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Jesucristo, su persona y su obra en la Carta a los Hebreos PDF

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f CÉSAR AUGUSTO FRANCO MARTÍNEZ JESUCRISTO, SU PERSONA Y SU OBRA, EN LA CARTA A LOS HEBREOS Lengua y cristología en Heb 2, 9-10; 5, 1-10; 4, 14 y 9, 27-28 Ediciones Encuentro, S. A. Fundación San Justino Madrid, 2010 © 2010 Ediciones Encuentro © César Augusto Franco Martínez Al presbítero Mariano Herranz Marco, mi buen maestro Queda prohibida, salvo excepcion prevista en la ley, cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública y transformación de esta obra sin contar con la autorización de los titulares de la propiedad intelectual. La infracción de los derechos mencionados puede ser constitutiva de delito contra la propiedad intelectual (arts. 270 y ss. del Código Penal). El Centro Español de Derechos Reprográficos (www.cedro.org) vela por el respetó de los citados derechos. Ediciones Encuentro Ramírez de Arellano, 17-10.ª - 28043 Madrid - Tel. 902 999 689 www.ediciones-encuentro.es í 1 1 1 PRÓLOGO A LA SEGUNDA EDICIÓN 1 La celebración del año sacerdotal, que el Papa Benedicto XVI ha convocado para conmemorar el 150 aniversario de la muerte del cura de Ars, san Juan María Vianney, me ofrece una ocasión propicia para reeditar este libro, agotado desde hace años. En 1~ carta dirigida a los sacerdotes con ocasión de esta convocatoria, Benedicto XVI fundamen ta en la cristología la actitud del santo patrono de los párrocos del mundo, que vivió «su total identificación con el propio ministerio-'. Y lo hace con estas palabras: «En Jesús, Persona y Misión tienden a coinci dir: toda su obra salvífica era y es expresión de su "Yo filial", que está ante el Padre, desde toda la eternidad, en actitud de amorosa sumisión a su voluntad. De modo análogo y con toda humildad, también el sacer dote debe aspirar a esta identificación-s, Esta presentación de Jesús, en la que su persona y su obra sacer dotal están unidas de modo inseparable, es el tema central de la llama da Carta a los Hebreos, único documento del Nuevo Testamento que atribuye a Jesús el título de Sacerdote y desarrolla de modo sistemático una cristología sacerdotal. Presentando su escrito como una «palabra de exhortación», es decir, como una homilía, el autor propone a Jesús como el nuevo y definitivo Sacerdote, que, mediante la ofrenda de sí mismo hecha de una vez para siempre, nos alcanza de Dios la total purificación de nuestros pecados. Hebreos es, desde esta perspectiva, un tratado de la acción sacerdotal de Cristo, que ayuda a entender la misión que todo sacerdote está llamado a realizar como ministro orde nado. Es cierto que Hebreos no presta atención a los ministros de la Iglesia. Su centro de interés es Cristo, que inaugura un culto, una alian za nueva de la que es el único Mediador. Pero el hecho mismo de pre sentar a Jesús ejerciendo el nuevo sacerdocio mediante la oblación de su vida, es decir, mediante el sacrificio de su cuerpo y de su sangre, l. Benedicto XVI, Carta a los sacerdotes con motivo del año sacerdotal (16-VI- 2009). 2. Idem. II PRÓLOGO A LA SEGUNDA EDICIÓN PRÓLOGO A LA SEGUNDA EDICIÓN III revela lo esencial del ministerio que los sacerdotes están llamados a rea desde muy antiguo se han suscitado en la historia de la exégesis. Una lizar como ministros de Cristo y de la Iglesia. El misterio de Cristo, en historia apasionante que, en último término, busca comprender por qué último término, es el único horizonte de espiritualidad sacerdotal que -Iesucristo es el mismo ayer, hoy y por los siglos» (Heb 13,8). hace plena justicia al don recibido en la ordenación, como señala el mismo ritual: «Considera lo que realizas e imita lo que conmemoras, y conforma tu vida con el misterio de la cruz del Señor». Conformarse al + César A. Franco Martínez misterio de la cruz es conformarse a Cristo en su oblación sacerdotal Madrid, 6 de Enero de 2010 al Padre, que tuvo lugar en el altar de la cruz. Cristo, escribe Orígenes, Solemnidad de la Epifanía del Señor. «es víctima y sacerdote. Según el espíritu, en efecto, ofrece la víctima al Padre; según la carne, él mismo se ofrece en el altar de la cruz-', Estimo, pues, que sólo en la medida en que el sacerdote se reconozca a sí mismo en la persona de Cristo, hallará el significado pleno de su pro pia vida y ministerio; y, en