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Historia del mérito PDF

183 Pages·2001·3.963 MB·Spanish
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Historia del mérito Roxana Kreimer INDICE Introducción -Presentación............................................................................................. 2 -El mérito como fundamento ilustrado de la reforma social................ 8 -La antiutopía meritocrática de Michael Young................................... 12 El examen -Democracia y procedimientos de selección........................................... 18 -La perspectiva foucaultiana................................................................... 19 -La creación de las licenciaturas profesionales..................................... 28 -El nacimiento del examen en la universidad medieval........................ 30 -La impronta del dogma católico en la configuración de la universidad........................................................................................... 33 -El concepto de mérito en el dogma cristiano y en la reforma protestante................................................................................................ 35 -Weber y el examen como emblema de la racionalidad moderna....... 39 -Los exámenes en la China postfeudal................................................... 41 -Bourdieu y el examen como mecanismo funcional a la estructura de clases......................................................................................................... 42 -Apogeo del examen en el modelo positivista de educación................. 44 -La Reforma Universitaria de 1918, el mayo francés y otras corrientes críticas del sistema de exámenes............................................................ 48 Marx y Rousseau -La polémica con Proudhon y con el socialismo francés..................... 59 -Justicia distributiva: igualdad y uniformidad.................................... 61 -Artesanía, manufactura y trabajo industrial ..................................... 69 -El principio de "igualdad de oportunidades" .................................... 74 El genio -Antecedentes platónicos de la teoría del genio................................ 86 -Prehistoria del concepto.................................................................... 90 -Siglo XV: surgimiento de la figura del genio................................... 90 -Siglo XVIII: la perspectiva naturalista............................................ 94 -El Sturm und Drang........................................................................... 99 -El concepto kantiano de genio.......................................................... 104 -Apología romántica del genio........................................................... 111 -Genio y locura.................................................................................... 113 La excelencia -La areté homérica............................................................................. 129 -El deporte del certamen................................................................... 132 -El mérito en el contexto de la pólis.................................................. 135 -El ideal humanista............................................................................. 139 -Platón: la areté legitimadora de la división del trabajo.................. 140 -Aristóteles y la economía del reconocimiento.................................. 143 Las vanguardias -Epígrafes preliminares..................................................................... 147 -El talento y el autor: dos mitos modernos....................................... 150 -La creación como actividad.............................................................. 152 Michael Walzer. El último teórico defensor de la meritocracia. -La justicia plural como freno a las prerrogativas de los talentosos............................................................ 155 -Dios y el Estado, administradores del mérito................................... 156 -Igualdad simple e igualdad compleja................................................ 158 -Crítica a la justicia plural meritocrática........................................... 160 -Conclusiones........................................................................................166 -Bibliografía...........................................................................................174 Introducción Presentación En la modernidad el mérito aparece como un ideal legitimador de la burguesía por oposición al principio selectivo del abolengo, propio del esquema aristocrático. El acceso a los puestos de trabajo no será hereditario ni producto del soborno o del nepotismo. La aristocracia ya no heredará los cargos públicos por derecho de nacimiento. Invocando el ideal democrático, los promotores del mérito exigen la asignación de posiciones más elevadas en la jerarquía social a quienes posean los títulos escolares más elevados, a los ciudadanos que ocupen cargos en virtud de sus respectivas competencias, de su talento, su esfuerzo y su experiencia, y no del favoritismo, de su capital económico o de su filiación política. Debilitadas otras formas de sociabilidad (la familia ampliada, el barrio, la comunidad), la pertenencia a una categoría socioprofesional dota al individuo de una identidad colectiva y de una red de interdependencia mutua. En la premodernidad el concepto de mérito es asociado fundamentalmente a la esfera ética. El mérito es atribuido en especial a quien realiza una buena acción. En la modernidad este significado no desaparece del todo. Aún hoy reconocemos el mérito de una persona por una buena acción que ha realizado. Adam Smith, en pleno siglo XVIII, sigue definiendo al mérito como una acción ética que debe ser recompensada.1 Sin embargo, si el católico ganaba el cielo con buenas acciones, el ciudadano moderno aspirará a “salvarse” en la tierra, ocupando en la sociedad un lugar que en principio parece determinado por la conjunción de un saber y de una eficiencia referida estrictamente al universo del trabajo. 