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La Boetie, Etienne. Discurso Sobre La Servidumbre Voluntaria [2008] PDF

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EL DISCURSO DE LA SERVIDUMBRE VOLUNTARIA EL DISCURSO DE LA SERVIDUMBRE VOLUNTARIA E L B TIENNE DE A OÉTIE EL DISCURSO DE LA SERVIDUMBRE VOLUNTARIA SEGUIDO DE L B LECTURAS DEL TEXTO DE A OÉTIE P L , P C POR IERRE EROUX IERRE LASTRES C L Y LAUDE EFORT PRÓLOGO M A POR IGUEL BENSOUR E L B TIENNE DE A OÉTIE EL DISCURSO DE LA SERVIDUMBRE VOLUNTARIA SEGUIDO DE L B LECTURAS DEL TEXTO DE A OÉTIE P L , P C POR IERRE EROUX IERRE LASTRES C L Y LAUDE EFORT PRÓLOGO M A POR IGUEL BENSOUR PRESENTACIÓN LAS LECCIONES DE LA SERVIDUMBRE Y SU DESTINO LA HISTORIA DE LA OBRA Y SUS CAMINOS El Discurso de la servidumbre voluntaria, misterioso en vir- La Boétie, Etienne de tud de sus orígenes –comenzó a circular en forma de manuscri- El discurso de la servidumbre voluntaria - 1a. ed. - La Plata: Terramar, Buenos Aires, 2008. to destinado a un pequeño círculo de amigos–, incierto en cuanto XXX p.; 20x12,5 cm. (Utopía Libertaria) a la fecha de su redacción, sería transparente en cuanto al sen- tido. Presupuesto de lectura hasta aquí universalmente admiti- ISBN 987-XXXX-XX-X do. Si se tratara de Maquiavelo, por ejemplo, sería clásico pre- 1. Anarquismo-Ideología Política. I. Título guntarse si escribe para que lo lean los tiranos o, a la inversa, para que lo lean aquellos que no saben a fin de ilustrarlos. CDD xxx.xx Pero, tratándose de La Boétie, no hay razón para perderse en conjeturas sobre el sentido de su demostración ni sobre los des- tinatarios del Discurso. Sin equívoco alguno, La Boétie habría escrito del lado de la democracia y a favor del pueblo. Lo prue- ba la reaparición casi automática del texto, casi anónimo, en cada período crítico de lucha por la democracia contra el Esta- do autoritario, como si, en este combate secular, el nombre de La Boétie y el recuerdo de su obra tuvieran la función de evo- car, o mejor de contener, el núcleo democrático fundamental del cual las luchas en curso extraerían una incuestionable legi- timidad. En esta historia de luminosa evidencia, le correspon- dería a La Boétie el mérito de elucidar el enigma de la servi- ISBN: 9XXXX-XX-X dumbre voluntaria, de sacar a la luz sus arcanos y en una pala- bra, de enunciar las fuerzas espirituales y materiales que per- miten dar cuenta de este enigma, a saber, la costumbre, la La reproducción de este libro, a través de medios mistificación y el interés. ópticos, electrónicos, químicos, fotográficos o de foto- Podría despejarse inmediatamente un sentido unívoco de la copias está permitida y alentada por los editores. obra, sentido que cabría incluir, con fundamento, en algunas tesis bien articuladas, de tal manera que pudieran detectarse los circuitos de la dominación y proceder en consecuencia. Una vez más, el pensamiento clasificador hizo su labor, pro- Queda hecho el depósito que marca la ley 11.723 cedió a su incesante trabajo de ordenación. Es importante, en Impreso en Argentina / Printed in Argentina EL DISCURSO DE LA SERVIDUMBRE VOLUNTARIA / 7 PRESENTACIÓN LAS LECCIONES DE LA SERVIDUMBRE Y SU DESTINO LA HISTORIA DE LA OBRA Y SUS CAMINOS El Discurso de la servidumbre voluntaria, misterioso en vir- La Boétie, Etienne de tud de sus orígenes –comenzó a circular en forma de manuscri- El discurso de la servidumbre voluntaria - 1a. ed. - La Plata: Terramar, Buenos Aires, 2008. to destinado a un pequeño círculo de amigos–, incierto en cuanto XXX p.; 20x12,5 cm. (Utopía Libertaria) a la fecha de su redacción, sería transparente en cuanto al sen- tido. Presupuesto de lectura hasta aquí universalmente admiti- ISBN 987-XXXX-XX-X do. Si se tratara de Maquiavelo, por ejemplo, sería clásico pre- 1. Anarquismo-Ideología Política. I. Título guntarse si escribe para que lo lean los tiranos o, a la inversa, para que lo lean aquellos que no saben a fin de ilustrarlos. CDD xxx.xx Pero, tratándose de La Boétie, no hay razón