III-REICH: EL EXPERIMENTO NACIONAL-SOCIALISTA ALEMÁN POR: JOSÉ MARÍA DEL OLMO GUTIÉRREZ 1 A Isaac, símbolo del sacrificio divino. Para todas las víctimas anónimas que perecieron junto a él durante el Holocausto. 2 ÍNDICE Introducción 1- Cultura alemana e ideología nacionalsocialista 2- Racismo rubio (ario o nórdico). La creación de la raza blanca, europea y caucasoide 2.1- Orígenes raciales y genéticos de la población germánica. El mito del superhombre y el problema de la rubiedad 3- Nacionalismo étnico (völkisch) alemán 3.1- La invención de la identidad europea. La hipótesis aria (indoeuropea) 4- Antisemitismo biologicista. Síntoma del complejo del bárbaro 4.1- Realidad y ficción en la construcción del judío. La teoría semita 5- Génesis del Holocausto: el precedente herero en Namibia 6- La Solución Final (Shoah/Porraimos): culminación práctica del racismo genocida e industrial alemán 7- Neonazismo posthitleriano: nuevos frentes de ataque en la construcción política de Europa 7.1- Desnazificación y resurgimiento del nacionalismo en Alemania y Austria 7.2-La herencia nacionalsocialista germana: etnonacionalismo continental indoeuropeo, antisionismo, ariomanía neopagana y eurorraci(ali)smo blanco 7.3- Inmigración/asilo y xenofobia: dos caras de una misma moneda Conclusiones Bibliografía, filmografía e Internet Glosario Anexos 3 INTRODUCCIÓN La repetición obsesiva de una serie de ideas dentro de una sociedad suele acabar plasmándose en hechos concretos si éstas son aceptadas por un importante porcentaje de su población. La reiteración temporal y la aparición de toda una serie de condiciones circunstanciales pueden llevar a la aplicación de las mismas en su máximo exponencial. Este fenómeno se produjo en Alemania durante el período nacional-socialista, etapa en la cual se dieron los requisitos ideológicos, políticos y socio-económicos necesarios para la puesta en práctica del nacionalismo racista y antisemita germano, larvado a lo largo de generaciones en la cultura del país. Aquí se plasmó la cosmovisión antropológica alemana hasta sus últimas consecuencias. El nacional-socialismo tiene una denominación de origen germánica con unos identificados derechos de autor. Aquí, como si de una obra teatral o de cine se tratara, aparecen unos guionistas (ideólogos nacionalistas, antisemitas y racistas del siglo XIX), una productora (Partido Nacional Socialista del Trabajo Alemán), una realización (Waffen-SS, Wehrmacht, colaboracionistas de los países ocupados), un director (Adolf Hitler), unos actores protagonistas (arios, alemanes/austríacos, nazis) y antagonistas (judíos, eslavos, comunistas, etc.), unos extras (sonderkommandos, einsatzgruppen), un público espectador (mayoría del pueblo alemán/austríaco y nativos de algunos países ocupados), una coreografía hábilmente orquestada (nacionalismo, socialismo étnico, racismo y antisemitismo) y un decorado (2ª Guerra Mundial y campos de exterminio y concentración en Europa) así como una consecuencia final (Holocausto). El nacional-socialismo supuso, por un lado, un alivio de la grave crisis socio-económica que padeció el país durante la etapa de la República de Weimar y trajo cierta “paz social” y, por otro, condujo a la población teutona al abismo de la miseria moral, cuyos máximos exponentes serían la Segunda Guerra Mundial y el Holocausto. El sobredimensionamiento que los alemanes tenían de si mismos como nación junto, quizás, a unas relaciones afectivas deficientes agravadas por las carencias materiales, hicieron posible este fenómeno. Este es el período más siniestro de la historia alemana en el que se hizo loa de la sangre, la guerra y la muerte. El Holocausto y la Segunda Guerra Mundial tuvieron sus precedentes ensayados, en el primer caso, durante el genocidio perpetrado contra los herero y los nama en África Sudoccidental (Namibia) en 1904 y, en el segundo, en la Primera Guerra Mundial (1914-1918), que marcó el final de los viejos imperios centroeuropeos y dio origen tanto al comunismo soviético como a los fascismos continentales. El nacional-socialismo se desarrolló en una triple dimensión: la biológica, donde blanquirrubios de ojos azules y origen nórdico u otros en nombre de esta raza provocaron el exterminio o la esclavización de los denominados “infrahombres”, como los judíos o los gitanos; la nacional/imperial, en la que se buscaba la supremacía militar, política