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Incidencias en el psicoanálisis de la obra de Michel Foucault: prolegómenos a una arqueología posible del saber psicoanalítico PDF

220 Pages·2006·0.962 MB·Spanish
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Mauro Vallejo Incidencias en el psicoanálisis de la obra de Michel Foucault Prolegómenos a una arqueología posible del saber psicoanalítico Incidencias en el psicoanálisis de la obra de Michel Foucault Índice Prólogo (por Alfredo Eidelsztein) . . . . . . . . . . . . . . . . . 3 Notas introductorias . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .  Capítulo 1. La estructura, el lenguaje, la representación . El discurso psicoanalíti- co en Las palabras y las cosas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .11 Capítulo 2. El saber sobre el individuo en Occidente . Aportes de la obra de Michel Foucault . Fragmentos . Nota preliminar . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .62 I . Introducción . Para una justificación de la relevancia del asunto tratado . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .6 II . Del cuadro a la muerte, de lo indescriptible a la negativi- dad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . x El nacimiento de la clínica . . . . . . . . . . . . . . .74 Las palabras y las cosas . . . . . . . . . . . . . . . . .89 III . De los suplicios a la disciplina, del heroísmo al infame normalizado . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .98 Vigilar y castigar . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .98 La vida de los hombres infames . . . . . . . . . . . 107 La voluntad de saber . . . . . . . . . . . . . . . . . 110 Historia de la locura en la época clásica . . . . . . . 114 IV . Conclusión . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 121 Capítulo 3 . El cuerpo femenino . Una genealogía de su histerización . Nota preliminar . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 12 I . La histeria en Foucault . . . . . . . . . . . . . . . . . . 127 II . Alrededor de La voluntad de saber: del Concilio de Trento al “oído más famoso de nuestra época” . . . . . . . . . . 131  Mauro Vallejo III . Del sexo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 139 IV . En torno del hablar: de la posesión mística a la parálisis histérica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 147 V . El fenómeno místico y las posesiones . . . . . . . . . 12 VI . El moderno misticismo . O del occamismo del psicoanáli- sis . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 162 Capítulo 4 . Notas sobre el orden del discurso psicoanalítico . Por una sociología del psicoanálisis . . . . . . . . . . . . 177 Posfacio . Tres Transgresiones de Salón (por Carlos Walker) . . . 212 6 Incidencias en el psicoanálisis de la obra de Michel Foucault Prólogo Luego de más de cien años de existencia de escritos psicoanalíticos pueden decirse muchas cosas al respecto . Sigmund Freud produjo más que nada escritos, así también Anna Freud y Melanie Klein; Jacques Lacan dictó seminarios, pero, fuera de su tesis de doctorado, no escribió nunca un libro . Hoy día existen muchos libros de psicoanálisis; desde la perspectiva de las posibilidades de un lector medio puede afirmarse que son dema- siados . ¿Quién puede en la actualidad mantenerse al día con todo lo que se publica sobre psicoanálisis en castellano, francés, inglés, etc .? Pero, al menos en nuestro medio, muchos libros que se publican están más destinados a dar cuenta de la formación del autor que a ser- vir a la necesidad de comunicar desarrollos creativos, articulaciones nuevas o resultados de investigaciones . Muchos libros que se publi- can son muy interesantes e instructivos, pero muchos otros son mera- mente repeticiones, reiteraciones que, con una metáfora gastronómi- ca, puede caracterizárselos como “refritos” . Creo que se debe alentar a los psicoanalistas a escribir, los benefi- cios son muchos . El escrito exige mayor rigor, además, el psicoanáli- sis debe comunicar las ideas que sostiene y requiere evitar encerrarse . Pero con escribir no alcanza; las ventajas recién referidas sólo se pro- ducen si lo que se escribe responde a tales fines; se puede publicar para sostener oscurantismos, dogmatismos, engaños, etc . También, como en todo el ámbito académico, se puede escribir para sostener al autor en la escala jerárquica a la que aspira . Este libro, que con honor me toca prologar, es de aquellos que son los más requeridos . ¿Por qué? Debido a que presenta preguntas, y no falsas preguntas o preguntas cualesquiera, sino las verdaderas pregun- tas . ¿Cuáles son éstas? Aquellas que los psicoanalistas evitamos hacer- nos, aquellas que intentan establecer qué es lo que hacemos, cómo y para qué . 