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Introduccion A La Fenomenologia (1914) PDF

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Adolf Reinach Introducción a la Fenomenología ü encuentro'Ti A d o lf R e in a c h Introducción a la Fenomenología Presentación, traducción y notas por Rogelio Rovira Oencuciilro/j l2 i cdíríortf y l í Título original J !ber PbUttotHtnologit? (Vortrag gehalten in Marburg injanuar 1914) <& 1986 Ediciones Encuentro, Madrid Cubierta y diseño Taller gráfico de Ediciones Encuentro En portada Dibujo de* Pablo Picasso Presentación A Miguel García-Baró, en testimonio de admiración y amistad Este breve escrito delpensador alemán Adolf Reinach constituye una admirable introducción a la fenomenología, y aun a la filosofía misma, plena de claridades y de sustancia filosófica. Aunque en otro tiempo notorias en España, la persona y la obra de Adolf Reinach son hoy casi desconocidas entre nosotros. No será, pues, ocioso hacer su presentación ante el público de lengua española. Adolf Reinach nació en Maguncia el 23 de diciembre de 1883, en el seno de una acomodada familia judía de esa ciudad renana. Ya en la época en que cursaba el bachillerato se sintió hondamente impresionado por la lectura de los textos platónicos, que produjo en él una admira- ción por la filosofía de Platón de la que nunca se desdijo. En 1901 comenzó sus estudios univer­ sitarios, asistiendo a cursos de filosofía, psicolo­ gía, derecho e historia en las Universidades de Munich y Tubinga. Se doctoró en 1905, bajo la tutela de su maestro Theodor Lipps, célebre filósofo y psicólogo de la Universidad de Mu­ nich, con una disertación titulada "Sobre el concepto de causa en el derecho penal vigente En esa época, el filósofo Alexander Pfander dirigió la atención de Reinach y de otros estu­ diantes de IJpps hacia las recientes Investiga­ ciones Lógicas de Edrnund Husserl. El estudio de esta obra les causó profunda huella, hasta el punto de que decidieron romper con el psicolo- gismo representado por Lipps y trasladarse a Gotinga para oir las enseñanzas de Husserl, entonces casi desconocido profesor universita­ rio. Pronto se convenció Reinach de que el método fenomenológico inaugurado por Hus­ serl, con su exigencia de fidelidad a lo real, proporcionaba nuevas bases para la investiga­ ción filosófica, salvaguardándola del relati* vismo y del subjetivismo de toda laya en ese tiempo imperantes. Tras un breve paréntesis en el que, por deseos familiares, Reinach interrumpió su trabajo en Gotinga para obtener la adrnisión en los tribu- diales —aunque nunca quiso ejercer la abogacía—, el filósofo se habilitó con Husserl en 1909\ entrando a formar parte de la Universidad de Gotinga en calidad de docente privado. Sus dis­ cípulos son unánimes al afirmar que fue un maestro de dotes extraordinarias, con una clari­ dad y una profundidad de pensamiento real­ mente admirables. Muchos de estos estudiantes, como Edith Stein, Theodor Conrad, Hans Lipps, Alexandre Koyré, Jean Héring, Dietrich von Hildebrand y Hedivig Martius, tuvieron propiamente a Reinach, y no a Husserl’ como su único verdadero maestro de filosofía fenomeno- lógica. Aunque acaso la razón principal de ello no haya de verse tan sólo en la excelencia del magisterio de Reinach, sino también en el hecho de que nuestro filósofo no siguiera a Husserl en su tránsito intelectual hacia el idea­ lismo, que éste hizo expreso en 1913 con la publicación de sus Ideas relativas a una fenome­ nología pura y una filosofía fenomenológica. Y es que, en verdad, ese tránsito causó una pro­ funda decepción entre los estudiantes que se habían reunido en Gotinga seducidos por la crítica radical y definitiva del psicologismo, del subjetivismo y de toda clase de relativismo que encontraron en las Investigaciones Lógicas. "De hecho, ya el tomo segundo de las Investiga­ ciones Lógicas, pero sobre todo las Ideas relati­ vas a una fenomenología pura y una filosofía fenomenológica,” —escribe Hedwtg Conrad- Martius— 'se tíos presentaron a nosotros, los discípulos inmediatos, como un giro incom­ prensible de Husserl hacia el trasccndentalismo y el subjetivismo, si es tyue no, incluso, hacia el psicologisrno. Estábamos tan asombrados de la ruptura de Husserl con la pura objetividad y con la referencia a las cosas, que nuestros