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Historia de la filosofia, Volumen 1: El pensamiento prefilosofico y oriental: Egipto - Mesopotamia - Palestina - India - China PDF

396 Pages·1972·11.287 MB·Spanish
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m ______________________________ siglo veintiuno editores, sa de cv CERRO DEL AGUA 248, DELEGACIÓN COYOACÁN, 04310 MÉXICO, D.F. siglo veintiuno de españa editores, sa CALLE PLAZA 5. 28043 MADRID, ESPAÑA primera edición en español, 1972 © siglo xxi de españa editores, s.a. decimocuarta edición en español, 1997 © siglo xxi editores, s.a. de c.v. isbn 968-23-0221-8 (obra completa) isbn 968-23-0222-6 (volumen 1) primera edición en francés, 1969 © éditions gallimard título original: histoire de laphilosophie 3, encyclopédie de lapléiade derechos reservados conforme a la ley impreso y hecho en méxico/printed and made in mexieo HISTORIA DE LA FILOSOFIA Siglo veintiuno Volumen 1 EL PENSAMIENTO PREFILOSOFICO Y ORIENTAL Egipto - Mesopotamia - Palestina India - China Bajo la dirección de Brice Parain )*a sigio veintiuno editores Este volumen de la HISTORIA DE LA FILOSOFIA (volu­ men 26 de la «Encyclopédie de la Pléiade») ha sido publicado bajo la dirección de Brice Parain. Han colaborado en él los si­ guientes autores: Jean Yoyotte, Paul Garelli, André Neher, Madeleine Biardeau, Nicole Vandier-Nicolas. TRADUCTORES María Esther Benitex Santos Julia Gregorio Morán Román Oria DISEÑO DE LA CUBIERTA Diego Lara NOTA EDITORIAL El lector encontrará, al final de cada capítulo, una bibliografía sumaria. Podrá consultar igualmente al final del volumen: 1”) Un cuadro cronológico donde se recogen los principales * acontecimientos concernientes a la historia de la filosofía. 2.°) Un índice de nombres. 3.°) Un índice de obras citadas. 4°) Un índice analítico que resume el contenido de los capí­ tulos. Indice general PREFACIO 1 EL PENSAMIENTO PREFILOSOFICO EN EGIPTO, por Jean Yoyotte 10 1. La mentalidad egipcia 12 2. El nacimiento del mundo y la unidad de lo di­ vino 13 3. El problema de la energía solar 16 4. Sobre el orden del mundo 18 5. La ética egipcia 21 6. Egipto y los orígenes del pensamiento griego. 26 Bibliografía 29 EL PENSAMIENTO PREFILOSOFICO EN MESOPO- TAMIA, por Paul Garelli 30 1. La representación del universo 32 I. El Cosmos, 32.—II. Lo divino, 35.—III. El hom­ bre, 38. 2. La reflexión moral 40 3. La aportación de las ciencias 46 Bibliografía 50 LA FILOSOFIA HEBREA Y JUDIA EN LA ANTI­ GÜEDAD, por André Neher 52 1. Dimensiones y límites de la filosofía bíblica. 52 2. La no-filosofía bíblica 56 3. La filosofía bíblica de la historia 59 4. Entre Persia y Grecia 64 5. El pensamiento judeo-alejandrino 67 6. Filón de Alejandría 70 Bibliografía 77 LAS FILOSOFIAS DE LA INDIA, por Madeleine Biar- deau 78 1. Introducción 79 I. Vhilosophia perennis, 79.—II. Historia a pesar de todo, 90. 2. Formación de los sistemas desde los orígenes AL FINAL DEL SIGLO V DE NUESTRA ERA 99 I. El budismo, 105.—a) El Pequeño Vehículo (Hi- nayana), 105.—b) El Gran Vehículo (Mabáyana), 109.—a) El Madhyamika o áünyaváda, 109.—(3) El Yogacára o Vijñanavada, 112.—II. El brahmanismo, 117.—a) La Mimamsa, 117.—b) El Vedanta, 121.— c) La filosofía de la Gramática, 123.—i) El Vaise- sika, 129.—e) El Nyaya, 133.—f) El Sainkhya, 140. g) El Yoga, 143.—III. El jainismo, 145. 