-0031/64-2958 Primera edición, mayo 1989 ISBN 84-89291-21-7 Impreso en el Perú Contenido Prefacio 7 Introducción 9 Bernabé Cobo 1. De algunos barros y greda de que se hace loza 17 M. Toribio Mejía Xesspe 2. La industria cerámica entre los aborígenes del Perú 21 Etta Becker-Donner 3. La alfarería peruana en la segunda mitad del siglo XX 23 Rogger Ravines 4. La cerámica actual del Perú: ecología y mi- to 29 Dean Arnold 5. Algunos principios para el análisis e inter- pretación de la pasta 33 Roberto Villegas 6. Apreciación general de la cerámica perua- na 41 Rogger Ravines 7. Principales comunidades y centros alfare- ros del Perú 45 COSTA Donald Collier 8. Cerámica estampada y moldeada de la cos- ta norte 61 Ross T. Christensen 9. Una moderna industria alfarera en Simbila, Piura 67 Manuel Quiroz Jiménez 10. Proceso alfarero en Simbila, 1952 75 José R. Sabogal Wiesse 11. Consejos de un alfarero piurano 77 SIE1RÀ Rogger Ravines 12. Alfarería de Huancas, Amazonas, 1965 81 José R. Sabogal Wiesse 13. Un alfarero de Huarmaca 83 Lupe Camino 14. Olleros y sogueros de Sondoríilo, Piura.... 87 Julio Espejo Nunez 15. Los alfareros de Manka-allpa 91 Alberto Villegas R. 16. Cerámica paleteada de Mangallpa 93 Rogger Ravines 17. Proceso alfarero en Mollepampa, Cajamar- ca, 1976.............. 95 18. Proceso alfarero en Moüepampa, Cajamar- Rogger Ravines ca, 1985 ........'... 99 Rona Krzanowska, Andrzej Krzanowski 19. Cerámica del Alto Chicama 105 20. Los últimos olleros de Sinsicap 113 Lupe Camino 21. Artesanía rural de Ancash: cerámica de Ta- Elmer Ayllón Sabaya, José Arquinio Brin- rka 119 gas, Ana María Gallardo, Manuel Vise 22. Tarica: centro alfarero 123 Lupe Camino 23. Manka llutay/Manufactura de la olla 129 Primitiva Bailón, Gertrudis Carrera López 24. Proceso alfarero en Mito, valle del Manta- Lila M. O'Neale ra, 1935 131 25. Comunidades alfareras especializadas del Melissa В. Hagstrum valle del Mantara 135 26. Alfarería doméstica de Huaylacucho, Rogger Ravines Huancavelica 141 Rogger Ravines 27. Proceso alfarero en Ccaccasiri, Huancave- lica, 1963 145 José Ricardo Respaldiza 28. Cerámica de Ayacucho 149 29. Cerámica de Huancabamba, Andahuay- Mario Vallejos Burgos, Raúl Garda Blasquez, las 151 Milagros Luna Ballon 30. Marcas de cerámica producidas con mol- Dean Arnold de, Apurímac 153 Arcenio Revilla Corrales, Ana Baez de Revilla 31. La alfarería en las comunidades de Ma- chacmarca, Rajeni, Qquea y Pichura, Cus- co, 1967 157 Harry Tscbopik Jr. 32. Una tradición andina de cerámica en su perspectiva histórica 161 Fernando Villiger 33. Ceramios de Santiago de Pupuja, Puno .... 175 Rolando Paredes, Eyzaguirre 34. Cerámica vidriada de Pucará; Puno 179 SELYÂ Fernando Pallares, Vicente Calvo 35. Fabricación de cerámica entre los selvíco- lasdeMaynas, 1841.. 183 Antonio Raimondi 36. Cerámica conivo, provincia de Maynas..... 185 Patsy Jean Adams 37. Cerámica culina 187 38. Alfarería amazónica: un inventarío gráfico de la montaña del Perú 197 Vocabulario y terminología alfarera 209 Bibliografía y referencias sobre la cerámica tradicional del Perú 225 La ceràmica, uno de los elementos más dura- deros de la cultura material, constituye el nexo más cabal entre el hombre y la historia, entre el pensamiento y la acción. En el transcurso de varios milenios — más de tres en el caso del Perú — la cerámica, cuyo ori- gen quizá nunca podrá dilucidarse, ha seguido un largo proceso de cambios, que no siempre se han expresado como un desarrollo progresivo, es de- cir perfección y belleza artística no son necesaria- mente coetáneas con etapas culminantes de desa- rrollo socioeconómico. El estudio de la cerámica arqueológica, y en general de los objetos artificíales del pasado, den- tro de su proceso histórico significó un rudo gol- pe a las ideas evolucionistas, imperantes hasta las primeras décadas del siglo XX, que concebían el desarrollo cultural como un proceso biológico rí- gido en el que sucedían invariablemente cadenas progresivas o degenerativas. La producción de cerámica, a diferencia de lo que podría argüirse, no requiere de mayores ni elaborados instrumentos. En general, basta con algunos elementos simples y en principio son su- ficientes los dedos de las manos. La simplicidad de su manufactura, sin embargo, no ha sido obvi- ée para el desarrollo de elaboradas técnicas y complicadas tecnologías, indesligables por otro lado de concurrentes e inevitables factores ecoló- gicos. La cerámica, al igual que todo producto hu- mano, está condicionada por factores y patrones culturales. La tradición ejerce un peso gravitante sobre ella, de ahí que, más allá de una metáfora, puede afirmarse que en la cerámica han quedado fosilizados la conducta, el pensamiento y la acti- tud social de un grupo, vigentes en un momento definido de su historia. La selección que se ofrece no sólo tiene im- portancia como un corpus orgánico de informa- ción sobre la alfarería actual del Perú. Pretende ser la fuente para comprender-mejor esta ances- tral práctica artesanal del mundo andino. 