La actitud de la mujer frente al embarazo Por Manuel H. Orellana H. (Psicólogo/Sexólogo) Primero analicemos la teoría: Cuando hablamos de definir ACTITUD esta se determina como una organización relativamente estable de creencias, sentimientos y tendencias de conductas dirigidas hacia algo o alguien el cual se convierte en el objeto de la actitud ( G. Morris 2009 ) Preguntas tales como: “No me gusta su actitud” es muy reveladora. A menudo se le pide a la gente que “cambie su actitud” o que haga “un ajuste en su actitud” Ahora bien …”¿Qué significa esto? ¿Qué son las actitudes ? ¿Cómo se forman? ¿Cómo pueden cambiarse? Retomando la definición … Las creencias incluyen hechos opiniones y nuestro conocimiento general acerca del objeto. Los sentimientos abarcan amor, odio, agrado, desagrado, y sentimientos similares. Las tendencias de conducta se refieren a nuestras inclinaciones para actuar de ciertas maneras hacia el objeto aproximarnos a el o evitarlo. Ahora bien entre las actitudes y la conducta existe una relación que no siempre es simple ( Andrich y Styles 1998 ) Variables como la fuerza de la actitud, la facilidad, la facilidad con que viene a la mente, lo destaca que es una actitud particular en una situación determinante y lo relevante que es la actitud para la conducta ayudan a determinar si una persona actuara de acuerdo con su actitud ( Kraus 1995 ) Los rasgos de la personalidad también son importantes. Algunas personas adecuan sus acciones a sus actitudes de forma consistente ( Norman 1976 ) Otros tienen la tendencia a invalidar sus actitudes para comportarse adecuadamente en una situación determinada. Como resultado, las actitudes predicen la conducta mejor para algunas personas que para otras ( Snyder y Tanke 1976 ) Las personas que califican alto en auto supervisión son especialmente propensas a dejar de lado sus actitudes para comportarse de acuerdo a las expectativas de otros. Antes de hablar o actuar, las personas con una elevada auto supervisión observan la situación en busca de señales acerca de cómo deberían reaccionar. Luego tratan de cumplir esas “demandas” en lugar de comportarse de acuerdo con sus propias creencias o sentimientos. En contraste las personas con baja auto supervisión se expresan y actúan en gran congruencia con sus actitudes, mostrando poca consideración por las claves o restricciones situacionales. El desarrollo de las actitudes se derivan de las primeras experiencias personales directas. Los niños son recompensados con sonrisas y aliento cuando agradan a sus padres y son castigados con desaprobación cuando los disgustan. Estas primeras experiencias generan en los niños actitudes positivas y negativas duraderas. ( Oskamp 1991 ) Las actitudes tambien se forman por imitación; los niños imitan la conducta de los padres y de sus pares ( amigos ) adquiriendo actitudes aun cuando nadie este tratando deliberadamente de influir en sus creencias. Pero los padres no son la única fuente de actitudes; los maestros, los amigos e incluso las personas famosas son también importantes en la formación de nuestras actitudes. Los medios de comunicación masiva en particular la televisión también tienen un gran impacto en la formación de actitudes en nuestra sociedad. Como ustedes comprenderán estimados lectores cuando hablar de ACTITUDES se trata es importante que lo veamos como un factor y aspecto significativo en nuestras vidas desde el nacimiento; con la particularidad que en ocasiones funciona nuestra personalidad como un filtro que dirige lo positivo o negativo de las mismas. Ahora bien veámoslas en la que respecta a la situación de la mujer específicamente en el embarazo esta como una etapa muy importante y frágil en las emociones de ellas ya que su sistema endocrino esta produciendo un TSUNAMI de respuestas afectivas que provocan inestabilidad y depende principalmente la fortaleza de la personalidad para que las actitudes sirvan como punto de equilibrio en todas direcciones. También el embarazo es un periodo que provoca cambios psicológicos en la mujer constituyendo una etapa de transición en el cual los futuros padres se preparan para integrar al futuro niño en su nuevo mundo relacional lo que implica realizar diversos ajustes a nivel personal