1 Adam Smith. The Theory of Moral Sentiments. Libro II Cambridge University Press. 1954 p.54 El ideal del mérito está estrechamente vinculado con el modo en que la burguesía deposita en el conocimiento y en sus aplicaciones técnicas el orgullo de su propio éxito social. La valoración de la inteligencia (nobleza del espíritu) por oposición a la nobleza parasitaria de la sangre organiza la circulación del saber a imagen y semejanza del modelo económico. El conocimiento no acepta la subordinación religiosa y recusa la jerarquía de la sociedad feudal; será el valor en el que la clase burguesa cifrará su identidad, la legitimidad de su ascenso social y el poder de una nueva civilización en la que Razón, individuo y Estado se mostrarán como una trinidad inescindible. El éxito económico de la burguesía quedará justificado por su heroica empresa de librar a Occidente de la ignorancia y la superstición. La salvación será terrenal y provendrá del paraíso del conocimiento. En la modernidad el concepto de mérito ya no será referido fundamentalmente a las buenas acciones éticas sino al talento, al conocimiento, a la capacidad para el trabajo o para la creación, a la inteligencia y al ingenio. El individuo moderno es menos criatura que creador: durante el siglo XVIII poco a poco gana terreno la perspectiva empirista y pragmática que tiende a demostrar que, tanto en su pensamiento abstracto como en su experiencia sensorial, cada ser humano es producto de la educación que ha recibido, y por tanto nace con la misma potencialidad de aptitudes intelectuales que los demás; la experiencia, la costumbre, la educación y la influencia de las condiciones exteriores conformarán una subjetividad que lo distinguirá del resto de sus congéneres. El empirismo inglés del siglo XVIII –John Locke, George Berkeley y David Hume- retoma la doctrina de Francis Bacon y proclama que el ser humano nace como una tablilla en blanco en la que todo conocimiento provendrá necesariamente de la experiencia. Por contraposición al racionalismo continental, que sostenía que el conocimiento proviene de conceptos innatos fundacionales tales como Dios o la causalidad, el empirismo proclamará como punto de partida una igualdad que se traducirá en el imperativo de una educación gratuita y universal que opere como condición de posibilidad del ideal meritocrático ilustrado de una "justa igualdad de oportunidades de vida". Proclamada la igualdad jurídica, desaparecen las barreras legales para el avance del individuo. Aunque formalmente el innatismo fue rechazado, diversas corrientes modernas han pretendido rehabilitarlo ya no como resultado de un designio divino o natural sino al amparo de la fundamentación científica. El ideal religioso de vocación (del latín, vocatio, llamado), es decir, el ideal del llamado divino para el desarrollo de una misión particular, fue revestido de legitimidad científica en la explicación no menos determinista de la eugenesia, la disciplina que estudió los medios genéticos para el perfeccionamiento físico y espiritual de la raza humana. La modalidad – desarrollada fundamentalmente en el hemisferio norte- de establecer exámenes de ingreso a las escuelas destinadas a los “mejor dotados” es resultado directo de esta forma de comprender el mérito. La eugenesia creyó que el desarrollo intelectual puede predecirse minuciosamente, de modo que si a los siete años un niño no ha logrado aprobar ciertos exámenes de aptitud, ya se tiene la certeza de que no alcanzará el nivel necesario para ingresar a la universidad. En los comienzos de la modernidad se proclama a la educación universal como un derecho basado en la necesidad de una “justa igualdad de oportunidades”, un tipo de igualdad –paradigmática del liberalismo- basada en el formalismo de la igualdad jurídica. El sistema educativo se propone convertirse en árbitro o distribuidor de las posiciones sociales y el saber aparece a un tiempo como una fuerza de producción y como un factor de poder, produciéndose una nueva relación entre riqueza, eficiencia y verdad. La historia de Kaspar Hauser, repetida en innumerables versiones, constituye un mito fundante de la era moderna: todos los seres humanos nacen iguales y es la educación la que suministrará la posibilidad de adquirir destrezas y capacidades. Es posible educar hasta a un hombre que ha vivido desde su niñez sin contacto alguno con la civilización. Con una adecuada enseñanza, hasta un hombre-mono como Kaspar será culto. Paralelamente a este ideal, una corriente antidemocrática expresa en sentido contrario su miedo a las masas populares en ascenso y proclama que en nombre de la igualdad se han sacrificado los pocos a los muchos y que, tal como probaría la eugenesia, el “mejoramiento de la raza” requeriría que los cerebros “excepcionales” accedieran a una enseñanza “excepcional”. Esta investigación surge en buena medida a partir de un artículo de Bourdieu titulado “El racismo de