semina­ rios de aquella época consistieron, por nuestra parte, en una casi constante oposición y disputa con el gran maestro 1 Mas a pesar de que Reinach permaneció fiel a la posición realista defendida en un principio por Husserl, el maestro siempre mantuvo hacia él una íntima amistad y una verdadera admira­ ción intelectual. Buena prueba de esto último son estas bellas y sentidas palabras que Husserl dedicó a la memoria de su discípulo: "Fue uno de los primeros que entendieron plenamente el carácter propio del nuevo método fenomenoló- gico y fue capaz de abarcar con la mirada su alcance filosófico. El modo fenomenológico de pensar y de investigar se hizo pronto en él una segunda naturaleza y, desde ese momento, no vaciló nunca en la convicción, que tan feliz le 1 Hedwig Conrad -Martius, Die transzendentale und die onto- togtsche Ph'dnonienolofcie, ín: Edmund Husserl 1859-1959. Recuetl commémoratif publié a l'occasion du centenaire de la naissance du philosophe. (Phaenomcnologica, 4). I*a Haye, Martinus Nijhoff, 1959, pág. 177. hacía, de haber alcanzado la verdadera tierra firme de la filbsofía y de saberse rodeado, por tanto, como investigador, por un horizonte infi­ nito de descubrimientos posibles y decisivos para una filosofía estrictamente científica”.1 En 1914, al estallar la guerra europea, Reinach se alistó voluntario en el ejército y fue destinado al frente oriental. Allí experimentó una profunda conversión religiosa, que le llevó a abrazar la fe cristiana. El y su esposa, Anna, fueron bautizados en la Iglesia evangélica a comienzos de 1916. Murió en el campo de bata­ lla el 17 de noviembre de 1917, cuando todavía no había cumplido los treinta y cuatro años. Su muerte no sólo truncó sus últimas meditaciones, encaminadas a la elaboración de una filosofía de la religión, sino que nos ha privado de lo que prometía haber sido una de las obras filosóficas más interesantes de nuestro siglo.1 2 Edmund Husserl, Adolf Reinach. Ein Nachruf, in: "Kant- Studien" 23 (1919), págs. 147-148. 5 Los datos biográficos están tomados, además del escrito de Husserl mencionado en la nota anterior, de las obras siguientes: John M. Oesterreicher, Walls are Crumbting. Seven Jewtsh Phi- losophers Discover Christ, New York, Devin-Adair, 1952, págs. 99-134. (Hay traducción española, debida a Manuel Fuen­ tes Benot, con el título Siete filó i ofo s judío s encuentran aCristo, Madrid, Aguilar, 1961); HerbertSpiegelberg, The Phenomeno- logical Movement. A Histórical Introduction, The Hague, Mar* tinus Nijhoff, 1965, 2* ed., vol. 1, págs. 195-205; Miguel García-Baró, Adolfo Reinach o la plenitud de la fenomenología, Con todo, los escritos que nos ha legado son verdaderamente magistrales. Sus discípulos los rescataron de la dispersión y el difícil acceso en que los mantenían las publicaciones periódi­ cas donde aparecieron y los reunieron en un solo volumen. Fue publicado en 1921 por la cafa editorial Max Niemeyer de Halle bajo el título convencional de Gcsammchc Schriftcn. \m introducción va firmada por Hedwig Conrad• Martius y, a lo que parece, la mayor parle del trabajo de recopilación y ordenación fue reali­ zado por lidith Stein* fís característico de muchos de estos escritos el que Reinach, con ocasión del tratamiento de una cuestión particular, traiga a la evidencia in: "El Olivo” VII/18 (1983), páp. 217-231; John F.Crosby,/í Britf Biography of Reinach, in “Aletheia. An International Journal of Philosophy” III (1983), pígs. 1X-X. (El volumen, dedicado u la memoria de Reinach en el centenario de su nacimiento, incluye, entre otros trabajos, una seleu ¡ón de textos de Edmund Husserl, Dietrich von llildebrand, Edith Stein y Hedwig Gimad-Martius bajo el título Uvinacb uj PhitOfopbical Penotidlity, págs. XI XXXI). 4 l.u casa editorial I’hilosophia Verla/;, de Munich, ha anun­ ciado uña nueva edición de las obras de Reinach, a cargo de Kurt Schuhmann y Ilarry Smith.— En España, un grupo de (personas interesadas por la fenomenología ha emprendido, bajo la direc­ ción del profesor Miguel García-Raró, de la Universidad Com­ plutense, l.’i traducción española de los escritos de Reinach, de futura publicación. Sirva la presente traducción, realizada en el marco de ese grupo de trabajo, como primicia de ese empeño común.

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