I (dmagen de Dios)): La antropologia del Antiguo Testamento Bibliografia: BARTH, K., Dogmatique III/I, (t. 10 de la edic. francesa), Geneve 1960; BRATSIOTIS, N. P., «basan>, en DTATI, 866-882; FRAI NE, J. de, La Biblia y el origen del hombre, Bilbao 1966; GELIN, A., L'homme selon la Bible, Paris 1968; MAAS, F., «Adam», en DTATI, 80- 95; MORK, W., Sentido bfblico del hombre, Madrid 1970; PIDOUX, G., L'homme dans l'Ancien Testament, Neuchiitel 1953; RENCKENS, H., Creacion, paraiso y pecado original, Madrid 1960; SCHARBERT, J., Fleisch, Geist und Seele im Pentateuch, Stuttgart 1966; SCHEFFCZYK, L., El hombre actual ante la imagen bfblica del hombre, Barcelona 1967; SCHILLING, 0., Geist und Materie in biblischer Sicht, Stuttgart 1967; WESTERMANN, C., «Genesis», en Biblischer Kommentar 1/1, Neukirchen-Vluyn 1974; ID., SchOpjung, Stuttgart 19832; ID., Am Anjang, 1 Mose I, Neurkirchen-V1uyn 1986; WOLFF, H. W., Anthropologie des Al ten Testaments, Miinchen 1973 (hay trad. esp.); VV.AA., Der Mensch als Bild GoUes, Darmstadt 1969. La afirmacion primer a de la antropologia biblica reza: el hombre es criatura de Dios. Los documentos yahvista (Gn 2) y sacerdotal (Gn 1) contienen send os relatos de creacion del hombre en los que se glosa esta afirmacion fundamental. Pero antes de abordarlos con vie ne precisar que entiende la tradicion biblica por hombre, como 10 concibe y en que terminos expresa la realidad humana. 20 1." PARTE: ANTROPOLOGIA BIBLICA Se ha observado1 que el modelo antropologico con el que opera el Antiguo Testamento es, pese a la disparidad de auto res y epocas, no table mente est able y uniforme, sin que se detecten huellas de desarro- 1I0s diversificados; al menos en 10 tocante a los libros escritos en he breo, la afirmacion es correcta. Lo comprobaremos examinando los terminos mas ' import antes del vocabulario antropologico hebreo. Una vez obtenido el modelo de hombre en ellos implicado, sera el momento de detenernos en los relatos de creacion. Por ultimo tocare mos el problema que plantea la antropologia dellibro de la Sabiduria, escrito en griego a las puertas del Nuevo testamento. 1. La terminologia antropologica hebrea La idea que la cultura hebrea se hace del hombre se refleja en tres terminos antropologicos clave: basar, nejes, ruah. Ninguno de estos terminos tiene una equivalencia precisa en las lenguas occidentales modern as, 10 cual ilustra ya la distancia que media entre la concep cion del hombre en ellos contenida y la actualmente vigente. Por otra parte, sin embargo, esta antropologia -extrafia prima jacie a nues tros habitos mentales- nos suministra un caudal de intuiciones pa radojicamente actuales2• a) EI vocablo basa,J significa originariamente fa carne de cual quier ser vivo, hombre 0 animal4: Is 22,13; 44,16; Lv 4,11; 26,29. De ahi pasa a designar al mismo ser viviente en su totalidad, en cuan to visiblemente emplazado en el campo de percepcion sensible de los demas seres. La carne es la manifestacion exterior de la vitalidad organica; en este sentido, su significado se aproxima al que en las lenguas moder nas tiene el cuerpo en textos como Nm 8,7; Jb 4,15; 1 R 21, 27. Basar se emplea ademas, frecuentemente, como designacion del hombre entero: Sal 56,5.12 (la carne del v.5 pasa a ser elhombre del (I) PEDERSEN, J., Israel. Its Life and Culture, Oxford 19462, 99; PIDOUX. 