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Historia de la literatura romana PDF

326 Pages·1971·8.58 MB·Spanish
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LUDWIG BIELER HISTORIA DE LA LITERATURA ROMANA LUDWIG BIELER HISTORIA DE LA LITERATURA ROMANA VERSION ESPAÑOLA DE M. SANCHEZ GIL L · EDITORIAL GREDOS MADRID BIBLIOTECA UNIVERSITARIA GREDOS I. MANUALES, 5 © EDITORIAL G REDOS, S. A., Sánchez Pacheco, 81, Madrid, 1992, para la versión española. Título original: GESCHICHTE DER RÖMISCHEN LITERATUR, 2.a ed., Walter de Gruyter & Co., Berlin, 1965. Primera edición española, 1971. 1.a reimpresión, 1973. 2.a reimpresión, 1975. 3.a reimpresión, 1980. 4.a reimpresión, 1982. 5.a reimpresión, 1983. 6.a reimpresión, 1987. 7.a reimpresión, 1992. Depósito Legal: M. 29606-1992. ISBN 84-249-2810-5. Impreso en España. Printed in Spain. Gráficas Cóndor, S. A., Sánchez Pacheco, 81, Madrid, 1992. — 6528. ADVERTENCIA Al citar las fuentes abreviamos los nombres y títulos de obras de los autores latinos en la forma en que lo hace el Thesaurus Lin­ guae Latinae. CIL = Corpus Inscriptionum Latinarum·, RE = Real Enciclopedia de la Antigüedad clásica, de Pauly-Wissowa ; RAC = Diccionario Real de la Antigüedad y del Cristianismo", cos. — Cónsul. Las fechas sin otra indicación, es ' decir, que no van acompañadas con la aclaración “antes de Cristo” o “después de Cristo”, se entiende que se refieren a la era anterior a Cristo si se trata de la Parte I, y a la era de Cristo sí se trata de la Parte II. INTRODUCCIÓN 1. DELIMITACIÓN Y DEFINICIÓN DEL TBMA Los conceptos de “literatura romana” y “literatura latina” se entrecruzan: El latín se escribió y habló todavía mucho después de la caída y desmembramiento del Imperio Romano de Occidente. En los Estados que surgieron de él siguió sien­ do el latín el idioma literario ; desde la época carolingia (y en Irlanda todavía antes) fue la lengua universal y unificadora, al lado de las lenguas de las literaturas nacionales. Aún hoy continúa siendo el latín el idioma de la Iglesia romano-cató­ lica. Pero esto tiene poco que ver con la historia de la lite­ ratura romana: tan sólo como supervivencia de. formas y motivos literarios, de técnicas y elementos estilísticos y, so­ bre todo, como tradición de aquella literatura. No todos los autores romanos escribieron en latín. Los más primitivos escritores de Anales lo hicieron en griego, cosa que todavía ocurre, aunque esporádicamente, en tiempo de los Antoninos ; stun el mismo Cicerón lo ensayó eventual­ mente, y Claudiano, procedente de Alejandría, compuso en griego una Gigantomaquia. En una época anterior consiguie­ ron cierta reputación en la literatura romana algunos itálicos, 10 Historia de la literatura romana como Plauto y Ennio, e incluso un africano como Terencio, y posteriormente algún que otro griego u oriental, cuya len­ gua materna no era el latín. Pero desde la edad clásica de la literatura romana, los países que participaron activamente en ella estaban del todo romanizados : Italia desde la guerra de conquistas (91-88 a. de C.), España desde los comienzos de nuestra cronología, África desde el siglo n, y las Galias desde finales del siglo ni. La creación literaria de los hombres naci­ dos en tales países pertenece esencialmente a la literatura ro­ mana; los romanos nativos de la misma capital apenas si la representan, salvo los oradores: son los nativos del resto de Italia y luego de las Provincias los que nos transmiten lo típicamente romano. Tal es el caso de Ennio en el siglo π antes de Cristo, así como el de Rutilio Namaciano en el v después de Cristo. El objeto de nuestro estudio requiere también una limita­ ción en el contenido. No le interesa al hombre moderno pres­ cindir de toda obra literaria que no pertenezca a las “bellas letras”; menos aún les interesaba a los antiguos. Claro es que aquí sólo pueden ocupar un espacio modestísimo los escri­ tos puramente técnicos, a saber, en la medida en que contribu­ yan a hacemos comprender ks obras literarias y su medio am­ biente cultural. Sin embargo, hay tres disciplinas fundamen­ tales en la Antigüedad para la formación y, consiguientemen­ te, para la “literatura” : historia, filosofía y retórica. En un mundo que sólo conoció más tarde y tan sólo en sus balbuceos el ensayo y la narración literaria de libre invención (la novela), las narraciones históricas, los diálogos filosóficos y las teorías retóricas (que a veces asumieron en parte la fun­ ción de nuestra crítica literaria) constituyeron las principales formas de 1a prosa-literaria, al lado del arte de la elocuencia. La literatura latina de la antigua Iglesia constituye un caso límite. No podemos abordarla aquí ni exhaustivamente en sí misma ni ignorarla del todo. AI finalizar la Edad Anti­ gua, la literatura romana se había transformado en cristiana ; Introducción Π como literatura cristiano-latina transmitió a la Edád Media la antigua herencia, tanto en el fondo como en la forma. Des­ de el punto de vista de heredera y elaboradora del legado espi­ ritual y de las tradiciones literarias —con muchas nuevas creaciones provechosas—, pertenece la literatura cristiano- latina a la historia de la literatura romana. Así, pues, el objeto de nuestro estudio es la literatura de los romanos en sentido estricto. Los escritos latinos de la Antigüedad posterior sólo se incluyen en cuanto son una for­ ma de expresión de lo auténticamente romano. 