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Historia social de la Revolución Cubana (1952-1959): Las clases olvidadas en el análisis histórico PDF

87 Pages·1989·11.471 MB·Spanish
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HISTORIA SOCIAL DE LA REVOLUCION CUBANA (19 52-1959) Las clases olvidadas en el análisis histórico Con la historia contemporánea ocurre que vive el prota- gonista junto al historiador. Vive físicamente o su recuerdo lo hace por él. Y el historiador, no decimos el cronista, pertur- bado por esa presencia, tiende menos a pisar el apagado al- fombrado de los archivos y más a dejarse aturdir por el griierio de la calle. De ahi los riesgos de abordar un tema contempo- ráneo. Y junto a los riesgos la tent~ciónd e asumirlos. Pues, en caanto el historiador logra poner zin poco de silencio en su cabeza, no cesa de asombrarse: esto y esto otro, y lo de más allá, itanto y tanto ha +vedado sin decirse! Así vi las cosas desde un comienzo, cuando hace ocho años emprendi la tesis bajo la dirección de Pierre Vilar. El tema no podja ser más contemporáneo: las clases en la revolución cubana, periodo de inszirrección contra la dictadura, aZos cin- cuenta. Cedí, pues, a la tentación y asumí los riesgos. Mi pro- puesta fue aceptada en el marco de la entonces École Pratique Primera edición: 1979 Segunda edición: 1989 des Hautes Études de París. Pude así participar del seminario dictado por Pierre Vilar en aulas siempre colmadas y, en fin, 1989 Universidad Nacional Autónoma de México tzive el privilegio de trabajar a su lado darante tres,a fios. Fa.ciiltad de Economia Ciudad Universitaria 04510, México, D.F. El tema escogido era ya Historia. Cualquiera que fuera el destino ulterior de la isla de los cubanos, el ciclo inszirrec- Impreso y hecho en México tivo contra la dictadura se había cerrado. Pero todavía el ISBN 84-7423-078-0 ruido de armas aturdía. Y esto contó para mi elección. No se 8 LAS CLASES OLVIDAnAS trataba de todas las clases, sino de prestar oídos a las caídas una vida no se cambien, pero la realidad es más rica que toda en un olvido donde hasta hoy permanecen: burguesía azucmera convicción. «Gris es la teoria, pero verde es el árbol de la y clase obrera cubanas. Curioso fenómeno. Eran reconocidas vida», había escrito un hombre de letras de los siglos XVIII antes de los años cincuenta como los dos boxeadores sobre el y XIX, y gustaba repetir un revolucionario del siglo XX. Cada ring. Y después de los años cincuenta. Una reaparecía fugaz- campana que suena tiene sus razones y de ellas difícilmente mente para ser expropiada y la otra ponta manos a la corrstruc- nos enteramos sin prestar atención al tañido. Y éste forma ción del socialismo. Que es como decir: terminada la pelea, el parte de la realidad, aun de aquella destinada a desaparecer. árbitro levantaba el brazo de la clase obrera declarándola ven- De donde el lector encontrará en las páginas que siguen . cedora. Pero tanto ésta como la burguesia azucarera se eclip- testimonios y evidencias recogidos desde los más diversos án- saban en los rouiids decisivos, librados durante los aZos cin- gulo.~.Q ueremos saber de la situación sociul de los pobladores cuenta. ¿Qué habia sido de ellas? Y también se trataba de las de la sierra al momento mismo en que deviene teatro de gue- masas rurales. No desaparecian del escenario.h istórico pero se rra. Cederemos la palabra tanto a Fidel Castro como a Pedro las presentcba sin iniciativa social: como despertadas a la revo- A. Barrera Pérez, comandante de operaciones del ejército de lución más que accediendo a ésta en función de las propias Fulgencio Batista. Y, contra todo cuanto pudiera suponerse, necesidddes de clase. ¿Qué habiu pasado? las versiones no son, como sus armas, encontradas. Fui a averiguarlo sobre el terreno. Una investigación his- Nada han perdido con ello las convicciones. Lrí versin'n de tórica tiene en cuenta la bibliografía existente sobre el tema, hechos y situaciones, en