y familiar. Se considera propio de este periodo una mayor sensibilidad de la mujer a las interacciones. Los cambios biológicos y corporales se relacionan con una mayor inestabilidad emocional convirtiéndolo así en un proceso dinámico de mayor permeabilidad y vulnerabilidad. Un aspecto a considerar en el embarazo es la ambivalencia la cual es promovida por las actitudes implicando cambios y crisis que se consideran normales y esperables tales como: asumir el rol maternal, hacer un lugar para el bebe en el mundo de la madre, cambios en la relación consigo misma, con la pareja, con la familia, la pérdida del estilo de vida y la adquisición de una nueva identidad. Es importante considerar que la seguridad emocional de la madre influirá en el concepto que desarrolle de si misma como tal, y en el vinculo con ese nuevo miembro de la familia al cual todos estarán ansiosamente o desanimadamente esperándole dependiendo de la perspectiva y de la actitud que se desarrolle en el ambiente y por lo consiguiente las tareas emocionales Ahora bien… es importante considerar que la seguridad emocional de la embarazada influirá en el concepto que desarrolle de sí misma como futura madre, y en el vínculo que desde ya está estableciendo con su hijo. En este sentido es una etapa que genera un proceso de redefinición, ya que la mujer reedita su propia historia vincular, con amplias posibilidades de modificar los patrones de vínculo. En relación con esto, las tareas emocionales de un embarazo normal son vincularse al bebe intrauterino, desarrollar sentimientos y emociones positivas hacia el bebé, dar cabida al bebé real y verbalizar la ambivalencia, fantasías y temores. Dentro de las tensiones y problemas que se podrían asociar a un embarazo normal, están las frustraciones y demandas emocionales, sentir ansiedad, miedo o enojo; los cambios físicos difíciles de procesar; las dificultades del tercer trimestre; el mayor cansancio, sensibilidad, dependencia y la exacerbación de problemas previos: emocionales, económicos, sociales. (Lartigue, 2005) Se consideran actitudes negativas hacia el embarazo o la maternidad el deseo de terminar el embarazo, el deseo de dar al niño en adopción, la ambivalencia excesiva, los síntomas psicosomáticos excesivos, intensos o inexplicados, el temor a la obesidad, talla, etc. (Lartigue, 2005) En relación con lo anterior, los autores establecen como vivencias anormales del embarazo la negación del embarazo, en la cual la mujer y su pareja actúan como siempre. No se darían los cuidados y preocupaciones respecto a la gestación, acudiendo a escasos o nulos controles prenatales. No se presentaría ningún síntoma y/o antojo; habría una negación de la realidad, “olvidándoseles” que está embarazada. No pensarían en el nombre del bebé, ni tampoco habría una preparación del espacio físico del bebé, ropa, alimentos, pediatra. Todo lo anterior no permitiría construir el “nicho psicológico” necesario. Y por lo consiguiente la ACTITUD DE ACEPTACION HACIA EL BEBE (Lartigue, 2005) Otra vivencia anormal del embarazo, planteada por Lartigue (2005) es la “Patología del destino”, en la cual se presentaría una predestinación del bebé, una presión consciente por logros, una transmisión intergeneracional de roles y expectativas asociadas al bebé. También consideran parte de un embarazo anormal, la presencia de síntomas somáticos repetidos, inexplicables, como la preocupación excesiva por aumentar de peso; el cansancio excesivo, falta de energía, debilidad; los vómitos y náuseas excesivos; las quejas de dolores y molestias en múltiples sitios; un malestar psicológico; consultas médicas y exámenes frecuentes, sin sentirse confortada con las explicaciones médicas y con excesiva necesidad de reaseguramiento. Maldonado (1999) plantea que es importante considerar que la salud mental durante el embarazo, está influida por diversos factores. Hay problemas inherentes, como el que sea un embarazo no planeado o no deseado, un embarazo en la adolescencia, se puede presentar miedo a cuidar al bebé y un enfrentamiento de los requisitos del embarazo. Por otra parte se pueden presentar problemas interpersonales, como un precario cuidado prenatal, violencia doméstica, abuso, falta de redes de