3. Eliminación del budismo. De Dinnaga a Ramanu- JA (FINAL DEL SIGLO V AL SIGLO Xl) 153 I. Teoría del conocimiento, 157.—a) Validez de los medios de conocimiento, 157.—b) Percepción, 161.—c) Inferencia, 166.—d) Lenguaje, 171.—e) At- man, 176.—II. El Vedanta, 177. 4. El hinduísmo a la búsqueda de su filosofía. Desde Ramanuja hasta el siglo xvi 192 I. Ratmnuja y el Visistadvaita, 195.—II. La Nueva Lógica, 201.—III. El Vedanta dualista de Madhva, 205.—IV. El desarrollo de las filosofías vedánti- cas, 208. Glosario 215 Bibliografía 218 LA FILOSOFIA CHINA, DESDE LOS ORIGENES HASTA EL SIGLO XVII, por Nicole Vandier-Nicolas. 220 1. Nociones generales 220 I. La lengua y la escritura, 220.—II. La religión de la China feudal, 224.—III. Símbolos y principios directivos, 230.—a) El Yin y el Yang, 233.—b) Los números, 234.—c) El Tao, 237. 2. Las grandes corrientes del pensamiento anti­ guo 238 I. Los clásicos y el origen de las escuelas, 238.— a) Los seis libros canónicos, 239.—b) La teoría de las seis escuelas, 242.—II. Confucio, 243.— III. Mo Tseu (Mo Ti), 249.—IV. El taoismo, 255. a) Yang Tchu, 255.—b) El taoísmo filosófico, 257. 3. Las escuelas de sabiduría en la época de los reinos guerreros 267 I. Mencio, 267. — II. Siun Tseu, 275. — III. El Tchong-Yong y el Xa Hiue, ?81. 4. Hacia un orden nuevo 283 I. El Estado y el Gobierno mediante la Ley, 283.— a) Maestro Fei de Han, 287.—II. Lógica y dialéc­ tica, 293.—a) Los dialécticos, 295.—b) Conocimien­ to y discurso.—La escuela separada de Mo Tseu, 302.—III. Tseu yen y el Yin-yang kia, 304. 5. El imperio y la constitución »e la ortodoxia. 309 I. Tong Tcbong-Chu, 312.—II Wang Tch’ong y la reacción positivista, 314. 6. Budismo y renovación 317 I. La escuela del misterio, 317.—II. Hiuan-Hiue y el budismo, 323.—III. La edad de oro del bu­ dismo, 330.—a) Las escuelas importadas, 331.— b) Las escuelas chinas, 335. 7. El neoconfucianismo 341 I. Han yu y Li ngao, 341.—II. Neoconfucianismo y cosmología, 343.—III. El surgimiento de los gran­ des sistemas y la constitución del Li Hiue, 346.— IV. La escuela de Lu Wang y el estudio del espí­ ritu, 350. Bibliografía 355 Cuadro cronológico 359 Indice de nombres 367 Indice de obras 375 Indice analítico 379 Prefacio Me veo en tu lugar, lector, hojeando con impaciencia esta obra en una librería —¿la compro, o no?— para intentar descubrir algunas indicaciones sobre el nacimiento de la filosofía. ¿No está quizá a punto de morir aquí, antes nuestros ojos? Se dice que ha estallado, cediendo su puesto a las ciencias humanas: la psicología, en lo que concierne d funcionamiento del pensar, y aun ésta no puede evitar el avanzar cada vez más hacia la medicina, psicopatología al principio, psicoanálisis más tarde; la historia de la filosofía, que ocupa ahora, en nuestras facultades, la casi totalidad de las horas asignadas a la filosofía; la sociolo­ gía, la etnología, como ilustraciones de los problemas de la mo­ ral, que ya no pueden ser abordados teóricamente a partir de principios, puesto que ya no los hay, en una palabra, todo lo que puede servir para componer lo que de mil amores se llama la antropología para evitar, justamente, él término filoso­ fía, que resulta impreciso. Fue lo que previó Kant, y lo que sin duda deseaba. El humanismo no puede terminar de otra ma­ nera. ha metafísica, antaño, se definía como la ciencia del ser. Pero sólo conocemos la existencia, que nace y muere, siempre en movimiento. ¿Qué