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Introduccion A La Antropologia De La Salud PDF

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INTRODUCCIÓN A LA ANTROPOLOGÍA DE LA SALUD Aplicaciones teóricas y prácticas Mari Luz Esteban (ed.) Edita: OSALDE AS_ O_ C_ IAC_ IÓ/ N POR EL 0SA8UN PUBLIKOAREN A80CIACION PARA LA DERECHO A LA SALUD DEFENSA DE LA SALUD Consejo editorial: Mari Luz Esteban Juan Luis Uria Maite López Esther Sánchez Arnaldo Mendoza Juan Carlos Rumbero Iñaki Markez José Luis Albizu Fotografías: Juan Luis Uria Primera edición: mayo 2007 Copyright © de la presente edición: OSALDE: Asociación por el derecho a la salud Barrenkale, 40 — Io. 48005 BILBAO Telf. 94 416 22 02 Impreso en: Imprenta LUNA Muelle de la Merced, 3 - 2o izda. 48003 BILBAO Tel. 94 416 75 18 Fax 94 415 32 98 e-mail: [email protected] I.S.B.N.: 13: 978-84-611-7304-4 Depósito Legal: BI-1850-07 ÍNDICE Presentación. Mari Luz Esteban y Juan Luis Uria................................................ 7 Cultura, enfermedad y conocimiento médico. La antropología médica frente al determinismo biológico. Angel Martínez Hernáez.................................... 11 Antropología Social y Atención Primaria de Salud: Un encuentro ineludible. José María Uribe Oyarbide.................................................................................................... 45 Antropología, sistema médico—científico y desigualdades de género en salud. Mari l uz Esteban ..................................................................................................................... 69 Migraciones, vulnerabilidad y la crisis del modelo de atención primaria en España. Josep M. Comelles ............................................................................. 89 Sistema Sanitario e Inmigración. El papel de la cultura. Arantza Meñaca...... 103 De las utilidades de la antropología social para la intervención en el campo de las drogas. Oriol Romaní................................................................................ 117 La antropología de la medicina como herramienta diagnóstica y de tratamiento del “mal estar” de la sanidad pública en los países en vías de desarrollo: El caso de Malí. Berta Mendiguren ............................................. 135 La trayectoria de atención en las enfermedades infantiles. Una puesta en escena de las representaciones y prácticas sociales. Rosa María Osorio Carranza................................................................................................ 151 Evaluación Feminista de Proyectos de Cooperación en Salud: Algunas reflexiones a propósito de un caso (Hagadera, Kenya, 1998). Rosario Iraola Martínez .......................................................................................................... 167 Medir, observar y discutir: A propósito de la presentación de los resultados epidemiológicos y antropológicos en un suburbio brasileño. Cristina Larrea Killinger ........................................................................................................ 177 Perspectiva antropológica en el diagnóstico de salud comunitario en África Subsahariana: Una experiencia en el distrito de Erati (Mozambique). Juan Carlos Rumbero Sánchez.............................................................................................. 201 Honduras.... La gran desconocida.E sther Sánchez Fuertes ................................ 225 Relación de autores/as ......................................................................................... 243 Presentación Durante los meses de marzo y abril de 2006, la Asociación para la Defensa de la Salud Pública (OP-País Vasco) llevó a cabo un ciclo de talleres y conferencias dirigido a sus socios/as y sanitarios/as en general, que tenía como objetivo acercar la perspectiva y el trabajo desarrollado en la antropología de la salud y de la medicina al ámbito de la sanidad. Los contenidos se dividieron en cuatro sesiones monográficas: introducción general a la antropología de la salud, salud y género, migraciones, y epidemiología y cooperación en salud. Este libro nace de las aportaciones realizadas en el transcurso de estas sesiones, a las que se han añadido dos artículos más, uno sobre atención primaria y otro sobre el campo de las drogas, de modo que en su conjun­ to ofrezca una panorámica bastante general e introductoria de las contri­ buciones de la antropología al estudio de la