apoyo, etc. También la salud mental durante el embarazo se puede ver influida por trastornos mentales, como duelos no resueltos, trastornos del ánimo, trastornos ansiosos, trastornos de alimentación, trastornos de la personalidad o psicosis. Junto con lo anterior, también se deben considerar las complicaciones durante el embarazo, las actitudes frente al embarazo, el estrés prenatal y el uso de substancias. Al considerar la salud mental de la madre durante el embarazo, se abre la pregunta sobre cómo afecta el estado emocional de la madre al bebé que está en desarrollo. DiPietro (2002) plantea que desde tiempos inmemoriales ha habido historias sobre el efecto que las emociones maternas tendrían sobre el bebé intrauterino, basándose en tradiciones culturales y en el folclore. Por esto una gran cantidad de estudios científicos se han realizado para determinar la validez de estas creencias, examinando la forma en que el estrés y la ansiedad materna podría relacionarse con los resultados del embarazo y desarrollo postnatal del niño. Bustos (2005) plantea que a la hora de comprender los problemas que se suscitan durante el proceso gestacional, es muy importante considerar los factores psicosociales, que corresponden a las dimensiones de la interacción directa de la mujer con su micro- ambiente, tales como la existencia de eventos vitales, el grado de sufrimiento emocional que éstos generan, los recursos personales y el apoyo que brinda su red social; todos ellos promovidos por el tipo de actitud que la madre en primer lugar a aprendido en sus etapas anteriores y luego las nuevas actitudes que se desarrollan en la nueva familia. La autora plantea que se han propuesto modelos integradores biosicosociales, que plantean que existen ciertas condiciones individuales, sociales y culturales que son el contexto donde se asentarían los factores de riesgo para el estado del recién nacido y que estarían altamente relacionadas entre sí. Por otra parte, respecto a la influencia de las emociones maternas al desarrollo del bebé intrauterino, se encuentra la perspectiva del neurodesarrollo, focalizada en el estudio del desarrollo del sistema nervioso humano, que postula que los orígenes de la psicopatología son el resultado de factores etiológicos que alteran el curso normal del desarrollo cerebral. El neurodesarrollo es un proceso que se inicia con la concepción y que se extiende a lo largo de toda la vida, es un proceso muy complejo que puede verse alterado por un sinnúmero de factores, desde factores genéticos hereditarios hasta estresores psicosociales (Cicchetti & Walker, 2003). Bustos (2004) propone que durante el embarazo, la percepción de los padres sobre el ambiente, se transmite al bebé intrauterino a través de la placenta. Estas emociones, que se han vuelto químicas, de la madre afectan al feto de manera que éste evocaría las mismas respuestas emocionales que la madre, junto con sus respectivas consecuencias y sensaciones fisiológicas. Se le otorgaría al feto información previa respecto al ambiente. Esta información estaría definida por la conducta y percepción de los padres. De esta forma, la química emocional de la madre “determinaría” la química emocional de la descendencia. La autora pone como ejemplo, que si una madre se ve enfrentada a diferentes tensiones durante su embarazo, es muy probable, que el niño nazca con una actitud defensiva ante su medio. De cierto modo, la conducta de los padres pre- o casi programaría la conducta futura de los niños, lo cual les permitiría adaptarse más rápida y exitosamente al ambiente del hogar. Sin embargo, la autora destaca que las consecuencias conductuales de niños expuestos a actitudes negativas o destructivas durante su desarrollo prenatal puede ser revertido psicológicamente, una vez que dichas consecuencias han sido identificadas. (Bustos, 2004) DiPietro (2002) establece que al momento de estudiar el estrés materno durante el embarazo, es importante considerar que lo que cada mujer considera estresante, está determinado por diversos factores, incluyendo aspectos de su personalidad, como su nivel de ansiedad y su visión de la vida. La autora plantea que hay diversas razones por las cuales podríamos esperar que el estado emocional