7 Mauro Vallejo El autor de este libro eligió, para transmitirnos esas verdaderas pre- guntas, la vía de la articulación de la obra de Michel Foucault con la práctica psicoanalítica . Eligió esa vía, pero las preguntas son suyas y, quizá, a partir de esta publicación, también podamos hacerlas nues- tras y ponernos a trabajar a partir de ellas . Los tópicos tratados no son marginales, son centrales: las cuestiones fundamentales de la prácti- ca analítica . La estructura, el lenguaje y la representación, el individuo en Occi- dente y el cuerpo femenino y su histerización son algunos de los prin- cipales tópicos tratados desde la perspectiva de la puesta en relación de las investigaciones de M . Foucault y los temas fundamentales del psicoanálisis; todo ello sin olvidar la problemática que atraviesa todo el libro: el análisis del orden del discurso psicoanalítico, lo que signi- fica no perder de vista que las concepciones psicoanalíticas, sean de la orientación que sean, participan de un contexto de posibilidades de ver y de decir que lo determinan y que establecen sus condiciones de realización . Las mismas están puestas en cuestión, con seriedad y sin exageraciones, pero con mucha valentía . Tan pertinente y necesario me parece este trabajo que festejo su aparición . Alfredo Eidelsztein 8 Incidencias en el psicoanálisis de la obra de Michel Foucault Notas introductorias “... quizá se escribe, más que para materializar una idea, para agotar una tarea que lleva en sí su propia felicidad .” (Roland Barthes, Ensayos críticos, prefacio) ¿Cómo comentar las obras de quien nos previno tanto de ello? ¿Puede acaso el comentario ser el nombre de una heterotopía, de una operación que haga otra cosa que volver a decir lo que ya se dijo, por más que en la nueva enunciación se aporte la novedad de un reorde- namiento o una clarificación? Cabe no pasar por alto el que quizá sea otro de los efectos de la fas- cinación ese de creer que al decir lo mismo se está diciendo algo nue- vo . Mas no se buscará aquí el proferir algo novedoso, sino más bien precisar la forma en que un pensamiento, el de Michel Foucault, pue- de incidir en un discurso como el del psicoanálisis . * ¿Algún fragmento de lo que aquí se dice es psicoanalítico o pasible de anexarse a su saber? Pregunta no desdeñable, pregunta a la que no cabe suponer una clara univocidad . Puede ser el interrogante por el lugar desde donde se habla; cuestionamiento que me imagino: ¿pero habla usted como psicoanalista, ya que no detenta ni el título de his- toriador ni se ha formado en las aulas de la filosofía? Ya volveremos sobre ello . Por otro lado, esa misma pregunta conduce, si se la deja proseguir en su surco, hacia la presunta existencia del psicoanálisis o de un dis- curso psicoanalítico . Allí es precisamente hacia donde se dirige el inte- rés de este proyecto, que no se saldará aquí, en este trabajo nominado como prolegómeno de la labor por hacer . Pues, al fin y al cabo, ¿por qué no responder a la pregunta que inquiriese acerca de qué línea de 9 Mauro Vallejo algún libro de Foucault, o de este texto, puede pertenecer al psicoaná- lisis con el interrogante –más justo- de cómo saber si un enunciado es o puede ser del psicoanálisis? Con ello no hacemos sino recordar el re- caudo que Foucault precisó en su formulación de la metodología ar- queológica, consistente en no partir de unidades sintetizadoras acep- tadas a priori . No se niega que tales unidades existan, no se aboga por la inviabilidad de sostener la existencia del discurso psicoanalítico . Se trata, antes bien, de llegar a establecer las leyes que gobiernan las pro- ducciones discursivas, partiendo, por maniobra heurística, de la sus- pensión de las categorías sintetizadoras que suelen escandir la prolife- ración de enunciados . * ¿Debo decir acaso quién soy o por qué hallo ese extraño placer en este juego tan raro, en este grácil desplazamiento de un discurso a otro? ¿Qué es todo este eclecticismo, este deambular casi sin garantías de la sociología a la filosofía, del psicoanálisis a la historia, de la especulación al pragmatismo casi necio? ¿Qué rostro podrá ser el mío si tan difícil es imaginar el espejo en el que buscaría un reflejo? “¿Quién sabrá qué dulzura me sostiene, qué insolencia de amante, a menudo qué furia decisiva?” (Georges Bataille, El pequeño) * Y en cuanto respecta al psicoanálisis mismo, ¿por qué este uso tan peculiar? ¿Por qué este interés en citar sólo textos marginales? Algu- nos me han dicho que este libro no podía llamarse “Michel Foucault y el psicoanálisis” porque si bien trata cuestiones ligadas a la obra del fi- lósofo, no es tan seguro que verdaderamente considere en sentido es- tricto a la teoría psicoanalítica . Creo que estuve de acuerdo con ellos . Sin embargo, postulo aquí que aquello capaz de incidir en un discur- so no es ajeno a én no deja de concernirlo . Máxime