el mismo Espíritu de Cristo mediante el cual se ofreció al Padre (cf. Heb 9,14), podrá alcanzar también la unión entre vida y ministerio, entre culto y existencia, que caracteriza el nuevo sacerdocio de Cristo. A este fin le ayudará adentrarse en la cristología sacerdotal de Hebreos, de la que en este libro se estudian pasajes de especial interés e importancia, no sólo por su discusión exegética, sino por su extraor dinario contenido doctrinal. Detrás de Hebreos se esconde un hábil y lúcido teólogo de la iglesia primitiva que pretende responder no sólo a la cuestión central de por qué Cristo puede ser considerado sacerdote según un orden nuevo, sino a otros espinosos problemas sobre el cami no de acceso al sacerdocio mediante la participación en el destino de los hombres, que llevó a Cristo a gustar la muerte por todos sin que su oración de ser librado de ella fuera atendida por su Padre en momen tos de dramática angustia. Sólo así, humillado en los padecimientos de su muerte, entró como Sacerdote en la misma presencia de Dios para conducirmuchos hijos a la gloria y recibir el honor de un sacerdocio en cuya entraña se encuentra la misteriosa solidaridad con el hombre nece sitado de redención. La gloria del sacerdocio de Cristo nada tiene que ver con la del sacerdocio antiguo, sino que nace del anonadamiento de su encarnación y de la kénosis de su cruz. Es la gloria de la fidelidad a Dios y de la compasión con el hombre, que son las dos características de Cristo, sacerdote misericordioso y fiel. Esta nueva edición del libro no experimenta ningún cambio en relación a la primera. Otras ocupaciones de mi ministerio me impiden dedicar tiempo a la delicada tarea de actualización, al menos bibliográ fica, de los textos analizados. Considero, sin embargo, que los argu mentos filológicos, que sostienen la interpretación teológica de dichos textos, conservan plena vigencia y pueden esclarecer los problemas que 3. Orígenes, In Gen hom, 8,9 (PG 12,209). Versión tomada de Orígenes, Honulías sobre el Génesis (Biblioteca de Patrística 48), Introducción, traducción y notas d~ José Ramón Díaz Sánchez-Cid, Madrid-Buenos Aires-Montevideo Santafé de Bogotá-Santiago 1999, 209-210. STUDIA SEMITICA NOVI TESTAMENTI PRESENTACIÓN La colección a que esta obra pertenece puede parecer extem poránea. Se sitúa, en efecto, un poco al margen de las corrientes de interpretación del Nuevo Testamento dominantes hoy, al me nos en nuestro país. Incluso quisiera contribuir, en cierto modo, a la elaboración de una alternativa a esas corrientes. Más exacta mente, quisiera ofrecer, desde una perspectiva limitada y concreta como es la del estudio del substrato semítico del Nuevo Testa mento, algunos materiales en orden a hacer posible esa alternati va. Por todo ello, no está de más señalar algunos de los presu puestos metodológicos que guían estos estudios. Acaso bastaría con decir que estos estudios tratan de encarnar, en el trabajo exegético concreto, la actitud espiritual que se deriva de la Constitución Dogmática Dei Verbum del Concilio Vaticano II, y la enseñanza que contiene, especialmente en sus números 11-12; 18-20; y 23-24. Se inscriben, por tanto, en el marco del esfuerzo que está haciendo la exégesis católica para encontrar su espacio en el se no de la Iglesia contemporánea, en una plena apertura a las cuestio nes que suscita a la fe la racionalidad moderna, y en una fidelidad honesta y decidida para con el principio católico de la tradición, principio clave en toda sana interpretación histórica. Pero como precisamente en el período del postconcilio, y tal vez al amparo de la «apertura» cultural propuesta por él, se ha di fundido en la Iglesia católica un modo de trabajar en la Escritura y de comprenderla que tiende a hacer de los métodos histórico-críticos el parámetro exclusivo de la interpretación de la Escritura, y a des vincular el trabajo exegético de la fe y de la tradición de la Iglesia, es preciso detallar más esos presupuestos. 