materno afecte al feto. Sin embargo, es importante considerar que los pensamientos de la madre no son transmitidos al feto, ya que no hay conexión neuronal directa entre ellos. Por esto, para que el funcionamiento psicológico maternal tenga impacto sobre el feto, debe traducirse a efectos fisiológicos. Los mecanismos más considerados, a través de los cuales esto ocurre son la alteración en la conducta maternal (como el consumo de alcohol y sustancias), una reducción del fluido sanguíneo que provoca que el feto se vea deprivado de oxígeno y nutrientes y el transporte de neuro-hormonas de estrés a través de la placenta (DiPietro, 2002). plantea que neuro- hormonas, como el cortisol, son necesarias para la maduración del feto y para el proceso del nacimiento. Sin embargo, variaciones relativamente pequeñas, sobre todo al comienzo del embarazo, son capaces de generar una cascada de efectos que podrían causar cambios en el comportamiento y principalmente en el desarrollo de las actitudes del bebe hacia la vida misma. Veamos a lo que se refiere Gaviria (2006) con respecto a la ansiedad. Plantea que un estudio publicado por O´Connor y cols., en 2002, describe cómo la ansiedad de la madre gestante incrementa el riesgo de problemas comportamentales en la infancia, lo cual sugiere que éstos podrían deberse al efecto directo de la ansiedad de la madre sobre el desarrollo cerebral fetal. El citado estudio de O´Connor y cols. evalúa problemas comportamentales y emocionales en niños de cuatro años de edad. Se encontró asociación entre la ansiedad materna y una serie de trastornos en los niños, aun después de controlar riesgos obstétricos y sociodemográficos. El más sorprendente hallazgo es que los niveles de ansiedad de la madre en la gestación tardía estuvieron asociados con hiperactividad y déficit atencional en los niños y problemas comportamentales y emocionales en niños y niñas. El estudio de Austin y cols. evaluó el vínculo existente entre las características de la ansiedad materna, los eventos vitales estresantes, la depresión y el temperamento del infante. Se observó que los altos puntajes de ansiedad de la madre durante el embarazo se correlacionaban con la caracterización de un temperamento difícil en el niño. Los resultados de la medición de la depresión en la madre también fueron predictores del temperamento del niño. El estudio concluye que las características de la ansiedad materna fueron las que adelantaron el temperamento difícil en el niño, independiente de la depresión concomitante y las variables sociodemográficas y los factores de riesgo obstétrico. Por último, estudios experimentales en bebés ratas, cuyas madres habían sido sometidas a situaciones nocivas durante la gestación, han mostrado, además de la hiperactividad del eje HPA y aumento en las concentraciones de las hormonas relacionadas con el estrés, deficiencia de receptores del ácido gamma-aminobutírico (GABA) y de benzodiacepinas, ambos necesarios para la acción calmante en situaciones de estrés (Gaviria, 2006). En cuanto al Trastorno afectivo bipolar, Gaviria (2006) plantea que estudios de neuroimágenes muestran anormalidades estructurales y funcionales en los trastornos del ánimo, lo cual sugiere que alteraciones en el neurodesarrollo podrían estar a la base. Esta forma de patología puede reflejar neurodesarrollo aberrante o deterioro en la plasticidad cerebral. Los estudios existentes sugieren que, aparte de la desregulación funcional, las anormalidades estructurales subyacentes pueden contribuir a la patogenia de los trastornos del humor. ACTITUD POSITIVA Y EMBARAZO Libros, revistas para padres, folletos de divulgación y propaganda, manuales higiénicos… La embarazada de hoy día que quiera saber cual es la “conducta ideal” en sus circunstancias, se ve rodeada por una verdadera inundación de información en la cual es difícil que encuentre la regla más importante para pasar un embarazo: recordemos, el embarazo no es ninguna enfermedad, y la definición, que incluye tanto el proceso biológico como psíquico de la madre, más acertada lo define como ‘un estado de excepción normal’. La naturaleza es la primera interesada en la conservación y multiplicación de sus especies y por esta razón el proceso