para perderse en conjeturas sobre el sentido de su demostración ni sobre los des- tinatarios del Discurso. Sin equívoco alguno, La Boétie habría escrito del lado de la democracia y a favor del pueblo. Lo prue- ba la reaparición casi automática del texto, casi anónimo, en cada período crítico de lucha por la democracia contra el Esta- do autoritario, como si, en este combate secular, el nombre de La Boétie y el recuerdo de su obra tuvieran la función de evo- car, o mejor de contener, el núcleo democrático fundamental del cual las luchas en curso extraerían una incuestionable legi- timidad. En esta historia de luminosa evidencia, le correspon- dería a La Boétie el mérito de elucidar el enigma de la servi- ISBN: 9XXXX-XX-X dumbre voluntaria, de sacar a la luz sus arcanos y en una pala- bra, de enunciar las fuerzas espirituales y materiales que per- miten dar cuenta de este enigma, a saber, la costumbre, la La reproducción de este libro, a través de medios mistificación y el interés. ópticos, electrónicos, químicos, fotográficos o de foto- Podría despejarse inmediatamente un sentido unívoco de la copias está permitida y alentada por los editores. obra, sentido que cabría incluir, con fundamento, en algunas tesis bien articuladas, de tal manera que pudieran detectarse los circuitos de la dominación y proceder en consecuencia. Una vez más, el pensamiento clasificador hizo su labor, pro- Queda hecho el depósito que marca la ley 11.723 cedió a su incesante trabajo de ordenación. Es importante, en Impreso en Argentina / Printed in Argentina EL DISCURSO DE LA SERVIDUMBRE VOLUNTARIA / 7 efecto, que el Discurso de la servidumbre voluntaria no pertur- Este rodeo, lejos de ser superfluo, conduce, por vías indi- be: el texto de La Boétie pertenecería pues, y de una vez por rectas, a un verdadero análisis espectral del discurso democrá- todas, a la categoría de los panfletos políticos de inspiración tico tal como aparece, participando sin saberlo en una empresa liberal y democrática. más general de encubrimiento de la cuestión política. Se invo- No obstante, se está autorizado a sacar un sentido unívoco caría en vano un acceso directo al texto. De la demostración de la ausencia de equívoco. Ante esta ausencia de asombro, magistral de Claude Lefort a propósito de Maquiavelo (y cuyo nace el asombro y no hace más que aumentar ante esa insensi- sorprendente alcance apenas se ha empezado a medir en cuan- bilidad hacia la capacidad de cuestionamiento de un texto que, to a todo lo que nos brinda respecto de una historia crítica de sabiéndose rechazado de entrada, se despliega perpetuamente la razón política moderna) aceptemos de preferencia el punto alerta, se alimenta de la grandeza del enigma al que se enfren- de partida: “La verdad es que la obra no sólo se entiende ya de ta. Enigma tanto más fascinante, para el que consiente en pres- por sí como discurso dirigido a la posteridad, sino que no po- tarle atención, cuanto que se escabulle y se metamorfosea para demos prescindir de él, que, a pesar de las apariencias, se im- renacer a partir del momento en el que se cree tener la solu- pone siempre a nosotros, y que, fingiendo ante él una libertad ción, o poseer la respuesta correcta. El enigma mismo de lo que nos está negada, no hacemos más que incrementar el tri- político, llevado a su más alto punto de fascinación: ¿por qué buto con el que nos carga esta herencia... Se da también el hay servidumbre voluntaria más que amistad?; ¿por qué, tra- hecho de que frecuentar los intérpretes... nos introduce en un duciéndolo a términos de P. Clastres, existen sociedades a fa- debate cuyo riesgo, a medida que se precisa, deja entrever con vor del Estado más que sociedades contra el Estado? mayor claridad todo aquello que pone en juego la obra”.1 De ahí la ceguera del discurso dirigido a la posteridad, que Por lo tanto, esta edición del Discurso de la servidumbre rehúsa tal radicalidad en el cuestionamiento; y, por parte de voluntaria, más que dejar de lado esta herencia