8 PREFACIO Si evidentemente la analogía etnográfica no sustentada en un severo análisis crítico. Espacio, siempre es el mejor método para la interpretación tiempo y asociaciones son elementos concomitan- de los materiales prehistóricos, puede afirmare tes y determinantes en la definición de las cultu- que en el caso del Perú la cerámica actual mantie- ras arqueológicas a partir de sus restos mate- ne, en términos generales, una continuidad tradi- riales. cional, que en muchas áreas resulta el extremo Confiamos que este libro sea útil tanto al lec- final de una larga secuencia histórica de los esti- tor común como al especialista, y esperamos tam- los. En el área andina el dato etnográfico es una bién que sirva de guía y fuente de inspiración pa- valiosa ayuda para el mejor entendimiento de las ra la investigación y tratamiento de otros y múlti- culturas prehispánicas que aquí se desarrollaron. ples aspectos que reclama el estudio de la cerámi- Sin embargo, no puede ignorarse que cualquier ca tradicional del Perú, eñ esta etapa crítica de afirmación que se haga en este sentido debe estar cambios sustantivos. En el antiguo Perú, aparte de la agricultura, dos fueron las actividades más notables: el tejido y la cerámica. La producción textil, con los recur- sos más elementales, alcanzó tal variedad y cali- dad que sus productos pueden incluirse entre las obras maestras universales. La cerámica, por su lado, representa el producto artesanal más im- portante del territorio andino, y su historia es la historia misma del proceso de la cultura indígena que se inicio 2000 años a.C. y se quebró en 1532 con la llegada de los conquistadores españoles. En el Perú la elaboración de la cerámica tiene una larga historia. Aparece casi simultáneamente en diversos puntos y regiones de su territorio, pu- diendo fijarse en 1850 a.C. como la fecha más temprana para los estilos alfareros iniciales, que sin embargo, resulta tardía comparada con las de otros yacimientos sudamericanos, particularmen- te del Ecuador y Colombia, con fechas absolutas que van de los 2500 a 3100 años a.C. Una conclu- sión indubitable es que la cerámica peruana no se originó en el área andina central, y que su difu- sión fue un proceso complejo que aún no hemos alcanzado a conocer cabalmente. A partir del siglo XVI Europa tocó al Perú y sus hechos ingresaron a la historia universal. Cro- nistas, primero; historiadores, después; viajeros y naturalistas, finalmente, entre 1530 y 1900, ade- más de su geografía y recursos naturales, dieron cuenta de la historia, vida y costumbres de la po- blación nativa del Perú. De allí que resulte sor- prendente que en un lapso de casi 400 años nadie se ocupara de las técnicas de fabricación de la cerámica utilizada por cualquier grupo del área. Debido a esta carencia de referencias docu- mentales que ilustren el proceso de la manufactu- ra alfarera durante los periodos prehispánico y colonial, una aproximación inicial al tema fue po- sible solo a través del análisis técnico. Posterior- mente, el uso de datos etnográficos ayudó a la interpretación del material arqueológico, permi- tiendo un mejor entendimiento de la antigua alfa- rería andina. Ha sido, sin embargo, eí enfoque tecnológico, es decir el estudio del objeto en su doble aspecto de producto social y de procedi- miento técnico, implícitos en la dinámica cultural que ha hecho posible abrir el camino a nuevas interpretaciones de los datos existentes. En el estudio de la tecnología -no de la técni- ca- alfarera el aspecto más importante es com- 10 INTRODUCCIÓN prender los problemas que enfrentan los alfare- ahora disponibles sugerirían que la actual espe- ros en la manufactura de sus productos, en las cialización -alfarera es consecuencia de una cre- relaciones que se derivan de su propio consumo y ciente economía de mercado y que el uso del tor- de la red de distribución. En otras palabras, las no no puede equipararse al del molde, si bien relaciones entre el producto final y el quehacer ambos procedimientos permiten