2. LO PECULIAR DE LA XITERATURA ROMANA Entre los diversos pueblos de la antigua Italia, sólo los romanos crearon una literatura. Claro es que existía por do­ quier la palabra oral y escrita, y en ocasiones quedó expre­ sada en formas permanentes. Pero con esto no se crea en ninguna parte una literatura. Los habitantes de Italia escri­ bieron en prosa y en verso en el idioma de Roma, la ciudad que señoreaba Italia, aun antes de que existiese una litera­ tura propia. Mas por esto la literatura romana no es una literatura italiana. De existir, se hubiese expresado diferentemente. Por lo que sabemos de los antiguos nativos de Italia, no se dis­ tinguían mucho temperamentalmente de los italianos actua­ les. Tampoco deben haberse diferenciado mucho los romanos de sus vecinos, tanto menos cuanto que la población de Roma se incrementaba con las más diversas poblaciones de Italia. Según esto, la literatura de este país es desde sus oríge­ nes hasta su término sensiblemente romana y posee un alien­ to y un carácter que le es exclusivamente propio. Esta reali­ dad no sufre el menor menoscabo por el hecho de que mu­ chos de los primitivos autores latinos no se expresen en su idioma materno, si bien existen aquí grados de apropiación 12 Historia de la literatura romana y asimilación. Así, el latín de Plauto se puede comparar con el francés de un bretón, el de Terencio con el francés de un ruso culto del siglo xvm: no escriben en el lenguaje de un pueblo, sino en el de una sociedad. Merece subrayarse que los romanos no dieron su nombre a su lengua: el populus romanus, como después el Imperio Romano, hablaba latín. Pero la antigua literatura latina es romana. La literatura romana ocupa un lugar muy peculiar entre las literaturas del mundo. Quien la enjuicie sólo desde el pun­ to de vista estético-literario, no la contará entre las más exi­ mias. Apenas si tiene nombres de la categoría de Homero o de Sófocles, de Tucídides o Platón, Shakespeare, Cervantes, Goethe, Dostoyevski ; ni cuenta con una obra tan sublime como el libro del Génesis, ni tan directa como el del Kalevala. En cambio la literatura romana es más universal que cual­ quier otra, aun en sus representantes menos significativos; ninguna otra ha influido tan amplia y permanentemente. Sin la literatura romana no habrían existido las literaturas romá­ nicas, ni la prosa inglesa ; y aun los autores más sobresa­ lientes de las letras germánicas son en el fondo deudores a la escuela latina, a pesar de sus simpatías por lo griego. El influjo de lo griego se produjo en casos esporádicos, mientras que el de lo romano continúa a lo largo de los siglos como poderosa corriente. La vivencia de lo griego operó como esti­ mulante poderoso (a veces, como en Byron o Hölderlin, su- perpoderoso) ; la herencia romana constituyó el pan cotidia­ no, generación tras generación. ¿Cómo fue eso posible? La literatura romana abarca un mundö inmenso, recogien­ do en sí y en medida creciente todas las cualidades de los países mediterráneos: griegos, etruscos, galos, africanos. Ante todo absorbió la gran literatura que le precedió, la griega. La Europa medieval heredó la mitología, el pensamiento y la ciencia griegos casi exclusivamente en forma indirecta, a través de los romanos. La literatura griega es menos unitaria que la Introducción 13 romana. Entre los griegos se diferencian las formas literarias predominantemente por la lengua : épica, lírica, dramática y ciencia conservan esencialmente el dialecto en que inicial­ mente se desarrolló cada uno de estos géneros literarios; en cambio la literatura romana sólo tiene una lengua para to­ dos los géneros, de modo que la única diferencia, desde el comienzo, es estilística. La literatura romana es más amplia­ mente ecuménica. Desde su primera época de florecimiento es ya la literatura de un imperio universal, tanto en la etapa de su formación como en la cima de su poder y en su pro­ gresiva decadencia. Pero, antes de eclipsarse, esta literatura se transformó de “romana” en “latina” y en la forma de ex­ presión de un reino espiritual que sobrevivió al derrumba­ miento del imperio. Considerada históricamente, la importancia de la literatura romana estriba ante todo en su ejemplaridad : es el primer caso de una literatura derivada y clasicista. Según expresión del filósofo griego Posidonio, los romanos supieron compen­ sar su falta de poder creador con el arte de la imitación. To­ man sus normas estéticas de una literatura extranjera cuya altura tratan de alcanzar y aun de superar ; pero se apropian lo extraño de tal manera que se convierte en expresión pe­ culiar de ellos. Este fenómeno se ha repetido en muchas lite­ raturas nacionales de Europa. Con frecuencia se ha dudado de la “originalidad” de la literatura romana. Quizá fuese más acertado preguntar por su espontaneidad, pues la originalidad sólo ha llegado a con­ siderarse criterio de' creación literaria más tarde, a fines del siglo xviii. Con los griegos se nos presenta casi completo el nacimiento de una literatura autónoma en todas las formas que nos son familiares, partiendo de sus propias situaciones religiosas o socialés. Esto representa un fenómeno singular, al menos dentro de la Antigüedad. Contemplamos cómo nace uno tras otro cada uno de los géneros de la literatura griega con su perfección, históricamente limitada, para extinguirse

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