crítica, elige los intérpretes, el desconocimiento profundo de una escritura poner al lector en posesión del discurso dirigido a la posteri- oblicua, cuyos rodeos significan que el que cuestiona no puede dad, para que pueda con toda libertad entregarse al juego múl- contentarse, para zanjar la cuestión, con una localización de tiple de las confrontaciones –confrontación de las interpreta- los fundamentos reales y empíricos de la dominación. ciones, del texto con ellas, del texto con su transcripción a la Para el que desee acoger el cuestionamiento que hace La lengua militante del siglo XIX por Charles Teste, comunista neo- Boétie en toda su amplitud y reconquistar su irreductible auda- babeufista, amigo de Buonarroti– y, al mismo tiempo, volver cia frente a las interpretaciones, conviene explorar los caminos atrás y preguntarse sobre el sentido de su propia lectura de La por los que llegó a inscribirse en el Panteón democrático y apre- Boétie, aquí y ahora. ¿Por qué, en este último cuarto de siglo, hender cómo ese cuestionamiento, por excelencia destinado a aún atrapados en la época revolucionaria, nos vemos atraídos permanecer como tal, fue reducido, domesticado, en una pala- por el texto de La Boétie, llevados a interrogarlo y decididos a bra, desarmado. Como si el texto de La Boétie provocara de oírlo, más allá de las lecturas partidistas, hasta percibir el in- entrada en cada uno de sus restauradores una conmoción, una concebible enigma que intenta concebir, que se empeña en nom- inquietud intolerable que su interpretación tendría como tarea brar? apaciguar, acallar inmediatamente. No hay que olvidar que la El hecho de acompañar el Discurso de toda una serie de restauración de La Boétie puede, singularmente, revelar zonas lecturas es ajeno y resueltamente hostil a cualquier voluntad de de sombra en la historia “luminosa” de la democracia y devol- cerrazón. Interpelados por el interrogante que nos propone La ver la voz a los enragés de la historia: aquellos que, interpela- Boétie y determinados a dejarlo libre para que resuene en su dos por el Estado democrático, rehusaron poner freno a su más alto registro, tomamos el partido de una indeterminación negatividad. fundamental, invitación lanzada al lector para que convierta el 8 /ETIENNE DE LA BOÉTIE EL DISCURSO DE LA SERVIDUMBRE VOLUNTARIA / 9 efecto, que el Discurso de la servidumbre voluntaria no pertur- Este rodeo, lejos de ser superfluo, conduce, por vías indi- be: el texto de La Boétie pertenecería pues, y de una vez por rectas, a un verdadero análisis espectral del discurso democrá- todas, a la categoría de los panfletos políticos de inspiración tico tal como aparece, participando sin saberlo en una empresa liberal y democrática. más general de encubrimiento de la cuestión política. Se invo- No obstante, se está autorizado a sacar un sentido unívoco caría en vano un acceso directo al texto. De la demostración de la ausencia de equívoco. Ante esta ausencia de asombro, magistral de Claude Lefort a propósito de Maquiavelo (y cuyo nace el asombro y no hace más que aumentar ante esa insensi- sorprendente alcance apenas se ha empezado a medir en cuan- bilidad hacia la capacidad de cuestionamiento de un texto que, to a todo lo que nos brinda respecto de una historia crítica de sabiéndose rechazado de entrada, se despliega perpetuamente la razón política moderna) aceptemos de preferencia el punto alerta, se alimenta de la grandeza del enigma al que se enfren- de partida: “La verdad es que la obra no sólo se entiende ya de ta. Enigma tanto más fascinante, para el que consiente en pres- por sí como discurso dirigido a la posteridad, sino que no po- tarle atención, cuanto que se escabulle y se metamorfosea para demos prescindir de él, que, a pesar de las apariencias, se im- renacer a partir del momento en el que se cree tener la solu- pone siempre a nosotros, y que, fingiendo ante él una libertad ción, o poseer la respuesta correcta. El enigma mismo de lo que nos está negada, no hacemos