reproductor está defendido contra toda clase de trastornos y accidentes, mediante medidas de seguridad de tipo orgánico que cuidan de que el proceso llegue a buen fin. Incluso bajo las condiciones existenciales más extremas, en medio de guerras, de catástrofes naturales, epidemias y hambre… se han concebido, gestado y traído al mundo niños sanos. Sin duda alguna, la conducta a seguir debe ceñirse más al adecuado ajuste de la mujer consigo misma que a seguir unas estrictas pautas con mil y una reglas que en ocasiones confunden y estresan a la embarazada más que guiarla. ¿En qué consiste ese ajuste de adecuación? La mayoría de las mujeres necesitan ayuda para conseguir ese equilibrio consigo mismas durante el embarazo. Las consultas al ginecólogo, el asesoramiento de las escuelas de maternidad, la gimnasia pre-parto, en fin; basan sus orientaciones en un principio elemental: quitar miedo y darle ánimos a la madre para prevenir al máximo los trastornos del desarrollo fisiológico y potenciar su salud psicológica y espiritual. También podría resultarle un estímulo el redescubrir su propio cuerpo ante una situación nueva para su organismo, que empezará a cambiar y evolucionar, y con ello, a requerir hábitos y necesidades nuevas en: el sueño, la comida, la digestión, la respiración, el olfato, el gusto, la vista y el tacto… que la gestante deberá aprender a asumir con naturalidad y sin agobios. Debemos pensar que todo sigue dentro de un proceso natural que requiere de estos cambios, ya que el cuerpo de la madre debe adaptarse y acomodar a un nuevo inquilino en su interior, y que éste, debe ser correspondido. Llegar a este complejo punto necesita, como todo en la vida, un proceso que siempre procurará ser complementario y beneficioso para ambos organismos, pasando de ser dos extraños a formar un solo uno. El pensamiento positivo es un componente importante de mejorar sus ocasiones de conseguir el equilibrio entre la actitud positiva y la realidad. Los estudios han encontrado que el pensamiento positivo disminuye niveles de tensión y el riesgo de la depresión la cual alternadamente llevó a las probabilidades crecientes a que el producto de ese embarazo es decir el feto tenga las mejores opciones de salud las cuales increíblemente se gestan en el sistema nervioso central siendo su base el cerebro y el pensamiento. Muchas mujeres llevan hoy en día las vidas agitadas, y no es para menos; es decir desde compañeras hasta amas de casa y cuidadoras de otros miembros de la familia con los cuales ella debe interaccionar mostrando un estado de salud óptimo y obligándose a ello. La actitud de búsqueda de soluciones a la problemática cotidiana es un factor importantísimo que ayuda a la salud mental mejorando su capacidad de respuesta emocional y sentimental mostrando en cualquier caso la mejor actitud crítica y de ajuste del comportamiento. La actitud es clave durante el embarazo Las mujeres embarazadas enfrentan importantes cambios físicos y emocionales durante ese estado. La actitud ante lo que sucede y lo que vendrá es crucial para el buen término del embarazo y el comienzo de una nueva vida como madre. Si estás embarazada o lo estás planeando, esta lectura te ayudará a disipar algunas dudas. El estado de gestación en una mujer es una etapa que, dependiendo de sus anhelos, condición o edad, puede alterar su ritmo de vida o ser plenamente bien recibido. Independientemente de haber sido esperado o no, las mujeres podemos recibir la buena noticia con tranquilidad, alteración o incertidumbre. Puntualmente, en el caso de las mujeres que reciben con miedo la noticia, consultamos a la sicóloga Vanessa Lovera, quien al iniciar nuestra conversación aseguró: “Una actitud positiva y saludable ayuda a un embarazo y parto feliz”. Recordó que durante la gestación existe un juego hormonal muy importante, una alteración química que tiene consecuencias a niveles físico y emocional. En el primer trimestre son muy frecuentes los malestares que se generan por los repentinos cambios en el cuerpo de la mujer y la formación del nuevo ser; las náuseas, sueño excesivo y otros síntomas son por razones físicas principalmente, sin embargo, estos malestares también pueden ser provocados por la mente, pues la