1. En primer lugar, un segmento considerable de la exégesis académica moderna del Nuevo Testamento, como en general de la historiografía moderna, es parte integrante de un proyecto cultural, filosófico y teológico, mucho más amplio. Los métodos del estudio filológico e histórico, aunque rodeados del halo de neutralidad y validez absoluta que enmarca todo lo «científico» en la mentali- PRESENTACIÓN 11 10 PRESENTACIÓN por ciento». Pero el milagro del Entierro del Conde de Orgaz no dad enciclopedista e ilustrada, son utilizados fundamentalmente co se deduce de los pigmentos que lo componen. Y la experiencia mo instrumentos al servicio de ese proyecto cultural. El presupuesto humana a que da lugar la contemplación del cuadro no tiene na básico de tal proyecto es la imposibilidad de la pretensión cristiana, da que ver con la que surge de una lectura del análisis químico tal y como la afirma el mismo Nuevo Testamento, y tal y como de sus componentes. En la exégesis del Nuevo Testamento pasa se expresa en la tradición y la vida de la Iglesia. La cultura de algo parecido. Se puede explicar por qué san Marcos retoca o co la Ilustración, en efecto, considera imposible que el hecho que es lorea de una determinada manera un texto de la tradición ante tá en los orígenes del cristianismo haya sido lo que la Iglesia, des rior a él. Pero ni ese dato, ni un cúmulo de datos semejantes, son de el Nuevo Testamento, dice que ha sido: la revelación definitiva capaces de explicar el origen de una figura como la de Jesucristo, de Dios y la redención del hombre acaecida en Jesucristo, que se tal y como la presenta el Nuevo Testamento, ni el de una comu manifiesta así como «Hijo de Dios», Palabra eterna del Padre encar nidad como la Iglesia. Es a la pintura entera a la que hay que nada, aquél «en quien habita corporalmente la plenitud de la divini mirar si se quiere comprender. Porque sólo en el encuentro con dad» (Col 2,9), Señor y Juez de la historia, «Alfa y Omega» (Ap una mirada abierta al misterio de la belleza entrega la obra su se 1,8), principio y fin de todo. creto. Ningún análisis puede suplir ese encuentro con el misterio Estas afirmaciones, constituyen el núcleo de la fe cristiana, y ni dar cuenta cabal de lo que sucede en él. el fundamento de toda teología, pero resultan profundamente escan A veces es difícil evitar la impresión de que en el estudio dalosas a la razón moderna (igual que eran escandalosas para la del Nuevo Testamento vale cualquier hipótesis, por más especula racionalidad griega), que tiende a considerarse a sí misma la única tiva y frágil que sea, con tal de no afrontar la que los diferentes medida de todas las cosas. Consecuentemente, las rechaza. El estudio autores del Nuevo Testamento, de diversos modos y en diferentes «científico» de los orígenes cristianos asume en este contexto, co lenguajes, testimonian unánimemente: esto es, que la persona de mo tarea primordial suya, explicar esos orígenes de un modo dife Jesucristo es la revelación definitiva de Dios, el Redentor del rente a como los ha comprendido la tradición cristiana, ya que hombre y el cumplimiento de la historia. Se podría hablar de una esa comprensión es considerada como imposible - a priori. especie de escolasticismo académico en este sentido. Autores co El peso de este presupuesto en la exégesis moderna, y a tra mo Martín Hengel y otros han venido denunciando en los últi vés de ella en la teología, es enorme. Se percibe en sus énfasis y mos decenios el carácter «antihistórico» e «ideológico» de una en sus silencios, y afecta a casi todo. El presupuesto orienta ya parte importante de la exégesis moderna, a pesar de toda su apa la mirada del investigador, le hace seleccionar sus datos, y dejar riencia de pura positividad cientlfica. La solidez de algunas de sus de lado otros, pero el presupuesto mismo es pocas veces sometido posiciones más comunes está más en el peso de la «autoridad» y a discusión. Es así como pasa por conclusión «científica» casi in de la «tradición» misma académica que en un examen de las cues cuestionable la distinción entre el Jesús de la historia y el Cristo tiones suficientemente libre e independiente de lo que a veces son de la fe, de un modo que rompe los vínculos entre la fe cristiana verdaderos «prejuicios» de la modernidad. y el acontecimiento en que dice fundarse. Así hay que explicar la difusión de una supuesta «cristología por etapas», altamente hi Las obras que esta colección acoge tienen otro punto de par potética desde un punto de vista estrictamente histórico, pero con tida. Su presupuesto metodológico básico, y su hipótesis de traba siderada en muchos ambientes como adquisición inamovible de la jo al acercarse a los textos, es que la fe cristiana, tal y como se exégesis