más que incrementar el tri- político, llevado a su más alto punto de fascinación: ¿por qué buto con el que nos carga esta herencia... Se da también el hay servidumbre voluntaria más que amistad?; ¿por qué, tra- hecho de que frecuentar los intérpretes... nos introduce en un duciéndolo a términos de P. Clastres, existen sociedades a fa- debate cuyo riesgo, a medida que se precisa, deja entrever con vor del Estado más que sociedades contra el Estado? mayor claridad todo aquello que pone en juego la obra”.1 De ahí la ceguera del discurso dirigido a la posteridad, que Por lo tanto, esta edición del Discurso de la servidumbre rehúsa tal radicalidad en el cuestionamiento; y, por parte de voluntaria, más que dejar de lado esta herencia crítica, elige los intérpretes, el desconocimiento profundo de una escritura poner al lector en posesión del discurso dirigido a la posteri- oblicua, cuyos rodeos significan que el que cuestiona no puede dad, para que pueda con toda libertad entregarse al juego múl- contentarse, para zanjar la cuestión, con una localización de tiple de las confrontaciones –confrontación de las interpreta- los fundamentos reales y empíricos de la dominación. ciones, del texto con ellas, del texto con su transcripción a la Para el que desee acoger el cuestionamiento que hace La lengua militante del siglo XIX por Charles Teste, comunista neo- Boétie en toda su amplitud y reconquistar su irreductible auda- babeufista, amigo de Buonarroti– y, al mismo tiempo, volver cia frente a las interpretaciones, conviene explorar los caminos atrás y preguntarse sobre el sentido de su propia lectura de La por los que llegó a inscribirse en el Panteón democrático y apre- Boétie, aquí y ahora. ¿Por qué, en este último cuarto de siglo, hender cómo ese cuestionamiento, por excelencia destinado a aún atrapados en la época revolucionaria, nos vemos atraídos permanecer como tal, fue reducido, domesticado, en una pala- por el texto de La Boétie, llevados a interrogarlo y decididos a bra, desarmado. Como si el texto de La Boétie provocara de oírlo, más allá de las lecturas partidistas, hasta percibir el in- entrada en cada uno de sus restauradores una conmoción, una concebible enigma que intenta concebir, que se empeña en nom- inquietud intolerable que su interpretación tendría como tarea brar? apaciguar, acallar inmediatamente. No hay que olvidar que la El hecho de acompañar el Discurso de toda una serie de restauración de La Boétie puede, singularmente, revelar zonas lecturas es ajeno y resueltamente hostil a cualquier voluntad de de sombra en la historia “luminosa” de la democracia y devol- cerrazón. Interpelados por el interrogante que nos propone La ver la voz a los enragés de la historia: aquellos que, interpela- Boétie y determinados a dejarlo libre para que resuene en su dos por el Estado democrático, rehusaron poner freno a su más alto registro, tomamos el partido de una indeterminación negatividad. fundamental, invitación lanzada al lector para que convierta el 8 /ETIENNE DE LA BOÉTIE EL DISCURSO DE LA SERVIDUMBRE VOLUNTARIA / 9 Discurso de la servidumbre voluntaria, en una obra abierta. Si Buétie (Versos franceses del difunto Etienne de La Boétie), con este enfoque, a semejanza del enfoque manierista que proyec- excepción del Discurso de la servidumbre voluntaria. taba Montaigne –revelado con tanta inteligencia por Michel — Montaigne reserva, en efecto, la obra mayor de su ami- Butor– no busca más que llamar mejor la atención del lector go, el Discours, para incluirlo como pieza central en su libro hacia el foco central, cree aún más jugar constantemente con el futuro a cuya redacción consagra su retiro. Con gran desespe- desfase entre las lecturas partidarias y las lecturas problemáti- ración suya, partidarios calvinistas lo preceden en esta inten- cas para que, en esta separación repetida a varios niveles, el ción y publican, en 1574, una edición pirata parcial, sin nom- lector pueda ejercitarse en medir el territorio que le revela La bre de