cambio, verificada por un examen pero no se basa en ella. Tanto para la tesis como para este cruzado, ha ganado. No puedo dejar de asociar aqui al pro- trabajo se ha recurrido a un conjunto de fuentes donde cuen- fesor Ruggiero Romano, a quien permítaseme evocur a través tan censos, colecciones de publicaciones periódicas, documen- de un recuerdo personal. Tenia en su casa un perro a quien tos oficiales, crónicas, informes, correspondencia. Y sobre el mucho estimaba, de nombre 0rlY. Un día en que yo recorria . S terreno vi las gentes y el país, las huellas de aquel torbellino los estantes de su biblioteca, reparé en varios libros que tratrs- de los recientes años cincuenta, sin dejar de recoger testimo- ban sobre gatos. Le manifesté mi extrañeza y él, que habÉa nios directos. Corzté en todas las instancias con la mejor volun- puesto su mirada critica sobre mis trabajos, contestó signifi- tad del Instituto de Historia de Cuba, dirigido entonces por cativamente: «Hay que conocer al enemigo». Julio Le Riverend. No he olvidado estas y otras palabras suyas, como tampoco - Y bien, regresé a nai escritorio y a mi máquina de escribir ,las de Pierre Vilar. Todavía un nombre se asocia a estas pá- 1 con una bolsa de. infivmación a procesar. El relevamiento y ginas, a través de tantas conversaciones e intercambios sobre fichaje de prensa había sido particularmente ilustrativo. En la problemática latinoamericana, el de Georges Fournial, cuya fin, la incorporación historiográfica de clase obrera, burguesia amistad me dispensó generosamente en esos años de trabajo de azucarera y masas rurales de la sierra replanteaba la proble- tesis en París. mática de la revolución cubana. En cuanto a la viabilidad metodológica del proyecto, una Por cierto, no cabe aqui oponer las convicciones que asis- constatación ,inicial dio su medida. Masas rurales de la sierra tan sobre la dirección en que trabaja la Historia. Puede que en y clase obrera están en la is1a-y en la época estructuralnzente . . cidado teatralmente ante un micrófono de radio al final de una de sus alocuciones. Había sido el protagonista de la oposición cívica. Esa muerte exaltaba su memoria. Fidel Castro, Raúl Castro y Ernesto Guevara han recono- cido esta filiación pequeñoburguesa y las limitaciones que im- plicaba.' Como fuere, un hecho resulta indiscutible: un sector radicalizado de la pequena burguesía encabezó la revolución M estudio de clase. Pero en todo caso las urgencias no son las cubana en el periodo. Y naturalmente se ha tendido a destacar mismas. Hoy debe tenderse a restablecer un equilibrio, ce- su rol. Pero debe repararse en otro hecho no menos indiscuti- diendo la palabra a quienes permanecian en silencio. do: si12 la respuesta positiva del resto del contexto social, la Pues (qué ha venido ocurriendo? La pequeña burguesía se pequeña burgaesia hubiera quedado en camino en solitaria y ha dejado oir no a truvks de estudios que la traten especifica- fracasada revuelta. Y de esto poco y nada se ha hablado. mente, sino en todo cuanto se refiera a la revolución cubana. Por eso se trata aquí de las otras clases. Esto es, intentar En fin, siendo el caso de encontrarse la bibliografia en fase poner de relieve la actitud y el rol de la clase obrera, las masas polémica cuyo centro lo impolze la presencia viva o reciente Je . rurales y la burguesia azucarera en el periodo de los años cin- los protagonistas.. se cae, aun sin quererlo, dentro de un de- cuenta. Cuando, entre el golpe de Estado de Fulgencio Batista terminado marco de clase. . y la caída de su régimen y secuelas, se crean condiciones para Fidel Castro.. no era hace cuarto de siglo el dirigente que nn subsiguiente canzbio: las masas reclamando una reforma luego se revelara, adhiriendo al socialismo, sino representatiuo agraria cuyo comienzo tuvo por escenario la sierra durante la de zln movimiento de emancipación nucional, el 26 de Julio. guerra civil, mientras an ejército de nuevo tipo y el protago- Fidel