moderna. Ahí tiene su origen, por último, esa tendencia expresa en el Nuevo Testamento y en la Tradición de la Iglesia, a fragmentar cada vez más el texto del Nuevo Testamento en mul es perfectamente capaz de provocar el asentimiento de la razón, titud de «teologías» y de estratos que dificulta extraordinariamen a condición de que se entienda por razón, ho la razón meramen te la percepción de la «figura» originaria y la adhesión a ella. te instrumental y la medida de todas las cosas, sino la apertura al misterio de lo real. Esta convicción no nace sólo del razonar Es como descomponer una obra de arte pictórica en todos sobre la historia, aunque también se apoya en él, sino que se ins los pigmentos, materiales y colores que la componen, y exclamar cribe en un horizonte de racionalidad más amplio, que tiene mu después: «¿Lo ven? No hay ningún misterio. Se trata simplemente chas dimensiones y aspectos distintos, pero que no por eso deja de una mezcla de tales óleos con tales pigmentos en tales tantos 12 PRESENTACIÓN PRESENTACIÓN 13 de ser auténtica racionalidad. En funci6n de esta convicci6n creemos preocupen de las posibles dificultades que su trabajo «desmitificador» posible afirmar, por ejemplo, la unidad básica del testimonio del pueda ocasionar a la teología o a la comunidad creyente. En general, Nuevo Testamento, a pesar de las diferencias evidentes del lenguaje no s6lo es irresponsable para con la tradici6n cristiana y la teología, y, en cierto modo, también del soporte cultural en que ese testimo sino también para con sus propios presupuestos filos6ficos (la impo nio se expresa. Y no sólo la unidad básica del Nuevo Testamento, sibilidad de una verdadera Revelaci6n o de la Encarnaci6n). Normal sino la de la fe y la enseñanza de la iglesia a lo largo de los siglos. mente se muestra poco interesada por el examen de esos presupues A partir de esta convicci6n, no nos escandaliza el milagro, pero tos. Raras veces cae en la cuenta de lo condicionada que está por tampoco el crecimiento y el desarrollo de la tradici6n de un modo llos, y de que, si la «historia» que reconstruye fuese verdadera, el perfectamente explicable por los procedimientos de su transmisi6n cristianismo mismo tendría poca razón de ser, y el interés de la según las reglas de su tiempo y que tiene en cuenta los accidentes de exégesis sería, a lo sumo, el de una curiosidad arqueol6gica. la historia. A partir de ella también, nos parece que el testimonio Un a variante especial de esta posición, coherente con la evo central del Nuevo Testamento es precisamente la identidad entre Je lución de la cultura moderna, se da en algunas orientaciones exe sús de Nazaret y el Hijo de Dios en que cree la Iglesia; que la fe géticas -marginales más bien-, en que los presupuestos ilustra cristiana consiste en el asentimiento a este testimonio y que ese dos vienen a ser sustituidos por otros más específicamente asentimiento, esa obediencia, no entraña el sacrificio de la raz6n, si postmodernos, es decir, más afectados por la herencia de Nietz no más bien la sumisi6n a lo real que es su característica más propia. sche. Aquí se mantiene, por supuesto, el dogma de la imposibili 2. Estamos convencidos de que este punto de partida no s6lo dad de la revelaci6n y del milagro. Pero no es eso s6lo. El texto no obliga a renunciar a la historia, y a plantear con toda su cru mismo no contiene verdad alguna, ya que es pura expresión de deza los problemas históricos, sino al contrario. Precisamente si la subjetividad y de la voluntad de los autores. Tampoco es posi se parte de que la razón es apertura a lo real, y la fe el asentimien ble que el investigador de hoy llegue a esa subjetividad, y así, el to de la persona -también de la raz6n- a lo real, y no se circuns trabajo exegético es a su vez pura expresi6n de la subjetividad del cribe previamente lo que lo real puede o no puede ser, el sujeto investigador. No hay verdad ni comunicaci6n posibles, de modo está en mejores condiciones de tener en cuenta el conjunto de los que el texto se convierte en pretexto. Esta tendencia se pone de datos, y de situarlos y comprenderlos en su contexto propio. En manifiesto, por ejemplo, en algunas corrientes exegéticas de tipo definitiva, esta hipótesis de trabajo permite una consideraci6n más estructuralista. Lo parad6jico de esta posici6n es, sencillamente, el , libre y menos selectiva