autor en “Le Réveille matin des François” (“Desperta- Boétie; para que pueda percibir, a pesar de sus certezas y con- dor de los franceses”) y después, en 1576, una edición comple- tra ellas, la cuestión política como una terra incognita aún y ta con el nombre de La Boétie, en las Mesmoires des Estats de siempre por descubrir. France sous Charles le Neuvièsme, con el título de Contra Uno. Que este libro, en su recepción, sea, a imagen de su elabora- Montaigne debe pues renunciar a su proyecto inicial bajo pena ción, un lugar en el que, apartado de todo proyecto de domi- de hacer profesión de fe calvinista y reemplaza, en la primera nación o magisterio, se unan el deseo de saber y el deseo de edición de los Ensayos de 1580, el Discurso por Veintinueve libertad, que sea un libro abierto de tal manera que, más allá sonetos del difunto Etienne de la Boétie. de la diferencia de los tiempos y de los intereses de conocimien- Primer malentendido fatal en la historia del texto: el Dis- to, se experimente, en el ejercicio mismo de la lectura, un curso de la servidumbre voluntaria es conocido por el público “interconocimiento” y se esboce, a través de la obra de La primeramente como un panfleto con fines estrictamente políti- Boétie, una experiencia política de la amistad. cos, susceptible de ser reivindicado por ideólogos calvinistas. Sobre este conjunto complejo de datos, los eruditos han glo- El misterio preside los orígenes mismos del texto: remitién- sado mucho sin aportar realmente nada nuevo. Mejor retenga- donos a los eruditos, el texto del Discurso conoció, al parecer, mos los análisis esclarecedores de Michel Butor en Essais sur primero una circulación restringida entre los hombres libres, les essais. aquellos “que jamás se dejan domesticar por la sujeción”. Que- — Es la lectura misma del Discurso de la servidumbre vo- darían por precisar los caracteres sociales e intelectuales de este luntaria que hizo nacer en Montaigne el deseo irreprimible de micromedio de humanistas, el más prestigioso de los cuales fue conocer a su autor, como si, en la lectura de la obra, hubiera Montaigne. En el umbral de este proyecto, se encuentra, en tenido el sentimiento casi milagroso de un reconocimiento. En efecto, la cuestión determinante, para la audiencia histórica la pasión de libertad que comunica este texto, “reconoció” a del Discurso, de saber cuáles fueron las relaciones entre La un alma a la antigua que vibraba con la misma rebelión que la Boétie y Montaigne. Los principales puntos de referencia son: suya. — Así, se descubre la importancia excepcional que — En 1557, encuentro en Burdeos y principio de una amis- Montaigne concedía al Discurso de su amigo para la elabora- tad tanto más estrecha cuanto que se nutre del sentimiento de ción de su obra personal. “El libro que Montaigne quiere ha- ser ambos exiliados de su siglo, romanos o salvajes; esta amis- cer, y que llegará a ser el primero de los Essais, tiene que ser, tad constante no tendrá fin hasta 1563, con la muerte de La entre otras cosas, un monumento a La Boétie, su tumba.”2 Boétie. — La estructura interna del Libro I de los Essais, lo que — En 1571, Montaigne publica en París todas las obras de Butor llama “el enfoque manierista”, confirma este gran pro- La Boétie, así como los Vers François de Feu Estienne de La pósito. El Discurso estaba destinado inicialmente a constituir el centro de la obra alrededor de la cual debía ordenarse el 10 /ETIENNE DE LA BOÉTIE EL DISCURSO DE LA SERVIDUMBRE VOLUNTARIA / 11 Discurso de la servidumbre voluntaria, en una obra abierta. Si Buétie (Versos franceses del difunto Etienne de La Boétie), con este enfoque, a semejanza del enfoque manierista que proyec- excepción del Discurso de la servidumbre voluntaria. taba Montaigne –revelado con tanta inteligencia por Michel — Montaigne reserva, en efecto, la obra mayor de su ami- Butor– no busca más que llamar mejor la atención del lector go, el Discours, para incluirlo como pieza central en su libro hacia el foco