Castro abogado, Raúl Castro estudiante, Ernesto Gueva- nista de la oposicidn armada, Fidel Castro, como asi un ala va médico y otros cuadros de primera línea, caidos en la lucha, del 26 de Julio y otras corrientes politicas, se colocan a la altu- como Frank País, maestro, y Abel Santamaria, quien ha cur- ra de la demanda social sin temer por las consecuencias. sado estudios, a más de su extracción de tipo burgués, apa- recen en ese entonces como hijos de las aulas universitarias y de su entorno. Tal cual en otros paises del continente latino- americano, en ellas se genera una fuerte corriente pequeñobur- guesa con tendencia a radicalizarse. Otros cuadros del 26 de Julio reconocian distinta extracción de clase, pero en todos se dejaba sentir la impronta de la organización politica de la cual muchos provenían, el Partido Ortodoxo. Representaba éste la ; ;¡;!:;; i:, i;\!,i l oposición pequeñoburguesa y los jóvenes del 26 de Julio creian ;!!;)i,i'i!i! / ! posible la revitalización de sus contenidos.en la fidelidad a la , , !;! :;i! ;>,,!,p memoria del lider del Partido Ortodoxo, Eddy Chibás. Éste, 1. Marcos Winocur, ~L'assaut 2 la caserne Montada)), La Nouvelle Cri-. ,jj ij !ljijljll! en esfuerzo por sacudir la conciencia de las masas, se habia sui- tiqtre, País (julio 1973). 1 ;.L;/iIil;i1 !1 11 1 ji!! ljll:j;[~/ . ,1 i\l;!i\ ¡/ii!j/ ;\,\!!1j A - l , , l!lt UN PAfS DE ROSTRO W L T O H ACIA AFUERA Gente «muy mansa y muy temerosa, desnuda corno dicho tengo, sin armas y sin ley>>A. sí describe Cristóbal Colón a los indígenas cuando su arribo a Cuba. Cultivaban la tierra a su manera. Con un palo puntiagudo abrían un hoyo en el suelo y, de una e< una, dejaban caer en él la semilla. -LOS descubrido- res y acto seguido los conquistadores, motivados por otros intereses, venían tras la ruta del oro. Pronto se desengañaron. No era en la isla donde debían buscarlo, sino en el México de Moctezuma. Pero la tierra cubana era fértil. H la explotación agropecuaria fue retomada y reordenada por mano de quienes se hicieron propietarios, los llamados hacendados. Cedió en- tonces la explotación colectiva indígena a la parcelación te- rrateniente, y el igualitarismo tribal dio paso a diversas for- mas de sonietimiento. Vinieron el caballo y el arado. Y el hacha de hierro. Cedió la floresta, se levantaron construccio- nes a la manera europea. Y como los indígenas no resisti'an el trabajo forzado, pronto arribaron en su reemplazo negros africanos traídos en las bodegas de los barcos. Configúrase así la conquista como una ruptura. Todo el etitonces continente americano puede ser tomado como un conjunto autónomo y aislado del resto del globo hasta sobre- venir los hechos del descubrimiento y la conquista. ¿Cuál era su característica fundamental? El no haber accedido la pohla- 1 1I 14 LAS CLASES OLVIDADAS las zonas de alimentación, las epidemias, la guerra, cuando no lbI ción indígena a la sociedad de clases. Apenas si podrá consi- el desesperado suicidio colectivo. - III, I li j derarse a incas y aztecas como en transición. Para el resto de La conquista es un hecho de armas encargado por los mer- : las tribus -tal el caso cubano de tainos, siboneyes y guanata- II! cados del viejo mundo. Una masa de productos urgía por entrar 11 beyes- el estadio social donde corresponde ubicarles es an- en circulación. Y el oro, ese comodín que pone toda mercancía 1111 jl terior a la sociedad de clases, esto es, la comunidad primi- al alcance de la mano, era requerido al efecto. Vendría al viejo 11 ,/ tiva. . 