si toca cuanto lo constituye como discurso . * 10 Incidencias en el psicoanálisis de la obra de Michel Foucault ¿A qué se llama aquí psicoanálisis? Pareciera que se nombra así a co- sas tan diversas, tan dispares entre sí . ¿Por qué esa dificultad por trazarle un terreno propio, por ubicar- lo de una vez por todas en una filiación certera y única? Esa equivoci- dad, además de hacerle eco a la indeterminación de Michel Foucault al respecto, ¿no será tanto menos el fruto de una ignorancia obcecada que el efecto de la dispersión irreductible inherente al objeto designa- do? Quizá la grandeza de ese discurso, la dificultad de cercar esa prác- tica obedezcan a una razón tan profunda como ligera . ¿Cómo es posible sostener con cierta premura que algo así como el psicoanálisis existe si, y sin nombrar más que algunas de sus máscaras, es a la vez un cierto trabajo a partir de la demarcación de la negatividad, cierta extracción de saber posibilitada por la fijación de unos cuerpos, tanto como una labor exegética que halla en la desliteralización de lo real su posibilidad, así como una técnica profesional que intenta olvidar la disimetría que gobierna su escena tras una preocupación por la ver- dad, y, en no menor medida, cierto designio terapéutico que creyó ubi- car en el discurso de los seres sexuados la estofa de su hacer? El discurso psicoanalítico no podría ser otra cosa que el entramado contingente que permita transformar la distancia que separa a los sitios en los cuales se alojan esas modalidades de lo real (prácticas, conceptos, luchas, teorías, etc .) en el terreno delineado en que unas acciones encuentren su cohe- rencia . No para disolver los blancos que aíslan esos islotes sino para po- der concluir con una regularidad que explique sus entrecruzamientos . * ¿Estamos proponiendo tal vez un nexo renovador entre la obra de Michel Foucault y el discurso psicoanalítico? ¿Hay quizá que buscar en Foucault, como tantos otros lo han hecho, los indicios que ayuden a prevenir que el psicoanálisis se precipite hacia algún psicologismo o ha- cia alguna estrategia de normalización? Nada de eso . Que otros se ocupen de ello . Nos basta con atender a los textos de Foucault, con reflexionar acerca de la forma en que el filósofo, preocu- pado por pensar las formas de racionalidad que a lo largo de la histo- ria han sido conformadas por prácticas y discursos, se ha topado una y otra vez con ese territorio que llamamos psicoanálisis . Que en ello se trate de la pócima secreta que inmunice a la práctica analítica o, más necio aún, que se juegue allí una pieza fundamental de la filosofía de Michel Foucault -que la enfrentaría con su verdad o con su umbral-, lo dejaremos al cavilar cansino de los polémicos . 11 Mauro Vallejo Seremos infinitamente más modestos . * Las formas originales de reflexión se introdu- cen por sí mismas: su historia es la única forma de exégesis que soportan, y su destino la única forma de crítica. ¿Por qué hablar entonces de incidencias de la obra de Foucault? Los textos de Foucault inciden en el psicoanálisis en lo que respecta a su historia, a las filiaciones doctrinales en que cabe inscribirlo (Capítulo 1); incide al nivel de su discurso, señalando de alguna forma cómo ha podido conformar los objetos sobre los que piensa (Capítulos 2 y 3); incide, por último, dilucidando la manera en que en su discurso mis- mo es posible hallar las regularidades que otorgan cierto orden y ce- rrazón a cuanto es dicho (Capítulo 4) . Pues creemos que reconocer estas incidencias, recorrerlas, detener- nos en ellas, no se contradice con la forma en que iremos resaltando la distancia en que cabe ubicar a Michel Foucault en relación al psicoa- nálisis . Y la distancia no nombra tanto el tono crítico que se percibe en los dichos del primero, sino que sobre todo nomina a la diferen- cia irreductible que existe entre los objetivos, los métodos, los instru- mentos y el pathos de ambos . * La escritura de estos textos no ha sido ajena a cierto asombro por la utilización que del nombre Michel Foucault se ha hecho y se sigue ha- ciendo en los textos psicoanalíticos . Y en tal sentido se me replicará que parezco erigirme en quien pretende prescribir la forma en que debe leer- se la obra de aquel que tanto cuidado tuvo en renegar de esas cautelas . “... los considero enteramente libres de hacer lo que quieran con lo que yo digo [ . . .] hagan con ellos lo que quieran. En última instancia eso no me interesa ni me con- cierne.”2 Tras esta frase puede resguardarse cualquier reapropiación . Y se [1] . Michel Foucault, “Introducción”, en Obras esenciales. Volumen I. Entre filosofía y literatura, Paidós, Barcelona, 1999, página 6 . [2] . Michel Foucault, Defender la sociedad, Fondo de cultura económica, Buenos 12

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