6; SCHULTE, R., Cuerpo y alma. Muerte y resurrecciim, Madrid 1985, 23. (2) SCHEFFCZYK, 28. (3) L YS, D., La chair dans I'Ancien Testament, Paris 1967; WOLFF, 49ss.; SCHILLING, 49ss.; BRATSIOTIS, a.c.; PIDOUX, 18ss.; MORK, 33ss.; BAUM GAERTEL, F., «Sarx», en TWNT VII, 104-108. (4) Lo que no es 10 mismo que el cuerpo: TRESMONTA NT, c., Essai sur la pensee hebrai'que, Paris 1962, 53; SCHILLING, 49-52. «IMAGEN DE DIOS.: LA ANTROPOLOGIA DEL A. T. 21 v.12); Jb 34,15 y Jr 17,5 (observese en ambos textos la sinonimia carne-hombre). Dado que al menos un tercio de las veces en que apa rece basar se aplica tam bien a lo~ animales, su atribucion al hombre subraya el sustrato biologico comun a este y a los demas seres vivien tes. Hombres y animales estim, pues, enraizados en un ambito on tologico que los avecina, aunque -como luego se vera- difieran en tre si cualitativamente. En el uso del termino para denotar al hombre hay dos notas ca racteristicas: ante todo, y porque el hombre es un ser social cuya rea lidad nose agota en la frontera de su piel, sino que se prolonga en el tu proximo, basar puede significar el parentesco, el hecho de que todo hombre es siempre carne junto a carne, de forma que la carne del otro es tambien la carne propia en cierta medida: Gn 2,23-24 (hombre y mujer son «una sola carne»); Lv 18,6 Oa mujer consangui nea es Hamada «carne» de su pariente); Gn 37,27 (Jose es «carne» de sus hermanos); Is 58,7 (en ellimite, cualquier ser humano, y no solo el proximo 0 el consanguineo, es carne mia). La expresion kat basar (toda carne) sirve, en fin, para designar ala totalidad solidaria de los individuos que componen la especie humana (Is 40,5; 49,26; Jr 25,31; Jb 12,10; Sal 145,21) e incluso a todos los seres vivientes (Gn 9, 15.16). Lejos, pues, de connotar el principio de individuacion (co mo es el caso del griego soma), basar con nota un principio de solid a ridad 0 socialidad5• En segundo lugar, la designacion del hombre como carne sugiere a menu do los matices de debilidad -no solo fisica, sino tambien mo ral-, fragilidad y caducidad inherentes a la condicion humana: Gn 6,12 Oa carne se asocia a una conducta pecaminosa); Is 40,6 Oa car ne es tan efimera como la hierba campestre); -Sal 78,39 Oa carne es «un soplo que se va y no vuelve»). De notar que en estos textos no se adjudica a la carne el ser fuente 0 principio del mal, como estipulan las antropologias dualistas; se advierte tan solo que a su limitacion ontologica Ie es pro pia la cualidad del desfaHecimiento biologico 0 etic06 La dialectic a latente aqui es la de creador-criatura, no la de • espiritu-materia; de ahi que quepa hablar en sentido positivo de «un corazon de carne»: Ez 11,19; 36,26. De ahi tam bien que el termino basar no se predique jamas de Yahve', contrariamente a 10 que ocu- (5) ROBINSON, J.A.T., Le corps, Lyon 1966, 28s. (6) SCHARBERT, 77; SCHILLING, 53. (7) WOLFF, 49; BRATSIOTIS, 880. 22 1." PARTE: ANTROPOLOGlA BIBLICA rre con nefes, que se Ie atribuye una veintena de veces8 y, por supues to, con ruah, que se aplica a Yahve en el 35 % de los casos. Mas bien se asevera enfaticamente la soberania de Yahve (0 de su espiritu) so bre toda carne: Jr 32,27; Jb 12,10; Sal 136,25; 65,3; 145,21. b) Nefes es «la nocion central de la antropologia israelita»9. Pri meramente significola garganta, el organo de la respiracion: Jon 2,6; Sal 69,2; 105,18. Y, por metonimia, la respiracion misma, el aliento: 1 R 17,21s.; 2 S 16,14. De ahi toma el sentido de principio vital 0 vi da, comun a hombres y animales: Dt 12,23; Pr 8,35-36; Ex 4,19. En fin, nefes design a al propio ser viviente en general (Gn 12,5) y, mas particularmente, a1 hombre: Lv 23,30; 1 S 18,1; Jb 16,4 (en donde el termino est a funcionando obviamente como pronombre personal); Sal 103,1; 104,1. La nefes es el centro vital inmanente al ser humano, la persona con creta animada por su propio dinamismo y dotada de sus rasgos distintivos, hasta el punto de que con este termino se puede significar 10 que hoy llamariamos fa personalidad 0 la idiosincrasia de tal o cual ser humano; asi se dice que Israel -que fue extranjero en Egipto- «conoce la nefes del extranjero» (Ex 23,9), esto es, puede hacerse cargo de su psicologia por haber vivido antes en una situa cion anhloga. Por otra parte, la nefes hebrea