y económica alemana en el continente europeo y la desaparición de pueblos eslavos como el ruso o el polaco; y la ideológica política, donde se persiguió y encerró en campos de concentración a todos los opositores al régimen, como los comunistas, los homosexuales masculinos (Párrafo 175), los socialdemócratas o los Testigos de Jehová. La variante socialista, apenas fue desarrollada más allá de un capitalismo y una visión 4 intervencionista del Estado junto a la nacionalización de la economía, reinterpretándose el marxismo sustituyendo la idea de lucha de clases por la de razas, en la que el judío (identificado con el capital y con el comunismo) sería vencido por el ario (que ejercería el papel del proletariado nacional revolucionario). No obstante, en esta interpretación de la Historia, no se buscaba la igualdad universal si no la supremacía racial nórdica y étnica alemana en un marco imperialista depredador basado en la ley del más fuerte. El internacionalismo solidario de clase basado en el origen y la situación socio-económica es sustituido por un nacionalismo agresivo cuyo vínculo es la sangre y cuya visión maniquea de la vida sustituye el color por el blanco y negro. Por otra parte, el totalitarismo estatal con sus manifestaciones de masas tal que desfiles, su estética colorida, la propaganda masiva, el culto al caudillo y su fuerza interclasista era un elemento común con otros fascismos, como el italiano. En la presente obra se pretenden exponer y explicar los parámetros ideológicos y prácticos en los que se desarrolló el nacional-socialismo alemán así como su origen y sus consecuencias posteriores. También se pretende analizar ciertos mitos raciales teniendo en cuenta a la antropología física, genética y cultural. 5 1- Cultura alemana e ideología nacionalsocialista La ideología nacional-socialista se desarrolló dentro del contexto socio-económico y político de la República de Weimar. En 1918 Alemania se convirtió en la potencia perdedora de la Primera Guerra Mundial. Tras esta contienda, el país se vio desgajado de parte de su territorio: Alsacia y Lorena pasaron a Francia; Eupen y Malmédy a Bélgica; Schleswig norte quedó anexo a Dinamarca; y Posnania, junto a la Alta Silesia, acabaron inscritas en Polonia. Además de esto, el país apareció dividido en dos partes, una occidental ocupada por la Alemania propiamente dicha y otra oriental (Prusia Oriental)1, separada por el corredor de Danzig (Gdansk). Estos cambios de territorialidad2 se hicieron por plebiscito o como compensación de guerra tras la firma del Tratado de Versalles, en 1919. Aparte de la desmembración espacial, nunca aceptada por los teutones, Alemania se vio obligada a pagar los gastos de reparación bélica por un valor de 132.000 millones de marcos oro (los cuales nunca fueron abonados). El Gobierno tuvo que emitir una cantidad creciente de papel moneda para compensar las demandas externas y las necesidades interiores, lo que provocó una inflación vertiginosa3. El Reichsbank imprimió billetes por valor de millones y billones de marcos. En diciembre de 1923 circulaban cerca de 500 trillones de marcos. El marco de la República de Weimar estuvo definido por una fuerte crisis económica y por una creciente inestabilidad política y social. La industria estaba desmantelada y el desempleo afectaba a millones de personas. El capital financiero iba destinado al pago de las compensaciones de guerra, si bien, estas fueron condonadas a mediados de la década de 1920. La inestabilidad fue en aumento conforme avanzaba el decenio. La tensión social latente se plasmó en el surgimiento de toda una amplia gama de opciones políticas y en la radicalización de posturas. El escenario público pronto acabo bipolarizado en dos frentes confrontados, uno que buscaba soluciones mediante la transformación del orden jerárquico de clases existente, bien por vía revolucionaria (comunistas) o bien de manera paulatina (socialdemócratas), y otro que propugnaba un nacionalismo aglutinador y beligerante que recuperara la posición de primera potencia para Alemania. De entre la amalgama de partidos políticos aparecidos durante este período, hubo uno que fue adquiriendo protagonismo en la vida pública de Weimar, el NSDAP (Nationalsozialistische Deutsche Arbeiter Partei) o Partido Nacional Socialista Obrero Alemán. El partido nazi tuvo su origen en un grupúsculo esotérico bávaro de comienzos del siglo XX, la Sociedad Thule, denominación adoptada por la autoidentificada Germanorden (Orden de los Germanos), una asociación que agrupaba a diversas formaciones völkisch de carácter racista y antisemita. Esta 1 Su capital era Könisberg (Kaliningrado). Actualmente este territorio pertenece a Rusia. 