1, :; mundo como botín de la conquista americana. Fueron los mer- Por el contrario, las naciones coloniales europeas como Es- cados quienes pusieron audacia, fiebre y codicia en la cabeza i I I, 1: paña, Portugal e Inglaterra, se desarrollan por la época en ple- de descubridores y conquistadores: encontrar el oro tentando lIJI l / na sociedad de clases. Transcurren los tiempos modernos y las rutas que hubiere menester para volcarlo a la circulación I 1 'j ; 1 el viejo mundo, un pie puesto en el feudalismo y otro en el a partir del viejo mundo, tal fue uno de los imperativos de '1 N capitalismo, conforma un conjunto históricamente más avan- los siglos xv y XVI. //L/ 1'/ i zado que el americano. Y bien, los conquistadores se dan así La colonia aparece como continuidad de la conquista. Pero 11 con un doble fenómeno: por un lado, un$ alta disponibilidad su índole es otra. No es un hecho de armas, sino operado en 1' l I1 ( de mano de obra y, por otro lado, un desnivel histórico que el dominio de la producción. La finalidad es la explotación de 1 I qii presenta al indígena en estado de indefensión. Canoas frente riquezas extrafronteras, circunstancia que -ya veremos cómo lij) a carabelas, arcos y flechas contra armas de fuego.. . y ello en el caso cubano- tipifica el fenómeno. Dícese que la espada cuando los indígenas despiertan del sopor: considerando a los del conquistador fue trocada en instrumento de labranza. Cabe // /:/ conquistadores como enviados de los dioses, les habían abier- agregar que éste iba a ser manejado por alguien en cuyas ma- I ;/ I to las puertas. nos otro lo había depositado. De ese alguien y de este otro nos !ll 1 1111 Como resultado sobrevendrá la reducción del conjunto ocuparemos, que es decir de las clases sociales. Van creán- i ij 111'; 1 americano a subconjunto del conjunto europeo. 0, en otras dose bajo la colonia para proyectarse sobre la república. Y con 5, /1l,i mayor razón si de la isla de los cubanos se trata, considerando palabras, el establecimiento del régimen colonia1.Y bajo el 1 ;lI lo tardío del planteo independentista. signo del trabajo forzado. Es decir, la extrapolación histó- 1 I /1 11 ~ rica: fuera de época se reimplanta la esclavitud como domi- Y bien, con el curso de las generaciones el hacendado es- , 11, pañol pasó a ser padre, luego abuelo. Sus descendientes cada :I ,/ nante observándosela en plantaciones, minas y otras labores. I j11i vez menos se sintieron ligados a una patria lejana y cada vez IltI Va tomando diversas denominaciones y mantos jurídicos; sin ; \',l mis a una tierra a la cual asociaban esfuerzos y ambiciones. 7 , por ello excluirse otras formas de sometimiento. ,Il;l a. Todo esto se aplica a la isla de los cubanos con el agra- Iba creciendo el sentimiento de nacionalidad entre quienes se I i l1 !IJ / vante de que la ruptura ope;ada por la conquista se da -como - cteonnisetnittuesía gna enna dlear ocsla yse a czruicoallrae rpooss. eEesdtoorsa úplotirm eoxsc eerleannc, iaa:d etemrráas-, :i (, 1 I,'II en la vecina isla de Santo Domingo - e n t érminos de extermi- I 1/1~ propietarios del rudimenrario trapiche de molienda de caña y 111 nio, De los 80.000 indígenas estimados para 1515 el número ,!!'! luego de los más evolucionados ingenios. Ganado primero, l jl de sobrevivientes no supera los 1.350 hacia 1570. Es el resul- 1~j1l 1 exportándose como tasajo, azúcar después. Desde fines del si- 1 :; [ tado del trabajo forzado, las migraciones y el abandono de ,/1 IIíI 1,1 11;, 1 1/'111 LAS CLASES OLVIDADAS PAÍS DE ROSTRO HACIA AFUERA 17 glo XVIII la isla se convierte en la primera productora mun- ciando al buey y la carreta en beneficio del ferrocarril. Y tam- dial. También para la exportación se cosechan tabaco y café. bién el esclavo será finalmente despedido para acto seguido Por su parte, el ganado no desaparece, pero se irá subordi- ser reingresado como asalariado. Cesará entonces la importa- nando: los bueyes serán para transportar las cañas de azúcar y ción de negros africanos y serán abiertas de par en par las la carne para nutrir un creciente mercado interno. puertas a la inmigración. En efecto, de año en aiío la población registra elevados Un país en vías de remodelación. Pero hasta cierto punto incrementos. Que responden, más que a la tasa de crecimiento y tomando un cierto rumbo. Intacta se conserva la institu- demográfico, a la inmigración. Había un problema a resolver. ción del