central, cree aún más jugar constantemente con el futuro a cuya redacción consagra su retiro. Con gran desespe- desfase entre las lecturas partidarias y las lecturas problemáti- ración suya, partidarios calvinistas lo preceden en esta inten- cas para que, en esta separación repetida a varios niveles, el ción y publican, en 1574, una edición pirata parcial, sin nom- lector pueda ejercitarse en medir el territorio que le revela La bre de autor en “Le Réveille matin des François” (“Desperta- Boétie; para que pueda percibir, a pesar de sus certezas y con- dor de los franceses”) y después, en 1576, una edición comple- tra ellas, la cuestión política como una terra incognita aún y ta con el nombre de La Boétie, en las Mesmoires des Estats de siempre por descubrir. France sous Charles le Neuvièsme, con el título de Contra Uno. Que este libro, en su recepción, sea, a imagen de su elabora- Montaigne debe pues renunciar a su proyecto inicial bajo pena ción, un lugar en el que, apartado de todo proyecto de domi- de hacer profesión de fe calvinista y reemplaza, en la primera nación o magisterio, se unan el deseo de saber y el deseo de edición de los Ensayos de 1580, el Discurso por Veintinueve libertad, que sea un libro abierto de tal manera que, más allá sonetos del difunto Etienne de la Boétie. de la diferencia de los tiempos y de los intereses de conocimien- Primer malentendido fatal en la historia del texto: el Dis- to, se experimente, en el ejercicio mismo de la lectura, un curso de la servidumbre voluntaria es conocido por el público “interconocimiento” y se esboce, a través de la obra de La primeramente como un panfleto con fines estrictamente políti- Boétie, una experiencia política de la amistad. cos, susceptible de ser reivindicado por ideólogos calvinistas. Sobre este conjunto complejo de datos, los eruditos han glo- El misterio preside los orígenes mismos del texto: remitién- sado mucho sin aportar realmente nada nuevo. Mejor retenga- donos a los eruditos, el texto del Discurso conoció, al parecer, mos los análisis esclarecedores de Michel Butor en Essais sur primero una circulación restringida entre los hombres libres, les essais. aquellos “que jamás se dejan domesticar por la sujeción”. Que- — Es la lectura misma del Discurso de la servidumbre vo- darían por precisar los caracteres sociales e intelectuales de este luntaria que hizo nacer en Montaigne el deseo irreprimible de micromedio de humanistas, el más prestigioso de los cuales fue conocer a su autor, como si, en la lectura de la obra, hubiera Montaigne. En el umbral de este proyecto, se encuentra, en tenido el sentimiento casi milagroso de un reconocimiento. En efecto, la cuestión determinante, para la audiencia histórica la pasión de libertad que comunica este texto, “reconoció” a del Discurso, de saber cuáles fueron las relaciones entre La un alma a la antigua que vibraba con la misma rebelión que la Boétie y Montaigne. Los principales puntos de referencia son: suya. — Así, se descubre la importancia excepcional que — En 1557, encuentro en Burdeos y principio de una amis- Montaigne concedía al Discurso de su amigo para la elabora- tad tanto más estrecha cuanto que se nutre del sentimiento de ción de su obra personal. “El libro que Montaigne quiere ha- ser ambos exiliados de su siglo, romanos o salvajes; esta amis- cer, y que llegará a ser el primero de los Essais, tiene que ser, tad constante no tendrá fin hasta 1563, con la muerte de La entre otras cosas, un monumento a La Boétie, su tumba.”2 Boétie. — La estructura interna del Libro I de los Essais, lo que — En 1571, Montaigne publica en París todas las obras de Butor llama “el enfoque manierista”, confirma este gran pro- La Boétie, así como los Vers François de Feu Estienne de La pósito. El Discurso estaba destinado inicialmente a constituir el centro de la obra alrededor de la cual debía ordenarse el 10 /ETIENNE DE LA BOÉTIE EL DISCURSO DE LA SERVIDUMBRE VOLUNTARIA / 11

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