nueva madre no sabe a qué se enfrenta y, como muchas veces no exterioriza esas dudas y miedos, somatiza y esto termina en descompensaciones muy molestas. Pueden ocurrir especialmente en mujeres que no han programado su maternidad y que el hecho de que pasarán por varios cambios, un parto y una nueva persona en su vida, generan una sensación de desespero. Otro factor crucial es si la mujer está sola o acompañada, con el apoyo de una pareja o con las personas del entorno de ella. Cómo superar malestares Lo primero es eliminar el viejo mito “ya te va a pasar”, pues está totalmente contraindicado. Sostiene nuestra asesora que ponerles palabras a los sentimientos y emociones son la mejor receta. Es fundamental tomarse un tiempo y escucharse a sí misma hasta identificar el problema. Saber cuál es el problema hará más sencillo encontrar la solución. A partir de haber encontrado la inquietud, lo importante es hablar con alguien, lo mejor es un profesional calificado que pueda asesorar. Hablarlo sin reservas con la pareja o entorno familiar es fundamental, pues son ellos los que estarán constantemente apoyando a la embarazada. Es bueno tener en cuenta que transmitir las inquietudes a personas no calificadas puede generar opiniones no muy acertadas y contraindicadas. La mujer podrá claramente distinguir los buenos consejos de los malos, podrá alejarse de las experiencias negativas y acercarse a las positivas. Antojos y compañía Una constante de los embarazos son los famosos antojos, un mecanismo psicológico que muchas veces puede derivar en excesos. La embarazada debe alimentarse correctamente, pero no debe ingerir alimentos que solo por gusto se consuman y no sean ricos en nutrientes para ella y su bebé. Podrían esos kilos de más dificultar un parto normal y dejar un exceso de kilos luego del alumbramiento. A partir del segundo trimestre de embarazo, la mujer ya ha aceptado por completo su estado, los primeros malestares probablemente ya han pasado. Sin embargo, los cambios físicos se harán más visibles según pasen las semanas y también aparecerán otras molestias muy comunes. El exceso de peso, el parto y sus secuelas, la retención de líquido, el cansancio excesivo y otros cambios que se acentúan generarán estados de ánimo muy fluctuantes. Ahora es cuando la actitud positiva que mencionamos cobrará más fuerza, pues la autoestima deberá ser fortalecida con cuidados en el peso, de la piel, tranquilidad y mucho amor. Dar a luz El estado psicológico saludable permite que la mamá se prepare para un parto normal. Las mujeres están preparadas para ello, siempre y cuando el estado de salud de la madre y del hijo lo permitan. Una actitud correcta, equilibrada y positiva ante la maternidad facilita el trabajo a nivel del parto. Una madre que llega con miedo al parto puede tener complicaciones, pensar solo en la naturalidad del hecho y en el hijo es el soporte necesario para que todo transcurra de la mejor manera. Ayudan la preparación mental y la conciencia de lo que va a pasar. La experiencia negativa de una amiga o familiar no es parámetro para medir lo que te sucederá, cada embarazo es único y dependerá de la actitud para hacerlo llevadero, tranquilo y exitoso. La clave de un embarazo feliz es la información, aceptar lo que nos pasa y nutrirnos de respuestas de fuentes confiables. Evacuar dudas y sobre todo mitos, enfatizar en la actitud positiva y saber qué cosas cambiarán en la vida. Todas las acciones durante el desarrollo del embarazo serán cruciales y repercutirán en el parto y la nueva etapa. Para poder mejorar la capacidad de respuesta al optimismo y la actitud positiva de la madre antes durante y después del parto se le aconsejarían ejercicios físicos y mentales como los que a continuación se detallan en esta lista: Pero la gran pregunta sería: ¿Es necesario prepararse para la llegada de un hijo? No hace muchos años, el prepararse para la llegada de un futuro hijo consistía simplemente en cuidar la alimentación y demás hábitos y esperar durante nueve meses hasta el momento del parto, sabiendo que el dolor que iba a acompañar dicho proceso iba a ser intenso. En los últimos años esta situación ha cambiado y los futuros padres se preocupan por informarse adecuadamente, prepararse