salud. Asimismo, sirve como muestra de algunas líneas de investigación en antropología de la salud que se están desarrollando en el Estado Español. El libro está organizado por contenidos —desde reflexiones más generales a otras más concretas y aplicadas—, y por espacios geográficos —desde artículos centrados en nuestro contexto a ejemplos de proyectos y estudios situados en Latinoamérica y Africa—. El conocimiento del proceso de enfermar ha sido un reto a lo largo de la historia para los profesionales de la salud y para las colectividades en general. El modelo biomédico, hegemónico en las ciencias de la salud, aunque complejo, ha limitado el conocimiento médico-sanitario, igualando el fenómeno salud-enfermedad en todas las personas y poblaciones. Sin embargo, los procesos de enfermar, morir y acceder a los tratamientos y a los servicios de salud tienen determinantes sociales y culturales que superan las reflexiones clásicas en torno a la salud/enfermedad. Es lo que desde distintos enfoques se ha llamado el 7 planteamiento bio-psico-social, donde se pretende que se dé una articulación de las dimensiones sociales, culturales, biológicas y psicológicas de la salud. En esta misma línea, la antropología de la salud, una especialidad relativamente joven aunque ya totalmente consolidada en el Estado Español, promueve un análisis alternativo de los procesos de salud/enfer­ medad/atención, que tiene en cuenta la inserción de dichos procesos en contextos sociales, políticos, económicos y culturales concretos y diver­ sos. El enfoque antropológico supone una visión relativista, compleja y crítica de por qué y cómo enfermamos o sanamos, ya que es muy crítico con los análisis universalistas y etnocéntricos que suele llevar a cabo la biomedicina o medicina científica, incluso desde posiciones progresistas; pero, al mismo tiempo, toma en su justa medida las interrelaciones entre los factores y los procesos políticos globales y su influencia en la experien­ cia cotidiana de los distintos colectivos humanos, así como la importan­ cia de las desigualdades sociales. El conocimiento de las desigualdades en salud, tanto en nuestro entorno como en sociedades en vías de desarrollo, es uno de los objetivos prioritarios para una asociación como la nuestra. En nuestro contexto, algunos indicadores de salud conocidos (por ejemplo, indicadores como la esperanza de vida al nacer o las bajas tasas de mortalidad infantil o mor­ talidad materna) muestran, comparativamente y a nivel general, un buen nivel en cuanto a las condiciones de salud de la población y servicios de salud; pero, en este momento, uno de los desafíos es profundizar en si todas las personas y grupos sociales enferman y mueren de igual manera o hay diferencias significativas y por qué. Para los y las profesionales de la red asistencial y de servicios en su conjunto, y para aquellos/as que trabajan como voluntarios/as y/o coope­ rantes en ONG o instituciones de ayuda humanitaria, es importante dotarse de buenos instrumentos de análisis. Consideramos que la antro­ pología puede ser una herramienta muy adecuada y oportuna en un momento histórico como el actual, de globalización política y económica, que provocan desestructuración, pérdida de cohesión social y aumento de las desigualdades entre los distintos grupos sociales y culturales; por lo que la necesidad de la reflexión y la responsabilidad como trabajadores/as sanitarios/as es hoy mayor que nunca. Respecto a las aportaciones incluidas en este libro, Angel Martínez Hernáez, investigador en el campo de la antropología y salud mental, y autor de algunas publicaciones sobre las aportaciones de la antropología de la salud, nos ofrece una panorámica general de las relaciones entre cul­ tura, enfermedad y conocimiento médico y de la crítica antropológica al determinismo biológico. En segundo lugar, José María Uribe centra su artículo en el terreno de la atención primaria, ámbito de estudio que constituyó su tesis doctoral, así como en un campo que cada vez despier­ ta más atención entre los profesionales sanitarios, el de la bioética. Mari Luz Esteban, por su parte, hace una reflexión sobre las contribuciones de la antropología feminista y antropología de la salud al estudio de la salud y el género, subrayando que la perspectiva de género no es parcial sino general y sirve como crítica al sistema médico-científico en su conjunto. Posteriormente, Josep Maria Comelles, pionero