una mayor, uni- social, incluyendo en este último la actitud psico- forme y rápida producción de objetos. lógica del artesano respecto a los diversos mo- mentos de la producción. La cerámica tradicional: continuidad y cambio A partir de la información registrada en las úl- La cerámica como producto social timas décadas, respecto a la manufactura y pro- En 1946, Sigvald Linné al ocuparse de la cerá- ducción de cerámica en el Perú actual es posible mica tradicional sudamericana anotaba que en la evaluar brevemente nuestro conocimiento como selva baja su manufactura era confiada a las muje- un intento preliminar para precisar ciertos aspec- res, mientras que en el área de las llamadas altas tos que, por contraste, permitan interpretar la al- culturas la tarea era una actividad masculina, por farería prehispánica. ser una labor artesanal especializada y no el pro- Sabemos que los artesanos andinos son obvia- ducto de una sociedad donde el autoabasteci- mente conservadores, y que los rápidos y violen- miento es su característica dominante. tos cambios que suscitó la conquista española se Si evidentemente resulta válida esta deduc- reflejaron en gran parte de la producción artesa- ción, aplicada en su forma más general a las ac- nal. En cuanto a la alfarería doméstica, ésta conti- tuales comunidades nativas y campesinas del Pe- nuó elaborándose en la mayoría de los antiguos rú, por lo menos podría especularse que durante centros productores siguiendo las pautas tradi- el último periodo prehispánico (1450-1550) exis- cionales. tió una estricta división del trabajo entre sexos, y Sin embargo, durante la época colonial la ma- que la manufactura de la cerámica seguía siendo nufactura de cerámica, declinó considerablemen- ocupación femenina entre los grupos étnicos te debido al poco interés que en ella mostraron marginales, en los que teóricamente cada mujer los españoles, al punto de que algunas vasijas fue- hábil debía producir su propia vajilla doméstica. ron sustituidas por depósitos de metal u otros de Al contrario, en las naciones y comunidades inte- mejor o más imperecedero material. Igual ocurrió grantes del Tahuantinsuyu, con un definido pa- en los grupos de la amazonia y otras áreas margi- trón socio-económico, la fabricación de la cerá- nales de los Andes Centrales que sufrieron diver- mica constituía una real especialización artesanal, sas presiones culturales. con talleres y oficíales propíos, permitiendo una El resultado de este proceso se manifiesta fun- importante producción masiva. damentalmente en un cambio radical en la ubica- El supuesto parece válido. Sin embargo, el ción de los sitios de aprovisionamiento de arcilla. examen de los datos actuales indica una situación Asi, mientras en la época prehispánica ésta se ob- diferente. En las comunidades de habla quechua, tenía de las terrazas de los rios, después de la la manufactura de cerámica puede ser actividad conquista se la extraía mayormente de minas es- masculina o femenina aunque, percentualmente, peciales, situadas generalmente en las laderas y las mujeres figuran en número menor (Mishkin cerros altos. 1946). Al contrario, en las comunidades aymara, su manufactura es ocupación predominantemen- Esta diferencia y preferencia de las fuentes po- te masculina, si bien las mujeres pueden ayudar dría vincularse al nuevo patron de uso de la tie- en el modelado de vasijas sencillas (Tschopik rra, de prácticas de riego o de cualquier otra acti- 1946). Cabría entonces preguntarse si en el anti- vidad que por ahora no es posible precisar. guo Perú la manufactura de la cerámica no fue En lo que respecta al material antiplástíco, resultado del esfuerzo conjunto de ambos sexos. temperante o desgrasante, que se añade intencio- Por otro lado si, evidentemente, el estudio de nalmente a la arcilla para evitar su excesiva plasti- los aymarás contemporáneos -como modo de cidad y darle cuerpo a la pasta, encontramos que acercarse a la interpretación de la tecnología alfa- los grupos ubicados en las margenes de los ríos rera prehispánica- le permitió a Tschopik (1950), utilizan con más frecuencia arenas o conchas mo- afirmar que la cerámica era una actividad emi- lidas, mientras que tiestos, rocas molidas y diver- nentemente masculina desde la época prehispáni- sos materiales orgánicos son empleados caracte- ca' y que su práctica no había sido del todo dife- risticamente por las. poblaciones cuya subsisten- rente en otras partes del antiguo Perú, los datos cía básica no procede de las margenes de los ríos.