no es una en tid ad puramente espi ritual, al estilo de lapsyche platonica. Y ello pese a que, de las 755 ve ces en que aparece, los LXX traducen el termino por psyche unas 680 veces10; traduccion -estima Westermann- «insuficiente)), cuan do no «desorientadora». En efecto, la nefes esta afectada por un per manente coeficiente de corporeidad; cuando el ser humano siente hambre, su nefes esta «vacia» (Is 29,8); el pueblo hambriento en el de sierto se lamenta de tener la nefes «seca» (Nm 11,6); la nefes disfruta con los buenos manjares (Is 55,2); etcetera. No es extraiio, pues, que basar y nefes se utilicen indistintamente para denotar al hombre entero, funcionando como sinonimos: Jb (8) WOLFF, 29, nota 6. (9) PIDOUX, 10; cf. WOLFF, 2555.; SCHILLING, 3555.; MORK, 4955.; WESTERMANN, en DTMAT II, 102; LYS, D., Nephesh. Histoire de /'ame dans la revelation d'lsrael au sein des religions proche-orientales, Paris 1959; JACOB, E., «Psyche», en TWNT IX, 614-625; SONNEMANS, H., Seele, Unsterblichkeit, Atijerslehung, Freiburg 1984, 299-306. (10) WESTERMANN, en DTMAT, 132; WOLFF, 25. olMAGEN DE DIOS.: LA ANTROPOLOGIA DEL A. T. 23 14,22; Sal 16,9-10; 63,2; 84,3.4; etc. La misma sinonimia se registra en las expresiones ka! basar-ka! nefes: Gn 12,10,12.15.16.17. Esta constatacion nos conduce a una conclusion importante: la pareja basar-nefes no remite a partes 0 aspectos diversos de la es tructura humana (como ocurre con el binomio cuerpo-alma) que se sumarian para dar como result ado el hombre entero. Cada uno de esos terminos es expresion englobante de 10 humano: todo el hombre es (y no tiene) basar; to do el hombre es (y no tiene) nefes. Con otras palabras: el hombre es unidad psicosomatica, cuerpo animado y/o alma encarnada 11. Todo ello quiere decir que al pensamiento antropologico biblico Ie es ajena una concepcion dualista 0 dicotomica. l,Puede entonces esa antropologia ser calificada de monista? Asi 10 hace Pidoux12, pero no parece que sea est a una caracterizacion afortunada, habida cuenta de las resonancias ideologic as que el adjetivo suscita, que no se ajustan en absoluto ala mentalidad biblica, como se vera mas ade lante. Mejor seria hablar de una antropologia sintetica, integracianis ta u halista, que ve siempre en el hombre una realidad compleja, plu ridimensional, pero a la vez, y por encima de todo, unit aria en su con creta plasmacion psicoorganica13• Y asi, a la nefes se Ie pueden atribuir las sensaciones organicas del hambre -segun veiamos mas arriba-, mientras que de los orga nos corporales se predican operaciones psiquicas: las entranas se conmueven (Gn 43,30), se emocionan por el bienamado (Ct 5,4), los rinones exultan (Pr 23,16) 0 esperan el don divino (Sal 145,15). EI verbo que designa la realizacion del acto sexual es canacer (Gn 4,1.17; 1 R 1,4; Jue 19,25; etc.). Y ello, porque «en el amor un alma conoce inmediatamente a otra alma; no hay entre ambas un cuerpo que se interponga, puesto que el cuerpo es el alma»14. En fin, una muestra mas de esta mutua imbricacion de 10 psiquico y 10 somatico la ofrece el campo semantico cubierto por el vocablo feb (corazon), el verdadero centro interior del hombre, en el que se imp rim en y desde (11) PEDERSEN, Israel, 171: oel cuerpo es el alma en su forma exterior.; cf. GELIN, 9-15. a.c., (12) 10: opor oposicion al dualismo moderno ... , el israelita es monista •. (13) SONNEMANS, 319s. (14) TRESMONTANT, 107; PIDOUX, 43: oel verbo hebreo conocer no de signa el conocimiento intelectual puro, sino que introduce un matiz de simpatia entre el cognoscente y 10 conocido •. 