física, psicológica y emocionalmente para la llegada de un hijo, y por adoptar una actitud positiva ante la nueva situación. La preparación al parto abarca embarazo, parto y puerperio, y tiene como objetivo: § Proporcionar información sobre hábitos saludables para la mujer. § Explicación de los cambios físicos y psíquicos. § Consejos para aliviar posibles molestias. § Preparar a la embarazada para el momento del parto y reducir la posibilidad de intervención médica y realización de cesárea. § Informar sobre tipos de tratamientos para el dolor. § Ayudar a mantener una actitud positiva ante el embarazo. § Ayudar a los padres a comunicarse, identificar preocupaciones que puedan surgir después del parto y proporcionar los conocimientos necesarios para actuar con responsabilidad. § Información para la elección de la lactancia adecuada y cuidados del recién nacido. Los cursos de preparación al parto, con algunas diferencias de unos a otros, suelen constar de: Clases teóricas: Explicación sobre técnicas de relajación y respiración, conceptos en anatomía y fisiología del embarazo, hábitos saludables durante la gestación, información sobre el parto, explicación de lo que son las contracciones, la analgesia y la anestesia en obstetricia. Clases prácticas: § Técnicas de relajación: Existen diferentes métodos. Tienen como objetivo fundamental disminuir la tensión nerviosa que puede surgir del desconocimiento, miedo y molestias propias de esta etapa. Con una relajación adecuada se puede conseguir disminuir la fatiga durante el periodo de gestación, mejorar el insomnio, aceptación de los cambios físicos y psíquicos, hacer frente a cualquier posible situación adversa. En cuanto al momento del parto, permite hacer frente mejor al dolor y la fatiga propios del mismo, disminuyendo las complicaciones durante dicho proceso. § Ejercicios de gimnasia prenatales: Se realizan con el fin de tonificar la musculatura de la futura madre e irse adaptando poco a poco a los cambios físicos que se producirán. Es importante realizar estos ejercicios bajo control médico (ejercicios circulatorios, pélvicos, abdominales, pectorales y perineales). Asimismo, la realización de estos ejercicios ayuda a combatir determinadas molestias que pueden surgir a lo largo de la gestación. § Medidas posturales: Para evitar o aliviar el dolor lumbar que suele comenzar avanzada la gestación, entre el quinto y séptimo mes, se suelen recomendar una serie de medidas posturales y mantener posiciones correctas durante el descanso. No coger peso, y si se hace, repartirlo en cargas menos pesadas. Coger las cosas del suelo agachándose, doblando las rodillas, mantener la espalda lo más recta posible. Es aconsejable dormir acostada de lado con las rodillas dobladas, o con un cojín entre las mismas. Siempre que se siente, procurar apoyar la zona lumbar, y si es necesario, colocar los pies en alto. Evitar estar de pie mucho tiempo innecesariamente. § Técnicas de respiración: La realización de ejercicios de respiración proporciona una serie de beneficios para la madre y el feto a lo largo del embarazo y durante el parto. Con la realización adecuada de estos ejercicios se conseguirá una mayor oxigenación para la madre y para el futuro hijo. Los cambios físicos durante el embarazo, especialmente el aumento de peso, exigen un mayor esfuerzo muscular, llegando a ser máximo durante el parto, siendo necesaria una mayor cantidad de oxígeno. Asimismo, la respiración del feto hasta su nacimiento se realiza a través de la sangre de la madre, por lo que una adecuada respiración materna garantiza un correcto desarrollo fetal. Cada contracción equivale a una respiración. Así, durante la fase de dilatación, con la respiración se podrá controlar el dolor y una oxigenación adecuada al mismo tiempo. Clases de puericultura: Todo lo relativo al bebé ya nacido. Lactancia y controles pediátricos. Todos los cuidados necesarios del bebé. Alimentación durante el primer año de vida. Vacunación. Prevención y tratamiento de las situaciones más frecuentes. Clases postparto: Impartidas un mes y medio después del parto para recuperación física y análisis de posibles problemas relativos al postparto.
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