de la historia, y abre por tanto la posibili hecho mismo de seguir haciendo trabajo exegético. Y a no se trata dad de un estudio de la historia más abierto y verdadero. de probar, en efecto, que una lectura histórica de los textos pro duce · una interpretaci6n de los hechos alternativa a la fe, puesto En el contexto cultural de hoy, en efecto, la ruptura entre la que no hay posibilidad de tal lectura hist6rica. y para expresar la razón científica y la fe ( que no es más que una modalidad del fenó propia subjetividad no es necesario el pretexto del texto, ni toda meno más amplio de la separaci6n entre la fe y la humanidad con la parafernalia propia del estudio académico ni de la ciencia histó creta del hombre), sigue teniendo una amplia vigencia. De ahí que rica. Esta posici6n, como en general la filosofía de Nietzsche, es sea imprescindible un trabajo de desbroce, necesariamente fatigoso, vencedora con respecto a la posici6n positivista e ilustrada, cuyas que consiste, podríamos decir, en hacer «la crítica de la crítica». mixtificaciones pone de manifiesto, pero se derrota también a sí Es una tarea preliminar, un esfuerzo de diálogo con una forma misma, porque conduce a su propia autodestrucci6n. de cultura actual, en uno de los terrenos que ella considera más prop10s suyos. Otro sector, quizás minoritario todavía en los ambientes pro Simplificando mucho, la exégesis se mueve hoy en torno a fesionales, pero reflejando una actitud que se extiende por lo más una de estas dos posiciones: unas veces se mantiene dentro de las vivo del cuerpo eclesial, siente el cansancio de unos métodos cuyas coordenadas de trabajo de la historiografía ilustrada y positivista. conclusiones parecen inevitablemente debilitar la fe. Siente el vacío Esta exégesis no sirve a la fe, no conduce a ella, sino que más religioso causado en la exégesis y en la teología por la asimilaci6n bien la dificulta. Esta exégesis tiende a hacer abstracci6n del proble entusiasta y acrítica . de la exégesis positivista, y tiende a refugiarse en ma de la fe, cree estar haciendo «pura historia» y deja que otros se una lectura de la Escritura a la luz de la tradición, como texto de 14 PRESENTACIÓN PRESENTACIÓN 15 fe, sin atender a las cuestiones históricas. Esto es legitimo en cierto festaciones más características, pero no han sido nunca rasgos dis modo, pues toda interpretación sólo tiene sentido en el contexto de tintivos de la tradición católica. Esta, desde las primeras confron una tradición, es decir, de un sujeto cultural. El sujeto natural de la taciones con la racionalidad antigua, por ejemplo, en el período interpretación de la Escritura es la comunidad eclesial y su tradición del gnosticismo y sobre todo en la crisis arriana, se ha caracteri viva. Y a se ha indicado que también la exégesis «positivista», aunque zado por la responsabilidad para con la razón, y por la concien externamente reniegue de la idea de tradición, es hija de una tradi cia de que, para que la adhesión de fe sea plena, ha de ser tam ción intelectual, y no se podrían entender sus posiciones sin los pre bién adhesión de la razón. Por tanto, la fe debe responder a las supuestos filosóficos y culturales de la modernidad. En realidad, lo preguntas de la razón, y a su vez, debe cuestionarla y hacerle pre que expresa la posición dominante que ocupa la exégesis positivista guntas; es decir, debe confrontarse y dialogar continuamente con en los ámbitos académicos es, sencillamente, la disolución del sujeto ella, lúcida y confiadamente. eclesial y la debilidad de la pertenencia a la Iglesia en la conciencia cultural de los estudiosos. Esta «disolución» de la identidad del su Esto no significa hacer depender la fe de la fragilidad de un jeto eclesial es parte del fenómeno mucho más amplio, ya mencio- · razonamiento histórico, sino que más bien expresa la confianza en nado antes, de la separación entre el Evangelio y la vida (incluyendo que la verdad es una, y en que la fe y la razón, cuando ésta es con la conciencia y la razón), que se da en muchas otras esferas de la cebida como apertura a la realidad, no son adversarias una de otra, vida cristiana, pero que parece · afectar más profundamente a los sino estrechas colaboradoras. La decisión de fe no brota automática ambientes intelectuales y académicos. mente de la razón, pues no habría entonces para ella el espacio de