24 1.1 PARTE: ANTROPOLOGIA BIBLICA donde irradian las operaciones sensitivas, afectivas, electivas, cog noscitivas ... l~ Otra consecuencia importante de esta concepcion integracionista es que ni el pecado se ad scribe a la carne 0 al cuerpo ni la santidad concierne a un estrato espiritual 0 animico. Pecado y justicia, vicio y virtud, proceden de decisiones personales que embargan al hombre 16 entero, el cual esta ante Dios en su totalidad indivisible . c) EI hombre, en efecto, es el ser constitutivamente abierto ha cia arriba; esta apertura trascendental del ser humano puede ser col mada por la colacion del ruah17• EI termino significa primeramente brisa, viento: Gn 3,8; Ex 10,13; Is 7,2; consiguientemente, significara la respiracion (Gn 41,8) 0 incluso la vitalidad (Gn 45,27; Jue 15,19). 18 Pero en la mayoria de los casos se usa para denotar el espiritu de Yahve; en algunos casos menos, la comunicacion que de ese espiritu hace Yahve al hombre. Se trata, por tanto, a diferencia de nejes19, no ya del alien to inma 20 nente ai" ser vivo, sino de una fuerza creadora 0 de un don divino es pecifico: Jb 33,4; 34,14-15; Sal 33,6; 51,12-13; 104,29-30; Is 31,3 (observese aqui el doble paralelismo «humano-carne / divino-espiri tu»); Ez 11,19; 36,26-27. Estamos, en suma, ante «un concepto teoantropologicoll21 con el que se expresa una nueva dimension del hombre: la de su apertura a Dios.lo que hoy llamariamos el carisma sobrenatural: Is 11,2; 1 S 10,10; 16,13; Nm 24,2. En esta linea, los profetas pueden ser llamados «los hombres del espiritw), en cuanto poseedores de un carisma distinguido: Nm 27,18; Os 9,722• La no rara contraposicion basar-ruah (Is 31,3) no reproduce la oposicion dualista entre 10 material y 10 inmaterial; expresa mas bien la dialectic a entre la finitud y limitacion de la criatura y el poder om- (15) PIDOUX, 25; WOLFF, 68; DTMAT I, 1176s.; JACOB, en TWNT IX, 623-625. (16) MORK, 56s.; SCHEFFCZYK, 61. (17) WOLFF, 57ss.; SCHILLING, 44ss.; MORK, 95ss.; LYS, D., Ruach: Ie solijJ1e dans ['Ancien Testament, Paris 1962; JACOB, en TWNT IX, 625-628; BAUMGAERTEL, .Pneuma», en TWNT VI, 357-366. (18) 136 veces: WOLFF, 57. (19) Aunque hay a a1gun texto en que ruah :y neJes son practicamente sinoni- mos (I S 30,12; Jb 12,10); cr. WOLFF, 59. (20) MORK, 84. (21) WOLFF, 57. (22) MORK, 78s.; SCHARBERT, Fleisch ... , 80. dMAGEN DE DIOS.: LA ANTROPOLOGIA DEL A. T. 25 23 nimodo del Dios soberano y creador . EI hombre, que en cuanto ser en-si es nefes 0 basar, esta consagrado a la caducidad y la impoten cia, pero no es una entidad clausurada sobre si 0 abierta solo en sen tido horizontal. Es tambien 10 verticalmente abierto, el ser capaz de sostener una relacion dinamica con Dios, quien por la colacion del ruah sostiene su precariedad connatural, apuntala su debilidad y po sibilita el trascendimiento de la nativa condicion carnal por la partici pacion del don divino. d) Resumiendo: el hombre no es objeto en el Antiguo Testa mento de una definicion abstracta, esencialista 0 generic a, al estilo de las acunadas por la tradicion mosofica. Mas bien se Ie describe como unidad psicosomatica, dinamica, multidimensional, y como sujeto de una triple relacion constitutiva: al mundo y a los demas seres vivos, con los que tiene de comoo el ser carne animada por un aliento pro pio 0 nefes; al semejante, que ha de ser visto como prolongacion de su misma carne; al Dios que 10 creo y cuyo ruah puede acoger en su estructura existencial. En pocas palabras, el hombre: a) es basar en cuanto ser mundano, solidario de los demas seres, y particularmente de sus semejantes; b) es nefes en cuanto ser equipado con un dina mismo vital inmanente; c) participa del ruah en cuanto receptor del influjo carismatico de Dios, que 10 pone a su servicio y 10 llama a un destino salvifico. De estas tres dimensiones significativas, la mas importante cuali tativamente es la tercer a, en la que se plasma la decisiva relacion 24 Dios-hombre. EI hecho de que Dios haya creado por la palabra im plica que el creador espera de la criatura una respuesta; el