2 Así mismo perdió sus colonias africanas. 3 En 1919, un dólar valía 16 marcos, en 1922 esa cantidad había ascendido a 7.650 marcos. En 1923 el dólar subió en junio a 75.000 marcos; en Agosto a 1.100.000 RM; en Octubre a 242.000.000 y en Noviembre a 4,2 billones Reichsmarks (marcos imperiales). En Alemania un billón equivale a mil millones, no a un millón de millones como en España. 6 agrupación fue creada en Baviera por Rudolf von Sebottendorff (Ernst Rudolf Glauer) en 1918 y entre sus miembros figuraron personalidades relevantes durante el régimen nacional-socialista como Dietrich Eckart, Gottfried Feder, Alfred Rosenberg y Rudolf Hess. En 1919, la sociedad entró en un período de gran expansión y adquirió un periódico, el futuro Völkischer Beobachter; en 1920 este diario estaba controlado por Anton Drexler, pasando en 1921 a ser dirigido por Adolf Hitler tras su compra con el apoyo financiero de Gertrude von Seidlitz. Paralelamente, la asociación también impulsó en 1919 la formación de un partido, el DAP (Deutsche Arbeiter Partei) o Partido Obrero Alemán. En este contexto jugaron un papel muy importante los refugiados rusos y bálticos de origen alemán así como los ex miembros de los antiguos grupos antisemitas zaristas como las Centurias Negras, los Camisas Amarillas y la Unión del Pueblo Ruso. Todos subrayaban la relación entre judíos y bolcheviques, un tema fundamental de la ideología nazi. Adolf Hitler, licenciado como cabo y condecorado durante la Primera Guerra Mundial, en 1919 ingresa en el Partido Obrero Alemán, siendo el afiliado nº555 y el número siete en el comité ejecutivo. Hitler no tardó en tomar las riendas de la organización, convirtiéndose en poco tiempo en su jefe indiscutible. Con él se transformaron las siglas del grupo, que desde entonces sería conocido bajo el nombre de Partido Nacional Socialista Obrero Alemán (NSDAP), se crearon unas “nuevas” señas de identidad y se forjó una simbología que le diferenciaba frente a las otras agrupaciones políticas. Así, se adoptó la bandera roja4, símbolo de la revolución antiburguesa, junto con el círculo blanco, representación de la nación alemana, y la cruz gamada esvástica5, enseña de la raza “aria”. La creación de estas señas identitarias estuvo unida a una intensa movilización de la militancia, a imitación de socialdemócratas6 y comunistas. Los nazis adoptaron los métodos de acción de los partidos izquierdistas: propaganda constante y reiterativa; organización de milicias callejeras7 (SA) para el enfrentamiento con las del Partido Comunista (KPD, Kommunistische Partei Deutschlands) y Social- Demócrata (SPD, Sozialdemokratische Partei Deutschlands) por el control de los distritos populares; realización de numerosos mítines y campañas de orientación populista, etc. Los discursos de Hitler y la propaganda impresa iban dirigidos a un público socialmente heterogéneo que abarcaba tanto al obrero peonil como al gran financiero, pasando por toda una amplia gama de las clases medias (incluida la intelectualidad), de las que el partido nazi recibió el apoyo más incondicional. 4 Esto lo menciona Hitler en su obra Mein Kampf (Mi Lucha). La bandera roja fue adoptada para captar a la masa obrera, disputada entonces por comunistas y socildemócratas. 5 La cruz gamada es un símbolo solar que aparece en numerosas civilizaciones: romana, tibetana, germana, japonesa, etc. Guido von List, escritor austriaco, postuló que la cruz gamada representaba la pureza de sangre germánica y la lucha de la raza aria contra la judía. 6 Hitler fue simpatizante del Partido Socialdemócrata Austriaco durante su juventud. De esta organización aprendió las tácticas organizativas y propagandísticas que luego aplicaría en el partido nazi. 7 S.A. = Sturm-Abteilung (Secciones de Asalto). 