latifundio así como las relaciones que, teñidas de La mano de obra. ?Quién reemplazaría a los indígenas? El rasgos feudales, se han trabado entre campesino y señor de la mercado mundial tomó nuevamente la palabra. Necesitaba el tierra. Tampoco se renuevan las técnicas de cultivo. Ciertameri- azúcar, proveerá la mano de obra. Hacia 1512 se detecta un te, los ingenios significan una apertura capitalista. Pero este primer cargamento de esclavos africanos con destino a Cuba. nuevo tipo de desarrollo no es dictado en función de las ne- Lo temprano de la fecha da una idea de la perspectiva de fra- cesidades del mercado interno, sino de la demanda de ultra- caso que los indígenas planteaban ante la empresa esclavista mar, cuyo requerimiento es uno: el azúcar. Y tanto insistir metropolitana. en él la economía de la isla quedará remodelada como de Había dado comienzo el volver a «llexiar» la isla. Proceso monoproducción. que se extenderá a lo largo de los cuatro siglos que abarca la Será en el siglo xx. Mientras tanto otro país ha dejado colonia, de más en más a impulso de una economía de pliirita- sentir su presencia, los Estados Unidos. Todavía Cuba es co- . ciírn. Para 1841 se calcula que se ha superado el millón de ha- lonia cuando su comercio con la isla supera en varias veces el bitantes donde su 43,3 % es de raza de color. Venidos de ul- de ésta cori España. Y las inversiones norteamericanas espe- tramar, hombres blancos y negros van cubriendo el país de ran la república. La vecindad con los Estados Unidos sig- occidente a oriente. Unos esclavos, para la plantación. Otros nará en adelante la vida de la isla amalgamándose con su libres, estableciéndose como campesinos en el entorno del la- destino azucarero: es con ese rumbo que partirá la mayor par- tifundio, formando parte de la pequeña burguesía de los cen- te del Ya a fines de siglo podía afirmarse la coinci- tros poblados, ingresando como asalariados en diversas manu- dencia geográfica con la histórica: la isla se encuentra, luego facturas o integrándose al sector cada vez más numeroso de de emprender dos guerras por la independencia, tan lejos de trabajadores manumitidos del ingenio. Y esto último se da a España como cerca de los Estados Unidos. Y es dentro de esas medida que un nuevo hecho conmueve a la colonia en sus nuevas proporciones que se inaugura la república en 1902. raíces: la revolución industrial toca las costas de Cuba. Para conocer su rostro nada mejor que echar un vistazo a Corre el siglo XIX y los mercados del mundo reclaman más la capital, La Habana. Una ciudad de playas privadas y barrios azúcar. Y así como antes proveyeran mano de obra esclava, residenciales exclusivos. Una ciudad de lujo pero donde el ahora aportan tecnología. De la tracción .y la fuerza motriz iásgo que le da su fisonomía debe buscarse en otra parte. animal se pasa a las máquinas. Mientras la caldera a vapor se Hotelería y diversiones de todo orden, la última palabra para instala en la molienda, en el transporte azucarero se va licen- el turista. La Habana no mira hacia dentro, no se ve a sí - 2. WINOCUR 18 LAS . CLASES OLVIDADAS . . misma como capital-de Cuba. La Habana se conten~plae n e Por la capital había pasado el conquistador -Diego Ve- mar. Es hasta cierto' punto natural. Con una economía pen- lázquez, el primero, fue su fundador en 1515-, luego el ca- diente de los compradores de fuera, difícilmente se pondrá pitán general al mando de la colonia, más tarde el presidente los ojos dentro, en un poco y nada significativo mercado inte- de la república nacida en 1902. Bajo la colonia se levantó la rior de consumo. fortaleza del Morro, sobrevenida la república su lugar lo pasó Día tras día La Habana se colma de gentes venidas del a ocupar el cuartel Columbia. Es donde se concentra la fuerza, vecino del norte, y esto contribuye a la fisonomía de sus ciu- de donde invariablemente parten los golpes de estado. De sus dadanos: (qué se puede ofrecer al turista de dinero