hombre es la criatura mediante la cualla creacion responde verbalmente al crea dor. La creacion del mundo por la palabra se va a prolongar en nue vas e incesantes palabras creativas. Y asi, 10 mismo que Dios «llamo» al pueblo ala existencia (Ex 19,3-6), de igual modo «llama» al hombre singular: Dt 6,4-9; 30,15-20. EI ser humano vive literal mente de esa llamada y se mantiene en la existencia en la medida en que esta a la escucha, perseverante y atenta, de la palabra divina2~. En este juego de escuchar y responder late el secreto del logro 0 el malogro de la existencia humana, que es esencialmente existencia (23) SCHILLING, 46s. (24) RUIZ DE LA PEfl'A, J.L., Teofogia de fa creaci6n. Santander 19872, 30, 41ss. (25) SCHEFFCZYK, 48-59. 26 1.1 PARTE: ANTROPOLOGIA BIBLICA dia/6gica; quien no tiene esa capacidad responsorial activa es un hombre acabado (Sal 38,14.15: el moribundo es «como un sordo», «como un mudoll); por el contrario, el elegido de Oios experimenta una potenciacion de dicha capacidad (Is 50,4-5: el siervo de Yahve ha recibido «Iengua para hablar», se Ie ha «despertado el oido»; cf. Sal 40,7; 1 R 3,9, donde Salomon pide a Yahve c<un corazon que escu che»)26. El caso tipico de la actitud responsorial es el profeta, a quien 27 Oios abre el oido para que sea «su bocall : lr 15,19; Ot 8,3 (el hom bre vive no solo de pan, sino -y sobre todo- ccde 10 que sale de la boca de Yahvell). Si en el arquetipo helenista de 10 humano el sentido predominante es la vista, y la actitud mas valorada es la contempla cion -interpretacion estatica de la existencia-, en la mentalidad bi blica la audicion prima sobre la vision, y la actitud dinamica, tensio nal, de escucha, prevalece sobre la especulacion contemplativa28• Con todo esto tiene mucho que ver el que, segtin la Biblia, y a dife rencia de otras religiones, no es el hombre el que busca a Oios, sino Oios el que busca y alcanza al hombre para que este pueda finalmen 29 te dar con e1 . En realidad, y como observa Mork30 siguiendo a l.A.T. Robin son, toda la antropologia biblica se disefia bajo el imperativo de un ccprejuicio» teologico; el hombre es descrito de tal forma que to do 10 que de el se dig a pueda subsumirse en la relacion teologal. Mas que una psicologia «cientifica» 0 una antropologia neutra, 10 que la Biblia nos ofrece es el retrato de un ser cuya tinica razon suficiente es el ser para-Oios. Ahora bien, el fundamento radical de este ser-para 10 constituye el ser-desde, la creaturidad. De esta condicion creatural del hombre nos inform an los textos yahvista y sacerdotal que exami naremos a continuacion. (26) GELIN, 87ss. (27) WOLFF, 11655.; SCHEFFCZYK, 55. (28) BOMAN, T., Das hebriiische Denken im Vergleich mit dem Griechis chen. G6ttingen 1965. (29) GONZALEZ DE CARDEDAL, 0 .• Jesus de Nazaret. Madrid 1975, 584, citando a Simone Wei!. (30) O.c., 14s.; cf. SCHEFFCZYK, 37. dMAGEN DE DIOS.: LA ANTROPOLOGIA DEL A. T. 27 2. Los relatos de creacion del hombre 2.1. El relata yahvista: Gn 2,4b-25 A diferencia de la Fuente sacerdotal (P), a la que debemos el pri mer capitulo del Genesis (la unica cosmogonia con que cuenta la Bi blia)31, la Fuente yahvista (J), bastante mas antigua32, no contiene, propiamente hablando, un relato de creacion del mundo, sino del hombre. Como es sabido, en las mas viejas culturas los relatos de creacion del hombre preceden a los de creacion del mundo; antes de indagar en los enigmas d'el universo, el ser humano se ha sentido fas 33 cinado por los interrogantes que asedian a su pro pia condicion . En nuestro caso, el interes del yahvista no versa tanto sobre el origen del mundo cuanto sobre el origen del mal: i,como explicar la existencia del mal en una realidad procedente y dependiente de un Dios bueno? Para responder a esta cuestion, el autor va a articular su relato en dos partes