LLAA AARRIITTMMEETTIICCAA DDEELL PPAATTRRIIAARRCCAADDOO ((33gg))MM22..iinndddd 22 11//1122//1155 99::3366 LA ARITMÉTICA DEL PATRIARCADO LLAA AARRIITTMMEETTIICCAA DDEELL PPAATTRRIIAARRCCAADDOO ((33gg))MM22..iinndddd 33 11//1122//1155 99::3366 Consejo editorial María Eugenia Aubet - Manuel Cruz Rodríguez - Josep M. Delgado Ribas - Oscar Guasch Andreu - Antonio Izquierdo Escribano - Raquel Osborne - R. Lucas Platero - Oriol Romaní Alfonso - Amelia Sáiz López - Verena Stolcke - Olga Viñuales Sarasa Serie General Universitaria - 169 LLAA AARRIITTMMEETTIICCAA DDEELL PPAATTRRIIAARRCCAADDOO ((33gg))MM22..iinndddd 44 11//1122//1155 99::3366 YADIRA CALVO LA ARITMÉTICA DEL PATRIARCADO edicions bellaterra LLAA AARRIITTMMEETTIICCAA DDEELL PPAATTRRIIAARRCCAADDOO ((33gg))MM22..iinndddd 55 11//1122//1155 99::3366 Diseño de la colección: Joaquín Monclús © Yadira Calvo, 2016 © Edicions Bellaterra, S.L., 2016 Navas de Tolosa, 289 bis. 08026 Barcelona www.ed-bellaterra.com Quedan prohibidos, dentro de los límites establecidos en la ley y bajo los apercibimientos legalmente previstos, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, ya sea electrónico o mecánico, el tratamiento informático, el alquiler o cualquier otra forma de cesión de la obra sin la autorización previa y por escrito de los titulares del copyright. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, http://www.cedro.org) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra. Impreso en España Printed in Spain ISBN: 978-84-7290-744-7 Depósito Legal: B. 5-2016 Impreso por Romanyà Valls. Capellades (Barcelona) LLAA AARRIITTMMEETTIICCAA DDEELL PPAATTRRIIAARRCCAADDOO ((33gg))MM22..iinndddd 66 11//1122//1155 99::3366 Índice Palabras preliminares, 9 1. La guerra de los cerebros, 15 Infirme, imbécil, frágil, 15 • ¡Ay, los benefactores!, 18 • El lenguaje cifrado de Dios, 19 • Cuando los huesos hablan, 20 • Más vueltas de tuerca, 26 2. Genialidades monerías, 29 El macho de Darwin, 29 • La hembra de Spencer, 33 • Los genios de Galton, 35 • Eminentísimas eminencias, 36 • Monerías e inesenciali- dades, 39 • Protozoos prehistóricos y hermafroditas psíquicos, 41 • Almas concéntricas y costureras literarias, 44 3. En la rama más alta, 51 La evolución incompleta, 51 • Flores y desflores, 53 • La infantili- dad perpetua, 55 • Recapituladores, 59 • En dirección a los mo- nos, 63 4. El clavo en el zapato, 67 Excepciones y abominaciones, 67 • El bonete negro del catedráti- co, 73 • El suicidio de la raza, 76 • Mayestáticas mariposas, 80 5. La mujer y el buey, 89 El oficio de agradar, 89 • Igualdad y libertad… con excepciones, 95 • Extraña voluntad, curiosa dignidad, 97 • El signo glorioso de los va- lores modernos, 99 • ¡Cuidado, llegó Sofía!, 100 • Inteligencias be- llas y cuerpos dóciles, 105 LLAA AARRIITTMMEETTIICCAA DDEELL PPAATTRRIIAARRCCAADDOO ((33gg))MM22..iinndddd 77 11//1122//1155 99::3366 8 La aritmética del patriarcado 6. Ángeles en la cocina, 109 La complaciente docilidad, 109 • Veneraciones y glorificaciones, 112 • Sigue siendo el rey, 114 • Como tres es a dos, 116 • El botín de la vida, 119 • Eros y Logos, 123 7. Un destino peculiar, 129 El gobierno de la matriz, 129 • La vaca que rumia, 134 • La inexcu- sable obligación, 136 • La fisiología desordenada, 140 • Los place- res del dolor, 142 • Normales, femeninas y esenciales, 144 8. Ollas quebradas, 147 Como perfecto es a defecto, 147 • Una máquina periódicamente daña- da, 150 • La tragedia final, 153 • Perlas, hierbas y rosas, 156 9. El útero y sus furores, 163 Desmelenadas de camisón blanco, 163 • Sangre y semilla, 167 • Los tremebundos ovarios, 168 • Violetas y sanguijuelas, 171 • Mujeres enjauladas, 176 • La ignorante estulticia, 179 10. El silbido de la serpiente, 187 M ujer, demonio, muerte y carne, 187 • Penes que comen avena y tri- go, 189 • La comezón con pausas y el cosquilleo continuo, 194 • Mientras tengas hijas en la cuna…, 197 • La triste vida de las mujeres alegres, 199 • El pecado «indiferente o vagoroso», 201 11. Mujeres tenebrosas, 205 Ni muertas ni vivas, 205 • Huesos y cenizas, 210 • Melenas exhuma- das, 211 • Vera, la muerta sensual, 215 • Aire de familia, 217 12. La derrota de Dios, 221 Olimpia, la mujer autómata, 221 • Hadaly, gloria del hombre, 226 • Mujeres de mentiras para hombres de verdad, 229 • Los juegos sádi- cos de Bellmer, 231 • Mujeres perfectas, 235 A modo de cierre: por qué y para qué, 241 LLAA AARRIITTMMEETTIICCAA DDEELL PPAATTRRIIAARRCCAADDOO ((33gg))MM22..iinndddd 88 11//1122//1155 99::3366 Palabras preliminares Los patriarcas de todos los