libertad que le es más inherente y propio; no está, sobre todo, supe La «reacción» que conduce a una exégesis más «religiosa», que ditada a las conclusiones provisionales de una forma parcial del ejer quiere mantenerse en el interior de la tradición, sin abordar direc cicio de la razón. Pero la fe no es tampoco, tal y como la Iglesia la tamente las cuestiones históricas que la historiografía moderna plan tea a la fe, tiene también otras justificaciones. Por una parte, la ha entendido siempre, heterogénea a la razón, absolutamente autó racionalidad de la adhesión de fe no está vinculada sólo a la raciona noma e independiente de ella. La fe fundamentalista o fideísta no es lidad de la investigación histórica, sino también a otros tipos de ra- la fe cristiana, es una caricatura de ella. En el fondo, en la medida . cionalidad, más decisivos en la vida de la persona. Por otra parte, se que abandona la razón a sí misma y se desentiende de ella, puede empieza a tener la impresión, y la complejidad creciente de la esco aparecer a primera vista como una salvaguardia y una protección de lástica exegética moderna contribuye a ello no poco, de que la tradi la fe, pero no es más que una derrota, una confesión de impotencia. ción cristiana ha comprendido la Escritura en su conjunto mejor Por ello mismo, tiende a consolidar la convicción de que las conclu que la progresiva atomización de la exégesis moderna. En definitiva, siones de la historiografía positivista son verdaderas, y de que para se intuye que Orígenes o Máximo el Confesor pueden estar más creer habría que cerrar los ojos a esa verdad, o sostener dos órdenes cerca del texto de la Escritura y de su intención profunda, y hasta contradictorios de verdad, lo cual, como posición humana y psi de una comprensión adecuada de él como hecho histórico y cultu cológica, es de una fragilidad extrema. ral, que no pocas indigeribles monografías modernas sobre la hipoté Los estudios que esta colección desea promover quieren afron tica teología de la hipotética comunidad que está detrás de un hi tar los problemas históricos sin ningún temor, y en el terreno mis potético estrato de una perícopa evangélica. mo de la razón histórica, y con los métodos de la ciencia históri El «retorno a la tradición», por tanto, está más que justifica ca. Serán, es cierto, bastante libres con. respecto a algunos de los do, desde muchos puntos de vista. Pero tiene también sus riesgos. dogmas y prejuicios de mucha de la exégesis moderna, pero quie El más patente de esos riesgos sería una cierta irresponsabilidad para ren ser estudios rigurosamente históricos. Harán critica de la crí con la razón histórica moderna, y para con los retos que esa razón tica, pero será a partir de datos que la crítica misma ha censurado pone a la fe. Esa irresponsabilidad es, curiosamente, también una o no ha tenido en cuenta. Parten, como hipótesis de trabajo, de actitud específica y típicamente «moderna», correlativa al raciona que la pretensión cristiana es verdadera, pero no buscan sino apro lismo o al positivismo y, paradójicamente, bastante fácilmente com ximarse a la verdad de los hechos, y a comprender los textos ha- patible con ellos. El fideísmo o el fundamentalismo son sus maní- ciendo justicia a todos los datos. ~ 16 PRESENTACIÓN PRESENTACIÓN 17 La leal confrontaci6n de la fe y la razón o, en el caso del les del Nuevo Testamento a los que la tradici6n exegética actual estudio de los orígenes cristianos, de la perspectiva de la fe y el no halla fácil soluci6n, y para ello tendrán en cuenta, y usarán razonamiento histórico, no es necesaria s6lo para la fe, sino tam en cierta medida, los distintos métodos con que la ciencia se ha bién, y más aún si cabe, para la misma raz6n. Que los presupuestos acercado a ellos. La raz6n por la que se ha escogido, como hilo y los a priori del estudio histórico y filol6gico sean puestos de ma conductor de estos estudios, el substrato semítico del griego neo nifiesto, y no desde una voluntad destructiva como en le caso de la testamentario es porque nos parece un dato fundamental de la his filosofía de Nietzsche, sino para rescatar en el esfuerzo intelectual toricidad del hecho cristiano, dato que ha de ser tenido en cuenta moderno todo lo mucho que hay en él de verdadero, es extraordi necesariamente en toda aproximaci6n hist6rica suficientemente lú nariamente saludable para