es el ser? Lo que dura, lo que no cambia, lo que no engaña, el reposo, la seguridad que quisiéramos tener y no tenemos. ¿Qué es la verdad? Una búsqueda siempre en vilo: Quizá sea preciso abandonar la antigua ambición de la felicidad por la certeza, renunciar a lo imposible, ajustarse a lo que se sabe de la realidad: la muerte para todos en un momento u otro, la desdicha de estar tan atado a uno mismo, la ferocidad de la lucha, conjugándose, como compensación, con la deslumbrante tarea de la ciencia, nuestra capacidad de heroísmo, nuestro sen­ tido de la belleza y, por tanto, la mezcla de grandeza y de peque­ nez, la alternancia de éxitos y fracasos, de afirmaciones y nega­ ciones, que forman la condición ‘humana. La filosofía, ¿puede so­ brevivir a la metafísica? O quizá es, simplemente, el fondo del pensamiento, que aflora siempre donde hay reflexión sobre el bien y el mal, lo justo y lo injusto, la vida y la muerte, siempre donde no hay más que las palabras del relato o las cifras del cálculo. También en las historias se la encuentra, a menudo. Y basta filtrar cualquier religión para recoger los elementos de un sistema de metafísica y de moral. ¿Aunque quizá sea con la condición de no hablar mis que de lo formulable racionalmente? Pero entonces, ¿qué es la razón? Es un poder de nuestro espíritu que sólo recurre a nues­ tros conocimientos naturales, y que se ejerce por el razonamien­ to. Hay varias clases de razonamiento. Durante mucho tiempo, desde Aristóteles hasta Kant, es decir, hasta el método experi­ mental, el modelo ha sido el razonamiento matemático. Es el único indiscutible, porque maneja sólo cantidades determinadas según operaciones rigurosamente definidas. Fuera de este campo, ¿qué diferencia vamos a establecer entre el razonamiento filosó­ fico, el razonamiento poético, el razonamiento histórico, o in­ cluso el razonamiento musical, es decir, la serie de notas de una melodía, la frase musical, que pueden dar la misma impre­ sión de rigor, aunque este rigor no sea capaz de imponerse a todos indistintamente? Incluso el razonamiento matemático mis­ mo se estrella ante el rechazo puro y simple, obstinado, irreduc­ tible, a admitir o a comprender. La primera elección es entre el lenguaje y la violencia. Dos personas que se encuentran, o pasan una junto a la otra con in­ diferencia, o se hablan, o se baten. La indiferencia es un estado límite. Para ser indiferente se precisa no tener necesidad alguna. Por eso es la indiferencia un aspecto, y quizá incluso una con­ dición de la libertad. Pero hablar y batirse son las acciones co­ rrientes. Representan sin duda los dos momentos esenciales de la vida, a menos que se imagine un tercero, que sería la vida misma, una mezcla de los dos. Pero el análisis restablecería siem­ pre la consideración de los otros dos. Una definición de la filo­ sofía podría ser que toma el partido del lenguaje contra la vio­ lencia, que prefiere la discusión a los golpes. Pero hay que pre­ cisar. Desde luego, el lenguaje es la primera puesta en forma, la primera tarea de pacificación. Todo lo que se expresa se ofrece a la impugnación, y por tanto, a la prueba de la igualdad y a la búsqueda de lo universal. En este sentido, como dice Platón, él (él logos) es él pensamiento {la diánoia), y las diver­ sas clases de razonamiento son diversas formas del discurso. Pero hay también una tentación de la