bien diferenciadas; la primer a (c.2) nos presenta a los pro tagonistas del drama que se desarrollara en la segunda (c,)), y los situa en un mundo conscientemente idealizado, en el que todo esta en orden y las relaciones reciprocas de sus habitantes discurren en un clima de pacifica familiaridad. En el texto, tal y como ha llegado hasta nosotros, confluyen rela 34 tos que preexistieron separadamente en la tradicion oral de Israel ; habria habido narraciones independientes de la creacion del hombre, de la creacion de la mujer y del drama del paraiso. Las suturas entre ellas no siempre estan bien conseguidas; por ejemplo, la imposicion del veto al arbol de la ciencia Ie es intimada al hombre antes de ser creada la mujer (2,16-17), pero esta 10 conoce (3,2); asi pues, el «hombre» (haadam) de los vv. 7-17 serf a originariamente no un indivi duo humano del genero masculino, sino lIel ser humano)), la huma nidad. Otro indicio de superposicion de relatos: mientras que 2,9 (31) RUIZ DE LA PE~A, Teologfa ... , 3lss. (32) WESTERMANN, SchO'pfllng. 102. (33) WESTERMANN, ibid. • 101. Vid. un comentario a esta observ~ci6n de Westermann en ALBERTZ, R., WeltschO'pfllng lind MenschenschO'pfllng. Stutgart 1974, 54ss. (34) RENCKENS, 169ss., 213ss.; HAAG, H., Biblische SchO'pfllngslehre lind kirchliche Erbsiindenlehre. Stuttgart 1966, 49; RAD. G.von, El libro del Genesis. Salamanca 19822, 88s.; WESTERMANN, SchO'pfung. 102ss.; ID .• Genesis. 258s. 28 1." PARTE: ANTROPOLOGIA BIBLICA menciona dos arboles en el centro del jardin, 3,3 parece conocer solo uno, el que desencadenara el drama del pecad03~. De todos modos, la narracion de J en su forma actual presenta una unidad de pensamiento que no debe ser ignorada y que subrayan 36 todos los comentaristas. Segun von Rad , «Gen 2 ...n o es un amonto namiento de recensiones particulares, sino que pretende ser entendido como un to do que posee un hilo unitario de pensamiento». Wester mann advierte que da narracion est a concebida como totalidad»37. Asi, aunque las peri copas del paraiso (vv.8-15) y de la creacion de la mujer (vv.18-22) hayan surgido independientemente y, una vez anali zadas, parezcan bloques superpuestos a los que se adosa finalmente la narracion del c. 3, J consigue para el conjunto una vision unitaria y completa de la creaturidad del hombre. Crear al hombre, en efecto, no es solo dar vida a un ser humane (v.7); es tam bien establecer su entorno fisico (descripcion del paraiso: vv.8ss.), asignarle una tarea como ser activo (v.15), recordarle su res ponsabilidad frente aDios (vv.16-17), situarlo en un campo de rei a ciones con los demas seres (vv.19-20) y, sobre todo, con su tu mas proximo, la mujer (vv.21-24). Solo entonces el hombre esta comple to; la obra de su creacion finaliza y es celebrada con un him no jubilo so que sirve de epilogo triunfal a to do el relato (v.23)38. En resumen, el hombre -piensa el yahvista- es hombre cabal en cuanto ser dot ado de vida propia, enraizado en la tierra que debe tra bajar y cuidar y de la que obtendra sus medios de subsistencia, abier to obedientemente a la relacion de dependencia de Dios, situ ado ante el resto de los seres vivos como superior y, por ultimo, completado por la relacion de igualdad y amor con esa mitad de su yo que es la mujer. En este horizonte de comprension de 10 humano, el paraiso juega un papel esencial: va a ser el quicio sobre el que gire toda la gama de las relaciones interpersonales Dios-hombre, hombre mujer39• (35) BARTH, 297. (36) El libra .... 89. (37) Genesis. 259; 10., Am Anfang .... 31. (38) WESTERMANN, Am Anfang. ... 33; 10., Schopfung. 112ss.; BRIEND, J., .Gn 2-3 et la creation du couple humain., en VV.AA .. La creation dans I'Orient Ancien. Paris 1987, 123-138. (39) WESTERMANN, Genesis. 262.
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