la ciencia histórica y para la exégesis, una cida a los textos que testimonian este hecho. auténtica operaci6n de saneamiento intelectual. De otro modo, y es -El griego del Nuevo Testamento, en efecto, es un griego pe tando tan estrechamente vinculados los estudios exegéticos e históri culiar, cargado de influencias semíticas. Es el griego de unas per cos con los presupuestos culturales de la modernidad, se corre el . sonas que, en buena medida, tenían un bilingüismo imperfecto. Su riesgo de que al caer esos presupuestos culturales -como están ca lengua nativa era semítica -hebreo o arameo-, o en todo caso yendo-, arrastren consigo todo lo que de honesto y valioso hay en su griego estaba fuertemente influido por unos hábitos mentales la exégesis moderna, y todo el impresionante instrumental que la ciencia histórica moderna ha- puesto a disposición de los estudio y lingüísticos semitas, y por una tradici6n cultural y religiosa que sos. Lo que sustituiría a la exégesis moderna, de no darse una con se había expresado en una lengua semítica. Naturalmente, la ex frontaci6n abierta con una interpretaci6n creyente de la Escritu tensi6n y la profundidad del fen6meno varía de unos autores a ra, no sería otro tipo de exégesis más adecuado a la realidad de otros. Pero incluso en autores de lengua griega, como san Lucas, las cosas, sino la gnosis o la ignorancia. influye de una forma decisiva, ya que san Lucas usa fuentes y tra diciones, habladas o escritas, que traicionan su origen. Este hecho 3. El hilo conductor que unirá los trabajos recogidos en esta genera extrañezas en el griego del Nuevo Testamento. Nuestra con colecci6n es el estudio del substrato semítico de Nuevo Testamento. vicci6n es que el estudio de tales extrañezas, iluminadas desde el No se trata propiamente de un «método» exegético, al estilo de la substrato semítico de la lengua, puede contribuir no poco a la cla «historia de las formas», o de la «historia de la redacci6n», sino más rificaci6n de pasajes difíciles ante los que la exégesis habitual se bien de un dato que permite, a nuestro juicio, explicar mejor el sen halla con frecuencia perpleja. tido de ciertos pasajes, y que puede ayudar a comprender su histo ria. De lo que se trata en toda auténtica exégesis es de comprender Y, sin embargo, este dato no ha sido tenido suficientemente un texto, en su «carnalidad» concreta, del modo menos inadecuado en cuenta por la exégesis moderna, en particular por la más re posible. Para ello sirven, hoy como ayer, todos aquellos datos y mé ciente, que hace s6lo un uso parcial de los recursos de la filolo todos que iluminen el texto de algún modo: la filología, la lingüísti gía. Aunque estudios de detalle sobre el substrato semítico del griego ca, la geografía y la historia, el conocimiento de las costumbres, del Nuevo Testamento no fueron infrecuentes en el siglo pasado usos e instituciones, las «realia», el estudio de los géneros y las for y a principios de éste, hoy son más bien raros. Esto se debe en mas literarias, el conocimiento de los métodos de transmisi6n de parte a la decadencia de los estudios humanísticos y filol6gicos, tradiciones y textos en el entorno del Nuevo Testamento. Y, por y en parte a la explosi6n de la bibliografía y a la excesiva especia supuesto, también la tradici6n que lo transmite y lo interpreta. Todos lizaci6n. Pero también se debe a veces a razones ideol6gicas, ya estos procedimientos y métodos pueden arrojar luz sobre el texto, que la admisi6n de ese substrato hace necesario anclar mucho más cada uno a su modo y según el pasaje de que se trate. La aplicación fuertemente las raíces de un texto en la tradici6n palestinense y exclusiva y mecánica de un s6lo método no produce, sin más, resul oriental, y eso plantea dificultades a ciertos esquemas comunes so tados científicos en la comprensi6n del texto, más bien al contrario. bre la evoluci6n y el dessarrollo de la primitiva tradición cristia Los estudios de esta colecci6n son, por ello y desde este punto na. El olvido de este dato tiene, para la exégesis del Nuevo Testa de vista, eclécticos. Son estudios filol6gicos, pero no se circunscri mento y para el estudio de los orígenes cristianos, repercusiones ben a la pura filología. Tratan de arrojar luz sobre pasajes difíci- más graves de lo que pudiera parecer a primera vista, pues favore- 18 PRESENTACIÓN PREFACIO ce la