en la antropología de la salud del Estado Español con sus estudios sobre psiquiatría, y que se ha centrado también últimamente en el campo de las migraciones, aporta un análisis de la evolución del modelo de atención sanitaria en España, poniendo de manifiesto que las reflexiones surgidas al hilo de la inmigra­ ción evidencian las carencias estructurales de dicho modelo. Asimismo, Arantza Meñaca profundiza en su capítulo en el papel de la cultura en las relaciones entre sistema sanitario e inmigración, a partir de su tesis doctoral centrada en la población ecuatoriana y realizada en Ecuador y en Cataluña. Oriol Romaní, otro de los pioneros de la antropología de la salud, especialista en el campo de las drogas, sistematiza en su texto las utilidades de la antropología en dicho campo. El artículo siguiente, de Berta Mendiguren, sobre una población africana que tiene un índice muy alto de emigración a Europa, muestra cómo la antropología de la medi­ cina puede desvelar problemas y dificultades planteadas en los países en vías de desarrollo en la implantación de servicios públicos de atención a la salud. Rosa María Osorio, antropóloga mexicana, nos ofrece a continuación una pequeña muestra de su tesis doctoral en torno al papel de las mujeres en la atención de las enfermedades infantiles en un contexto 9 concreto de México. Y Rosario Iraola, antropóloga y enfermera, que ha trabajado como responsable de programas de cooperación internacional en distintas organizaciones no gubernamentales, reflexiona en su artículo sobre la evaluación feminista en este ámbito. La contribución de Cristina Larrea se refiere a una pequeña parte de una investigación aplicada coor­ dinada por ella y llevada a cabo en un suburbio de la ciudad de Salvador de Bahía (Brasil), con un equipo interdisciplinar (antropología, epide­ miología, salud pública...): la realización de un taller sobre resultados con distintos agentes sociales. Juan Carlos Rumbero, médico-cirujano torácico y antropólogo, y colaborador de varias ONG sanitarias, reflexiona sobre su experiencia de cooperación sanitaria en Mozambique, subrayando los aportes de la antropología. Por último, Esther Sánchez, enfermera y antropóloga, del Grupo de Trabajo de Cooperación de la Asociación en Defensa de la Salud Pública (OP-País Vasco), sintetiza en su artículo los pormenores de un proyecto de cooperación en atención primaria en Honduras, situando el contexto cultural, histórico y político en el que se ha desarrollado durante los últimos ocho años. Mari Luz Esteban (UPV-EHU y OP) Juan Luis Uria (presidente de la Asociación para la Defensa de la Salud Pública) (OP-País Vasco) 10 Cultura, enfermedad y conocimiento médico. La antropología médica frente al determinismo biológico Ángel Martínez Hernáez Universitat Rovira i Virgili (Tarragona) La única cosa sensata que se puede decir sobre la naturaleza humana es que está “en” esa misma naturaleza la capacidad de construir su propia historia. Lewontin, Rose y Kamin (No está en los genes, 1990:27). Introducción Hay dos afirmaciones que han adquirido últimamente carta de evi­ dencia en el campo de las ciencias de la vida y también, por sus implica­ ciones en las sociedades contemporáneas, en la esfera de la antropología y de las ciencias sociales. La primera de ellas es que nos encontramos ante un auge sin precedentes de las tecnologías biomédicas que han abierto nuevas puertas para el diagnóstico y tratamiento de las enfermedades, la producción y transformación de alimentos y animales, la concepción humana y la prolongación de la vida. Hay, incluso, quien anuncia que estamos ante una nueva era biotecnológica configurada por una curiosa combinación de los modelos informacionales y la biología molecular que va permitir —y en cierta medida ya lo está permitiendo— tanto la inter­ pretación del código de la vida como su recodificación y reelaboración mediante la ingeniería genética (Nelly, 1995; Castells, 1998). La segunda aseveración puede interpretarse como una consecuencia de la primera, y apunta que debido al desarrollo de estas nuevas tecnologías médicas las 11 relaciones entre naturaleza y cultura están sufriendo una redefmición inédita hasta el momento (Rheinberger, 2000). Los dilemas que han introducido las Tecnologías de Reproducción Asistida (TRA) —¿qué es natural y cultural en los casos de madres de alquiler o de donaciones de óvulos y/o espermatozoides?