7 Los medios de captación pública unidos a la oratoria populista de Hitler, quien supo aunar bajo un mismo proyecto pretensiones de tipo social y nacionalista, posibilitaron un rápido ascenso de los nazis al poder. El NSDAP, que había estado ilegalizado durante gran parte de la década de los veinte, el 14 de septiembre de 1930 obtuvo un apoyo electoral de 6.406.000 votos, o sea, un 18.3 por 100 del total (107 escaños). En octubre de 1931, por el llamado Pacto de Harzburgo, el partido nazi concertó un acercamiento a sectores nacionalistas y centristas católicos así como al mundo de las finanzas que, temerosos ante el avance del comunismo, dieron su apoyo a Hitler para preservar sus intereses. En marzo de 1931, en vistas de la tensión existente, el Gobierno suspendió las libertades básicas e impuso una censura previa a la emisión de discursos y la impresión de carteles y folletos propagandísticos. Igualmente, se hizo obligatorio contar con una expresa autorización para celebrar reuniones públicas y quedó prohibida toda exhibición no estatal de uniformes e insignias. Esta situación hace que comunistas y nacionalsocialistas abandonen la Asamblea y radicalicen sus posiciones. El 13 de marzo de 1932 se celebraron nuevas elecciones al Reichstag (Parlamento Imperial). En la primera vuelta, el mariscal Hindenburg obtuvo 18.650.730 votos, un 49.6 por 100 del total; Hitler le seguía a continuación con 11.339.285 votos, un 30.8 por 100; mientras que Thäelmann, el candidato comunista, solamente pudo contar con 4.983.187 escrutinios, un 13.2 por 100. Durante la segunda vuelta, realizada el 10 de abril de ese mismo año, los resultados respectivos decidieron la victoria de Hindenburg (19.359.633 votos), el alza de Hitler (13.418.051) y el descenso de Thäelmann (3.706.356). Unas semanas más tarde, las elecciones locales celebradas en los Estados de Württenberg, Baviera (feudo de los nazis) y Anhalt reafirmaron el ascenso hitleriano. El partido nazi consiguió aquí porcentajes significativos del 28.7, 42.8 y el 33.6 por 100 de los votos, en detrimento de las formaciones conservadoras moderadas. En Prusia, Landstag que ocupa el 60% del territorio alemán –tradicionalmente en manos de la izquierda–, el 24 de abril obtuvo 162 escaños frente a los 137 de los socialdemócratas. El 31 de julio de 1932, en medio del recrudecimiento de la bipolarización social, durante las elecciones al Reichstag los nazis obtuvieron el apoyo expreso de 13.745.781 personas, el 36.7 por 100 del total, lo que les aseguró 230 escaños frente a 133 de los socialdemócratas y 90 de los comunistas. Este ascenso estuvo unido a una derechización del poder, que cada vez adquiría más tintes autoritarios. En este contexto, el 20 de julio de 1932 el Gobierno decreto la deposición del gabinete que presidía el Landstag (parlamento territorial) de Prusia, encabezado por el socialdemócrata Otto Braun. En una nueva convocatoria electoral, el 6 de noviembre de 1932, los nacionalsocialistas captaron 11.705.265 votos (31.1 por 100), ganando 196 escaños; la socialdemocracia descendió a 121 y los comunistas subieron hasta 100. El 30 de enero de 1933 Hindenburg encargó a Hitler la formación de un gabinete ministerial que diera salida a la crisis. El 8 líder nazi fue alzado al poder por el apoyo de los grandes magnates de las finanzas y la industria pesada. La llegada de Hitler al Gobierno estuvo marcada por un suceso de especial envergadura, el incendio del Reichstag, del que se acusaría a los comunistas. El 5 de marzo se celebraron las últimas elecciones democráticas de la República de Weimar. En esa jornada, 17.277.180 votantes –un 43.9 por 100 del total– dieron su apoyo al NSDAP Para conseguir la mayoría los nazis tuvieron que pactar con los nacionales alemanes, que aportaron el 8 por 100 de los escrutinios restantes necesarios. Liberales y centristas8 conservaron sus posiciones mientras que los izquierdistas9 sólo obtuvieron un poco más de la tercera parte de los votos emitidos. La Constitución de Weimar, con su sistema de representación proporcional, favorecía a los partidos extremistas, como el nazi, que nunca habrían alcanzado el poder con otros sistemas electorales, como el británico. La victoria nacionalsocialista enseguida se vio acompañada por un recorte drástico de las libertades públicas. Pocas horas después del cierre de los colegios electorales, el segundo hombre del régimen, Hermann Goering, afirmó ante varios magnates de la economía: <<Estas elecciones han sido las últimas en diez años, aunque probablemente en cien>>. El 14 de julio de 1933, un decreto del Gobierno instauró el Estado de partido único. El Reichstag se convirtió oficialmente en una institución cuya