S O F ECCIÓN DE BRAS DE ILOSOFÍA OBRAS DE DILTHEY II. HOMBRE Y MUNDO EN LOS SIGLOS XVI Y XVII 2 WILHELM DILTHEY 3 HOMBRE Y MUNDO EN LOS SIGLOS XVI Y XVII Traducción y prólogo de EUGENIO ÍMAZ 4 5 Primera edición en alemán, 1914 Primera edición en español, 1944 Primera reimpresión, 1947 Segunda reimpresión, 1978 Primera edición electrónica, 2013 D. R. © 2013, Fondo de Cultura Económica Carretera Picacho-Ajusco, 227; 14738 México, D. F. Empresa certificada ISO 9001:2008 Comentarios: [email protected] Tel. (55) 5227-4672 Se prohíbe la reproducción total o parcial de esta obra, sea cual fuere el medio. Todos los contenidos que se incluyen tales como características tipográficas y de diagramación, textos, gráficos, logotipos, iconos, imágenes, etc., son propiedad exclusiva del Fondo de Cultura Económica y están protegidos por las leyes mexicanas e internacionales del copyright o derecho de autor. ISBN 978-607-16-1669-2 (ePub) 978-607-16-1707-1 (mobi) Hecho en México - Made in Mexico 6 7 PRÓLOGO DEL TRADUCTOR 8 El presente volumen de Dilthey, Hombre y mundo en los siglos XVI y XVII, representa la versión española del II volumen de sus obras completas —Wilhelm Dilthey’s Gesammelte Schriften— que lleva el título de Weltanschauung und Analyse des Menschen seit Renaissance und Reformation (Concepción del mundo y análisis del hombre a partir del Renacimiento y la Reforma), preparado y prologado —octubre de 1913— por su discípulo Georg Misch. Primero, una justificación del título adoptado por nosotros. La haremos con palabras del mismo Misch: “Buscar en la concepción del hombre, tal como se forma en las diversas épocas históricas, los motivos vivos de los sistemas metafísicos para comprender así genéticamente, partiendo del ‘análisis del hombre’, la ‘concepción del mundo’: he aquí la intención que recorre todo el libro”. Y para la tranquilidad de cualquier cronógrafo puntilloso que nos pudiera salir al paso, declaramos que, si bien no ignoramos que Leibniz murió en 1716 y que Petrarca no fue un contemporáneo de Rafael, no hemos podido resistir a la tentación de enmarcar el libro entre los siglos XVI y XVII. Tenemos que advertir además de algunas modificaciones que hemos introducido en su composición, que, como es sabido, se debe al editor y no al autor. Se ha colocado a la cabeza el breve ensayo que en el volumen de Misch figura en el apéndice: Los motivos fundamentales de la conciencia metafísica, porque, como verá el lector, ahí es donde encaja presidiendo armónicamente el desarrollo del primer ensayo histórico que le sigue y, de una manera general, a todo el libro. Por contra, hemos prescindido de otros dos fragmentos que aparecen en el apéndice, uno, Das Christentum in der alten Welt (El cristianismo en el mundo antiguo), porque su mismo enunciado nos autoriza la omisión; otro, Zur Würdigung der Reformation (Para el enjuiciamiento de la Reforma), compuesto de diferentes retazos recogidos de los manuscritos, que no añade nada esencial al tema dilatadamente tratado en otros ensayos que incluimos. También hemos prescindido del ensayo Aus der Zeit der Spinozastudien Goethe’s (cuando Goethe escribía sobre Spinoza), que nos parece muy interesante para incluirlo en un volumen sobre la historia de la filosofía alemana y especialmente del panteísmo alemán, pero que aquí se nos desplaza irremisiblemente, a pesar de la referencia spinoziana. De este modo se aprieta la unidad del libro sin gran violencia. Queremos advertir también someramente que, entre los estudios que aparecen en este volumen, el primero, “Los motivos fundamentales de la conciencia metafísica”, 9 corresponde al año 1887 y fue recogido de los manuscritos; los cuatro ensayos que siguen fueron publicados entre 1891 y 1893 en la revista Archiv für Geschichte der Philosophie. Representan estos últimos la continuación de la parte histórica de su Einleitung in die Geisteswissenschaften (Introducción a las ciencias del espíritu), 1883, y constituirían el principio del segundo volumen de esta introducción, que no publicó nunca. Tampoco llegó a publicar el tomo II de la Vida de Schleiermacher (1870), y hay que retener estas dos obras y sus fechas, como la de sus Ideas para una psicología descriptiva y analítica (1894), para orientarse en la maraña de su producción investigadora incesante, con tan diversos temas, con variaciones sobre cada uno, pero encaminada siempre a la preparación histórica de su pensamiento filosófico. El ensayo que sigue sobre el panteísmo evolutivo es de 1900, y fue publicado también en Archiv. Como señala Misch, en este ensayo se hace ya valer su idea acerca de los tres tipos de concepción del mundo —el naturalismo, el idealismo de la libertad y el idealismo objetivo—, idea que aparece antes desarrollada históricamente en la exposición de las tres formas fundamentales de los sistemas filosóficos en el siglo XIX (1899), pero que no desplaza, como cree Misch, su pensamiento sobre los motivos fundamentales de la metafísica, sino que lo completa y crea el problema del enlace entre los dos. Finalmente, el ensayo sobre la función de la antropología en los siglos XVI y XVII es de 1904, y se publicó en las memorias de la Academia Prusiana de Ciencias. Todos estos trabajos —retocados en algunos puntos con material manuscrito —, como en general la mayoría de los que fue publicando o no publicando, haciendo o rehaciendo a lo largo de su laboriosa vida, representan la preparación histórica, la base empírica de su problema filosófico central: fundación de las ciencias del espíritu o, como él mismo lo ha definido, “Crítica de la razón histórica”. Retengamos también las fechas de nacimiento y muerte de Guillermo Dilthey: 1833-1911. Hoy el nombre de Dilthey no es desconocido, ni mucho menos, entre los lectores de habla española. Se ha publicado, por Losada, un ensayo de carácter pedagógico, el que, no obstante su indudable interés, nos hace evocar con temor la suerte que le cupo entre nosotros a la respetable filosofía de John Dewey por causa de la introducción pedagógica. Recientemente la Revista de Filosofía y Letras de la Universidad de México ha comenzado a publicar La Esencia de la Filosofía, lo que representa una aportación laudable, pero quintaesenciada y, por lo mismo, un poco peligrosa. Si nos dan en unas cuantas páginas la esencia de la filosofía según Dilthey y, por consiguiente, la esencia de la filosofía de Dilthey, ya para muchos no habrá más qué hablar... ni qué leer. Estarán en el secreto, como lo están tantos de Heidegger a base de su ¿Qué es metafísica? Por una razón más profunda que el carácter irremisiblemente fragmentario, difuso, abrumador, zigzagueante, reticente de su producción, más profunda que esa “característica de Dilthey” —“que no llegó a pensar nunca del todo, a plasmar y dominar su propia intuición” (Misch)—, las ideas filosóficas suyas están, vivitas y coleando, en sus trabajos históricos, donde cabrillean “casi” retozonamente y sólo a la escurridiza pueden ser apresadas. 10