difusión de clichés y de esquemas simples de interpretación, y dificulta en cambio la comprensión viva de los textos. Las conclusiones de este tipo de trabajos, como en general de los estudios filológicos e históricos, son rara vez apodícticas, por la naturaleza misma de la investigación. Para provocar la certeza que la ciencia necesita, y dar lugar a la convicción de que la solución Este libro es fruto de un complejo proceso. Se inició en la Es propuesta es verdadera, se requieren, sin embargo, algunas condi cuela Bíblica y Arqueológica de Jerusalén a donde fui enviado por ciones: que los procedimientos y métodos actuales no consigan dar mi Diócesis de Madrid-Alcalá para especializarme en Sagrada Escri una explicación suficiente del sentido o del origen de un pasaje, y tura. Allí se fraguaron las dos primeras partes de esta obra. Poste que el número, la oportunidad y la convergencia de los paralelos riormente -alternando el trabajo pastoral y el estudio- elaboré la aducidos sostengan la interpretación que se ofrece. Si estas dos con tercera parte que completa el conjunto. diciones se dan, el recurso al substrato semítico estará razonable- . mente justificado, y la interpretación del texto .Puede reclamar una Son muchas las personas a las que debo gratitud. En primer impecable legitimidad científica. lugar, al obispo que me envió a estudiar -el cardenal Vicente Enri que y Tarancón-, y al rector que entonces regía el seminario de Ma Sólo queda por expresar un agradecimiento. Ni los criterios drid, D. Juan de Dios Martín Velasco. Al P. Marie-E. Boismard, que han orientado estos trabajos, y que se han expuesto en este O. P., bajo cuya amable dirección trabajé en Jerusalén. Al P. Anto prólogo, ni los estudios concretos que constituyen la colección, ha nio Vargas-Machuca, S. J, director académico de mi tesis doctoral en brían sido posibles sin la entrega total a la investigación y a la ense la universidad Comillas de Madrid. Y a mis compañeros sacerdo ñanza de un excelente e infatigable maestro, D. Mariano Herranz tes con quienes, en horas bajas y altas, compartí la ilusión por el Marco. De él han aprendido los autores de estas obras, discípulos suyos, incluido el que esto escribe, a amar la Escritura y la tradi estudio. ción, y a confiar en la capacidad de la inteligencia para conocer la Mi gratitud se dirige, sobre todo, a quien, sin su inspiración, verdad, si acepta la disciplina rigurosa que exige mantenerse abierta magisterio y ayuda, esta obra no se hubiera escrito: D. Mariano He a todos los datos de lo real. La magnitud de la deuda que tenemos rranz Marco. A él debo la iniciación al estudio de la Sagrada Escri para con este sacerdote de Madrid es tal, que sólo Dios puede pagar tura, el aprendizaje de la exégesis bíblica y el sentido eclesial que ha la con justicia. Pero valga su mención aquí al menos como testi prevalecido siempre en mi trabajo de investigación. monio de gratitud y reconocimiento de nuestra cuenta. A. D. Antonio Barroso Nieto y a D. Luis Marcos Fernández Naturalmente, esto es sólo una declaración de intenciones. Bobadilla, en cuyas parroquias de Santa Rosalía y de Nuestra Seño U na declaración que parece necesaria en el contexto cultural de ra de los Dolores trabajé como vicario parroquial, quiero agradecer la exégesis académica de hoy. En qué medida los estudios que aquí les la comprensión que tuvieron conmigo facilitándome alternar el se presentan logran su propósito, o hasta qué punto las solucio estudio con el quehacer pastoral. nes propuestas a los problemas exegéticos concretos son válidas y Por último, a mi entrañable familia Kaiser, de Stuttgart, que suscitan el asentimiento de la inteligencia, eso depende exclusiva me abrió de par en par las puertas de su hogar, para estudiar la len mente de la verdad de los argumento aducidos, y habrá de juzgar gua alemana, quiero agradecer no sólo sus muchas ayudas espiritua lo en cada caso el lector. les y materiales, sino el bien que me han hecho con el sencillo testi monio de su vida cristiana, como conviene en el Señor. Francisco Javier MartÍnez Obispo auxiliar de Madrid Pido a Dios que ni uno solo de los muchos favores que me ha concedido, sirviéndose de los hombres, quede sin recompensa, y que to dos ellos valgan para su gloria, bien de la Iglesia y vida de los hombres El autor

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