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La angustia de Abraham. Las fuentes culturales del islam PDF

496 Pages·2013·7.55 MB·Spanish
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La ongustia dA ABRAHA Los orígenes culturales del islam 0. MAPA PREVIO La historia de la cultura es realmente la historia de la contracultura hecha con retraso. Porque las sucesivas ortodoxias, poco creadoras —la ortodoxia no crea, sino que diseca lo creado— han ido tomando préstamos retardados a la heterodoxia. […] Lo que no es contracultura es pedagogía. (Umbral 1976:60) Todo escolasticismo es la degradación de un saber en mera terminología José Ortega y Gasset (García Gómez 2001:17) Este ensayo se explica a sí mismo sobre la marcha y acaba detenién- dose en un denso epílogo que ubica conceptualmente el sentido de tal recorrido. Hasta allá se han aplazado explicaciones sobre inquietudes intelectuales y agradecimientos. Sólo nos reservamos para este escaso mapa previo la localización de unas mínimas coordenadas: 1. Abraham es el referente mítico fundacional de al menos tres sistemas religiosos. Abraham aparece como Ibrahim en el Corán y en la mayor parte de las versiones árabes del Antiguo Testamento. En el título de estas páginas traemos a colación la célebre imagen de Kierkegaard —la angustia de Abraham— para podarla de excepcionalidad pretendiendo dos cosas: en primer lugar, considerar en su justa medida el papel de los supuestos 9 fundadores de sistemas religiosos; es decir, dejar de considerar- los. En segundo lugar, navegar por la evolución de las ideas reli- giosas abrahámicas medio-orientales trazando en el horizonte el surgimiento de su natural arabización: el islam. 2. Partimos de que la compartimentación de los sistemas religio- sos llamados abrahámicos —judaísmo, cristianismo e islam— es convencional y arbitraria, al igual que sus fechas fundacionales o la pretensión de constituir tres sistemas individualizados en torno a sendas ortodoxias, separándose de ese modo entre ellos así como entre cada cual y sus pretendidas heterodoxias. Bien está admitir la asumida separación voluntaria entre esos siste- mas, pero ni pueden estudiarse por separado —ni ninguno de ellos, ni los tres sin sus heterodoxias—, ni existen tal y como hoy los reconoceríamos hasta al menos la Edad Media, ni cuanto se pretende hoy representativo de cada cual es todo cuanto cada cual ha producido a lo largo de la historia. 3. Como explicamos al final, la idea motriz de estas páginas es sustituir el concepto mítico de transmisión textual por el de evo- lución en la historia de esos sistemas religiosos. No por excen- tricidad, sino proponiendo un cambio de paradigma que posi- bilite un estudio racional y científico del hecho religioso en la historia. Un estudio actualizable después en mil y un aspectos, pero al menos equidistante por una vez del integrismo ateo y del gnosticismo new-age. 4. El dogma y la ortodoxia se presentan siempre avalados por la tradición, pero son en realidad innovaciones o al menos selec- ciones aislantes, discriminatorias de gran parte de esa tradi- ción. En esa larga evolución compartida y simbiótica de tan- tos posibles judaísmos, cristianismos e islames, se han forjado unas determinadas ortodoxias mediante el proceso recurrente definible como continuidad retroactiva que barajaremos en todo momento. En realidad, es cuanto en el mundo cinematográfico y literario se denomina precuela. Las ortodoxias, así, aparecerán como un constructo, una novedad impositiva; una victoria sobre opciones igualmente válidas, no un canon original salvaguar- dado. La cuestión es —siempre— quién manda aquí, a lo que se amolda después el quién está más cerca de una mítica fuente exclusiva de verdad, que después administrarán los weberianos monopolizadore de verdades absolutas. Así, en la invención de una 10 tradición, será esencial administrar la llamada autoridad discur- siva sobre la que germinará la verdad (Briggs 1996:435). 5. El objetivo final de este ensayo es desmitificar el carácter adá- nico de esos tres sistemas religiosos, relativizar sus exclusivis- mos genésicos, y ocasionalmente reubicar al islam en un largo proceso evolutivo de ideas religiosas ambiguas y humanas. Con ello pretendemos seguir rompiendo el mito de una aparición extraña, alienígena, invasiva y alteradora del islam en la historia del Mediterráneo, sentido final del recorrido evolutivo de estas páginas. 6. Con ser éste un ensayo sobre religiones comparadas, tal com- paración es inducida porque se hará muy especial hincapié en las circunstancias históricas que vieron nacer al sistema cultural del Islam, la seria consideración de una etapa porosa definible como Antigüedad Tardía islámica en tanto que evidente subida de marea cultural relacionada con la lengua y cultura árabe, en primer término. En puridad, es éste un ensayo sobre los oríge- nes del islam, desde el convencimiento de que para hacerse una idea de éstos se necesita comprender el amplísimo desarrollo de los sistemas abrahámicos y viceversa, que aquellos que estudian las tradiciones marginales cristianas y judías en los siglos VI y VII se vie- nen dando cuenta recientemente de que el periodo formativo del islam es también para ellos una mina de oro (Lourié 2012:xvii) Porque la naturalidad a la hora de percibir lo islámico se alcan- zará socialmente tras comprender los lentos mecanismos de constitu- ción de su sistema cultural, la naturalidad de su existencia, la cerca- nía de su evolución, la necesidad de tratarlo en las fuentes culturales de Occidente y Oriente. Sólo después de esa lectura historiológica se comprenderá lo islámico como efecto, y no como causa de una extraña y convulsa época de continua referencia mítica desde el presente. Por cierto, esto es un ensayo. No es una Historia sino su comentario; su guarnición. 11

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