violencia en el lenguaje. Las imprecaciones, las amenazas, los mandatos, la obscuridad son gestos de la brutalidad. Sin embargo, nada hará que una injuria, incluso la peor, e incluso si provoca el disparo, sea equivalente a la bala del revólver. Porque para matar es precisa la bala, además de la palabra. Es decir, hay dos campos, el del lenguaje y el de los cuerpos. El lenguaje es peligroso. Pero el cuerpo puede rehusar hablar, obedecer. El conflicto amenaza siempre con estallar. Sólo que el lenguaje no se reduce a ser un instru­ mento de comunicación o de expresión. Puede ser un instrumen- to de dominio. ¿Va por ahí la filosofía? No se puede creer. Por consiguiente, hay que seguir buscando. Ser filósofo es también esforzarse en descubrir un orden en el movimiento tumultuoso de la existencia para evitar el perderse en ella. La filosofía sería en ese caso la ciencia de la felicidad, es decir, de la vida más acorde con todas sus capacidades y con todos sus fines, como la aritmética es la ciencia de los números, y la física la ciencia de la materia. U» saber, en todo caso. Sólo que, ¿qué resultado tendría para la vida lo conocido por ella, ya que existen ambos campos? No siempre es escuchado lo que aconseja la sabiduría. Ahí aparece el primer problema filosófico. ¿Por qué hace falta que estemos obligados a hablar, incluso a hablarnos, para transmitir lo que podría también no salir de nosotros y, sin embargo, ocurrir? El cuerpo se dice, por sus cuerdas vocales, que no hay que beber, y sin embargo bebe, porque tiene ganas de hacerlo. ¿Ve dónde procede el que haya dos fuerzas que no concuerdan necesariamente? Ser dicho no es ser. No se escapa a la dualidad. No se escapa a la guerra. Es lo que decía Heríclito. Quizá la filosofía surgió, efectivamente, de la tierra griega, armada, encasquetada, tal como se enseña. Pero no era la única. En la India, en China, en la misma época, ha­ bía ya escuelas de filosofía. Las doctrinas no eran las mismas. ¿Hay varias filosofías? ¿Es concebible que pueda haber varias filosofías? Ha habido diversas matemáticas, pero ya no hay más que una. Si la filosofía es una ciencia, o aspira a serlo, no puede ser múltiple, o serlo durante mucho tiempo, porque habla a todos los hombres. Hoy, la filosofía occidental está influencian­ do, profundamente sin duda, al pensamiento chino por el mar­ xismo y al de la India por el socialismo. El modo de vida in­ dustrial se va instalando más o menos en todas partes. Parece inevitable. AI mismo tiempo, nuestro pensamiento se impregna de lo que percibe en Asia, que podría ser tan verdadero como sus razonamientos, y que podría quizá, además, fecundar su ya maravillosa fecundidad. Cabe la esperanza de un enriquecimiento recíproco a largo plazo. Quizá la filosofía no esté aún acabada. Ya se comprenderá que no hablo de la filosofía judía, ni de la filosofía cristiana, ni de la filosofía islámica. Estas llegaron tarde, después de la filosofía griega, cuya influencia sufrieron. Además, están impregnadas de teología. Es decir, que no pre­ sentan un objeto simple de analizar, para nuestra reflexión. Lo que percibimos es que ha faltado una dimensión a cada una de las tres doctrinas que nacieron independientemente una de otra en la Antigüedad. Quizá vayan a trabajar ahora en dár­ sela, hasta el punto de que podría no haber un día más que

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