la inteligencia”.2 Escribe Pierre Bourdieu: “Ante todo quisiera decir que hay que tener presente que no hay un racismo sino racismos; hay tantos racismos como grupos que necesitan justificar que exiten tal y como existen, lo cual constituye la función invariable del racismo”. Y más adelante: “El racismo de la inteligencia es aquello por lo cual la clase dominante trata de producir una ´teodicea de su propio privilegio´; como dice Weber, esto es, una justificación del orden social que ellos dominan. Es lo que hace que los dominantes se sientan justificados de existir como dominantes, que sientan que son de una esencia superior. Todo racismo es un esencialismo y el racismo de la inteligencia es la forma de sociodicea característica de una clase dominante cuyo poder reposa en parte sobre la posesión de títulos que, como los títulos académicos, son supuestas garantías de inteligencia y que, en muchas sociedades, han sustituido en el acceso a las posiciones de poder económico a los títulos antiguos, como los de propiedad o los de la nobleza (...) La clasificación escolar es una clasificación social eufemizada, por ende naturalizada, convertida en absoluto, una clasificación social que ya ha sufrido una censura, es decir, una alquimia, una transmutación que tiende a transformar las diferencias de clase en diferencias de ´inteligencia´, de ´don´, es decir, en diferencias de naturaleza. Jamás las religiones lo hicieron tan bien. La clasificación escolar es una discriminación social legitimada que ha sido sancionada por la ciencia. Allí es donde nos encontramos con la psicología y el apoyo que ha aportado desde sus orígenes al sistema escolar. La aparición de los tests de inteligencia, como el de Binet-Simon, está relacionada con el momento en que, con la escolaridad obligatoria, llegaron al sistema escolar alumnos que no tenían nada que hacer allí porque no tenían ´disposiciones´, no eran ´bien dotados´, es decir, su medio familiar no los había dotado con las disposiciones que supone el funcionamiento común del sistema escolar: un capital cultural y cierta buena voluntad hacia las sanciones escolares”. El ideal meritocrático moderno constituyó las bases tanto del liberalismo como del socialismo y el comunismo, si bien – a diferencia del liberalismo- el comunismo no hizo depender del “mérito” el acceso a bienes básicos fundamentales como el alimento, la vivienda o la salud. El examen –método de selección por excelencia de la meritocracia- fue utilizado tanto en el mundo capitalista como en el comunista. Aún hoy en Cuba los músicos rinden un examen periódico para ubicarse en categorías que les asignan sueldos determinados. 2 Pierre Bourdieu. Sociedad y cultura. Grijalbo. México. 1984. p.279 La segunda parte de la introducción de este trabajo rastrea el modo en que el ideal del mérito se constituye en una de las banderas de lucha del Iluminismo mediante la proclamación de la carrera abierta a los talentos como el principal propósito de la reforma social. Un segundo apartado de la introducción reseña la antiutopía de Michel Young, quien en 1958 acuñó el neologismo meritocracia (gobierno del mérito) para describir a una sociedad en la que el ideal del mérito justifica nuevos standards de exclusión y desigualdad social. El segundo capítulo se propone realizar una genealogía del examen como forma emblemática de saber y poder de la que se vale la burguesía para la certificación y consagración del mérito. Desde una perspectiva de problematización de la declarada autonomía del sistema educativo frente al sistema de clases, se ahonda en la aporía que presenta el ideal del mérito con la moderna aspiración de igualdad, que por un lado propugna la selección de individuos calificados provenientes de todos los estamentos sociales, pero por el otro se resiste a que un sistema de mérito y certificados educativos cree una "casta" privilegiada de ciudadanos. El examen también será analizado en relación a la escatología cristiana de premios y castigos y al contexto en el que aparecen por primera vez en Occidente los títulos universitarios como certificados públicos de oficio. Un tercer capítulo se propone indagar cuales son las coincidencias y las dicordancias que evidencian los escritos de Marx y Rousseau en torno al tema del mérito, su perspectiva en relación al principio liberal de igualdad de oportunidades y los problemas que presenta el ideal del mérito cuando es erigido en excluyente correspondencia con el universo de la producción. Se reconstruye asimismo la polémica de Marx con Proudhon y con el socialismo utópico en torno a la instancia del mérito como principio distributivo. La figura del genio ha constituido una de las sombras tutelares del ideal moderno de mérito. En la antigua Roma la palabra genio aparece para designar a cada uno de los dioses que velan por la suerte de cada individuo. Todos poseen un dios protector, un “ángel de la guarda”. En la modernidad los genios dejan de ser dioses, o en tal caso devienen dioses encarnados en unos pocos individuos creadores y autocreados. La burguesía instaurará el culto al genio bajo la presuposición de que el desarrollo social depende básicamente de una minoría creadora, de un pequeño grupo de genios innovadores que mediante sus descubrimientos ahorran el esfuerzo de miles de personas. El “progreso” aparecerá de este modo como el resultado de la victoria de unos pocos hombres. Con la impronta del ideal aristocrático, la

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