— son una buena prueba de esta nueva defi­ nición del orden natural, así como las posibilidades programáticas de la biología molecular, pues ¿qué es ahora natural y qué cultural cuando las tecnologías de recombinación del ADN están suponiendo el diseño y programación de modelos biológicos dependientes de intereses sociales, sociosanitarios y de mercado, cuando ya no se trata de leer la naturaleza, sino de “reescribirla”? En gran medida, el impacto de las nuevas tecnologías biomédicas en la organización social, en las representaciones culturales del cuerpo, la vida y la salud y en una economía-política cada vez más globalizada, des­ igual e interdependiente, es algo que todavía está por ver. Algunas de estas tecnologías, como el cultivo de “células madre”, la posibilidad de una ingeniería genética a la carta, la clonación, el uso de la información gené­ tica para generar nuevas formas de diferenciación social o la manipula­ ción y diseño de alimentos y animales, se encuentran claramente en un momento inicial de su desarrollo. Otras, como la concepción asistida, lle­ van ya unos años introduciendo dilemas bioéticos, redefiniendo las nociones de maternidad y paternidad en las sociedades industrializadas y generando nuevas identidades sociales (“donantes”, “niños probeta”, “madres de alquiler”, etc.). Pero si las biotecnologías están domesticando la naturaleza, esto es: culturizándola, también es cierto que como efecto dialéctico de esta evi­ dencia la cultura está siendo naturalizada. Hoy en día fenómenos como la vida social, la cultura, el carácter, la subjetividad, las preferencias y conduc­ tas sexuales, el género, las adicciones, la distribución poblacional de las enfermedades, las desigualdades sociales, el acceso a los recursos, la dife­ renciación social y otras muchas realidades están conformando un campo de interés creciente para las nuevas formas del determinismo biológico. Evidentemente, este tipo de tentativas del determinismo biológico no son nuevas. Desde las teorías biotipológicas de Lombroso sobre la crimi­ 12 nalidad, hasta la sociobiología de Wilson, pasando por los planteamientos eugenésicos de Galton y Pearson de principios del siglo XX o el neokrae- pelinismo en psiquiatría, el determinismo biológico ha rivalizado con las ciencias sociales en la explicación de la conducta humana y, por extensión, de la vida social. No hay, en este sentido, un cambio en la estrategia gene­ ral del nuevo determinismo biológico, pues aunque pocos reduccionistas defiendan hoy en día que la criminalidad pueda leerse en las facciones y la estructura del cráneo, son muchos lo que afirman que puede leerse en los cromosomas. Sin embargo, sí que existe una diferencia de grado en las nuevas ofensivas deterministas, pues sobre el modelo de la biotecnología y de su posible e imaginada reversibilidad, el reduccionismo biológico está construyendo una mayor y más sutil capacidad de convicción. El papel de la antropología ante el determinismo biológico ha consis­ tido en proponer una visión holística, centrada en el poder determinante o condicionante de las relaciones sociales, los procesos de la economía-política y los sistemas de pensamiento, representación y valo­ res en este orden natural y en su manipulación científico-técnica. El determinismo cultural y social ha funcionado aquí como una especie de correctivo a los excesos del determinismo biológico. La cultura, se dirá, no es un epifenómeno, sino un ámbito de la realidad que ejerce de forma determinista o dialéctica su influencia sobre la naturaleza. Incluso desde esta óptica el propio éxito de las biotecnologías en la modificación y dise­ ño del orden natural ha podido entenderse como un ejemplo palmario de esta influencia, pues ¿qué demuestran las biotecnologías o la ingeniería genética, si no es la fuerza transformadora del mundo social y la cultura incluso en el propio espacio de la codificación y diseño de la vida? El determinismo biológico y sus dobles El determinismo biológico presupone una jerarquía en el orden de las cosas. En la base se encuentran los procesos biológicos que ejercen su determinación en la vida humana. Sobre esta base se disponen las con­ ductas individuales y los procesos psicológicos en tanto que fenómenos dependientes. Sobre este segundo estrato descansan las relaciones sociales y la producción cultural de símbolos y representaciones compartidos. En 13

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