Description:Marianne aceptó la inseminación artificial, peroignoraba el origen de aquellos espermatozoides. Todo parecía perfectamente normal en aquellaclínica. Marianne confiaba del todo en el civilizado ginecólogo, doctorStephen. Es verdad que las preguntas que le hacía ese otro médico alemán, eldoctor Schultz, acerca de sus orígenes ancestrales, eran algo inquietantes,pero no lo suficiente como para cambiar su voluntad de dar a luz al hijo tantotiempo deseado. Sin embargo, Barry Eckstein, del Servicio deInteligencia Israelí, no compartía la plácida opinión de Marianne sobre aquellaclínica. En primer lugar, porque sabía que el tal doctor Schultz no era otroque el notorio ex nazi Hugo Reisener, que había viajado desde Munich a laclínica llevando una probeta con desconocidos productos médicos en su interior. Y si bien Marianne estabadecidida a dar al mundo una nueva vida, muchos también estaban decididos aquitarle a ella la vida antes de que finalizara su embarazo...