tiempos han venido levantando edificios lógicos agrietados sobre bases imaginarias que ellos quieren hacernos pasar por reales para que se ajusten a su particular aritmética, hecha de sumas y restas. Más y menos son vocablos de una recurrencia cons- tante en ellos: siempre más de todo lo positivo y menos de todo lo negativo para los hombres, y a la inversa para las mujeres. Aunque no siempre lo planteaban en términos numéricos, sus razonamientos indican que unos y otros creían en las mismas razones y proporciones, y el más y el menos, el superior y el inferior han veni- do funcionando a modo de establecer la relación de valor entre los sexos. Los practicantes de esta aritmética eran prohombres de la filo- sofía, el derecho, las ciencias, la teología. Algunos defendían una so- ciedad sin amos; otros creían en un Dios Padre omnipresente, omnipo- tente y omnisciente; hubo también quienes declaraban su defensa insobornable de la igualdad entre los seres humanos, pero ninguno de ellos dudó en contrariar sus propios principios generales para estable- cer que la mitad de la especie conformaba una excepción. Esa excep- ción padecía de unas deficiencias congénitas, indicadas en su haber por una enorme cantidad de sustraendos: menos inteligentes, menos fuertes, menos valientes, menos morales, menos justas, menos valio- sas, etc.; tenía también una enorme cantidad de sumandos, muy valo- rados algunos desde el punto de vista masculino: más dóciles, más amorosas, más sumisas, más sacrificadas, más inocentes, más fanta- siosas, más ingenuas; otros francamente detestables: más serviles, más cobardes, más inútiles, más tontas, más malas, etcétera. Ahora bien, los pensadores que así construían a las mujeres, no podían, sin parecer francamente malintencionados, desdeñar a la in- LLAA AARRIITTMMEETTIICCAA DDEELL PPAATTRRIIAARRCCAADDOO ((33gg))MM22..iinndddd 99 11//1122//1155 99::3366 10 La aritmética del patriarcado gente cantidad de las que no se ajustaban a los más y menos de su aritmética. Pero todo tiene arreglo, y cuando no funcionan las mate- máticas puede funcionar la gramática. Resulta que existía «la mujer» sin adjetivo, un vasto genérico que eliminaba cualquier posibilidad de singularización. Pero por si acaso no bastaba, también había un perso- naje que recibió indistintamente los nombres de mujer genuina, mujer tipo, tipo medio, sexo tipo, mujer absoluta, mujer verdadera, mujer normal, mujer natural, hembra normal, mujer corriente, mujer real, mujer genérica, mujer ejemplar, mujer no liberada de su sexualidad, mujer verdaderamente mujer. Todas ellas representaban la feminidad «verdadera». Y esa feminidad no quería ni buscaba universidades, tí- tulos, derechos, autonomía, dinero ni reconocimientos. Tenía por ho- nor poner la mesa, barrer la casa, servir a un hombre, parir y cuidar muchos bebés concebidos de forma legítima y no concupiscente: pla- cer era igual a fornicación. De todos modos, tenía un cerebro apenas para el gasto, un desarrollo imperfecto, una evolución menor. Cual- quier mujer que no hiciera o deseara lo que debía querer o hacer tenía la marca a fuego de la monstruosidad. Pero a partir del siglo XIX había ya una pila de descontentas que estaban renunciando a tales honores, por lo que pasaban al grupo de las monstruosas y anormales que amenazaban el cetro masculino y la estabilidad del mundo. Era urgente detenerlas. Para ello se recurrió a dos tipos diferentes de discurso: el del susto y el del caramelo. El primero intentaba disuadirlas con el miedo: si estudiaban, si hacían carrera, si votaban, si se quitaban el delantal, serían culpables de grandes males: o en la competencia con ese «rival más fuerte» queda- rían vencidas, humilladas, aplastadas sin piedad como una raza infe- rior ante una superior; o procrearían una prole tarada que las llevaría a su propia desgracia; y peor aún, incluso podría ser que se cargaran a la especie entera. A ratos el tono admonitorio se volvía más agrio y corrosivo y las acusaban de querer romper la armonía social, robar parcelas a los hombres, invadirles el campo; o calificaban sus deman- das de esperanzas pueriles, barrabasadas absurdas, injustificables y temerarias; aspiraciones desdichadas, erróneas e insensatas. Todo esto solía ampararse en argumentos «científicos» y, por lo tanto, debe haber sido como una piedra sobre la conciencia de las mujeres que estaban buscando dejar de ser solo esposas complacientes y madres sacrificiales. LLAA AARRIITTMMEETTIICCAA DDEELL PPAATTRRIIAARRCCAADDOO ((33gg))MM22..iinndddd 1100 11//1122//1155 99::3366