fácil? cuadros militares surge el por un cuarto de siglo <<hombre Muchas novedades. Desde las playas tropicales a la artesanía fuerte» de Cuba, el sargento Fulgencio Batista. doméstica, desde la gastronomía local a los cuerpos mulatos. Polo burocrático-militar, puerto, centro de atracción tu- Y bien, el turismo se erige, luego del rubro exportaciones, en rística, la capital tiende de más en más a desprenderse del la gran fuente de divisas, al plinto de ser llamado por los entorno rural. Zafra, eso ocurre en «otro país» que se des- cubanos su «segunda zafra». cubre en cuanto se marcha hacía el oriente. Y, llegados los Un rostro vuelto hacia fuera con que La Habana responde años cincuenta, también a ese «otro país» pertenecen huelgas por el país. No le venía del siglo xx sino de mucho antes. ' y acciones armadas. Envuelta La Habana en rumor de muelles Prácticamente del día de su fundación en el siglo xvi. La y de multitudes de visitantes, separada por los muros del cuar- geografía tenía entonces la palabra porque el hombre aún no tel Columbia, parecía que, salvo la agitación en torno a su había dado la suya. Tomemos el caso de las comunicaciones, universidad, nunca le llegarían los ecos de cuanto por enton- el transporte y el comercio. Todo dependía de encontrar un ces agitaba al pueblo y sacudía !a república. buen puerto natural. Es decir, los mueUes se construían don- de la naturaleza lo consentía. Y bien, como escala hacia el próximo continente, el mejor emplazaniiento se consideró so- bre el extremo occidental del país. Allí fue levantada La Habana. Puerto antes que nada, punto de reunión a partir del siglo XVII de la flota de Indias. Fortaleza contra piratas. Y ciudad capital, asiento de la autoridad colonial. Que es de- cir comerciantes y armadores de barcos, funcionarios, curas y soldados, marinos y prostitutas. Porque una necesidad lo im- 4 ponía. El oro de los aztecas debía ser transportado ,hacia el - centro mundial de la circulación en Europa. Convocada por el tráfico comercial y por la geografía, allí se dio cita la demografía. Y La Habana no tardó en asumir el destino que conservaría con el transcurso de los siglos: polo burocrático-militar. 1 1 l ! li j j / / / 1 1, ;, $i: 8/ i !I /\! l l " i . ! >.i; '! ,i;, i !! ;, i1,: 1; 1 ,! i 8',j m I., ,..l, 1. LA BURGUESíA AZUCARERA '1 ;:',S!l, :$ i / :I.II ,/ ¡lj > La burguesía cubana se integraba al mercado mundial dán- lI i;! 11; dose allí con los competidores que actuaban dentro del área ! ':! j ii de la oferta internacional del azúcar. Hecho particularmente 1 li! sentido a contar del siglo XIX, cuando los valores de exporta- I i!j/, ción de la isla fueron cobrando peso en relación al total co- !1 8!1,; mercializado en el mercado mundial. Pero el siglo xrx es to- i /lj / davía para los cubanos tiempo de colonia española. Que la :! burguesía traducía en estos términos: obstáculos en el acce- ; (1:l i;il so al mercado mundial. Antes debía pasar el hacendado por II, 1 ,l las oficinas recaudadoras del estado colonial, sin contar que, .. j /lil I !,:!l /¡ en la medida que subsistieran trabas al libre comercio, la me- .i ,!j/ : l,!:. 1 trópoli española se erigía como intermediario ante el mercado mundial. Y a su vez esos obstáculos guardaban una significa- : ,:'N ción precisa: recortar la cuota de la burguesía azucarera en la : j;! ( m., apropiación del plustrabajo. !, ,.:';;:;,. i Como se sabe, plustrabajo significa trabajo no retribuido. !. !!;1. , I ;:' En otras palabras, la diferencia entre el. valor alcanzado por el ! :;:! producto en el mercado y el valor del trabajo retiibuido como . ,'!.: ! ;;,i salario al trabajador libre o como manutención al siervo o 1 .'1 .:/ ~. al esclavo. , E,.!S, ; De la extracción a la realización del plustrabajo, en cada -!,i 1Si!I4.::l ilil~ uno de los dos extremos un personaje se veía importante. El * 1.!s1.: j' hacendado, quien se decía: yo produzco; agregando: vendo lo

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