misión consistía en <<expresar el acuerdo entre el pueblo y el Gobierno>>. Una ley especial sustituyó el procedimiento parlamentario e implantó el sistema de referéndum aclamatorio. La conformación del nuevo estado totalitario tuvo unas consecuencias nefastas para los socialdemócratas y los comunistas, quienes pronto vieron clausuradas sus sedes y encarcelada su militancia. Dentro de esta coyuntura de partido único, el Gobierno recurrió a varias consultas populares para legitimar su modelo de régimen o algunas de sus políticas. Así, el 12 de noviembre de 1933, unas elecciones con listas únicas otorgaron al NSDAP el 92.2 por 100 de los votos emitidos. En esta consulta, pese a la fuerte presión existente, hubo más de dos millones de abstinentes. A lo largo de los años siguientes, hasta el inicio de la guerra, los alemanes fueron convocados a cinco plebiscitos. Los resultados de los mismos, aunque abultados, reflejaron el apoyo a ciertas medidas del régimen, las cuales no tuvieron una respuesta popular reprobatoria10. De este modo, un 98.8 por 100 de los votantes había aprobado en 1936 la sorpresiva ocupación de la Renania desmilitarizada, dos años después, en 1938, un 99.08 por 100 daría su apoyo al Anschlüss o política de anexión de Austria al Reich. La asunción del poder por parte del partido nazi recibió el consenso generalizado de las instituciones y de los sectores conservadores 8 Los nazis, pese a su victoria casi aplastante, sufrieron fuertes caídas en los distritos obreros de Berlín y Renania así como en los länder católicos. Con todo, recibieron el apoyo en ciudades de tipo medio y pequeño, dominadas por la clase media y por un campesinado protestante. 9 En estas elecciones, el SPD consiguió 7.181.620 votos (120 escaños); el KPD 4.848.058 (81 escaños); el centro 4.424.900 (73 escaños); y los Alemanes Nacionales 3.136.760 (53 escaños). El partido nazi obtuvo 288 escaños. 10 Al contrario que otras medidas del Reich, como la política religiosa o la eutanasia. 9 alemanes. Las Iglesias (Católica y Evangélica), el Ejército y la clase adinerada prestaron un apoyo más o menos expreso a las medidas políticas de Hitler. El programa nacionalsocialista contenía en su haber toda una serie de propuestas legislativas que resumían los principales puntos de su ideología. Su propaganda se centraba en las siguientes líneas de actuación: 1.- Exigimos la unión de todos los alemanes, como base de la soberanía nacional, en una Gran Alemania. 2.- Exigimos la igualdad de derechos para el pueblo alemán frente a las otras naciones; anulación de los Tratados de Versailles y de Saint Germain. 3.- Exigimos el territorio necesario para la alimentación de nuestro pueblo y para la emigración de nuestro exceso de población. 4.- Sólo puede ser ciudadano del Estado el verdadero alemán (Volksgenosse), de sangre aria, sin tener en cuenta su religión o sus ideas. Por lo tanto, ningún judío (Jude) puede ser compatriota. 5.- Aquel que no es ciudadano del Estado, sólo puede vivir en Alemania como residente, y ha de estar sometido a la legislación para extranjeros. 6.- El derecho de decidir sobre la dirección y las leyes del Estado sólo debe ser privilegio de los ciudadanos alemanes. Por eso exigimos que cada oficina pública, tanto en el Reich como en el municipio, sólo pueda ser ocupada por nuestros compatriotas. Luchamos contra la corrupción del Parlamento por los intereses partidistas, que anulan las capacidades individuales y entorpecen la acción política. 7.- Exigimos que el Gobierno se preocupe, en primer lugar, de proporcionar un justo nivel de vida a todo ciudadano del Estado. Si no es posible alimentar a la población total del Estado, han de ser expulsados del Reich los miembros de las naciones extranjeras (no súbditos del Estado). 8.- Se ha de prohibir la inmigración de extranjeros para el futuro. Exigimos que se obligue a todos los extranjeros que, desde el 2 de agosto de 1914, han inmigrado a Alemania, a abandonar el Reich inmediatamente. 9.- Todos los ciudadanos del Estado han de poseer los mismos derechos y deberes. 10.- El primer deber de todo ciudadano del Estado ha de ser el trabajo, intelectual o físico. El trabajo del individuo no puede atentar contra los intereses de la comunidad, sino que ha de contribuir a la prosperidad del Estado y al bienestar de todos. Por eso exigimos: 10
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